The Japanese House – Good At Falling

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No cabe duda de que la voz de Amber Bain es una de las más bonitas del panorama actual. Con su calidez, ha llevado a The Japanese House hasta lo más alto del pop y ha logrado que sus canciones cuenten con millones de reproducciones en las plataformas de streaming. Tras cuatro EPs, ahora, por fin, publica su álbum de debut, y en él, parece que hay una clara intención por salirse un poco de lo que ha hecho hasta ahora. Aunque no lo consigue en muchas ocasiones.

Producido por ella junto con BJ Burton, y con la ayuda de George Daniel de The 1975, “Good At Falling” reincide en ese pop ensoñador y cálido que dejaba ver en sus EPs, y en él se deja llevar por sus característicos países sonoros. En ellos, la electrónica elegante se fusiona con las guitarras cristalinas, y con esa voz que lo envuelve todo. Una fórmula que funciona muy bien en pequeñas dosis. De ahí que haya tardado tanto en sacar su primer trabajo y que en él trate de hacer algo diferente. Algo que se aprecia en ‘You Seemed so Happy’, un tema mucho más animado de lo normal, y lo mejor que ha hecho hasta ahora (con el permiso de la preciosa ‘Cool Blue’). Pero, quitando algún otro momento más minimalista, como el de la balada ‘somethingfartoogoodtofeel’, no hay muchas más novedades en el resto del álbum.

No empieza muy bien destrozando su voz con un vocoder en el primer corte del álbum, pero, afortunadamente, la cosa no va más allá. A partir de la segunda canción ya podemos disfrutar de su calidez sin elementos que la estropeen. Por eso entra tan bien ‘Maybe You’re the Reason’, un tema típico suyo en el que se cuelan una guitarra un poco más potente de lo normal y unos coros algo robóticos. Y con su rollo sigue a lo largo del álbum y en canciones como ‘We Talk all the Time’ o ‘Follow My Girl’, que son deliciosas. Y aquí tengo que hacer un pequeño inciso, porque sus canciones cada vez me recuerdan más a Sade. Aunque eso sí, una Sade más actual y electrónica, pero la esencia y la elegancia están ahí. De hecho, también se deja ver en ‘Wild’, que es una balada excelente. O en esa joyita llamada ‘Lilo’, donde se deja llevar por sonidos cercanos a la indietronica. Lástima que no haya sabido resumir, y en la última parte del álbum solo encontremos destacable ‘Worms’.

Está claro que un disco que se va a los 45 minutos no es lo mejor para adentrarse en su música, porque uno puede acabar empachado, pero picoteando en él, encontramos momentos realmente maravillosos con los que quedarnos un rato embobados.

7,4

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Un comentario

  1. yellowsnow77 · marzo 6, 2019

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