
Llevábamos casi un mes de 2023 y todavía no ha caído por aquí un disco australiano. Pero no pasa nada, porque aquí están Teen Angst para ponerle remedio a esto. Además, lo hacen a lo grande, porque su propuesta no puede sonar más a las antípodas. Este cuarteo de Perth, que califica sus canciones de «antisociales y ensoñadoras», se regodea en todo ese sonido jangle que surgió a principio de los ochenta en la otra parte del mundo. Y sí, ya sé que cada año salen un buen montón de trabajos de este palo, pero cuando se hace bien, como es el caso, se disfrutan al máximo.
‘Barn Sour’ es su álbum de debut, pero no estamos ante unos recién llegados, porque ya tenían publicado un mini-LP de siete canciones y algún que otro single. Lo que sí se puede decir es que es un nuevo comienzo para la banda. O por lo menos una nueva etapa en la que han pulido y domesticado su sonido. Y es que, en sus primeras canciones, se dejaban llevar por un sonido más lo-fi. Además, sus guitarras sonaban más agresivas, e incluso algo punk algunas ocasiones. Algo que aquí brilla por su ausencia, porque ahora apuestan por la limpieza de esas guitarras, y por un ritmo de lo más juguetón. Y también hay que mencionar el clásico juego de voces chico-chica. Así que se puede decir que estamos ante un clásico álbum de jangle-pop.
Las canciones de Teen Angst hablan de cosas cotidianas de la vida, como madurar y dejar la casa de tus padres en la que has vivido toda la vida, regar el césped, o el disgusto que supone comer lo mismo que cenaste la noche anterior. Y lo hacen de la forma más melódica posible y dando en la diana constantemente. De hecho, creo que se puede decir que estamos ante uno de esos trabajos en los que es difícil destacar canciones porque todas merecen la pena. Pero bueno, sí puede que haya alguna que sea más directa, como es el caso de las eufóricas “Leaving Home” o “Home In A Minute”. O bien que se les dan esos cortes que se van hacia un pop algo más perezoso, como los estupendos “Water The Garden” y “Stan”.
Otra cosa que me gusta de este disco es que, de vez en cuando, se salen un poco del guion. Aunque no mucho. Pero el caso es que sí que meten un pequeño toque country en las guitarras de “Leftovers”, que es una autentica delicia. O de repente dejan que un teclado brille más de lo habitual para entregar todo un hit como es “Kissless Virgin”. Además de volver un poco a ese indie-pop algo más sucio en “Asleep”, que casi podría ser una vieja canción de Talulah Gosh. Incluso son capaces de acabar el disco con un tema como “Barn Sour”, que rezuma una buena dosis de sonido puramente americano y cuenta con dos minutos finales en los que cambia de tercio y se convierte en una canción de un Lou Reed con influencias country.
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RG
MD