
Robert Forster recibió un palo importante en 2021, cuando le diagnosticaron cáncer de ovario a Karin Bäumler, su mujer y compañera musical. Afortunadamente parece que, tras el tratamiento de quimioterapia, han logrado erradicarlo, pero han sido unos meses duros para toda su familia. Y para superar esos tiempos difíciles, se dedicaron en cuerpo y alma a la música. De hecho, fue la propia Bäumler la que dijo que solo se olvidaba de que tenía cáncer cuando tocaba música. Así que, entre sesión y sesión de quimio, y con la ayuda de sus hijos y algunos amigos, compusieron las canciones de lo que es su nuevo trabajo en solitario. Aunque en realidad es un disco hecho por la familia al completo.
Como es lógico, ‘The Candle and the Flame’ es un disco de lo más personal. Pero no os penséis que todo en él gira en torno a la enfermedad de su mujer. De hecho, se podría decir que tan solo hay dos canciones que tratan este tema. Y no lo hacen muy abiertamente. La primera es “She’s a Fighter”, que abre el álbum dejando claro que su mujer es “una luchadora”. Además, cuenta con una abrumadora guitarra ruidosa de Louis Forster, el que fuera líder de los tristemente disueltos The Goon Sax. Y el segundo es “It’s Only Poison”, en la que no menciona abiertamente la enfermedad, pero sí que resulta evidente que está hablando de ella. O más bien de su proceso de curación, ya que tiene toda la pinta de que ese veneno que aparece en su estribillo es la quimio.
Se podría decir que es un trabajo que refleja las ganas de vivir tras haber pasado la enfermedad. Ahí tenemos la muy clara “There’s a Reason to Live”, en la que prácticamente solo dice eso, que hay una razón para vivir. O esa “Go Free” escrita en época de pandemia, y que se centra en mirar el lado positivo del asunto. Además, también nos deja la que, según sus amigos, es la mejor canción de amor que ha escrito jamás. Se trata de “Tender Years”, uno de los dos temas que más suenan a The Go-Betweens en todo el álbum, y toda una preciosidad en la que, de alguna manera, habla de experiencias vividas con su mujer. Algo a lo que también se agarra en la deliciosamente acústica “The Roads”, que está inspirada en los viajes en coche por Alemania que hacia con Karin.
Sí es cierto que, musicalmente, no es un álbum tan directo como sus anteriores trabajos. Sobre todo, porque es mayormente acústico y gran parte de sus canciones no cuentan ni con una batería. Además, explora nuevos sonidos, e incluso se atreve a irse hacia terrenos country en la curiosa “I Don’t Do Drugs I Do Time”, donde habla de sus 25 años de sobriedad. Aunque eso sí, para los que echan de menos el sonido de su vieja banda, tenemos “Always”, la canción más animada de todo el disco, que hay que decir que entra de maravilla entre tanta calma y tanto sonido acústico.
7,8
MD
RG
MG