
Hace poco que leí en algún lado que Yves Tumor era algo así como el David Bowie del Siglo XXI. Y no porque el hombre que se esconde detrás de este proyecto comparta apellido con la leyenda británica -en realidad se llama Sean Bowie-. Las razones que daban para esta afirmación, es que, al igual que el Duque Blanco, Tumor intenta que, cada uno de sus discos, suenen diferentes a todo lo que hemos escuchado hasta ahora. Y todo esto sin salirse del todo de su faceta más rock. Aunque esta comparación también tiene que ver un poco con esa imagen andrógina y algo extraña con la que cuenta Tumor. Pero eso es lo de menos, porque, lo cierto, es que no puedo estar más de acuerdo en que estamos ante uno de los artistas más interesantes de la actualidad.
‘Praise A Lord Who Chews But Which Does Not Consume; (Or Simply, Hot Between Worlds)’ -se ha quitado un peso de encima con el título del disco-, es un trabajo en el que Yves Tumor ha contado con la ayuda de Noah Goldstein y Alan Moulder. Un dato bastante importante a la hora de analizar el sonido de este disco. Y es que, el primero, cuenta con un currículo en el que hay discos de Kanye West -nada menos que el ‘My Beautiful Dark Twisted Fantasy’-, Frank Ocean, o Rihanna. Y qué más se puede decir de Alan Moulder, que ha estado detrás de alguno de los grandes clásicos del indie-rock y el shoegaze. Son dos elecciones que no están hechas al azar, porque, precisamente, es la fusión del sonido guitarrero y el R&B, lo que hace de este disco algo alucinante.
El disco se abre con “God is a Circle”, todo un pepinazo de rock corrosivo y oscuro que cuenta con una línea de bajo que es una pasada. Y es que, estamos ante un trabajo lleno de pequeños detalles que hacen que las canciones se conviertan en algo grande. Ahí tenemos el lado más luminoso que aparece en temas como “Lovely Sewer” o “In Spite of War”, donde una voz femenina suaviza el asunto. Y hay que decir que las dos son sobresalientes. O esa “Meteora Blues” que empieza como una canción glam y que, de repente, rompe con una potente guitarra que es puro shoegaze. De hecho, no puede sonar más a los primeros Smashing Pumpkins -Moulder estuvo detrás del ‘Mellon Collie and the Infinite Sadness’-. Además del art-rock que aparece en la más experimental “Purified By the Fire”.
Una de las cosas más interesantes de este trabajo es que Yves Tumor se atreve a jugar bastante con su voz. Es más, tira un par de veces de falsete y se acerca un poco a Prince en cortes como “Parody” y “Heaven Surrounds Us Like a Hood”. Aunque eso sí, desde una visión absolutamente rock. Porque hay que decir que, al final, las guitarras terminan ganando la partida. Incluso cuando se pone abiertamente electrónico, como es el caso de “Operator”, todo un torbellino sonoro al que es imposible resistirse. Sobre todo, cuando aparecen a esos coros gritando eso de “Be Aggressive”. Y ojo, porque la electrónica también juega un papel importante en cortes como “Echolalia” y “Fear Evil Like Fire”, que son inmensas. Eso sí, para cerrar, aparece de nuevo su lado más rock “Ebony Eye”, donde llena su música de cuerdas y épica.
8,5
MD
RG
MG