The Chemical Brothers – For That Beautiful Feeling
Lo The Chemical Brothers tiene un mérito increíble. El dúo formado por Tom Rowlands y Ed Simons está a un paso de cumplir tres décadas de carrera, pero su propuesta está muy lejos de sonar de trillada. Y eso que estamos hablando de un estilo de música muy marcado en una época. De hecho, diría que es la única banda de su generación que sigue haciendo discos notables. Quizá, porque nunca se han impuesto reglas y han hecho un poco lo que les ha dado la gana. Algo que se puede apreciar en su último trabajo, en el que, una vez más, hay un poco de todo.
‘For That Beautiful Feeling’ es su décimo trabajo, y en él se dejan llevar por un sonido un poco más sucio y estridente. Porque, aunque como ya he dicho, a lo largo de sus 45 minutos tocan unos cuantos palos, sí que hay un nexo en común. La suciedad de sus teclados, que a veces también suenan de lo más estridentes, o las voces que se distorsionan, están a la orden del día. Lo que hace que su faceta más psicodélica cobre fuerza. Pero no os penséis que estamos ante un hueso duro de roer, porque siguen siendo unos expertos en crear ritmos hipnóticos y unas estupendas melodías que los acompañan. Digamos que han vuelto a conseguir que su loco mundo electrónico se convierta en algo tan fácil de escuchar como el pop.
El disco se abre con una intro que no deja de ser una especie de versión sucia del tema que da título y cierra el álbum. Y entre medias hay de todo. Tenemos a los The Chemical Brothers más techno y clásicos, que son los que aparecen en “Live Again”, todo un cañonazo en el que cuentan con la voz invitada de la francesa Halo Maud. Un sonido que aparece de nuevo casi al final del álbum, en la sucia y algo estridente “Feels Like I Am Dreaming”. Pero también nos encontramos con ese lado más juguetón y breakbeat que tanto les gusta. No obstante, fueron sus máximos representantes en los noventa. Y ahí entra un tema como “No Reason”, que es toda una bomba llena de subidas y bajadas. O esa “Weight” un tanto más minimalista y hiphopera.
Como buen amante del pop que soy, me chifla cuando aparecen los The Chemical Brothers más melódicos. Algo de lo que aquí dan buena cuenta en “Goodbye”, que suena a un Moby pasado de frenada. Y hay que decir que es una pasada como suenan esos samplers de batería que se dejan acompañar de un derroche de teclados estridentes y psicodélicos. Aunque claro, el momento más pop del álbum es en el que aparece Beck. El norteamericano vuelve a colaborar con ellos en “Skipping Like A Stone”, y al igual que aquel disco de 2015 en la que nos dejaban la preciosa “Wide Open”, volvemos a estar ante uno de los grandes momentos del disco. Esa especie de techno melancólico en el que se meten les sienta de maravilla. Y tengo que decir que el momento en el que entra su potente bombo me deja del revés. Al igual que la nueva versión de “The Darkness That You Fear”, la cual han renovado sin quitar un ápice de su emoción.
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