RVG – Brain Worms

No sé, ni cómo, ni cuándo, han aparecido RVG en mi radar, pero el flechazo ha sido instantáneo. De hecho, me da rabia que haberlos descubierto antes, porque le he dado un repaso a sus trabajos anteriores, y me han parecido estupendos. Así, de golpe y porrazo, este cuarteto australiano liderado por la carismática Romy Vager, se ha convertido en una de mis bandas favoritas del momento. Su forma de ver el rock, donde hay ecos de sonidos más clásicos, incluso de Springsteen, pero también del post-punk o del indie-rock, es de lo más interesante. Además, cuentan con un extra, que no es otro que la voz intensa y tan particular de Vager.
‘Brain Worms’ es su tercer trabajo, y según la nota de prensa de su sello, “el más completo y prístino de la banda”. Algo con lo que estoy de acuerdo, porque el álbum al completo te deja una sensación de que estamos ante una de esas obras en las que todo está medido al dedillo para que encaje a la perfección. Y vaya si lo hace. Quizá, también, porque, aunque no es un disco conceptual, sí que sus canciones tienen un tema en común: una persona que cae en las conspiraciones que inundan internet. Y de ahí pasan a temas como la pandemia (se escribió en esos días), o la xenofobia y la homofobia. Lo que aquí sería un retrato de los seguidores de Iker Jiménez.
Si comparamos este trabajo con los anteriores, sí que se podría decir que han perdido un poco de intensidad guitarrera. Pero lo bueno es que la han sustituido por otro tipo de emociones. Así, el disco se abre “Common Ground”, una de esas canciones que se cuecen a fuego lento para terminar de ebullir en emocionante mar de teclados abrumadores. Un lado más emotivo que también aparece en “It’s Not Easy”, donde logran que un rock muy clásico suene fresco y lleno de rabia. Quizá, por la voz de Vager, pero también por esos teclados que tanto protagonismo tienen en el álbum, y que untan de frescura a joyas como “Tambourine” y “Tropic of Cancer”. Y si nos vamos a “Giant Snake”, nos encontramos con una maravilla de tema de pop en el que, no sólo se aceleran un poco, también están de lo más luminosos.
Si nos vamos a su lado más rock, vemos que también saben lo que es acertar de pleno en las diferentes facetas este estilo. Ahí tenemos “Midnight Sun”, que cuenta con el trasfondo de los incendios forestales que sufrió Australia en 2019. Es un tema casi punk, pero muy melódico, en el que Vager se deja su voz rasgada en un estribillo absolutamente redondo. De hecho, cuando esta canción me saltó por primera vez, pensaba que era una de Ezra Furman. Y si nos vamos a “Squid”, nos encontramos con un compacto y oscuro tema de post-punk en el que sacan toda la distorsión que llevan dentro. Una oscuridad que también dejan ver en la impresionante “Nothing Really Changes”, donde, incluso, se dejan llevar por un lado más sintético -ese teclado que aparece a mitad de canción es una barbaridad-.
8,2
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