Novedades 2019 (8ª Parte)

Novedades 2019 (8)

Casi termina el mes y yo si poner una recopilación de novedades. Y es que, apenas he tenido tiempo de ponerme buscar canciones, pero al final he sacado un hueco, que en realidad han sido dos, porque la nueva actualización del software de Apple me ha jodido la vida, y he tardado el doble. Bueno, el caso es que ya tengo por aquí esta nueva colección de canciones, la cual, espero, no sea la última del año.

En los meses que estamos, ya empieza a ser normal encontrarse con adelantos del año que viene, que, por cierto, cada vez aparecen antes. Así, tenemos el nuevo tema de Tame Impala, que formará parte de un trabajo que sale en febrero de 2020, lo nuevo de Torres, que sale el último día de enero del mismo año, o el estupendo nuevo single de Wire, que también saldrá después de las Navidades. Además de ese temazo que se ha sacado de la manga Dan Bejar y sus Destroyer. Y luego hay singles que están un poco en el limbo, y que no sabemos si formarán parte de algún disco, o no. Es el caso del extraño, pero muy interesante, tema de Perfume Genius, de ese pedazo de maravilla que han hecho Wolf Parade, o de Dan Deacon jugando con su lado más pop. Además de la versión de Lucy Dacus de todos los meses (esta vez toca Phil Collins), y la de Tom Petty que se ha currado Isobel Campbell.

Espero que os guste.

1. Pop Song / Perfume Genius 
2. Rangerover / Porches 
3. Good Scare / Torres
4. Something Has to Change / The Japanese House 
5. Frail State Of Mind / The 1975 
6. Runnin’ Down A Dream / Isobel Campbell 
7. Crimson Tide / Destroyer 
8. Sat By A Tree / Dan Deacon 
9. Death Stranding / Chvrches
10. Submersion / The KVB 
11. Against The Day / Wolf Parade 
12. Cactused / Wire 
13. The West Is Dead / HMLTD 
14. Dispossession / Algiers 
15. It Might Be Time / Tame Impala 
16. Under Cover / Sorry Girls 
17. Natural State / Rose Elinor Dougall 
18. Number On The Gate / Turnover 
19. Things I Do / Andy Shauf 
20. Walking on a String (feat. Phoebe Bridgers) / Matt Berninger 
21. In The Air Tonight / Lucy Dacus 
22. Tokyo / Julien Baker 

Lost Film – Zero Summer

lost film

Hacia tiempo que no le dedicaba un poco de espacio al pop más indie en este blog. Y es raro, porque, como ya sabréis de sobra, es algo que me gusta bastante. Pero claro, no siempre me interesan todas las propuestas que salen de este estilo. Más que nada, porque no todo consiste en pillar unas cajas de ritmos, llenar las canciones de guitarras cristalinas, y hacer melodías ensoñadoras. Hay que tener talento para que esas canciones resulten atractivas y no sean más de lo mismo. Algo que, de vez en cuando, consigue Jymmy Hewitt con su proyecto Lost Film.

Zero Summer” es un disco donde las influencias de Sarah Records y Factory Records están a la orden del día. Y es que, estos dos sellos siguen levantando pasiones entre los artistas que tiran del “do it yourself”. Hewitt ha grabado todos los instrumentos que se pueden escuchar en estos 20 minutos de música, e incluso aprendió a tocar la batería para poder hacer algunos de estos temas. Aunque, eso sí, en directo lleva una banda que le apoya.

 

El tercer trabajo del de Massachusetts, también tiene una fuerte influencia de la meteorología. Según el propio Hewitt, que vive en una zona de Estados Unidos donde la mitad del año hace un frío de cojones y apenas hay luz, no para de ver cómo la gente está ansiosa de que llegue el verano. Algo que, en un principio, le llevo a componer canciones más oscuras, pero acabó dándole la vuelta a la tortilla. Porque, con bastante razón, pensó que, si en lugar de esperar a esos días de buen tiempo, por qué no vivimos todos los días como si fueran verano. De ahí que por aquí nos encontremos con cortes luminosos como ‘Confess’, ‘Enough’ o ‘Yellowish’, los cuales, por cierto, también cuentan con su buena dosis de melancolía, no os vayas a pensar que aquí todo es de lo más happy. De hecho, el único tema un poco más alegre, es ‘It’s Fine’, que también es toda una delicia pop. Porque, además, al final del disco, se relaja un poco más, e incluso se atreve con la acústica en un tema tan prescindible como ‘Water’. Menos mal que, con la perezosa ‘Hammond Lake’, sube unos pocos puntos y termina el álbum (más bien mini-LP) dejando buenas sensaciones.

El hecho de que tenga tan solo siete canciones, juega a favor de este “Zero Summer”, que tiene cosas notables, pero que también cuenta con momentos un tanto más previsibles y prescindibles.

7,3

Blue Hawaii – Open Reduction Internal Fixation

Blue Hawaii

Blue Hawaii han tenido una de las evoluciones más curiosas de los últimos años. Lo que empezó siendo uno proyecto de electrónica minimalista, tranquila y elegante, ha terminado convirtiéndose en un acercamiento sin complejos al house y la música de baile. Eso sí, sin perder esa clase y elegancia que les caracteriza. Porque, el cuarto trabajo del dúo canadiense, es un disco creado para bailar, en el que los ritmos se aceleran y los beats se encrudecen. Todo ello regado con su buen hacer a la hora de crear melodías ensoñadoras, y algún que otro estribillo redondo.

Open Reduction Internal Fixation” se abre con ‘All The Things’, o lo que es lo mismo, su forma estupenda forma de ver ese estilo bautizado como UK Garage. Y es que, estamos ante uno de los mejores cortes del disco, o por lo menos, uno de los más pegadizos. Porque, tras él, nos dejan ‘Still I Miss U’, una delicada balada que está bien, sin más. Y partir de aquí, empieza la fiesta. El house más básico aparece en los siguientes cortes, y no siempre terminan de acertar. Está bien que le quieran dar elegancia con un saxo en ‘All That Blue’, pero les ha quedado un poco aburrido. Algo que también ocurre con ‘Sparkle’, la cual, tampoco termina de despegar. Porque, puestos a elegir, es preferible que se desmelenen un poco más, como hacen ‘On a High’, donde se aceleran bastante más y se van abiertamente a la pista de baile.

En la parte final del disco vuelven a bajar las revoluciones, y lo intentan, pero también se quedan a medias. ‘Trust’ cuenta con una atmosfera y un ritmo chulo, pero fallan a la hora de rematar la canción con una buena melodía y un estribillo decente. Afortunadamente, sí aciertan un poco más en ‘Can We Go Back’, el tema que cierra el álbum. En él, se dejan llevar por un sonido un tanto más lo-fi, pero consiguen darle un pequeño toque de emoción. Algo que falta en buena parte del disco.

Desde luego, Blue Hawaii, saben crear atmosferas y sonidos interesantes, pero les cuesta mucho terminar de redondear su propuesta, y se terminan quedando en una especie de medianía pasable, pero no memorable.

6,8

Big Thief – U.F.O.F / Two Hands

big thief

Seguro que más de uno y de una han echado en falta que hable por aquí de Big Thief. Normal, porque la banda de Brooklyn está siendo una de las sensaciones del año. Sobre todo en lo que a la crítica que se refiere, que se ha deshecho en elogios con los dos trabajos que han sacado en los últimos meses. Pero yo no soy tan entusiasta. Digamos que, tras unas cuantas escuchas, “U.F.O.F.”, el álbum que editaron en febrero, no me terminó de convencer mucho. Ha tenido que llegar su hermano gemelo, para que me anime (y me fuerce un poco) a volver a escucharlo. Bueno, eso, y una sensación de que había algo que no había pillado en su momento. Hoy en día, sigo sin pillarlo mucho, pero al menos sí que he logrado disfrutar de estos dos discos.

Es innegable que Big Thief tienen algo especial que hace que su rock, con toques de folk, resulte de lo más interesante. Para empezar, está el talento de Adrianne Lenker, compositora principal de la banda, y una de esas artistas que hace canciones como churros. Porque no solo está al frente de Big Thief, también cuenta con una carrera en solitario. La cual, por cierto, ha terminado fusionando con la del grupo, porque hay varios temas de su último trabajo que han terminado apareciendo en este. El caso, es que, su voz, un tanto peculiar, se adapta de maravilla a la melancolía de las guitarras acústicas del grupo. Por eso es imposible resistirse a cortes como ‘UFOF’, ‘Cattails’ o ‘Strange’, que representan lo que podíamos llamar la faceta más asequible de la banda. O por lo menos la más directa. Porque, aunque baladas como ‘Open Desert’, ‘Orange’ o ‘Century’, también resulten de lo más atractivas, son un poco más difíciles. Pero ojo, porque, aunque no exploten mucho su lado más guitarrero, sí saben cuándo darle a la distorsión. Y es que, esa ‘Jenni’ que aparece casi al final, es una auténtica delicia en la que se acercan a los mejores Low.

Mirándolo bien, y haciendo un repaso a sus dos primeros trabajos, la evolución hacia sonidos más introspectivos de ‘U.F.O.F’, es de lo más lógica, porque es algo que, poco a poco, ya iba entrando con más asiduidad en sus canciones.

8

Según la propia banda, estos dos discos son gemelos, pero no parece que hayan querido darle una continuidad. Es más, el primero está grabado en las montañas de Washington, y el segundo en un sitio desértico de El Paso. Y, aunque siguen metidos de lleno en el rock acústico y melancólico, se podría decir que sí que es un poco más asequible. Para empezar, contiene ‘Forgotten Eyes’, la que probablemente sea la mejor canción que han sacado este año. Además de la más comercial, porque, esa parte final donde las guitarras acústicas y las eléctricas se disputan el protagonismo, es absolutamente brillante. Y es que, en este “Two Hands”, se animan un poco más a pisar el pedal de distorsión. Algo que se aprecia en la parte final de la estupenda ‘The Toy’, en la emocionante ‘Shoulders’, o en la impresionante ‘Not’, el otro gran tema que han sacado este año. Pero ojo, que también aparecen sonidos más luminosos y cálidos. Es el caso del corte que da título al álbum, el cual, según la propia Adrianne Lenker, es el tema de su carrera del que se siente más orgullosa, y el que podría seguir cantando cuando sea mayor. Y la verdad es que es toda una delicia.

Aunque los dos discos están muy bien, creo que, realmente, podrían haber sacado un álbum perfecto con once o doce canciones, porque, de estos 22 temas, no todos son sobresalientes, y al final acabas un poco empachado.

8

Cigarettes After Sex – Cry

cigarettes after sex

Nunca he tenido muchos problemas con los grupos que se repiten demasiado, si hay buenas canciones de por medio, claro. O por lo menos canciones entretenidas y pegadizas que te animan un día tonto. Pero no estamos ante el caso: ni de lo uno, ni de lo otro. Greg Gonzalez y sus Cigarettes After Sex lograron un gran éxito hace dos años con su álbum de debut, que vendió más de medio millón de copias y los hizo girar por todo el mundo. Y la verdad es que fue toda una sorpresa, porque su pop ensoñador, tranquilo, y deudor de Mazzy Star, es la cosa menos comercial del mundo. Pero claro, lo poco gusta, y lo mucho cansa.

Cry” es un trabajo grabado de noche en un casuplón de Mallorca, con su mar al fondo, y con sus tormentas eléctricas nocturnas. Un enclave idílico para Gonzalez, que se enamoró de ese paisaje mediterráneo, y se puso a componer canciones de amor como un loco. Porque, todo sigue siendo muy limpio y elegante en la propuesta de Cigarettes After Sex. El blanco y negro, los paisajes oníricos nocturnos en sus vídeos y portadas, o la oscuridad abrumadora siguen ahí. Pero todo esto se convierte en nada si las canciones no funcionan.

El eco, los acordes perezosos, la languidez que lo cubre todo…El segundo largo de la banda norteamericana repite todos los tics de su debut. Solo que, lo que antes resultaba interesante, por eso de la novedad, ahora aburre. Juro que ya no soy capaz de distinguir entre los temas que son de su primer trabajo, con los de sus Eps, o con los de este nuevo álbum. De hecho, me sorprende que él mismo pueda hacerlo. Porque, salvo ‘Heavenly’ y ‘Touch’, donde le pone un poco más de entusiasmo al asunto, no encontramos ningún tema más que te levante del tedio en el que te sumerges cuando pones este disco. Y lo peor es que no creo que sean malas canciones, ‘Kiss It Off Me’, ‘Cry’ y ‘Falling In Love’ son tres baladas bonitas, pero al final terminan escondidas por esa repetición constante de los mismos ingredientes. Vamos, que es como si comes tu plato favorito todos los días de la semana. El lunes y el martes bien, el miércoles y el jueves lo aceptas, y el fin de semana ya estas hasta las narices.

Cuando puse su álbum de debut, ya comenté que tenían un disco de indie-pop ruidoso publicado en 2008 del que Gonzalez parece no querer saber nada. Pero oye, quizá debería incorporar un poco de ese sonido a su propuesta actual, así no nos aburriríamos tanto con sus nuevas canciones.

6,3

Black Marble – Bigger Than Life

Black Marble

No sé si Chris Stewart, que se ha quedado solo al frente de Black Marble, tenía pensado sacar el disco más luminoso y pop de su carrera a la hora de firmar con el sello Sacred Bones, pero no deja ser curioso. Más que nada, porque la discográfica neoyorquina, está especializada en sonidos más oscuros y menos evidentes. Aunque, gracias al synth-pop, parece que se está abriendo un poco, porque también tienen en su catálogo a los daneses Lust For Youth.

Chris Stewart es otro de los compositores neoyorquinos que se ha mudado recientemente a Los Angeles. Quizá, por eso, estamos ante el disco más accesible y menos lo-fi de su carrera. Porque, según el mismo, compuso estas canciones en el trayecto de autobús que le llevaba desde su casa en el barrio de Echo Park, a la otra punta de la ciudad (al pobre se le murió el coche nada más llegar a L.A.). Además, por primera vez, la música está hecha con sintetizadores de verdad, y no con un ordenador, el cual, esta vez, solo sirvió para grabar lo que salía de esos sintetizadores.

Con sus anteriores trabajos, la crítica dijo cosas como que era música creada para una hipotética fiesta dance organizada por Ian Curtis. Una descripción bastante fiel, que daba una buena idea de lo que nos encontrábamos en aquellos dos álbumes. Algo que ha cambiado un poco en este trabajo, porque, aunque seguimos en esos ochenta más o menos oscuros, hemos pasado a sonidos bastante más synth-pop. Algo así como el cambio que hicieron New Order al dejar de ser Joy Division. Y la verdad es que hay bastante de la banda de Manchester en este trabajo, porque temas como ‘One Eye Open’, ‘Private Show’ o ‘Feels’, cuentan con ese sonido sintético tan característico de aquella época. Incluso, si apuramos un poco, podemos decir que también tienen algo de The Drums, una banda que también ha bebido lo suyo de los mancunianos. Ahí están ‘Grey Eyeliner’ y ‘Bigger Than Life’, dos canciones que prueban que la banda de Johnny Pierce ha logrado calar en bastantes grupos coetáneos. Pero, quizá, lo mejor, sea cuando se pone más tranquilo. El synth-pop sin sobresaltos que ofrecen ‘Never Tell’, ‘Daily Driver’ o ‘Call’, es una auténtica delicia. Además, es donde menos suenan a otras cosas, y eso siempre está bien.

Parece que no nos libramos del synth-pop de corte ochentero, y la verdad es que, con discos así, tampoco hace falta, porque sigue funcionando bastante bien.

7,5

Vagabon – Vagabon

vagabon

Hace dos años, cuando puse por aquí el debut de Vagabon, comentaba que había una anécdota dentro del disco llamada ‘Mal à l’aise’. Esa canción era una rara avis ambiental entre un mar de guitarras crudas y potentes, y entre su pasión por el indie-rock de los noventa. Ahora, tras escuchar su segundo trabajo, vemos que de anécdota no tenía nada, y que a Laetitia Tamko ya le interesaban bastante este tipo de sonidos. Porque, en este disco, no hay rastro de ese indie-rock que tanto molaba, y sí mucha electrónica, y mucho paisaje sonoro de lo más ambiental.

Al igual que otros artistas, ha decidido hacer homónimo el disco que presenta un cambio en su carrera. Aunque, eso sí, ella ha tardado menos que otros en darle un giro radical a su música. Y es que, ya no es que no haya guitarras distorsionadas y lo-fi, es que apenas hay guitarras de ningún tipo. “Vagabon” es un disco al servicio de la electrónica, y no pasa nada, porque tiene bastantes momentos en los que su nueva propuesta resulta muy atractiva. Eso sí, también cuenta con otros en los que no funciona nada.

El segundo trabajo de Vagabon empieza bastante bien. ‘Full Moon In Gemini’ es una delicada balada sintética, en la que consigue que su voz se fusione de maravilla con unos paisajes sonoros de lo más ensoñadores. Y es que, una de sus grandes bazas, es esa voz grave y potente que tiene. Algo que podemos escuchar inmediatamente después en ‘Flood’. Estamos ante uno de los mejores cortes del disco, por no decir el mejor, en el que sube de intensidad su propuesta, y los ritmos electrónicos aparecen de la mejor forma. Por cierto, que aquí, su voz me ha recordado a la a de Peter Gabriel (¿?). De hecho, diría que puede ser una influencia evidente, porque en la parte final de ‘Please Don’t Leave The Table’, se acerca bastante a la faceta más étnica del ex miembro de Genesis. Pero, volviendo a los ritmos electrónicos, hay que mencionar ‘Water Me Down’, en la que directamente se va a una pista de baile un tanto tranquila, pero de lo más interesante. Más tranquila, pero igual de inspirada y emocionante, es en ‘Wits About You’, que se convierte en otro de los grandes momentos del disco.

El resto del álbum tira hacia propuestas bastante más tranquilas. Y es una pena, porque, aunque temas como ‘Secret Medicine’, o la sincera ‘Every Woman’, pueden resultar algo emocionantes, pero se quedan muy por debajo de las propuestas más electrónicas. Y eso no es lo peor, porque ‘Home Soon’ tiene un tufillo a new age de lo más insoportable.

Quizá, es un cambio demasiado radical para un segundo trabajo, y no termina de acertar todo el rato, pero cuando lo hace, nos deja algunas canciones notables.

7,4

Sorry Girls – Deborah

sorry girls

No, no es la semana especial de Canadá en el blog, simplemente ha sido pura casualidad que por aquí aparezcan seguidas dos bandas de Montreal. Algo que no es tan raro, porque es uno de los países más prolíficos en cuanto a música se refiere. Además, poco tiene que ver el rollo ochentero de Sorry Girls con el indie-rock Corridor. Y es que, este dúo chico-chica, acaba de publicar uno de esos debuts que atrapan a la primera escucha. Todo gracias a una delicadeza exquisita con la que afrontan su pop ensoñador, el cual, es toda una delicia.

En la nota de prensa de su sello dicen que este disco “coquetea con la composición sincera de los 60, el soft-rock de los 70, el pop sintético de los 80, y la ansiedad de los 90”. Como podéis ver, un repaso a varias décadas que, la verdad, al final no lo es tanto. Básicamente, porque se quedan bastante más tiempo en los 80. Y no pasa nada, porque se les da muy bien acercarse a ese pop tranquilo, sintético y ensoñador, que practicaban grupos como Berlin o The Blue Nile. Algo que también hemos visto este año en el último trabajo de Bat For Lashes.

Deborah” se abre con ‘Waking Up’, un tema donde aparece su lado más efusivo, el cual, no lo es tanto. Simplemente, son las cajas de ritmos las que se aceleran un poco. El caso es que les sienta bastante bien, y en un tema más bailable, como es el caso de ‘Give Your Love’, dan buena muestra de ello. Pero lo mejor de esta faceta viene en ‘Under Cover’, que, gracias a esa especie de harmónica sintética, se está convirtiendo en mi canción favorita de la semana. Y ojo, porque, de repente, cambian de década, y se van al pop bailable de principio de los 90 en la maravillosa ‘H.O.N.E.S.T.Y.’.

Lo bueno de este trabajo, es que, su lado más ensoñador, no está rendido con su lado más pop. De hecho, en ‘One That You Want’, los fusionan perfectamente. Y cuando prefieren centrarse solo en esa faceta ensoñadora, nos dejan una preciosidad como la que da título al álbum, o un tema como ‘Easier’, donde no tienen ningún problema en acercarse a sonidos más afro. Y, para terminar, nada mejor que una balada como ‘Warm Heart’, la cual está envuelta en una delicada capa de sintetizadores.

Una vez más, estamos ante un disco nostálgico que bebe de los dichosos ochenta, pero que, para ser sinceros, también te atrapa con la primera escucha. Y es que, creo que ya lo he dicho más de una vez, pero, la nostalgia, si es en pequeñas dosis, no está nada mal.

7,8

Corridor – Junior

corridor

Corridor han tenido el honor de ser la primera banda francófona que edita un disco en Sub Pop. Y es que, tras quedarse prendados de sus dos primeros trabajos, el mítico sello norteamericano decidió fichar a la banda de Montreal sin dudarlo ni un momento. Eso sí, había una condición que tenían que cumplir: tener el disco preparado antes de que se acabara el año. Algo que parece que no ha costado mucho a los canadienses, ya que, en apenas dos meses, tenían el álbum al completo terminado.

Si alguna vez escuchasteis algo de sus anteriores trabajos, “Junior” os va a sorprender bastante. No porque haya un cambio de estilo, que no lo hay, sino por su sonido. Tanto “Le voyage éternel”, como “Supermercado”, contaban con un lado lo-fi que, a su vez, daba un toque más oscuro a su música. Algo que ha cambiado completamente en este disco. Ahora, su indie-rock, suena más potente, luminoso y expansivo. Y la verdad es que les viene muy bien esta claridad, porque cuentan con una sección rítmica que es todo un lujo. Ahí tenemos ese maravilloso acercamiento al kraut llamado ‘Domino’, en el que un estupendo bajo toma todo el protagonismo. O la enérgica ‘Pow’, en la que los teclados entran en juego y se fusionan con unas guitarras que son una delicia.

Que estamos ante uno de los mejores trabajos de indie-rock del año, es algo de lo que nos damos cuenta desde el principio. ‘Topographe’ es una canción intensa, donde las guitarras, algo sucias, se alían con el toque de épica justo. Un tema perfecto para abrir un disco que apenas decae en sus casi cuarenta minutos de duración. Porque, da igual que desaceleren un poco su propuesta, temas como ‘Junior’, con ese estribillo tan efusivo que entra de repente, o la ensoñadora ‘Agent double’, son excepcionales. Y si ya nos vamos su lado más acelerado, nos encontramos con la espídica ‘Goldie’, y con la algo más extraña ‘Microscopie’, en la que incluso se atreven con unos bongos. Quizá, lo que no les siente muy bien, es experimentar un poco en ‘Milan’, un tema que no termina de despegar, y en el que se quedan a medias. Pero ojo, porque, cuando se atreven con una balada, nos dejan esa pequeña joya llamada ‘Bang’, que cierra el disco de la forma más emocionante posible.

No cabe duda de que Corridor han dado un salto de gigante con este tercer trabajo, y la verdad es que hay que felicitarles, porque les ha quedado un disco estupendo en el que casi todas las canciones son brillantes.

8

Comet Gain – Fireraisers Forever!

Comet Gain

Comet Gain están como los “fireraisers” que protagonizan el título del su último trabajo. La banda británica ha sucumbido a la mierda de mundo en el que vivimos, y han llenado su nuevo álbum de canciones que hablan del Brexit, de la espiral de estupidez, odio y codicia que nos rodea, o de la hipocresía religiosa y política. Y lo han hecho volviendo a su faceta más cruda, la que aparecía en “Réalistes”, su álbum de 2002. No obstante, está producido por la misma persona. Así que, si esperabais un sonido tan pulcro como el de su anterior trabajo, ya os podéis ir olvidando.

Para criticar el mundo que te rodea, primero tienes que hacer una autocrítica y mirar lo que uno mismo está haciendo mal. Algo que hacen Comet Gain nada más empezar este “Fireraisers Forever!”. Su primera canción atiende al título de ‘We’re All Fucking Morons’, que sería algo así como “todos somos unos jodidos idiotas”. Y para llamar idiota al mundo entero, se han decantado por su lado más lo-fi y potente; ese en el que los órganos se pelean con unas guitarras crudas y una base rítmica contundente. Es, junto a la psicodélica ‘The Institute Debased’, la canción más “dura” del disco, porque, aunque el sonido lo-fi está a la orden del día, no han dejado el pop de lado.

Comet Gain no son una de las bandas emblema del pop británico por pura casualidad. La banda londinense es una absoluta experta en hacer canciones que casi parecen un resumen de la música británica de las seis últimas décadas. Así, nos encontramos con temas que beben del mundo de los psicodélico de los sesenta, pero que cuentan con la suciedad de los ochenta (‘The Girl With The Melted Mind And Her Fear Of The Open Door’ y ‘Bad Nite At The Mustache’); dulces canciones de pop amable (‘Society Of Inner Nothing’ y ‘The Godfrey Brothers’), o arrebatos en los que se van un poco más garage (‘Mid 8Ts’ y ‘Werewolf Jacket’). Lo bueno es que, en ninguna de ellas, pierden su lado más melódico, y siguen siendo unos expertos en dar con un estribillo redondo. Y ojo, porque, cuando rebajan la suciedad y la crudeza, nos entregan dos pequeñas joyas como ‘Your Life On Your Knees’ y ‘I Can’t Live Here Anymore’.

No hay nada que sirva mejor de inspiración a una banda, que el estar cabreada. Y este nuevo trabajo de Comet Gain es una buena prueba de ello.

7,9