
No puedo con la tontería de Zooey Deschanel, esa imagen de cortita que se ha creado, y la pedazo de mierda de serie que protagoniza, me saturan. Además, ella sólita está consiguiendo que empiece a odiar el pop de los sesenta, una música que siempre me ha encantado. Su historia con M. Ward empezó muy bien, con un disco que era un bonito homenaje a una época dorada de la música, y una buena colección de canciones. El talento de Ward se unió con el supuesto encanto de Deschanel, y salió la fórmula perfecta. Hasta aquí perfecto, pero parece que estos dos personajes no han odio eso de que no hay que abusar. Tras otro disco y algún que otro trabajo navideño, esa fórmula se ha terminado agotando, y este «Volume 3» lo certifica.

Vale, el disco no empieza mal con I’ve Got Your Number, Son y con Never Wanted You, el single con bien de cuerdas, que con diferencia es lo mejor de este trabajo. Sí, para nada son malos temas, pero suenan trillados hasta decir basta. Más de lo mismo. La primera versión del disco es de un tema de Ellie Greenwich llamado Baby que a mí personalmente, no me dice mucho, ni la original, ni esta versión. I Could’ve Been Your Girl es otro tema decente que hemos escuchado mil veces. Eso sí, al menos resulta más entretenida que Turn to White, que viene inmediatamente después. Y es que en los temas más lentos como este, o como Something’s Haunting You, duermen a cualquiera. Al menos entre medias meten un Somebody Sweet To Talk To donde copian bien a las girls-groups de los sesenta, y en Together se salen un poco de su rollo, y nos entregan un tema de pop un poco más contemporáneo. Se agradece.
No sé quien de los dos ha elegido las tres versiones del disco, pero de ellas solo se salva la de Blondie. Para hacer una versión del Hold Me, Thrill Me, Kiss Me de Karen Chandler hay que saber cantar, y esa no es una de las mejores cualidades de Zooey. Sin embargo, el Sunday Girl de Blondie les ha quedado muy bien, y es de lo mejor que nos vamos a encontrar en estos 43 minutos de música. Además de ser lo único destacable de la parte final del disco. Donde vuelven a aburrir con Snow Queen (el enésimo villancico), London y Shadow of Love. Y es que se les ha ido la mano con la duración, y no hay quien se trague este trabajo entero sin bostezar una docena de veces.
5,3
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