Sunflower Bean – King of the Dudes

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Sunflower Bean editaron uno de los mejores discos de rock del año pasado, un disco que, por cierto, no veréis por aquí, porque su entrada desapareció de la noche a la mañana y no la pude recuperar. El caso es que, no han sido muchos los medios que han reconocido a final de año el talento de este trío de Nueva York, y salvo en el NME, y en alguno más, no han aparecido en las listas. Una pena, porque recuperan el rock y la new-wave de finales de los setenta de una forma excepcional, y sus canciones te transportan instantáneamente a esa Nueva York caótica, sucia y peligrosa de hace cuatro décadas.

King of the Dudes” es un EP que sigue las directrices de ese segundo trabajo, y casi se podría decir que es un apéndice del mismo. Excepto por el arrebato de punk sucio que les da en ‘The Big One’, el corte que lo cierra, y que la verdad es que no me ha gustado nada. Menos mal que en el resto del EP sí que encontramos esas influencias de The Go-Gos’s y Blondie que tanto me gustan. Y es que, temas como el que le da título, y el más suave y menos rockero ‘Fear City’, son deliciosos. Y si ya nos vamos a ‘Come For Me’, nos encontramos con un hit algo sucio, que es una auténtica maravilla. Y es que, la voz de Julia Cumming, es de lo más cálida e interesante. Además, es una de esas frontwoman que tienen bastante rollo y carisma.

No creo que ganen muchos seguidores más con este EP, pero al menos nos alegran el día a los que ya nos tienen conquistados.

7,5

Novedades 2019 (1ª Parte)

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Apurando el mes, como siempre, os dejo la primera recopilación de novedades de 2019. En ella, hay bastantes cosas majas, ya que están saliendo muchos de los adelantos de los discos de la próxima primavera. Así, nos encontramos con un Stephen Malkmus de lo más electrónico, el nuevo himno pop de Vampire Weekend, o la unión de Karen O y Danger Mouse en un corte de soul potente. Además de algún tema suelto de Wild Nothing, Beck y Billie Eilish. Por cierto, que estos dos últimos forman parte de un disco de canciones inspiradas en ese peliculón llamado Roma. Y ojo, que la de Beck, la cual es una versión del grupo británico de los ochenta Colourbox, es alucinante y cuenta con los coros de Feist. Como alucinante es el nuevo single de Piroshka, una banda formada por miembros de Lush, Elastica y Modern English, y lo son los adelantos de los nuevos trabajos de Business of Dreams, Nilüfer Yanya o Ex Hex. Y para bailar, tenemos a Ibibio Sound Machine y Lizzo, que se han marcado dos hits como la copa de un pino.

Espero que os guste.

1. Harmony Hall / Vampire Weekend 
2. Landslide / Beirut 
3. Body Chemistry / The Drums 
4. Keep the Blues Away / Business of Dreams 
5. Blue Wings / Wild Nothing 
6. What’s Next? / Piroshka 
7. In Your Head / Nilüfer Yanya 
8. Cosmic Cave / Ex Hex 
9. Wasted Nun / Cherry Glazerr 
10. Bubble / I Was A King 
11. Inferno (Brisbane in Summer) / Robert Forster 
12. Old Man / Stella Donnelly 
13. Siren 042 / Lala Lala & WHY? 
14. Jealousy / Sasami 
15. All I Want / Broken Social Scene 
16. Tarantula / Beck 
17. Death of Night / Orville Peck 
18. WHEN I WAS OLDER (Music Inspired By The Film ROMA) / Billie Eilish 
19. Seventeen / Sharon Van Etten 
20. Woman / Karen O, Danger Mouse 
21. Being Water / Lali Puna 
22. Viktor Borgia / Stephen Malkmus 
23. Tell Me (Doko Mien) / Ibibio Sound Machine 
24. Juice / Lizzo 

Girlpool – What Chaos Is Imaginary

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Teniendo en cuenta la poca gracia que me hace el revival del indie-rock de los noventa, tengo que decir que hay bandas que lo practican que sí que me parecen interesantes. Una de ellas es Girlpool, el dúo de Los Angeles que edita su tercer trabajo esta semana. Lo suyo es una mirada al pasado, pero no es una mirara muy evidente. En su música hay cabida para la distorsión, pero también la hay para el pop. Digamos que son algo así como los Papas Fritas del Siglo XXI. Y más desde que han decidido meter más instrumentación a sus composiciones y olvidarse del minimalismo de su álbum de debut.

What Chaos is Imaginary” va mucho más allá que su segundo trabajo, y en él, se atreven con algunos teclados y algunas cuerdas. Es el caso del estupendo tema que le da título, en el que se hacen con una delicada balada en la que también aparece una caja de ritmos. O esa ‘Chemical Freeze’ tan oscura, en la que unas guitarras un tanto grunges, se fusionan con un puntito de electrónica. Algo parecido a lo que ocurre con la estupenda ‘Where You Sink’. Además de la misteriosa ‘Minute In Your Mind’, donde un órgano les acerca a derroteros más dream-pop.

Buena parte del resto del álbum está confeccionado por estupenda colección de canciones llenas de guitarras crudas y de grandes melodías pop. Empezando por esa ‘Lucy’s’ inicial, en la que se dejan llevar un poco por la chulería que tenían los Pavement del principio (algo a lo que vuelven en ‘Hire’). Pero lo mejor es cuando se abiertamente más melódicos. Es el caso de ‘Stale Device’, un tema ruidoso y distorsionado, que los emparenta más con el shoegaze británico, que con el indie-rock norteamericano. O de temas tan directos como ‘Pretty’, ‘Lucky Joke’ o ‘Josephs Dad’. Eso sí, se les ha ido un poco la mano con la duración (46 minutos para un disco de estas características es un poco excesivo), y cortes como ‘All Blacked Out’ y ‘Hoax And The Shrine’ no son muy necesarios. Menos mal que cierran a lo grande con la cruda, pero muy melódica, ‘Roses’.

Desde luego que, si no nos queda más remedio que comernos el revival de los noventa, que sea con Girlpool.

7,7

Streaming

TOY – Happy in the Hollow

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TOY empezaron siendo una especie de nuevos The Horrors, pero pronto se vio que, en este grupo de Brighton, había algo más. Tras un primer trabajo lleno de temazos que les puso en el mapa, en sus sucesivas entregas, fueron sacando a la luz una faceta más oscura y psicodélica con la que han ido creando su propia personalidad. Todo hasta llegar a este “Happy In The Hollow”, el que es su cuarto trabajo, y el primero en el que la banda se ha involucrado al completo en la producción, la grabación y la mezcla. De ahí que digan que es el disco con el que se sienten más conectados.

Según la nota de prensa, estamos ante su álbum más directo, pero la verdad es que no es así. Y esto no es malo, porque, a pesar de que cuesta encontrar algún single claro, sí que es un trabajo que funciona a la perfección en su conjunto. Quizá, lo más parecido que podemos encontrar a un sencillo, es ‘Sequence One’, el que fue el primer adelanto. Estamos ante una canción con un cierto aire al sonido Manchester de finales de los ochenta (esa fusión de cajas de ritmos y baterías reales es maravillosa), en la que también reflejan buena parte de la oscuridad que inunda todo el álbum. Algo parecido a lo que hacen en la estupenda ‘Mechanism’, donde se ponen más eléctricos y ensoñadores. Y luego tenemos la potencia y la electricidad de ‘Energy’, una especie de jam session que acaba en muro de distorsión. El resto es bastante más reposado.

Le han pillado el punto a un tipo de canción tranquila, algo psicodélica y melancólica, y algunas muestras son realmente interesantes. Es el caso de ‘Mistake a Stranger’, ‘Last Warmth of the Day’ (algo así como su ‘Girl, You’ll Be a Woman Soon’), o la preciosa ‘The Willo’. Pero hay más cosas que merecen la pena en este trabajo, como la tormenta psicodélica de ‘Jolt Awake’, la tétrica ‘Strangulation Day’, o esa ‘You Make Me Forget Myself’, que crece de una forma maravillosa. Y lo bueno es que el disco no decae en ningún momento, porque en ‘Move Through the Dark’, el tema que lo cierra, se acercan a los mejores The Jesus & Mary Chain. Eso sí, sin perder su identidad, y sin dejar de lado ese sonido casero y tan de otra época con el que cuenta todo el álbum.

Al final van a tener razón, y parece que sí vamos a estar ante el mejor trabajo de su carrera. O, por lo menos, el que mejor define su sonido.

7,8

 

 

The Twilight Sad – It Won/t Be Like This All the Time

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Cuando vi que The Twilight Sad editaban disco este año, me llevé una buena alegría, ya que siempre ha sido una banda que me ha gustado -sí es cierto que hay temporadas en los que les he escuchado un poco menos-. Más tarde, a medida que iban apareciendo los adelantos, la cosa me empezó a decepcionar un poco, y la semana pasada, cuando me puse a escuchar el disco al completo, la decepción fue absoluta.

It Won/t Be Like This All the Time” no es un mal trabajo, pero sí que los escoceses se han pasado de frenada en su afán por editar un álbum más asequible. Resulta excesivo en su uso de los teclados, en su intensidad, y en su épica. Así que, si no tienes un día muy católico, se convierte en un disco insoportable. Y yo debe de ser que no tengo una buena semana, porque no logro pillarle el punto. Quizá, cuando se me pase este catarro eterno que tengo, me resulte más atractivo.

La banda favorita de Robert Smith, y los teloneros predilectos de The Cure, buscaban suavizar un poco su música, pero no sé qué ha pasado en el estudio de grabación. Se supone que el uso de teclados convierte tu música en algo más asequible, pero, nada más empezar, en ‘[10 Good Reasons for Modern Drugs]’, ya resultan insoportables. Y la cosa no mejora en temas como ‘Auge/Maschine’, ‘VTr‘ o ‘Girl Chewing Gum’, donde se fusionan con los crescendos guitarreros y la intensidad de James Graham a la hora de cantar.

Quizá, alguien les tendría que haber comentado eso de que “menos es más”, porque mejoran sustancialmente cuando suenan más limpios. Lo malo es que lo hacen a medias, y temas como ‘Shooting Dennis Hopper Shooting’ y ‘Keep It All To Myself’, empiezan bien, pero terminan yéndose a la épica facilona y estropeándose. Y es una pena, porque en la segunda se deja ver una notable influencia de The Cure en los bajos. Afortunadamente, esa influencia, la utilizan mejor en ‘The Arbor’, en la que están muchos más contenidos, y en ‘I/m Not Here [Missing Face]’, donde también logran estarlo en buena parte de la canción (al final no pueden evitar exaltarse más de la cuenta). Total, que el gran tema del disco aparece justo al final, cuando llega ‘Videograms’, y se ponen bastante más electrónicos y los teclados no suenan tan estridentes. De hecho, Andrew Weatherall les ha hecho un remix de lo más chulo y de lo más ochentero.

Sinceramente, me gustaría escuchar este trabajo con una producción mucho menos exagerada y limpia. Seguramente, mi opinión final, cambiaria bastante.

6,8

James Blake – Assume Form

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Por norma general, cuando comento que James Blake me resulta un tanto aburrido, la gente se suele sorprender y pone cara de “no tienes ni puta idea”. Tal vez sea cierto y me falte ese punto de sensibilidad que me haga apreciar su música como se merece. O tal vez no es para tanto. El caso es que, siempre que saca un nuevo disco, lo intento, y siempre me quedo a medias. Hay cosas que me gustan de su música, como los ritmos y las atmosferas que consigue, pero creo que se enrosca demasiado en su mundo, y sus canciones me terminan resultando un poco pesadas. Algo que parece que ha evitado un poco en su nuevo álbum, que es más directo que en otras ocasiones.

Assume Form” es un trabajo lleno de colaboraciones, como tiene que ser en pleno 2019, donde una canción importa más que en un disco entero. El músico británico no es tonto, y se ha rodeado de gente que está de plena actualidad. No solo Rosalía, que ya sabéis todos que es una de las colaboraciones estrella, también están por aquí Travis Scott o André 3000. Y es que, echando un vistazo rápido a su perfil de Spotify, se puede ver que su canción más escuchada, por mucho, además, es la que hizo con Kendrick Lamar y Future. Por eso no sorprende que se haya querido ir hacia esos sonidos un poco más centrados en la música urbana y el hip-hop. Tanto ‘Mile High’, como ‘Tell Them’, en las que colabora el rapero Metro Boomin, se van hacia ese sonido. Pero hay diferencias. La primera, que es en la que colabora Travis Scott, resulta bastante evidente y anodina (lástima que sea el single). Sin embargo, en la segunda, con Moses Sumney, que es un artista mucho más interesante que Scott, nos encontramos con unos sonidos que van más allá de la típica canción de hip-hop al uso. Algo que también sucede en la estupenda ‘Where’s The Catch?’, donde André 3000 pone su granito a de arena a una canción puramente James Blake. Y no puedo dejar de hablar de las colaboraciones sin mencionar ‘Barefoot in the Park’, toda una maravilla a dúo con Rosalía, que rezuma delicadeza y mete de lleno al británico en sonidos más cálidos (y radiables).

No creáis que lo mejor del disco está en las colaboraciones. De hecho, creo que los dos mejores cortes pertenecen únicamente a Blake. Se trata de ‘Into The Red’ y ‘Power On’, dos temas mucho más melódicos que de costumbre, en los que se le nota un poco más alegre. Sobre todo en la segunda, que al parecer está dedicada a su relación con Jameela Jamil –la genial Tahani en The Good Place-. Algo que también se puede apreciar en ese momentazo épico que aparece al final de ‘I’ll Come Too’, y en el rollo más esperanzador que deja ver en la estupenda ‘Can’t Belive The Way We Flow’. Y ojo con la preciosa canción que abre y da título al disco, que es una auténtica joya.

Sí es cierto que resulta su álbum más accesible hasta la fecha, y que estamos ante un James Blake menos introspectivo y más alegre. Y es que el amor hace mucho.

7,6

Sharon Van Etten – Remind Me Tomorrow

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Dice Sharon Van Etten que, en este trabajo, tratar de perseguir sus pasiones y que, aunque está hecha un desastre, ha conseguido sus propósitos, que no son otros que los de ser madre, actriz, cantante, e ir a la universidad. Y es que, en estos casi cinco años que han pasado desde su anterior disco, la norteamericana ha estado de lo más ocupada logrando hacer realidad esos propósitos. Algo que se refleja en su nuevo álbum, en el que nos encontramos a la Van Etten más visceral y personal hasta la fecha, y a una artista sincera que nos cuenta parte de su vida sin ningún tipo de tapujos.

Remind Me Tomorrow” es el disco con el que la de Brooklyn se ha pasado al mundo sintético. Ha dejado de componer con la guitarra y el piano, y se ha obsesionado un poco con el sintetizador Jupiter 4, al que incluso le ha dedicado una (enorme) canción. Pero no hay que alarmarse, su música sigue emocionando igual, o más, que antes, y tan solo le ha dado un toque más actual. De hecho, ‘I Told You Everything’, el tema tan sincero que lo abre, podría estar en cualquiera de sus trabajos anteriores. Al igual que ‘Malibu’, donde también se sumerge en esos mundos introspectivos que tan buenos resultados le han dado en el pasado. Aunque, eso sí, algún nuevo matiz (una caja de ritmos o un sinte ruidoso) sí que hay.

Más apreciables son los cambios en el resto del álbum. Las cajas de ritmos se convierten en protagonistas ‘No One’s Easy To Love’, el segundo tema, que es una delicia puramente electrónica. Y si ya nos vamos a ‘Comeback Kid’, el cual sirvió de primer adelanto, nos encontramos con un hit de synth-pop insuperable (ese estribillo que entra en el minuto dos me parece de lo mejor que ha hecho en su carrera). Pero ojo, que también utiliza la electrónica para maquillar un poco su rock más épico, como en esa preciosa dedicatoria a la ciudad de Nueva York que es ‘Seventeen’. Una canción en la que, por cierto, se acerca a ese Bruce Springsteen capaz de emocionar a un muerto.

Más misteriosa se pone en la parte final del disco, en la que tira de los sonidos de Portishead en ‘Your Shadow’ y ‘Hands’, las cuales son un buen ejemplo de que puede hacer lo que le dé la gana, ya que todo le va a salir bien. Además, le da su propia personalidad – la primera es un poco más pop y la segunda algo más sucia-, y no se queda en una mera imitación.

Desde luego, ha merecido la pena la espera, porque lo nuevo de Sharon Van Etten no solo va a ser uno de los discos de 2019, también la confirmación de que estamos ante una de las grandes de la música actual.

8,1

Tallies – Tallies

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Apenas estoy actualizando el blog en las últimas semanas, pero no es por mi culpa, básicamente es porque no hay nada con lo que actualizar. Está siendo uno de los peores comienzos de año que recuerdo, en cuanto a discos se refiere, claro, y hasta este viernes que se publiquen algunos trabajos, hay poco donde rascar. Lo único decente que ha salido en los últimos días ha sido el álbum de debut de Tallies, una banda de Toronto que practica un indie-pop lleno de influencias del C-86, el dream-pop de Cocteau Twins y el mundo playero californiano. Y no se las da nada mal, la verdad.

Supongo que, al ser canadienses, la comparación más obvia es la de Alvvays, que también se mueven en esos sonidos. Aunque también me han recordado un poco a Tennis en sus canciones más pop y menos lo-fi. Temas como el pegadizo y luminoso ‘Mother’, o ese precioso ‘Giving Up’, en el que le dan protagonismo a una guitarra acústica, cuentan con ese aire retro que suele tener la música del matrimonio de Denver. Pero no es la tónica que sigue música: lo suyo es seguir las directrices del indie-pop y llenar sus canciones de capas de guitarras cristalinas y teclados ensoñadores. Lo hacen en canciones más oscuras, como la estupenda ‘Trouble’, que abre el disco de una forma excelente, o en canciones que tiran más hacia el dream-pop, como ‘Midnight’, ‘Trains and Snow’ y ‘Eden’, que son una delicia.

Su faceta más animada les lleva al mundo soleado de California y les acerca a todas esas bandas de chicas que triunfaron hace una década. Solo hay que escuchar ‘Have You’, que es puro optimismo, y la emocionante ‘Rocks’, donde se van hacia sonidos más sixties. Además de ‘Easy Enough’, con la que cierran el disco distorsionando un poco más sus guitarras, y coqueteando con alguna caja de ritmos.

Debut notable, que nos da a conocer a una banda que puede dar mucho que hablar en este 2019. De momento, ya lo han elegido como disco del mes en algún lado. Aunque también hay que decir que, estas fechas tan tontas en las que apenas hay lanzamientos, han podido servido de ayuda.

7,7

Toro y Moi – Outer Peace

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Hace unos años, cuando apareció todo aquello que se hizo llamar chillwave, parecía que había unos cuantos artistas que se iban a comer el mundo con su fusión de electrónica casera y pop, pero todo se quedó en un espejismo. Entre todos esos artistas que despuntaron a principio de esta década, estaba Chaz Bundick, que se escondía bajo el nombre de Toro y Moi y que incluso llegó a meter algún disco suyo en las listas norteamericanas. De hecho, es de los pocos músicos de esa etiqueta que todavía saca discos regularmente. Precisamente, porque, poco a poco, se ha ido desligando de ese movimiento y se ha centrado en otros muchos estilos. Algo que vuelve hacer en su nuevo trabajo.

Puede parecer que “Outer Peace” es un disco oportunista, ya que es un trabajo ecléctico en el que se deja llevar por algunos de los estilos que están de moda, pero el chico lo hace bien y nos deja unos cuantos buenos temas. Sobre todo cuando se lanza a la pista de baile –no hay que olvidar que hace unos años editó un disco dance bajo el nombre de Les Sins-. Es el caso de la estupenda ‘Fading’, que abre el disco de la mejor forma posible. O del funk sintético de ‘Ordinary Pleasure’ y ‘Freelance’, que son una delicia. Aunque lo mejor llega con ‘Laws of Universe’ y ‘Who Am I’, los cuales son los cortes más bailongos y electrónicos de todo el disco. Por cierto, que en la primera hay un pequeño guiño a LCD Soundsystem y su ‘Daft Punk Is Playing At My House’.

La parte más irregular del disco aparece en los temas más reposados y R&B. Y es que, no es que le salgan mal, tanto ‘Miss Me’, en la que cuenta con la colaboración de Abra, como ‘New House’, están bien, pero quizá sí que dejan una pequeña sensación de que está tratando de convertirse en Blood Orange. Algo que también sucede en ‘Monte Carlo’, en la que, de paso, se acerca al trap, y la verdad es que no le ha quedado mal.

Al igual que en sus anteriores trabajos, estamos ante un disco algo irregular que no va a cambiar el mundo, ni su carrera, pero también estamos ante un álbum que tiene momentos muy entretenidos y algún que otro temazo. Todavía hay esperanza para Toro y Moi.

7,2