Come Together: Adventures on the Indie Dancefloor 1989–1992

Parece que se está convirtiendo en una costumbre esto de acabar el año con un recopilatorio de Cherry Red Records. Y es que, si el 2022 terminaba con una estupenda compilación de aquel movimiento llamado C85, este año es el turno de la escena Madchester. O Baggy, que llamaban algunos. Una escena que nació a finales de los 80 en la ciudad del norte de Inglaterra, y que tuvo a la pista de baile como máxima protagonista. Con el permiso de las drogas, claro, porque se ponían hasta el culo. Quizá, por eso, tan solo duró unos pocos años y muchas de sus bandas se quemaron rápidamente. Pero lo cierto que, muchas de ellas, fueron una gran influencia para lo que vino después. Solo hay que ver la cantidad de veces que se menciona eso de “suena a Manchester”.

‘Come Together: Adventures on the Indie Dancefloor 1989–1992’ está formada por 56 canciones comprimidas en cuatro discos. Eso sí, en las plataformas de streaming solo encontrareis una versión muy reducida, ya que supongo que, por derechos de autor no habrán podido meter todas. En cualquier caso, yo os dejo una playlist mucho más completa que se ha currado un usuario de Spotify. Aunque sí es cierto que faltan siete canciones. Pero bueno, se acerca bastante a las más de cinco horas de música que aparecen en los CDs. Una selección en la que se aprecia muy bien lo ecléctica que era la escena, ya que, aunque estaba pensada para la pista de baile, en ella había un poco de todo. En parte, también, porque muchos artistas de rock se unieron a ella mediante los remixes.

Buena parte de esos remixes están creados por músicos y productores que acabaron convertidos en estrellas. Ahí tenemos a Happy Mondays bajo la visión de Paul Oakenfold; el “Come Home” de James llevado a la experimentación electrónica por Andrew Weatherall; DNA metiendo de lleno en la pista de baile a Electronic, o Primal Scream y Soup Dragons pasados por la psicodelia de Terry Farley. Aunque sí es cierto que me quedo con otros remixes. Como el que hace Danny Rampling del “The Sun Rising” de The Beloved, que es todo elegancia. O el de la versión del “Strawberry Fields Forever” de Candy Flip, que es bastante más juguetón que la canción que se aupó al numero uno en UK a finales de los 80. Y luego me parece bastante curioso donde lleva Ben Chapman a una banda de rock como eran Jesus Jones.

Un solo vistazo al tracklist ya nos da una idea de lo ecléctica que es esta recopilación. Aquí hay bandas de primigenias del techno que arrasaría en los 90, como 808 State o The Future Sound of London; algo de shoegaze, un tanto electrónico, eso sí, de la mano de Chapterhouse; buena parte de los grupos que se adelantaron al britpop, como The Charlatans, Inspiral Carperts, o The Stone Roses; una pincelada post-punk a cargo de The Wendys, o el space-rock de Spacemen 3. Incluso van más allá, y meten a Saint Etienne llevando a su terreno a The Field Mice. Y claro, no puede faltar “Manchester”, el himno lleno de referencias a la ciudad que creó Edward Ball con The Time.

8

Sparklehorse – Bird Machine

Una de las grandes sorpresas de este 2023 ha sido el álbum póstumo de Sparklehorse. Creo que nadie se esperaba una nueva colección de temas del que fuera el proyecto de Mark Linkous. Pero lo cierto que es que en 2009 se metió en el estudio de Steve Albini para grabar unas canciones que, supuestamente, tenían que recuperar la chispa de sus inicios. Aunque el mismo dijo que no eran demasiado inteligentes y que no estaba buscando la perfección en ellas. Pero, como todos sabréis, pocos meses después, decidió quitarse la vida, lo que hizo que esas canciones se quedaran perdidas en cualquier carpeta de su ordenador. Eso, hasta 2017, que fue cuando su hermano Matt las encontró y, junto a Melissa Moore, su esposa, y también compañera en Sparklehorse, decidieron terminarlo. Además, por ahí también aparece el hijo de ambos. Así que todo queda en familia.

Recuerdo que a finales de los noventa nos intentaron vender a Sparklehorse como una especie de nuevos Radiohead. De hecho, llegaron a girar con ellos en 1996. Pero una sobredosis de Valium, alcohol y heroína truncó la gira y dejó a Linkous en una silla de ruedas durante meses. Y es que, realmente, nunca quiso ser una estrella del rock, y por mucho que nos lo intentaran vender, eso nunca iba a pasar. Lo que sí se convirtió es en todo un artista de culto, y era habitual ver los discos de su banda en todas las listas de lo mejor del año. Sobre todo, esa preciosidad de 1998 llamada ‘Good Morning Spider’, un trabajo que, como no podría ser de otra manera, tenia la muerte muy presente.

Bird Machine’ en un disco bastante curioso. Y lo es porque es de lo más directo. No obstante, está lleno de temas con los que sí podría haberse convertido en una especie de estrella underground del indie-rock. Se nota bastante que aquí buscaba dar con una colección de canciones más fáciles de escuchar. Y para lograr eso, se empapó de nuevo de sus discos favoritos de los Kinks. Algo que nunca falla Así, nada más empezar, nos encontramos con el indie-rock sucio, pero muy melódico, de “It Will Never Stop”. No obstante, por ahí está Jason Lytle de Grandaddy haciendo los coros. Una energía y suciedad que también aparece en la ultra pegadiza, y casi punk, “I Fucked It Up”. O en “Listening to the Higsons”, que es más tranquila, pero que también cuenta con esa dualidad entre crudeza y melodía.

Linkous era un compositor excelente y no le hacía falta empapar sus canciones de energía y distorsión para que resultaran atractivas. Algo de lo que aquí unos cuantos ejemplos. Ahí tenemos “Evening Star Supercharger”, una preciosidad de tema que casi se podría decir que es puro chamber-pop. Aunque, como en otros temas del álbum, estaba hablando de la muerte y casi suena premonitoria. O esa “Falling Down” en la que el space-rock que tantos buenos resultados le dio en el pasado es el protagonista. No obstante, es un estilo que aparece de nuevo en las preciosas “Hello Lord” y “Everybody’s Gone to Sleep”. Y ojo con “Chaos of the Universe”, que nos presenta un indie-rock de lo más amable, el cual, por cierto, le sentaba muy bien. O con la indietronica algo extraña que se deja ver en la seductora “Kind Ghosts”.

7,9

The Silencers – Silent Highway

Siempre he pensado que The Silencers es una banda infravalorada. El grupo londinense tiene canciones de sobra para que, al menos, su vuelta tras 19 años sin sacar canciones nuevas tenga algo de repercusión. Pero no ha sido así. Hace unos pocos meses que editaron este ‘Silent Highway’ y no se ha enterado prácticamente nadie. Y es una pena, porque estamos hablando de una banda que tiene una discografía en la que hay canciones tan enormes como “Painted Moon”, “Bulletproof Heart” o “I Can Feel It”. También es cierto que esas canciones forman parte de un pasado un tanto lejano. Además, reconozco que sus discos eran un poco irregulares. Pero eso no es excusa para que hayamos pasado totalmente de este trabajo. Y me incluyo porque yo mismo lo he dejado aparcado todo este tiempo. Aunque sí metí el single entre las mejores canciones del año.

The Silencers siempre han estado a medio camino entre lo mainstream y lo alternativo. Quizá, por eso, no los reivindican ni unos ni otros. Pero lo cierto es que, eso, también les hacía ser un poco diferentes y crear unos discos más eclécticos. Un arma de doble filo que hace que también se equivoquen más que otras bandas de su quinta. Y eso se nota en este ‘Silent Highway’, un disco que funciona a medias. De hecho, hay momentos en los que se meten en un rock excesivamente básico. Como es el caso de “On Ma Mind”, en la que se dejan llevar por un sonido de bar de carretera americano que no les sienta nada bien. O esa “Silent Highway” algo celta que casi los acerca a The Corrs. Y no, eso no es bueno.

Quizá, el mayor fallo de este trabajo es que empieza muy arriba y va decayendo. “67 Overdrive” es un temazo en el que se meten de lleno en un sonido sintético que les sienta de maravilla. Además, cuenta con una melodía de órgano absolutamente deliciosa. Una canción que, sin duda alguna, está entre lo mejor de su carrera. Siguen muy bien con “Western Swing”, donde aparece la guitarra áspera y fronteriza, pero donde también se sacan de la manga un estupendo estribillo de lo más pop. Pero la cosa empieza a bajar de nivel con “Whistleblower”, una especie de experimento en el que endurecen un poco un sonido. Aunque sí tengo que decir que su sección rítmica mola bastante.

Donde no fallan es en ese pop alternativo con el que empezaron en los 80. Ahí tenemos una canción notable como “Sunnyside”, en la que se copian a ellos mismos con bastante gracia. No obstante, por aquí, aparece esa armónica que protagonizó su sonido en aquella época. O “Windswept Girl”, que es un poco más blandita, pero lo cierto es que también funciona bastante bien. Y la prueba la tenemos es que dura más de siete minutos y casi no te das cuenta. O “Rabbit”, donde se dejan llevar por un sonido más sintético, pero muy de aquella época. De hecho, aquí, me han recordado un poco a los mejores U2. Y ojo, porque ese pequeño experimento electrónico llamado “Whats Inna Name”, no les ha quedado nada mal.

7,4

The Natvral – Summer of No Light

No podía acabar 2023 sin que Kip Berman se pasara por aquí. El que fuera líder de The Pains of Being Pure at Heart, publicó el pasado septiembre su segundo trabajo bajo el nombre de The Natvral, el que es su proyecto en solitario. Un disco en el que, al igual que en su álbum de debut, podemos ver una faceta mucho más americana de su música. Atrás quedaron las guitarras llenas de distorsión y ese pop más británico con en el que nos conquistaron los Pains. Y sí, puede que esa faceta suya me gustara más, pero hay que reconocer que se le dan bastante bien estos sonidos más añejos. Porque, al final, si eres buen compositor, el envoltorio es lo de menos.

Summer of No Light’ es un disco que nace de esas noches pandémicas en las que Berman acostaba a sus hijos y se bajaba al sótano a componer canciones. En esos momentos de paz, su mente se escapaba de la rutina de las tareas domésticas y volaba hacia esos sitios que a los que ya no podía ir. Algo que le sirvió para dar con una colección de canciones que sí, hablan de la madurez, la familia y, de algún modo, la rutina, pero lo hacen desde un punto de vista luminoso. Y es que, si hay algo que sepa hacer bien Berman, es dar con ese gancho más melódico y pop que hace que la canción llegue bien arriba.

Musicalmente, el segundo trabajo de The Natvral tira de los mismos sonidos que su debut. Es decir, que el folk americano, el Dylan más eléctrico, y su adorado Tom Petty, siguen siendo los grandes protagonistas. Pero, como ya he dicho antes, siempre desde la mirada más melódica de Berman. Lo que hace que nos encontremos con alguna que otra joya. Es el caso de “Lucifer’s Glory”, una canción que ha entrado entre las mejores de 2023 para este blog. Y es que, este tipo de temas de folk-rock en los que un órgano vibrante y un piano luminoso toman partido, son su mejor baza. Ahí tenemos la también estupenda “A Glass of Laughter” o la emocionante “Stephanie Don’t Live Here Anymore”. Además de las más eléctricas y potentes “Your Temperate Ways” y “Wait for Me”, que son maravillosas.

Si hay algo que Kip Berman nos ha enseñado con esta banda, es lo cómodo que está con los temas más reposados. No obstante, The Natvral empezó como un proyecto en acústico y sin demasiados artificios. Pero, poco a poco, sus canciones se fueron engrandeciendo y llenando de instrumentación. Y gracias a eso, sus baladas suenan resplandecientes y llenas de vida. Ahí tenemos “The Stillness” y su precioso final protagonizado por la steel-guitar y por un piano. O esa “Wintergreen” que cierra el álbum de una forma emocionante y épica. Una emoción que se llena de electricidad en “Carolina”, toda una pequeña joya de folk-rock.

7,7

Novedades musicales: diciembre 2023

Sí, ya sé que estamos a menos de diez de que acabe el 2023, pero las novedades no paran ni en estas fechas. Así que me he visto obligado a recopilar 40 canciones y hacer la que, ahora sí, es la última recopilación del año. Y es que, en estas últimas semanas, han salido cosas de lo más interesantes. Ahí tenemos nuevos los temas de Real Estate, IDLES, MGMT, Depresión Sonora, The Jesus and Mary Chain, o Grandaddy. Además de Adrianne Lenker, que entre disco y disco de Big Thief, le da tiempo a currarse preciosas baladas al piano. O Still Corners, que siguen manejando muy bien la fusión de sonidos fronterizos y dream-pop. Incluso hay un par de temas que han entrado entre las mejores canciones de 2023. Se trata del estupendo nuevo single de Ducks Ltd., y el «Hechizos» de Glass Spells, una canción que me tiene loco.

¡Feliz Navidad!

Lavender Blush – There’s Nothing Inside Your Heart

Tengo el noise-pop un poco olvidado. Y no es por mi culpa, ya que yo siempre estoy dispuesto a meterme una buena dosis de distorsión melódica. Pero lo cierto es que últimamente no encontraba una banda de estas características que me llamara la atención. Hasta que me he topado con Lavender Blush, una banda de San Francisco que ya cuenta con dos álbumes en su haber, y que ahora edita un nuevo EP con seis canciones que son una maravilla.

There’s Nothing Inside Your Heart’ supone un cambio de rumbo y un paso adelante en su carrera. Para empezar, es el primer trabajo que graban en un estudio profesional, ya que, hasta ahora, disfrutaban de grabar en casa y del sonido que les proporcionaba. Además, han ampliado la banda con dos miembros más. Y una de ellas es Julie Lynn, una conocida de la escena de San Francisco, que consigue dar un toque más pop al sonido de Lavender Blush. Ahí tenemos “Jealousy”, un tema en el que lleva la voz cantante, que los acerca a sonidos más británicos y propios del C86. Y hay que decir que se les da de maravilla.

Lavender Blush abren este EP recordándonos que, aunque han domesticado un poco su sonido, siguen disfrutando del noise más rock y potente. Ahí tenemos “You Love Me Now Wait” y “Angel”, que cuentan con un ritmo acelerado, unas guitarras muy sucias, pero muy melódicas, y un pequeño deje más pop. De hecho, me han recordado a los Dinosaur Jr. más amables. Eso sí, a partir de esa “Magnetism” que viene a continuación, se empieza a ver su versatilidad. En este tema, bajan las revoluciones, vuelven a recurrir a las habilidades vocales de Lynn, y se hacen con un semi-balada de indie-rock llena de guitarras que rugen. Y si nos vamos a “Everybody In”, nos encontramos con un noise mucho más juguetón y delicioso. Eso sí, para cerrar, tiran de melancolía y nos dejan la oscura “Parallels”. Un tema que, por cierto, me ha recordado a los primeros Planetas.

8

Lost Girls – Selvutsletter

Lost Girls me sorprendieron bastante con ‘Menneskekollektivet’, un álbum de debut en el que la artista y escritora Jenny Hval, y el músico Håvard Volden, tiraban hacia una electrónica fría y algo experimental que, contra todo pronóstico, resultaba muy fácil de escuchar. Y todo gracias a que Hval dejaba ver algo de ese pop que también aparece de vez en cuando en su carrera en solitario. Este año han vuelto con la que es su continuación, y no sé si será porque ya no sorprende tanto su propuesta, o porque sus composiciones están menos inspiradas, pero el caso es que este trabajo se me ha hecho un poco bola. Aunque sí tengo que reconocer que al final le he terminado pillando el punto.

Selvutsletter’ no cambia ni un ápice el discurso que aparecía en su debut. Aquí volvemos a estar ante unas canciones donde esa electrónica fría es la principal protagonista. Y a ella se une la voz etérea de Hval, un pequeño toque ensoñador, y las ganas de que canción tenga el desarrollo adecuado. Lo que nos lleva a su lado más experimental, del cual dan buena cuenta en “Seawhite”, un tema de casi diez minutos que cierra el álbum llevándonos al ambient. Una faceta que también se deja ver en otros cortes del álbum, como “Re-entering the City” y “World on Fire”. Aunque sí es cierto que estas son más cortas y fáciles de asimilar.

Lo mejor del álbum es cuando entran las cajas de ritmos y coquetean con la pista de baile. Aunque es una pista de baile muy seria y nada desenfrenada. Ahí tenemos “With the Other Hand”, un tema que empieza reposadamente y con una guitarra de lo más tímida, pero que poco a poco se va convirtiendo en todo un himno dance. Algo que, como ya pudimos ver en su debut, se les da muy bien. De hecho, aparece en mi lista de las mejores canciones de 2023. Y ojo, porque por aquí hay algún otro tema que también podría haber entrado ahí. Como esa “Ruins” en la que la caja de ritmos coge fuerza, la guitarra se ensucia, y Hval pone un poquito más de su parte a la hora de cantar. O como “Jeg Slutter Meg Selv” y su ritmo ascendente y su tono más pop.

Hay un par de temas que sí me han sorprendido de este segundo álbum de Lost Girls. Y lo han hecho porque nos muestran una faceta más delicada y amable del dúo noruego. El primero es “Timed Intervals”, donde se entregan a un pop electrónico y lleno de suavidad que, incluso, resulta algo cálido. Y el segundo es “June 1996”, un tema en el que salen por completo de todo lo que han hecho hasta ahora. Sobre todo, porque está protagonizado por una guitarra de lo más pop y por una caja de ritmos que te arropa. De hecho, se podría decir que estamos ante su canción dream-pop. Y la verdad es que es un terreno que podrían explorar más, porque se les da muy bien.

7,7

Autogramm – Music That Humans Can Play

El nuevo trabajo de Autogramm es otro de esos discos que he estado escuchando asiduamente en las últimas semanas. Concretamente, desde que me llegó la nota de prensa del álbum y vi que en ella mencionaban a géneros como Indie, new wave, power pop y synthwave, y bandas como The Fixx, The Cure, Duran Duran, The Cars, The Go-Go’s, o Devo. Es decir, que estamos ante otra banda que tiene la década de los ochenta como referencia. Aunque claro, como ya os podéis imaginar por esas referencias, esta banda, que tiene un miembro viviendo en Vancouver, otro en Chicago, y otro en Seattle, tira hacia la faceta más rock de esa década. Además de hacia un sonido más americano.

Music That Humans Can Play’ es un disco que, como no podría ser de otra manera, está creado a distancia. Cada miembro de la banda fue haciendo sus partes en su respectiva ciudad, y más tarde se reunieron en Seattle para grabar un álbum que ya cuenta con toda una declaración de intenciones en su título. Estamos ante un trabajo con un claro sonido retro que podría haber salido perfectamente en 1982. Aquí lo que manda es la ecuación guitarra-bajo-batería, la cual solo se ve alterada por unos teclados que hacen que todo el disco tenga una clara predilección por la new-wave. Hay que decir que, a pesar de que no estamos ante el álbum más original del año, sí que se les da bien recuperar esos sonidos.

El disco no puede empezar mejor. “Born Losers” es uno de esos temas que justifica la escucha de un álbum por si solo. Estamos ante todo un himno a lo The Cars, luminoso y contagioso que, sin embargo, contiene un estribillo algo melancólico y agridulce. Pero claro, si a eso le añades un teclados vibrantes y épicos, la cosa se convierte en otra cosa. Y es que, cuando se meten terrenos puramente new-wave, aparecen los mejores momentos del disco. Ahí tenemos esa “Hey Allie” en la que se sacan de la manga un estribillo absolutamente irresistible. O lo bien que emplean las influencias de The Romantics en temas como “WannaBe” y “Love Is For Fools”. Además de irse descaradamente al sonido de Devo en “Why Do We Dance”.

Autogramm también tienen un ligero toque punk en algunas canciones. Pero incluso, en esos temas, no se salen de su mundo ochentero. Solo hay que escuchar “Plastic Punks”, en la que resulta más que evidente que se han fijado en Sigue Sigue Sputnik -esa línea de bajo es inconfundible-. O esa “Westbound” un poco garrafona que, la verdad, se podrían haber ahorrado. Afortunadamente, inmediatamente después, nos dejan “Always Gonna Be My Girl”, una medio balada de claro corte sixties, en la que demuestran que también saben cambiar de década.

7,5

CD Ghost – Vignette I EP

En los últimos años me he encontrado con muchas bandas que hacen un synth-pop oscuro y de claro corte ochentero. Bastantes de ellas son olvidables, pero hay unas cuantas que si han dejado huella. Es el caso de CD Ghost, el dúo de Los Ángeles formado por Cody Han y Blake Dimas. Su álbum de debut me pareció de lo más interesante de 2022, y creo que han sabido recrear los sonidos de esa década con bastante talento. Así que, cuando hace un par de semanas me encontré con su nuevo EP, no pude evitar lanzarme a por él.

Vignette I’ está formado por seis canciones en las que CD Ghost nos muestran un poco esa versatilidad que tienen a la hora de atacar el synth-pop. De hecho, si hablamos de “Let Go”, la canción que lo abre, deberíamos sacar de la ecuación esa etiqueta. Y es que, aquí se van a ese post-punk sintético y melódico que tantos adeptos tiene últimamente. De hecho, es una canción en la que las guitarras cuentan con bastante protagonismo. Una faceta que desaparece por completo en el resto del EP. Lo que sí hacen es endurecer un poquitín su sonido en “Metamorphosis”, un tema en el que, claramente, se van hacia terrenos más dark-wave. Aunque eso sí, como todo, lo hacen desde una visión muy pop.

Tengo que reconocer que CD Ghost me ganan del todo con su faceta más pop y melódica. Creo que manejan de maravilla ese sonido y lo llevan a diferentes caminos de una forma estupenda. Así, en “Somebody Else”, se meten de lleno en un mundo más ensoñador que es una absoluta delicia. Algo que también hacen en la más densa, pero igual de estupenda, “Disbelief”. O en esa “Cliche” final llena de sintetizadores que no pueden recordar más a los ochenta. De hecho, podría ser una canción de OMD si no fuera por la voz etérea que la protagoniza. Sin embargo, en “Drive”, se calzan las zapatillas de baile y se adentran en ese sonido cinematográfico con el que, supongo, quieren homenajear con el titulo de la canción.

7,9

Trevor Horn – Echoes – Acient & Modern

Supongo que no hace falta comentar por aquí la carrera de Trevor Horn, ya que estamos hablando de uno de los productores más importantes de la historia. Sobre todo, porque, si los ochenta sonaron así, es en parte por culpa suya y por su “Video Kill The Radio Star”. Pero también porque dejó su impronta de bandas clave en aquella década como Yes y The Art of Noise. Además del listado de temas de éxito que produjo en aquellos años, que es de los que quitan el hipo. Y lo mejor es que ha seguido en activo produciendo discos para Pet Shop Boys, The Delays, o Belle and Sebastian. Eso sí, su carrera en solitario la empezó hace poco más de una década y está marcada por los discos de versiones.

Trevor Horn es un hombre de otra época. Una época en la que los discos de versiones ocupan un lugar privilegiado en las tiendas. ‘Echoes – Ancient & Modern’ tiene esa mentalidad de disco navideño ideal para regalar a ese miembro de tu familia al que no tienes muy controlado. Todas las canciones que ha elegido son perfectamente reconocibles para el gran público, y los artistas que las interpretan también. Además, Horn no se deja llevar por los experimentos a la hora de recrear estos temas y, a pesar de que su idea para este álbum era cambiar por completo canciones muy reconocibles, tampoco es que se haya comido mucho la cabeza. Es más, voy a ser un poco malo y decir que hay algún tema que podría salir en un recopilatorio de La Voz.

Para hacer estas versiones, Trevor Horn ha decidido levantar el pie del acelerador y ralentizar muchas de ellas. Y claro, hay veces que le funciona, y veces que no. Entre los aciertos, tenemos “Swimming Pools (Drank)”, un tema original de Kendrick Lamar, que aquí se convierte en una preciosa balada de piano y orquesta interpretada por Tori Amos. Otro acierto es la elegancia con la que ataca “Slave To The Rhythm”, un tema original de Grace Jones, que produjo el propio Horn en los ochenta. Además, no quiero desmerecer a Jones, pero vaya pedazo de interpretación que hace aquí Lady Blackbird. También podemos meter entre lo mejor del disco la versión de “Relax”, mucho más relajada, que hace junto a Toyah y Robert Fripp. Sin embargo, la recreación oscura del “Smells Like Teen Spirit” a cargo de Jack Lukeman, y su voz barroca, es terrible.

También hay algún momento en el que le da un poco ritmo al asunto. Y hay que decir que en esta faceta acierta bastante más. Ahí tenemos el estupendo pop electrónico que protagoniza la versión de “Owner Of A Lonely Heart”, de los propios Yes, y que aquí interpreta Rick Astley. El que, por cierto, fue uno de los grandes triunfadores del pasado Festival de Glastonbury con su concierto de versiones de los Smiths. O esa “Love Is A Battlefield” original de Pat Benatar a la que Marc Almond lleva a su mundo lleno de drama e intensidad. Eso sí, no hay quien defienda la versión del “Personal Jesus” que hace junto a Iggy Pop. Y no creo que sea por mi aversión al tema original de Depeche Mode, simplemente es porque básica y no dice nada más que las otras mil versiones que ya se han hecho.

7