Arlo Parks – Collapsed In Sunbeams

Si hay una artista que ha despegado a lo bestia en tan solo dos temporadas, esa es Arlo Parks. La joven británica, que acaba de cumplir 20 años, ha visto como su álbum de debut se ha convertido en uno de los grandes lanzamientos de 2021. Vallas publicitarias en el centro de Londres, especiales en televisión, y la coletilla de que se ha convertido en “la voz de su generación”. Y todo para presentar un trabajo en el que, mayormente, se habla de la identidad sexual, del mundo queer, de salud mental y de la imagen corporal. De hecho, por esa sinceridad con la que afronta sus letras, es por lo que se ha convertido en un referente para los jóvenes británicos. Algo que espero no termine afectándola.

Collapsed In Sunbeams’ se podría meter en el carro de eso que llaman neo-soul, pero sería una descripción vaga y algo errónea. Parks tiene una voz sedosa y cálida que es una delicia, pero, musicalmente, toca unos cuantos palos. Para empezar, lo mejor está en sus bases. Aquí hay ingredientes del UK garage, del trip-hop o de un r&b más comercial. Además de un talento especial para jugar con los sonidos de baterías reales. Esto, unido a la facilidad con la que te crea un estribillo y una melodía, hace que estemos ante un trabajo en el que prácticamente todos sus temas son singles potenciales.

La cosa empieza fuerte con “Hurt”, en la que aparece una faceta un poco más oscura que le sienta de maravilla. La lástima es que no ahonde más en ella. Pero bueno, tampoco importa, porque aquí hay mucho donde rascar. Ahí está la directa y muy pop “Too Good”, donde no tiene reparo en ponerse un poco más comercial. O la elegancia que aparece en “Hope” y “Green Eyes”, las cuales no pueden ser más disfrutables. Y ojo, que en la segunda colabora su amiga Clairo, otra de las grandes estrellas del momento. Aunque quizá, lo mejor llega con esa maravilla llamada “Caroline”. Aquí baja un poco el ritmo y nos entrega una preciosidad de canción en la que habla de lo fácil que una relación sana se puede ir a la mierda. Y es que, esa intimidad, la cual también aparece en temas como “Black Dog” -genial lo de “you do your eyes like Robert Smith”- y “Eugene”, hace que sus canciones nos inspiren confianza. Y le funciona bien hasta en “For Violet”, donde rebaja todo lo posible las cajas de ritmos, nos entrega todo un baladón.

Por si el disco normal no fuera poco, en su edición Deluxe, que es la que os dejo aquí, viene acompañado de una actuación dentro del lo-fi lounge de YouTube. En ella agarra su guitarra y se hace con algunos de sus primeros temas, versiones más íntimas de “Hurt” y “Black Dog”, y alguna cover de otros, como la de “Bags” de Clairo. Otra muestra más de que estamos ante una de las grandes artistas de nuestros días.

8,1

Lande Hekt – Going to Hell

Si os fijáis en buena parte de las críticas de este disco, o en las playlist en las que aparecen sus canciones en Spotify, veréis que siempre lo meten dentro del carro del punk-rock. Esto se debe a que Lande Hekt es la parte femenina de la banda británica Muncie Girls, que sí forman parte de esa corriente. Pero lo que encontramos en este álbum de debut tiene muy poco que ver con ese sonido, porque la artista inglesa se adentra en terrenos más pop, e incluso más íntimos y acústicos. Así que, una vez más, el algoritmo del gigante sueco vuelve a fallar.

Going To Hell’ está compuesto en su mayor parte en Berlín, ciudad en la que Hekt tuvo que pasar un tiempo hace un par de años. Allí, sola, y un poco perdida, escribió estas canciones, en las que hay una buena lista de referencias a esos días. Pero la otra gran temática del disco es su salida del armario. La liberación en su vida que supuso ese acontecimiento hizo que muchas de las canciones de este álbum tengan un tono totalmente efusivo y liberador. Y sí, el título es una respuesta a todos esos conservadores que no dejan vivir a la gente en paz.

Estamos ante un trabajo lleno de pequeños himnos cercanos al indie-rock. Y digo cercarnos, porque buena parte de sus canciones cuentan con una guitarra acústica que acompaña su lado más eléctrico. Ahí está la genial “Whiskey”, que abre el álbum con una buena dosis de intensidad. O esa magnifica “80 Days of Rain” que viene a continuación, y que tiene tono un tanto épico. Además, en cortes como “Hannover” y “December” se va directa a mundos más pop. Y ojo, que le sientan de maravilla. Como también le sienta de maravilla acercarse a sonidos más americanos en “Stranded in Berlin”, un tema que no puede sonar más a los Replacements.

Sí es cierto que la parte final del álbum, que es donde aparece el lado más acústico e intimista, baja un poco el listón. Y no es que temas como “Candle” o “Going to Hell” sean malos, pero sí que, en comparación con el resto del disco, resultan menos interesantes. Pero bueno, no siempre se puede estar a tope, y de vez en cuando hay que bajar el ritmo. Además, la letra de la segunda es bien chula y resume perfectamente como se sentía cuando escribió el disco.

7,9

Rhye – Home

Creo que no soy el único que piensa que Rhye se están repitiendo constantemente. La banda canadiense, liderada por Mike Milosh, ya lleva unos cuantos discos actualizando el R&B más ochentero, y en especial, esa influencia evidente de Sade. Y sí, es cierto que lo hacen muy bien, tanto en disco, como encima de un escenario, porque tienen un directo bastante notable. Pero también es cierto que, tras tres trabajos, la fórmula está empezando a dar bastantes señales de agotamiento. Así que tenemos que comenzar a diseccionar sus discos y quedarnos con lo realmente interesante. 

Lo de que el álbum se llame ‘Home’ no es ninguna casualidad. Atiende a ese hogar/estudio, que se ha montado Milosh en su casa de las montañas de Santa Monica. Allí se creo este disco en 2019. Y, como dato curioso, hasta allí voló el Coro Nacional Femenino Danés -ganaron un concurso que organizo el Gobierno de Dinamarca-. 49 voces infantiles que sirven de apoyo a la susurrante voz de Milosh. Este es el único ingrediente nuevo que presenta este trabajo, ya que, hasta ahora, se lo cantaba todo él solito. El resto sigue en la misma linea de siempre. 

Hace unos meses, cuando escuché ese adelanto llamado “Black Rain”, pensaba que por fin iba a cambiar su sonido, y que la cosa parecía que se animaba un poco. Pero no, este pedazo de himno disco, perfecto para un anuncio de colonia, es la rareza del disco. Tan solo se le acerca un poco la también estupenda “Come In Closer”, en la que los instrumentos de cuerda tienen bastante protagonismo -precioso su final-. Y bueno, quizá también “Safeword”, que cuenta con una parte más movidita. Y es que, alguien tendría que decirle que se anime más a menudo, porque su música gana muchos puntos. 

Es cierto que no podemos ignorar parte de su lado más sedoso y elegante, porque ahí también acierta de vez en cuando. Solo hay que escuchar “Beautiful”, una canción con un título que ya lo dice todo. O el soft-rock de “Hold You Down”, en la que se puede escuchar a ese coro danés. Aunque lo mejor de esta faceta viene con “Helpless” y “My Heart Bleeds”. La primera es una deliciosa y emocionante balada, en la que consigue su R&B siga sonando fresco. Y la segunda desprende toda esa calidez que muchas veces presenta su música. Y sí, las dos suenan una barbaridad a Sade

Creo que a Rhye le hace falta hacer lanzarse a la piscina y hacerse un Jessie Ware. Es decir, que nos obsequie con un disco al completo para bailar y disfrutar sin complejos. Seguro que de ahí saldría reforzado. 

7,1

Novedades 2021 (1ª Parte)

Tenía pensado poner la primera recopilación de novedades del año a final de semana, pero me ha resultado imposible, porque no paran de salir temazos y se me iba a ir a más de cincuenta canciones. Al final la he dejado en cuarenta, que ya es bastante. Y es que, parece que hemos empezado el año con ganas de nueva música. Algo que siempre es bueno.

Sí es cierto que, aunque hay nuevos singles de bandas conocidas, como Mogwai, Los Planetas, Django Django, o El Último Vecino, la gran mayoría de canciones son de bandas menos conocidas. Así, nos encontramos con la primera canción de The Haunted Youth, un grupo belga al que auguro un futuro bastante prometedor; nuevos temas de algunos de los pipiolos del shoegaze y el dream-pop, como es el caso de Occult X, Cathedral Bells, y Moon Palace, y alguna tonada más cercana al indie-rock, donde entran artistas como Fritz, Mush o Major Murphy. Eso sí, también hay nuevos temas de Nation of Language, LNZNDRF, Julien Baker, Hand Habits, o Baio, que, aunque no son estrellas, sí son bastante conocidos. Además, termino con un par de remixes, porque, tanto el que han hecho Soulwax de Fontaines D.C., como el que han hecho Boy Harsher de Perfume Genius, son maravillosos y dos canciones totalmente nuevas.

Espero que os guste.

  1. Teen Rebel / The Haunted Youth
  2. Just Friends / Occult X
  3. Dark Aura / Cathedral Bells
  4. El Negacionista / Los Planetas
  5. Faultlines / Moon Palace
  6. Anomaly / Crystal Canyon
  7. Slip / Seventeen Years
  8. Friends On Ice / Yung
  9. Ritchie Sacramento / Mogwai
  10. Brace Yourself / LNZNDRF
  11. Die Happily / Fritz
  12. Seven Trumpets / Mush
  13. Cuff Your Jeans / Claud
  14. Gone / Painted Shrines feat. Woods
  15. No Stranger to Life / Rat Columns
  16. Access / Major Murphy
  17. Hardline / Julien Baker
  18. 4th of july / Hand Habits
  19. Heartlow (Edit) / Jane Weaver
  20. Atlantic / The Weather Station
  21. Hard Drive / Cassandra Jenkins
  22. In Quiet Moments / Lost Horizons
  23. Orion from the Street / Field Music
  24. St. Francis Fountain / Virginia Wing
  25. Al Sur / The Notwist feat. Juana Molina
  26. Presentation / Juan Wauters feat. Benamin & Nick Hakim
  27. Dog Toy / Speedboat
  28. For You Are The One / The Underground Youth
  29. Give Me Yours / Tim Cohen
  30. Dead Hand Control / Baio
  31. Perfect Bathrooms / The Fisherman and His Soul
  32. Free From Gravity / Django Django
  33. Black Maps / Mint Julep
  34. Mold / Jónsi
  35. Deliver Me From Wondering Why / Nation of Language
  36. Qué Caro / El Último Vecino
  37. Gloss / Bonitx
  38. Emotion / Molly Burch feat. Wild Nothing
  39. A Hero’s Death (Soulwax Remix) / Fontaines D.C.
  40. Your Body Changes Everuthing (Boy Harsher Remix) / Perfume Genius

Still Corners – The Last Exit

Still Corners se han propuesto ser el grupo británico con el sonido más americano. El dúo formado por Tessa Murray y Greg Hughes ya lleva unos cuantos trabajos en los que la influencia de los sonidos fronterizos y áridos de la América más desértica es una constante, pero sí es cierto que nunca lo ha sido tanto como en su nuevo álbum. Más que nada, porque, en su anterior disco, todavía les quedaba algo de ese mundo lluvioso y oscuro de su Londres natal. Algo que aquí brilla por su ausencia. Y han hecho bien, porque lo de quedarse a medias no suele funcionar.

The Last Exit’ es un trabajo lleno de guitarras que destilan limpieza y delicadeza, las cuales se fusionan con la pausada y agradable de voz de Tessa Murray, y con algún que otro piano que le da elegancia a su música. Unos ingredientes que les sirven para para meterse de lleno en ese mundo de carretera tan americano, y crear la banda sonora perfecta para un viaje en coche por esos abruptos países estadounidenses. De hecho, el primer corte del disco, y el que le da título, cierra lo que ellos han llamado su “trilogía de carretera”. Una trilogía que empezó con “The Trip”, siguió con “The Message”, y termina con este tema. Y es un buen final, porque “The Last Exit” es una preciosa canción. Es más, llevo meses con ese piano final en mi cabeza.

Queda muy poco del lado más sintético que dejaban ver en sus discos. Hay pinceladas de eso en “Crying”, una delicada balada que está adornada por una caja de ritmos, pero que no deja de contar con el sonido representativo del resto del álbum. Algo que también se podría decir de la estupenda “White Sands”, la que, sin duda, es la canción más animada del disco. Porque, lo que nos encontramos a lo largo de este trabajo, son temas como “A Kiss Before Dying” o “Bad Town”, en los que juegan a ser Mazzy Star, o instrumentales delicados y algo misteriosos, como es el caso de “Till We Meet Again” y “Shifting Dunes”. Aunque sí es cierto que, entre medias de todo esto, nos dejan dos cortes sobresalientes. Es el caso de la pegadiza, y muy setentas, “Mistery Road”, o de esa pequeña gamberrada algo más rockera llamada “It’s Voodoo”.

Creo que les ha venido bien meterse de lleno en terrenos fronterizos y sonidos más clásicos. Es más, han conseguido su propósito, que no era otro que el de hacer un disco relajado, y muy disfrutable.

7,6

Kiwi Jr. – Cooler Returns

Aunque el primer trabajo de Kiwi Jr. se editó en 2019, para mí, que los descubrí un poco tarde, fue uno de los discos del pasado año. Y es que, la banda canadiense, ha revitalizado estupendamente el indie-rock de los ochenta y los noventa. Y sí, puede que se les note demasiado su veneración por Pavement, o que dejen bien claro con su nombre que el indie-pop neozelandés es una de sus prioridades, pero lo hacen tan bien, que da igual.

Cooler Returns’ es uno de esos trabajos en los que prácticamente todos los temas podrían ser un single claro. Un disco directo, en el que las canciones van directas al estribillo, tienen melodías que se pegan como una lapa, y duran lo esencial. Y lo más sorprendente de esto, es que es un álbum creado en plena pandemia, y en una de las épocas más tristes que hemos vivido. Pero, como se dice muchas veces: la música es una de las mejores formas de evadirse. Lo malo es que luego piensas en lo que molaría ver un concierto suyo ahora, que están en su mejor momento, y la realidad te pega un buen tortazo.

Una de las cosas que me gusta de la banda de Toronto, es que saben fusionar muy bien esas dos influencias que comentaba más arriba. Porque sí, un tema como “Tyler”, con el que abren el álbum, no puede sonar más Pavement, pero ese piano, y ese lado más pop (los coros son bien chulos), hacen que también nos acordemos de otros grupos menos guitarreros. De hecho, a lo largo del disco, van mucho más allá, y “Maid Marian’s Toast”, la podría haber hecho un Bob Dylan poseído por el indie-rock. Y si nos fijamos en cortes como “Guilty Party” y “Nashville Wedding”, nos encontramos con un cierto toque a los primeros R.E.M. Por cierto, ojo con la letra de la segunda – “I wanna hold the minister’s hand / strangle the jangle pop band”-.

Ya he dicho que es un disco plagado de hits de lo más directos, pero hay unos cuantos temas que sobresalen un poco más. Es el caso de los tres adelantos que han sacado, donde tenemos las enérgicas “Undecided Voters” y “Cooler Returns”, y la más melódica “Waiting In Line”, pero no son las únicas. De hecho, lo mejor del álbum llega con “Domino”, en la que, en poco más de minutos, dan con la perfección pop. Lo tiene todo: un ritmo enérgico, un estribillo fácil y pegadizo, un órgano juguetón, y unos coros deliciosos. Una jodida maravilla.

No tengo ninguna duda de que Kiwi Jr. se van a convertir en uno de los grupos del año con este trabajo. Además, muy merecidamente.

8,1

Pom Poko – Cheater

Resulta muy difícil que un grupo me sorprenda de buenas a primeras, pero, de vez en cuando, ocurre. Es lo que me ha pasado con Pom Poko, una banda noruega que acaba de publicar su segundo trabajo. Y es que, su propuesta musical, resulta de lo más innovadora. A pesar de que se centran en el indie-rock, un estilo que se supone que está de capa caída y que da para poca innovación. Pero estos cuatro chicos y chicas, los cuales se conocieron estudiando jazz, lo encaran de una manera muy personal. Y eso es lo que los hace interesantes.

Al igual que su álbum de debut, ‘Cheater’ es un disco de contrastes. Y es que, su música, se basa en eso. Lo suyo es pasar de la dulzura de la voz de su cantante, a unas explosiones guitarreras llenas de distorsión y crudeza. Además, muchas veces, se pasan por el forro la estructura convencional de una canción de rock o de pop. Algo que supongo que les vendrá de su época de estudiantes de jazz. Pero, aun así, consiguen que los temas de este disco funcionen.

Muchos les comparan con Deerhoof por sus momentos más escurridizos, pero lo cierto es que ese toque más pop que presentan de vez en cuando los hace más accesibles. Y de hecho son capaces de dar con algún hit que otro. Es el caso de “Like a Lady”, un corte de aires noventeros -en la nota de prensa de su sello lo compararan con las Breeders-, que es todo un chute de energía. Una energía que también aprovechan en “My Candidacy”, todo un arrebato punk de lo más sucio, y en la estupenda “Andy Go To School”, en la que se adueñan del espíritu de The Slits y se ponen de lo más juguetones. Además de “Curly Romance”, donde las guitarras suenan potentes, pero muy melódicas.

Su otro punto fuerte viene de la mano de los temas más relajados. Al igual que muchos artistas que salieron del punk, ellos también coquetean con ritmos más cálidos y menos contundentes. Algo que se les da muy bien en “Andrew”, con la que incluso te puedes echar unos bailes. O en “Danger Baby”, un tema donde dejan fuera toda la rabia que hay en el resto del disco, y se ponen bastante más luminosos que de costumbre.

Es cierto que, al no buscar el estribillo fácil, cuesta un poco meterse en el mundo de Pom Poko, pero al final, sus canciones, terminan enganchando. Y siempre está bien escuchar algo que se salga de lo convencional.

7,6

Sleaford Mods – Spare Ribs

Nunca he sido muy fan de Sleaford Mods. Su música siempre me ha parecido algo agresiva y un tanto “malrollera”, pero esto ha cambiado con su nuevo trabajo. El dúo británico acaba de publicar el que es su álbum mas completo -en lo que a instrumentación se refiere-, y un disco de esos que impactan a la primera escucha. Porque, además, han logrado hacer algo que muy pocos consiguen, y es que no hay quién les ponga una etiqueta. Lo suyo puede ser hip-hop, puede ser post-punk, o puede ser punk a secas, pero nadie es capaz de meterlos dentro de un estilo en concreto. Y eso me parece todo un logro en estos días en los que se etiqueta todo.

Spare Ribs’ es otro hostión a la actual Gobierno Británico y la sociedad alienada de su país. A lo que se les ha unido la crisis de la COVID 19. No obstante, el disco se grabó en esas pocas semanas de (más o menos) tranquilidad que tuvimos entre la primera y la segunda ola. Y, de hecho, el título viene de la indiferencia que tuvo su gobierno con los muertos de la primera ola (¿os acordáis de Boris Johnson pasando de todo la primavera pasada?). De ahí lo de que somos “costillas de repuesto”. Afortunadamente, para ellos, eso ha cambiado ahora, y la psicópata de turno la tenemos más cerca los que vivimos en Madrid.

Uno de los puntos fuertes del que es su disco número once, son las invitadas que aparecen en él. Realmente son solo dos, pero le dan otro rollo a su música. Primero tenemos a la australiana Amy Taylor, que cambia su energía punk por el hip-hop en esa bomba electrónica que es “Nudge It”. Y luego a Billy Nomates, que le da un punto más melódico a la electrónica minimalista de “Mork n Mindy”. Los dos son dos temazos como la copa de un pino, pero no son los únicos que hay por aquí. Cuando Jason Williamson y Andrew Fearn tiran de su faceta más post-punk, aparecen cosas tan buenas como “Shortcummings”, “Glimpses” y “I Don’t Rate You”. Pero quizá me gustan más cuando se van hacia sonidos más electrónicos. Y es que, en cortes como “All Day Ticket” y “Thick Ear”, se sacan de la manga unas bases absolutamente irresistibles. Y ojo, porque en esa “Fishcakes” final, se ponen más melódicos que nunca. Eso sí, también están de lo más oscuros.

Sin duda alguna, Sleaford Mods son una de las bandas que mejor han adaptado a estos tiempos el lado más combativo de la música británica. Y su nuevo trabajo es una estupenda prueba de ello.

8

Pearl Charles – Magic Mirror

Pearl Charles es una de esas artistas que ha crecido acompañada de música. Con tan solo cinco años empezó a cantar, con 18 formó un dúo de country-pop, poco más tarde se dedicó a tocar la batería en la banda de garage-rock The Blank Tapes, y desde 2015 lleva una carrera en solitario que está en continuo ascenso. Y es que, tras un Ep y un álbum de debut que obtuvieron buenas críticas, ahora publica un segundo trabajo que se está convirtiendo en una de las sorpresas de este inicio de 2021. Y no es para menos, porque aquí hay buen material.

Magic Mirror’ es algo así como una especie de repaso a una buena parte de la música americana que se hizo desde los sesenta hasta los ochenta. Es decir, que por aquí hay toques de soft-pop, disco, country rock, e incluso folk. Todo hecho con sumo detalle y elegancia. Aunque eso sí, empieza el disco haciéndose un ABBA de manual. Y es que, esa “Only for Tonight” que lo abre, no puede beber más del grupo sueco más famoso de la historia. Algo que siempre es bueno, porque si se hace bien, te pueden salir joyas como esta. Es la canción del disco, y una de las mejores de lo que llevamos de año. Y sí, se podría decir que es su “Dancing Queen”. Solo hay que ver su vídeo.

Es cierto que el resto del álbum tira hacia sonidos menos disco. Se le da bastante bien el pop sofisticado de los setenta, y lo demuestra en las estupendas “What I Need”, “Imposter” y “Slipping Away”, tres temas que a mi me han recordado mucho a lo que suele hacer en solitario Eleanor Friedberger. Pero no se queda ahí, también disfruta de ese lado más meloso que tenia el pop de aquella época. Así, el piano y los instrumentos de cuerda se convierten en los protagonistas de la bonita “Don’t Feel Like Myself”, y una steel guitar hace que “Take Yoir Time” tire hacia su faceta más country. Pero yo me sigo quedando con el pop sofisticado y elegante, donde entran las maravillosas “All The Way” y “Sweet Sunshine Wine”.

Desde luego, si queréis dar con un buen disco, nada complicado, refinado, y lleno de buenas canciones, estáis ante el trabajo el perfecto.

7,9

Midnight Sister – Painting the Roses

No soy yo muy aficionado a eso del art-pop, pero de vez en cuando hay cosas dentro de esta etiqueta que sí me gustan. Porque, para ser sinceros, creo que pocos, o nadie, saben que entra dentro de esas dos palabras juntas. Así que, básicamente, todo lo que sea un pop poco convencional, lo meten ahí. Y la verdad es que Midnight Sister, el dúo de Los Angeles formado por Juliana Giraffe y Ari Balouzian, encaja perfectamente en esa descripción. De hecho, son dos artistas multidisciplinarios que hacen canciones, así que parece que la etiqueta está creada expresamente para ellos.

Painting The Roses’ es su segundo trabajo, y en él nos dejan unas cuantas canciones que, principalmente, beben de varios elementos la música de los setenta. Así, nos encontramos con toques glam, algo de disco, otro poco de folk, y una pequeña obsesión por el soft-rock más elegante. Todo enfocado con su personalidad, que no deja de ser una tanto extraña, pero también muy interesante.

El disco se abre con “Doctor Says”, un tema donde dan buena muestra de lo bien que se les da jugar con los sonidos retro. Aquí, sacan parte de su faceta soft-rock, y parte de su faceta glam, que juntas, funcionan estupendamente. Pero también lo hacen por separado, porque, tanto en “Satellite”, como en “Foxes”, los dos temas que vienen a continuación, se meten de lleno en estas facetas. En la primera juegan con ese rock sedoso y elegante que tantos adeptos tiene en estos días, y en la segunda se adentran a tope en el mundo del glam. De hecho, es un corte que es puro Bowie del 72.

Una de las cosas buenas que tiene este trabajo, es que también es muy variado. Eso sí, siempre con la mirada puesta en los setenta. Ahí está ese himno disco llamado “Sirens”, toda una joya en la que se van a una pista de baile de lo más elegante. Algo a lo que también se acercan en “Limousine”, otra de las joyas del álbum. Pero también saben hacer temas notables cuando bajan el ritmo y se ponen un poco más “arty”. Es el caso de las muy cinematográficas “My Elevator Song” y “Song for the Trees”, y de esa estupenda balada llamada “Wednesday Baby”. Además de la curiosa “Dearly Departed”, que con ese saxo me ha recordado bastante al último trabajo de U.S. Girls.

Es un disco curioso y, en algunos momentos, algo escurridizo, pero tiene unos cuantos cortes estupendos y termina enganchando.

7,8