JW Francis – Dream House

JW Francis es uno de esos artistas de bedroom-pop que, poco a poco, ha ido puliendo su sonido hasta hacerlo bastante más limpio y asimilable. Y es que, este músico de Nueva York, que empezó su carrera hace relativamente poco tiempo -su primer single se publicó a finales de 2018-, se distanció del característico sonido del bedroom-pop desde muy pronto. Casi desde el primer momento se pudo ver que lo suyo era algo bastante más pop y animado. De hecho, si echáis un pequeño repaso a su discografía, que es un tanto extensa para el poco tiempo que lleva en esto, veréis que es más festiva, cálida, e incluso bailable. Aunque bueno, con que le deis una escucha a su nuevo trabajo, ya vale.

En realidad, este ‘Dream House’ es un álbum que tiene grabado desde hace más de dos años. Incluso antes de ‘Wanderkid’, el que, hasta ahora, era su último álbum. Y es que estamos ante un trabajo que nace de una idea. Durante varios años, JW Francis ha aceptado peticiones de sus seguidores para crear canciones de amor por San Valentín. Algo que tuvo que dejar de hacer, porque se le acabaron acumulando hasta 300 de esas peticiones. Pero antes, recopiló unas cuantas de ellas, tuneó algunas para hacerlas más personales, dejó otras tal y como estaban, y se hizo con el que es su disco de amor.

Una de las cosas que más me gustan de este trabajo es ese sonido algo retro que tiene. Lo metemos en el carro del carro del bedroom-pop y el indie-pop, pero lo cierto es que su propuesta se acerca bastante a la new-wave setentera. Es más, diría que hay muchos temas que tienen un claro sonido neoyorquino. Es el caso de la estupenda “Going Home to a Party” que abre el disco yéndose al lado más bailongo de esa etiqueta. Y no puede ser más deliciosa. O esa maravilla llamada “Swooning” en la que da un poco de protagonismo a los teclados. De hecho, me atrevería a decir que es una canción por la que los Strokes matarían. Además de ese lado más rock que aparece en “Keep It Cool, Steve” o “I Wanna Be Your Basketball”, donde cuenta con la ayuda de la cantante Margaux Bouchegnies.

También sabe como facturar grandes canciones pop llenas de teclados envolventes y guitarras que llenas de luminosidad. Además, cuando se hace con un ritmo endiablado, como en el caso de “Casino”, ya resulta de lo más infalible. Lo que sí que no me va mucho es que cuando pisa el freno y se deja llevar por ese sonido un tanto perezoso a lo Mac DeMarco del que estoy absolutamente saturado. Y no es que se pueda decir que “Dream House” o “Dream Big” sean malas canciones, pero sí que me resultan muy poco atractivas. Me quedo con el pop más esplendoroso que aparece en “Sweet as a Rose”, la cual cierra el álbum dejándonos muy buenas sensaciones.

7,7

The Tubs – Dead Meat

Hacía tiempo que no esperaba tanto un álbum de debut como he esperado este de The Tubs. Desde que los descubrí el año pasado con la primera muestra que nos enseñaron de este trabajo, no he parado de escuchar lo poco que tenían editado, que básicamente era un EP de cuatro canciones. Y los siguientes singles que han ido sacando no han hecho más que alimentar el hype. Aunque hay que decir que no estamos ante unos recién llegados, porque Owen ‘O’ Williams y George ‘GN’ Nicholls, militaban en los estupendos Joanna Gruesome, una banda que se disolvió hace ya unos años, pero de la que han salido varios satélites. Entre ellos, Ex Void, de la que también forma parte ‘O’ Williams. Es más, Alanna McArdle, la que es su compañera de banda, pone la voz a varias de las canciones de este álbum.

Según los miembros de la banda, ‘Dead Meat’ es un disco inspirado en el post-punk, el folk británico y el indie-rock de las antípodas, tanto el retro como el moderno. Y lo cierto es que hay un poco de todo eso, pero también unas cuantas cosas más. Y ahí es donde reside su encanto. Porque, lo cierto es que, aunque tiren de un sonido algo retro, les ha quedado un trabajo de lo más fresco. Además, tengo que decir que, escuchándolo, me han venido a la cabeza los primeros R.E.M., los Hüsker Dü más poperos, y buena parte de las bandas que sonaban en las radios universitarias norteamericanas de los ochenta. Y eso siempre es una buena noticia.

The Tubs no se complican la vida y van directos al grano nada más empezar. Es más, no les queda más remedio que hacerlo así, porque han condensado nueve canciones en 26 minutos. Y nada mejor para abrir que “Illusion. Pt. II”, la que es la segunda parte de la canción que abría su EP. Aunque realmente son dos temas un tanto distintos. En parte porque, aquí, suenan mucho más vivos y logran que, una vez más, una conjunción de guitarras acústicas con eléctricas, y un ritmo endiablado, funcione a la perfección. Un guion que también siguen en la estupendas “Two Person Love” y “Duped”. O en esa joya llamada “Wretched Lie”, en la que se sacan de la manga un bajo de lo más post-punk, pero en la que, sin duda alguna, gana su faceta más pop. De hecho, como decía antes, hay momentos en los que recuerdan mucho a los primeros R.E.M. Y éste es uno de ellos.

Una de las cosas que me gustan de esta banda es lo bien que fusionan todas sus influencias. Y el mejor ejemplo de esto lo tenemos en “Sniveller”, la canción con la que me engancharon a su música. Aquí, se dejan llevar por una repetitiva guitarra a lo Television -qué pena me ha dado la muerte de Tom Verlaine este fin de semana-, la cual, sin embargo, se endurece en el puente, y se convierte en dulzura en su estribillo, que es de lo más pop. Y luego tenemos “That’s Fine”, en la que supongo que se puede ver esa influencia confesada de The Jam en su velocidad, pero que, al mezclarla con sonidos más americanos, se convierte en una canción por la que Bob Mould daría su brazo derecho. Algo que también se puede decir de la vibrante “Round The Bend”. Y es que todo el disco es maravilloso.

8,3

Spice World – There’s No “I” In The Spice World

Parece que las bandas australianas han empezado el año fuerte. Y es que, si ayer os dejé del debut de los estupendos Teen Angst, hoy le toca a Spice World, otro de los grupos de la escena de Perth. Aunque eso sí, vía Madrid, porque han editado este disco en el sello Meritorio. Y no, aunque se llamen como aquel truño de película que hicieron las Spice Girls, no tienen nada que ver con ellas. Lo suyo se va directamente al indie-pop más rustico y algo escacharrado. Lo que hace que su propuesta resulte de lo más deliciosa y encantadora por ese toque amateur que tiene.

Spice World acaban de cumplir dos años de vida. Formados a principio de 2021, su idea principal era hacer un concierto de una noche antes de que Julia, su batería, se marchara de la ciudad. Pero les fue bastante bien, lo que hizo que continuaran haciendo alguna fecha en formato trio, y que se plantearan grabar algunas de sus canciones. Algo que hicieron en las navidades de 2021, cuando Julia regreso a Perth para pasar las fiestas. Y lo más increíble de todo, es que, sin tener apenas conocimientos de grabación, se montaron un estudio en la casa que comparten unos cuantos de ellos y terminaron el disco en cinco horas.

There’s No “I” In The Spice World’ es un disco que podemos meter dentro de ese indie-pop juguetón al que nos tienen acostumbrados las bandas australianas. Pero lo cierto es que van mucho más allá. Es más, el disco se abre con “What A Pity What A Shame”, una delicia de más de cinco minutos en la que no hay batería, y en la que se dejan llevar por una guitarra acústica de lo más tranquila. Incluso lo podríamos calificar de folk. Algo que también se pueden decir de la estupenda “Trouble”. Aunque eso sí, aquí la pasan por el filtro slowcore y se acercan un poco a Galaxie 500 -la voz de su cantante se asemeja bastante a la del primer Dean Wareham-. Un sonido del que también tiran en “Mountain Pony 20”, que es absolutamente irresistible.

Si son capaces de llevar al mejor camino sus canciones más reposadas y menos directas, ya os podéis imaginar de lo que pueden hacer acelerando su sección rítmica y dejando que las guitarras brillen. Como muestra, tenemos esa “Decorated Boy Scout” que va a toda leche, y en la que fusionan de maravilla las acústicas y las eléctricas. Además de sacarse de la manga una melodía y un estribillo redondos. O la juguetona “Time Time Turn Around”, en la que solo necesitan un minuto para hacer un hit. Y para terminar a lo grande, nos dejan “Dying To Go”, en la que pisan un poco el freno, pero en la que se dejan llevar por un indie-pop absolutamente pegadizo y delicioso.

7,8

Teen Angst – Barn Sour

Llevábamos casi un mes de 2023 y todavía no ha caído por aquí un disco australiano. Pero no pasa nada, porque aquí están Teen Angst para ponerle remedio a esto. Además, lo hacen a lo grande, porque su propuesta no puede sonar más a las antípodas. Este cuarteo de Perth, que califica sus canciones de «antisociales y ensoñadoras», se regodea en todo ese sonido jangle que surgió a principio de los ochenta en la otra parte del mundo. Y sí, ya sé que cada año salen un buen montón de trabajos de este palo, pero cuando se hace bien, como es el caso, se disfrutan al máximo.

Barn Sour’ es su álbum de debut, pero no estamos ante unos recién llegados, porque ya tenían publicado un mini-LP de siete canciones y algún que otro single. Lo que sí se puede decir es que es un nuevo comienzo para la banda. O por lo menos una nueva etapa en la que han pulido y domesticado su sonido. Y es que, en sus primeras canciones, se dejaban llevar por un sonido más lo-fi. Además, sus guitarras sonaban más agresivas, e incluso algo punk algunas ocasiones. Algo que aquí brilla por su ausencia, porque ahora apuestan por la limpieza de esas guitarras, y por un ritmo de lo más juguetón. Y también hay que mencionar el clásico juego de voces chico-chica. Así que se puede decir que estamos ante un clásico álbum de jangle-pop.

Las canciones de Teen Angst hablan de cosas cotidianas de la vida, como madurar y dejar la casa de tus padres en la que has vivido toda la vida, regar el césped, o el disgusto que supone comer lo mismo que cenaste la noche anterior. Y lo hacen de la forma más melódica posible y dando en la diana constantemente. De hecho, creo que se puede decir que estamos ante uno de esos trabajos en los que es difícil destacar canciones porque todas merecen la pena. Pero bueno, sí puede que haya alguna que sea más directa, como es el caso de las eufóricas “Leaving Home” o “Home In A Minute”. O bien que se les dan esos cortes que se van hacia un pop algo más perezoso, como los estupendos “Water The Garden” y “Stan”.

Otra cosa que me gusta de este disco es que, de vez en cuando, se salen un poco del guion. Aunque no mucho. Pero el caso es que sí que meten un pequeño toque country en las guitarras de “Leftovers”, que es una autentica delicia. O de repente dejan que un teclado brille más de lo habitual para entregar todo un hit como es “Kissless Virgin”. Además de volver un poco a ese indie-pop algo más sucio en “Asleep”, que casi podría ser una vieja canción de Talulah Gosh. Incluso son capaces de acabar el disco con un tema como “Barn Sour”, que rezuma una buena dosis de sonido puramente americano y cuenta con dos minutos finales en los que cambia de tercio y se convierte en una canción de un Lou Reed con influencias country.

8

Lauds – Imitation Life

No sé qué haría yo sin todos estos discos de indie-pop ensoñador que van saliendo a lo largo del año. Porque, a pesar de que no descubren nada que no hayamos escuchado ya, entran de maravilla y te dejan muy buen sabor de boca. Es el caso del debut de Lauds, una banda de Carolina del Norte que descubrí hace unos días gracias a Rafa, uno de los mejores tuieteros musicales de este país. O por lo menos uno de los que recomienda mejor música. Y es que, estos chicos, que apenas llevan un lustro tocando juntos, se adaptan de maravilla a ese sonido tan de otra época y, en el fondo, tan británico. Y no es que lo diga yo, si nos fijamos en su biografía, veremos que mencionan a bandas como The Cure, Ride, Slowdive, o The Chameleons.

Imitation Life’ llega tras un par de EPs y algún que otro single. Es más, algunas de sus viejas canciones, como “CeeDee Lamb” y “Rust”, también aparecen por aquí. Pero lo cierto es que funciona perfectamente como álbum de debut. Y es que, sus ganas de irse hacia diferentes caminos hacen que no estemos ante un disco plano. Porque sí es cierto que la base es ese indie-pop lleno de guitarras luminosas y ensoñadoras -llevan dos guitarras solistas-. Pero también saben cuando oscurecer un poco su sonido e irse hacia mundos un poco más post-punk. Ahí está la ya mencionada “CeeDee Lamb”, donde yo veo una notable influencia de DIIV. O esa “Wait”, en la que ensucian sus guitarras y pisan el acelerador al máximo. Aunque eso sí, sin olvidarse de darle un toque de lo más melódico.

Lauds manejan de maravilla las escalas de guitaras cristalinas y llenas de melancolía. Es algo que se puede apreciar nada más empezar con la estupenda “Parallel”, donde se dejan llevar por un sonido de lo más ensoñador. Algo a lo que también recurren en “Misplace a Night”, el precioso tema que cierra el álbum. Pero, entre uno y otro, nos encontramos con una estupenda colección de canciones que, por norma general, son mucho más pop. Ahí la ultra pegadiza y vibrante “Someshow”, donde llenan su propuesta de efusividad. O esa “24” marcada por un teclado de lo más melódico. Además de acercamientos al indie-pop más juguetón en la estupenda “Don’t Mind” y “Distant Images”. Una canción en la que, por cierto, cuentan con la colaboración de un tal Dulce Hombre, un artista que no conocía, y desde ya, os animo a descubrir.

El álbum de debut de Lauds tiene buenas canciones, un sonido vibrante que enriquece sus guitarras llenas de belleza y ensueño, y algunos cuantos estribillos memorables, así que creo que puedo decir que estamos ante uno de los debuts más interesantes de este recién comenzado 2023.

7.9

The Murder Capital – Gigi’s Recovery

No puedo evitar reírme como un poseso cada vez que escucho eso de que el rock está muerto. Sobre todo, cuando cada vez hay más bandas relativamente nuevas haciendo cosas realmente interesantes con una guitarra, un bajo, y una batería. Es el caso de The Murder Capital, un grupo de Dublín que, en 2019, tuvo cierta repercusión con su álbum de debut, y que ahora entrega su continuación. Y ojo, porque ya he visto artículos y críticas de esto trabajo que rebosan entusiasmo. Es más, en unas cuantas de ellas ya hablan de uno de los discos de este 2023. Y lo cierto es que no puede llevarles la contraria.

Viniendo de Dublín y acercándose bastante a los sonidos post-punk, es bastante normal que salgan las comparaciones con Fontaines D.C. Pero lo cierto es que empezaron prácticamente a la vez, lo que pasa es que los de Grian Chatten han tenido un ascenso brutal en un periodo muy corto de tiempo. Además, la propuesta de The Murder Capital va mucho más allá. Para empezar, rezuman bastante más tristeza y sus canciones se expanden hacia otros sonidos. De hecho, las primeras maquetas de este ‘Gigi’s Recovery’ se rechazaron porque eran demasiado tristes. Y luego resulta evidente que aquí hay bastante más ganas de jugar con las texturas de las canciones y no irse hacia el post-punk más clásico. Además, el sonido que les ha sacado John Congleton, su productor, es mucho más expansivo.

The Murder Capital han sido muy listos con la secuencia de este segundo trabajo. De primeras, y tras esa intro que es “Existence”, nos encontramos con “Crying” y “Return My Head”, dos de los temas más directos del álbum. Y eso que, a pesar de compartir la intensidad que sobrevuela a lo largo de todo el disco, son bastante diferentes. La primera, es una de esas canciones que van subiendo poco a poco y que acaban con esa intensidad saliendo a borbotones. Sin embargo, en la segunda, van directos al grano y entregan un pepinazo de lo más potente. Aunque lo cierto es que, éste, no es el sonido más representativo del álbum, prefieren que las canciones se vayan cociendo a fuego lento, como es el caso de las estupenda “Ethel”.

Creo que lo mejor del álbum es cuando no se van a lo más evidente.  Es el caso de “The Stars Will Leave Their Stage”, que empieza con un teclado de lo más tímido, pero que va subiendo potencia a lo largo de sus casi cinco minutos y estalla en su parte final. Además, resulta increíble como entra esa batería de vez en cuando. O de “A Thousand Lives”, donde aceleran su base rítmica y se dejan llevar por un sonido bastante cercano a los Radiohead de ‘In Rainbows’. Además de ese lado más pop, y casi ochentero, que presenta “We Had To Disappear”, que es una de las joyas del disco. Y ojo, porque en “Only Good Things”, nos dejan un tema que bien podríamos calificar de alegre. De hecho, es el single principal del álbum, y hay que reconocer que tiene alma de hit.

8

Novedades musicales: enero 2023

He estado intentando apurar hasta la semana que viene la primera recopilación de novedades de este año, pero con tanto adelanto que ha salido en estos días, hubiera sido una locura. Y es que, todavía queda más de una semana para que acabe el mes, y ya me he juntado con 65 canciones -creo que es la recopilación mensual más larga que he hecho-. Eso sí, tampoco creo que sea la tónica de las próximas recopilaciones.

Las bandas han pillado este 2023 con ganas, y entre las novedades más potentes tenemos nombres como los de The National, boygenius, The New Pornographers, Yo La Tengo, Peter Gabriel, o Miley Cyrus -menudo temazo se ha marcado-. Además de la esperada vuelta de Everything But The Girl. Pero también hay nuevos lanzamientos de grupos más pequeños, pero igual, o más interesantes. Es el caso de Constant Smiles y su lado más post-punk; de Flyying Colours yéndose a mundos más pop, o de la vuelta de Frankie Rose. Y luego tenemos a nuevos artistas que están dando mucho que hablar, como DEBBY FRIDAY, que hace un pop realmente interesante. O Shalom, que tira hacia un dance-pop algo sucio, pero absolutamente delicioso. Además de los neoyorquinos Model/Actriz, que han sacado todo un pepinazo de lo más inclasificable.

Espero que os guste.

1. Tropic Morning News / The National

2. Picking Up Pieces / Philip Selway

3. In My Heart / Constant Smiles

4. Put On Dog / THUS LOVE

5. Blood Rushes / Civic

6. Our Imperium / Las Robertas

7. Wretched Lie / The Tubs

8. Pure / Oceans

9. White Shirt / Priestgate

10. Goodbye to Music / Flyying Colours

11. Another Chance / Motorama

12. Rubén y Andrea / Puzzles y Dragones

13. Dress / Softcult

14. Forevermore / Korine

15. Holding You / GRMLN

16. Promises / Phantom Youth

17. 2009 / Pynch

18. $20 / boygenius

19. Really Really Light / The New Pornographers

20. Miami / Caroline Rose

21. Chosen to Deserve / Wednesday

22. Nobody / Black Belt Eagle Scout

23. Sunday / Death Valley Girls

24. Everything Hurts / Superchunk

25. Mayday / CMAT

26 Rushin’ River Valley / Fruit Bats

27 Same Old Story / En Attendant Ana

28 Looking Glass / Death and Vanilla

29 You Are Loved Eternally / Jenny O.

30 Aselestine / Yo La Tengo

31 Corner Of My Eye / The Lemon Twigs

32 Panopticom (Bright Side Mix) / Peter Gabriel

33 Be On Your Way / Daughter

34 True Love / Amber Arcades

35 Futures Bet / U.S. Girls

36 Gamma Rays / Temples

37 Aquí paz y gloria / Florent y Yo

38 Crossing Guard / Model/Actriz

39 Retributions Of An Awful Life / Heartworms

40 UK GRIM / Sleaford Mods

41 coil / crushed

42 wherever you are / Paradise Blossom

43 Anything / Frankie Rose

44 More / Pale Blue Eyes

45 Profile Picture (Edit) / Bas Jan

46 Tropigala (2 to 5) / Dutch Uncles

47 Going Home to a Party / JW Francis

48 Happenstance / Shalom

49 I Can’t Stand It! / Algiers, Samuel T. Herring & Jae Matthews

50 We Were We Still Are (Interlude) / Future Utopia feat. Kae Tempest

51 Weightless / Arlo Parks

52 Carpenter / Vagabon

53 SO HARD TO TELL / DEBBY FRIDAY

54 Sherekhan / Wake in June

55 Let’s Make a Mistake Tonight / Tennis

56 Flowers / Miley Cyrus

57 Everything You Need / Skerryvore

58 Cover It Up / Kate Fagan

59 A Tiempo de Saltar / Los Pilotos

60 Oceans Niagara / M83

61 Crystal in my mind / Camp Claude

62 Fever Dreamer / SG Lewis feat. Charlotte Day Wilson & Channel Tres

63 Nothing Left To Lose / Everything But The Girl

64 A Place To Lie / Art School Girlfriend

65 Digging Deeper / Alison Goldfrapp & Claptone  

Ladytron – Time’s Arrow

Creo que, allá por el 2000, cuando Ladytron se dieron a conocer con la estupenda “Playgirl”, nadie esperaba que dos décadas después siguieran aquí. El grupo británico pertenecía a esa escena synth-pop y electroclash que tanto triunfaría en los siguientes años. Pero lo cierto es que la escena duró poco tiempo, y buena parte de sus bandas han desaparecido. Pero Ladytron siguen por aquí. Y, aunque sí es cierto que se pasaron buena parte de la década pasada de descanso, hace tres años volvieron con un álbum notable. Un calificativo que también se le puede poner a su nuevo álbum.

En el fondo, Ladytron siempre han sido algo más que una simple banda de synth-pop. En sus discos siempre han coqueteado con sonidos más guitarreros y post-punk. Incluso en su anterior álbum se atrevieron a contar con el batería de Sepultura en varias canciones. Quizá, esa sea la razón por la que su propuesta siguen resultando interesante. Además de su enorme talento para crear melodías y estribillos perfectos entre su mar de frialdad. Algo que se aprecia fácilmente en este ‘Time’s Arrow’. Un disco que, por cierto, y a pesar de estar compuesto en el grueso de la pandemia, huye de muchos de los topicazos de soledad y autoayuda que aparecen en una buena parte de los álbumes compuestos en esta época.  

La faceta más synth-pop es la encargada de abrir el álbum. “City of Angels” es uno de esos clásicos temas de Ladytron en los que las cajas de ritmos no van muy rápido, y en los que su sonido sintético se cruza con alguna guitarra que otra. Pero, aunque les sigue funcionando muy bien, no se regodean en él. De hecho, ese mismo synth-pop, se acelera y presenta un lado más animado y bailongo en cortes como “Faces” y “The Night”, que son fantásticas. Sobre todo, la segunda, y su estribillo tan sumamente pop. O, todo lo contrario, dejan que su electrónica se adentre en mundos más reposados y oscuros para fabricar una canción como “Flight from Angkor”, la cual me ha recordado bastante a los Depeche Mode de discos como ‘Some Great Reward’ o ‘Black Celebration’.

Decía lo de que estamos ante un álbum ecléctico porque hay varios temas que salen un poco de su sonido de siempre. Tenemos una canción como “Misery Remember Me”, que casi se podría calificar de shoegaze. Y la verdad es que es suena de lo más apabullante. Luego nos encontramos con un tema como “California”, que es bastante más rock que synth-pop. O un acercamiento al mundo más ensoñador en la deliciosa “We Never Went Away”. Aunque lo más sorprendente llega al final con el tema titular. Aquí se olvidan de las capas de teclados que inundan todo el álbum y se dejan llevar por un minimalismo que los acerca a un post-punk de lo más primitivo. Y hay que decir que resulta bastante curioso.

7,9

The True Faith – Go To Ground

Todavía no me creo que estos True Faith sean los mismos True Faith que me conquistaron hace un par de años con su synth-pop oscuro, pero muy melódico –aquella «Feel» no podía fliparme más-. Y bueno, en realidad no lo son, porque ahora se llaman The True Faith. Quizá, porque las comparaciones con New Order ya no tienen ningún sentido. Y es que, la banda de Boston ha dejado totalmente de lado los sintetizadores y las cajas de ritmos, y se ha metido de lleno en un post-punk de lo más guitarrero. Aunque eso sí, afortunadamente, no han perdido su toque melódico.

Es cierto que es un cambio que no debería pillar por sorpresa a nadie, porque en su anterior trabajo ya se fueron hacia este camino. Incluso sonaban más oscuros y densos que en este ‘Go To Ground’. Porque lo que sí hay que decir, es que ahora se preocupan un poco más por entregar estribillos y melodías más curradas. Además, se han quitado bastante de encima la voz de ultratumba que aparecía en buena parte de su discografía. De hecho, este trabajo, me ha recordado mucho al último de Drab Majesty. Aunque sí es cierto que no llegan a su nivel.

Lo nuevo de The True Faith está lleno de guitarras cristalinas que suenan a The Cure, y que acaban fusionándose con chorros de distorsión. Además de una batería contundente, y de lo que yo llamo “el típico bajo post-punk”. Y con estos ingredientes hacen canciones bastante majas, como es caso de “Minimal Change”, “Feet Held To The Fire”, o “Before Now”. Aunque funcionan mejor cuando se ponen mucho más melódicos y entra algo de luminosidad en sus temas. Ahí tenemos esa “Assimilation” que abre el álbum con una energía casi punk, y con un gran estribillo. O “A Cry For Help”, en la que se marcan un final de lo más épico y potente. Pero lo mejor del álbum llega con “Suffer”. Aquí dejan ver ese lado más pop que tenían sus primeras canciones, y por fin aparece un teclado en primer plano. Además, no hay suciedad y sus guitarras brillan más que nunca.

Sí tengo que reconocer que, en algún momento, el disco me ha parecido un poco plano. Por ejemplo, en “Down To The Knees”, una canción que es como un básico del post-punk, y que no dice mucho. Quizá, porque no tiene ni un estribillo, ni una melodía memorable. Afortunadamente, es solo un pequeño bache, porque al final del álbum tiran hacia mundos más ochentas y son capaces de llevarte con bastante acierto a la parte más oscura de esa década. Algo que consiguen en la densa, pero muy melódica, “Stuck”. Y para cerrar, que mejor que recuperar la influencia de los mejores Joy Division -era inevitable que saliera este nombre- y entregar la estupenda “The Picture On The Wall”.

7,5

Gaz Coombes – Turn The Car Around

Me sorprende un poco ver con han evolucionado las carreras de alguno de los artistas más importantes de aquello que se bautizó como Britpop. En los noventa, estas bandas, se basaron en lo mejor del rock y el pop británico de los sesenta y los setenta para llevar sus canciones directamente a los noventa. Ahora, siguen fijándose en esos años, pero no tratan de darle un sonido más actual, y simplemente se dedican a emular a sus ídolos de hace cinco o seis décadas. Es el caso de Gaz Coombes, líder de Supergrass, una de las bandas más gamberras de aquella escena, que en su carrera en solitario tira de los sonidos más clásicos. Y ojo, que no digo que esto no me guste, es más, creo que se le da muy bien, pero no deja de sorprenderme que en su madurez musical solo pueda echar la vista atrás.

Turn The Car Around’ es el cuarto disco en solitario de su carrera, y el que cierra la trilogía que empezó con ‘Matador’. Un trabajo que, como viene siendo habitual, ha grabado en su destartalado estudio de Oxford. Y, aunque ha compuesto todos los temas él solo, y prácticamente ha tocado todos los instrumentos, sí que ha contado con la ayuda de Ian Davenport a la producción. Además, por estas canciones también han pasado algunos de los miembros de su banda en directo, y Willie J Healey y Loz Colbert de Ride, que han hecho algo así como un cameo.

El cuarto trabajo de Gaz Coombes reflexiona sobre los altibajos de la vida moderna y todo lo que le rodea. Así que se podría decir que, aunque su sonido sea totalmente añejo, sus letras sí que están en el presente. Ahí tenemos la estupenda “Long Live The Strange”, una de las canciones más directas del álbum, y todo un canto a la diversidad. O la melancólica “Sonny The Strong” en la que nos cuenta la historia de un boxeador que tiene que luchar con sus conflictos interiores. Aunque, evidentemente, también hay canciones clásicas en las que el amor es el protagonista. Como esa “Don’t Say It’s Over” tan soul en la que rinde homenaje a su mujer.

Estamos ante un trabajo lleno de pianos, guitarras que vibran, e instrumentos de cuerda que crean atmosferas embriagadoras. De hecho, creo que no me equivoco si digo que el Bowie de los sesenta y setenta ha sido una gran influencia. Solo hay que escuchar el apabullante final de “Overnight Trains”, el tema que abre el álbum, y que casi podría ser su “Space Oddity”. O ese pedazo de balada llamada “Dance On” con la que cierra el álbum, la cual no puede ser más glam. Y es que, en realidad, prácticamente todo en este álbum huele a los setenta. Incluso “Feel Loop (Lizard Dream)”, que, con esas guitarras estridentes, y su ritmo juguetón, se convierte en algo así como la gamberrada del álbum. O “This Love”, que es estupenda y mucho más pop que el resto del álbum.

7,7