Crystal Eyes – The Sweetness Restored

Me ha sorprendido bastante la propuesta de Crystal Eyes, una banda canadiense que acaba de editar su segundo trabajo en el sello madrileño Bobo Integral. Y lo ha hecho porque este grupo de Calgary liderado por Erin Jenkins, no puede ser más ecléctico. En su nuevo álbum cabe un poco de todo, y hay que reconocer que todo les sale bien. Así que, aunque sea un trabajo muy poco coherente, sí que es muy disfrutable. Además de, como ya he dicho antes, bastante sorprendente.

The Sweetness Restored’ está grabado justo antes de que la pandemia lo cerrara todo. La banda se encerró en un estudio de Montreal durante diez días en lo que ellos han bautizado como “uno de los momentos más creativos y excepcionales de su carrera”. Allí, junto al productor Andrew Woods, y con la ayuda de algunos amigos, como Scott’ Monty’ Munroe de Preoccupations, crearon una colección de canciones con la que rendir un homenaje a sus héroes y heroínas musicales. Además, se propusieron utilizar muchos instrumentos de diferentes épocas, como algún theremín, un viejo Hammond, un piano desafinado, y un buen montón de guitarras. De ahí que cada canción sea un mundo.

Dicen que un buen tema inicial puede llevar un álbum muy alto. Y eso es algo que han tenido muy en cuenta Crystal Eyes en este segundo trabajo. Su “Wishes”, que también fue su carta de presentación, es una de esas canciones vibrantes y tremendamente pegadizas, que hacen que ya te plantees escuchar el resto del disco. Además, su evidente influencia de los The Cure más pop la hace mejor aún todavía. Una faceta a la que vuelven en “A Dream I Had”, que es incluso más pop y directa. Pero, como esto va de no repetirse, en el resto del álbum nos encontramos un poco de todo. Como esa maravilla post-punk ultra melódica llamada “Don’t Turn Around”. O el pop nuevaolero de “Pretty Dumb”, el cual termina estallando en un arrebato de sucias guitarras.

No pueden negar que una de sus mayores influencias es The Velvet Underground. Resulta evidente en un tema reposado y algo denso como “Like a Movie”, que es algo así como la versión dream-pop de “Sweet Jane”. Pero también en las dos partes de “I Still Belive in Love”, que los acerca a la faceta más pop y sixties de la mítica banda neoyorquina. Y ojo, porque, si hablamos del pop de los sesenta, hay que mencionar la estupenda “2,000 Years”, donde se sacan de la manga unos deliciosos coros de lo más retro. Aunque, eso sí, en su parte final, la cosa cambia y se convierte en un potente tema de rock con un estridente punteo de guitarra. Porque, como no me canso de decir, es una banda que hace todo lo posible por no repetirse.

7,7

Swiss Portrait – Safe House

Swiss Portrait es uno de los grupos de dream-pop más interesantes que surgieron en 2021. Aunque lo cierto es que yo no me he entado de su existencia hasta hace unas semanas. Pero esta banda, que en realidad es el proyecto en solitario del escoces Michael Kay Terence, tuvo un pequeño éxito dentro la escena indie con su álbum de debut. Y no es para menos, porque Terence maneja de maravilla los ingredientes necesarios para fabricar buenas canciones de pop ensoñador. Además, lo hace de una forma más melódica y animada que algunos de sus compañeros de escena. Y eso siempre es un plus añadido.

Apenas han pasado unos meses desde que Swiss Portrait editó su álbum de debut, pero en sus nuevas canciones ya se nota una evolución. Sobre todo, en su sonido. En su primer trabajo nos encontrábamos con una colección de canciones de dream-pop con tintes de lo-fi que funcionaba muy bien, pero lo cierto es que la producción las lastraba un poco. Algo que no pasa en este EP que, por duración, es prácticamente un mini-LP. Aquí las canciones suenan vigorosas y vibrantes, lo que hace que entren con una facilidad pasmosa. Y eso que lo graba todo solo en su casa de campo a las afueras de Edimburgo.

Safe House’ es una joya se mire por donde se mire. Sus seis canciones son de una belleza alucinante, y Terence tiene un talento enorme para fabricar buenas melodías y estribillos que se pegan a la primera. Además, maneja de maravilla la fusión de guitarras cristalinas, algún que otro teclado, y unas cajas de ritmos que le dan vitalidad a sus composiciones. Solo hay que escuchar joyas aceleradas y entusiastas como “Paralyzed” o “Freak”, que nos recuerdan más al jangle-pop que otra cosa. Además de esa perla llamada “Play With Fire”, en la que colabora la banda neoyorquina Phantom Handshakes.

El artista escocés no pierde la vitalidad ni en los temas menos acelerados. Ahí tenemos “Wasted”, que abre el EP con su típica calma ensoñadora, pero que revienta en su estribillo con una potente batería. O esa “Lazy” en la que se deja llevar por una deliciosa y juguetona caja de ritmos. Una caja de ritmos que también se convierte en la protagonista de “Safe House”, el tema que da título y cierra el EP. Aunque eso sí, lo hace hasta su parte final, porque en el último minuto entra un sintetizador y las guitarras se vuelven más efusivas y épicas.

8,2

My Idea – Cry Mfer

Lo de Lily Konigsberg es un no parar. La artista neoyorquina, de la que ya han caído por aquí algunos de sus lanzamientos en solitario, cuenta con una carrera de lo más prolífica y llena de diferentes proyectos. El último se llama My Idea, y nace de la grabación de su álbum de debut en solitario. Y es que, estamos ante un dúo formado por la propia Konigsberg y por Nate Amos, de la banda de pop experimental Water From Your Eyes. Amos produjo ese debut y la química que se estableció entre ellos los hizo crear este proyecto. Aunque, como bien dejan claro a lo largo de su primer trabajo, no todo es tan bonito como parece.

Cry Mfer’ es uno de los discos más sinceros que recuerdo. Estamos ante un trabajo en el que Konigsberg y Amos relatan buena parte de la relación, algo toxica, y con una adicción que otra, que han tenido durante los últimos meses. Pero lo bueno es que lo hacen con sentido del humor. De hecho, a lo largo del álbum, se puede apreciar esa complicidad que han tenido a los dos a lo largo del proceso de grabación, y que se refleja en alguna que otra risa cómplice, conversaciones distendidas, y hasta un eructo que suena por ahí.

Al igual que los discos en solitario de Konigsberg, el álbum de debut de My Idea es bastante ecléctico. Aunque siempre desde la perspectiva del pop. Así, tenemos el delicado tema titular, que abre el álbum yéndose a un pop sintético un tanto ochentero. Pero, inmediatamente después, se sacan de la manga una deliciosa “Crutch” en la que apuestan por el indie más acústico. Y con ese sonido acústico siguen en la juguetona, y algo folkie, “Baby I’m the Man”. Aunque lo mejor llega cuando sacan a pasear la eléctrica y les da por hacer pegadizas canciones de indie-pop. Es el caso de “Yea”, “One Tree Hell”, o “I Should Have Never Generated You”, que nos presentan su lado más animado.

En el resto del disco hay de todo. Tenemos un delicado tema de r&b electrónico como “Breathe You”; una balada como “Not Afraid Anymore”, en la que solo se dejan acompañar por un piano, o un tema como “I Can’t Dance Part 2”, en el que Amos tira de vocoder para tratar de hacer una canción a lo Justin Bieber -al parecer la grabó un poco perjudicado-. Aunque de una perspectiva algo más rock. Además de una “Pretty You” que se va hacia terrenos country, y una “Popstar” en la que se hacen con un synth-pop un tanto curioso que, la verdad, funciona muy bien.  Como prácticamente todo el álbum.

7,6

Hatchie – Giving The World Away

Hatchie es una de esas artistas a las que me cuesta mucho ponerles alguna pega. El proyecto de la australiana Harriette Pilbeam tiene todo lo necesario para gustarme, y lo cierto es que nunca me defrauda. Su primer EP lo disfruté como un enano. Algo que también me ocurrió con su álbum debut. Y, por si esto fuera poco, todos los singles y versiones que ha sacado entre medias, me han parecido notables. Así que, como os podréis imaginar, estaba deseando que saliera su segundo trabajo. Y más después de escuchar esa buena cantidad de adelantos que ha ido sacando a lo largo de los últimos meses.

Pilbeam ha cambiado durante la pandemia. Todo está mierda que hemos vivido en los dos últimos años, la ha llevado a componer canciones en las que el amor ya no es tema principal. Ahora entran en juego la depresión, la soledad, la angustia, o las dudas sobre la incipiente madurez. Lo que hace que sus nuevos temas tengan un tono un tanto más serio. Y es que, con la ayuda del productor Jorge Elbrecht, de su marido, y líder de Rinse, Joe Agius, y James Barone, que toca la batería con Beach House, ha creado un conjunto de canciones que beben de mil influencias. Porque sí, el dream-pop y el shoegaze vuelven a ser los protagonistas, pero de muchas formas diferentes. Y ahí está parte del encanto de este disco.

Giving The World Away’ tiene un comienzo arrollador. “Lights On” es un potente tema de pop con tintes de shoegaze en el que se hace con un estribillo absolutamente demoledor. Algo que, además, riega con un buen chorro de electrónica. Un guion que sigue en “Quicksand”, el gran hit del disco. Y es que, a esta canción compuesta a pachas Dan Nigro, el que es el colaborador de Olivia Rodrigo, no le falta de nada. Tiene el ritmo dance perfecto, el estribillo pegadizo, y el toque ensoñador de Hatchie. Como tampoco le falta de nada a “This Enchanted”, el cruce perfecto entre el mundo shoegaze y el sonido Manchester de finales de los ochenta. Una época a la que también se acerca en “The Rhythm”, donde encontramos un piano house, una guitarra de lo más cruda, y sonidos cercanos a los primeros años del tecno de los noventa. Además de en el tema titular, donde el piano vuelve a cobrar protagonismo.

A pesar de que hay unas cuantas canciones que se van hacia mundos más synth-pop y dance, lo cierto es que, buena parte del álbum, tira más hacia caminos más dream-pop. Y la verdad es que, cuando actualiza las enseñanzas de Cocteau Twins, y le das su toque personal, acierta de pleno. Es el caso de “Twin” y su vibrante crescendo final; de la sedosa “Take My Hand”, o de esa preciosidad llamada “Don’t Leave Me In The Rain”. Además de “Sunday Song”, donde quita muchas de las capas que suenan en prácticamente todo el álbum, y se saca de la manga una bonita canción de pop más minimalista. Y ojo con “The Key” y sus potentes guitarras shoegaze, las cuales recuerdan a los mejores Slowdive.

8

Spiritualized – Everything Was Beautiful

Lo primero que pensé cuando escuché el último trabajo de Spiritualized es que Jason Pierce, o en este caso J Spaceman, había puesto el piloto automático. Porque, a simple vista, estamos ante otro trabajo de space-rock en el que no encontramos muchas diferencias con todo lo que ha editado desde el magnifico ‘Ladies and Gentleman We Are Floating In Space’. De hecho, el mismo hace un guiño a ese trabajo en la portada del disco, donde el envoltorio de un medicamento vuelve a ser el protagonista. Pero con Pierce/Spaceman nunca puedes dar nada por sentado, y al final, tras unas escuchas, he ido encontrando detalles que hacen que este noveno trabajo de Spiritualized resulte de lo más excitante.

Everything Was Beautiful’ es uno de los proyectos más ambiciosos de Pierce. El músico británico ha llegado a tocar hasta 16 instrumentos diferentes en este trabajo. Además, en él, han colaborado treinta músicos. Entre ellos su hija Poppy, a la que podemos escuchar justo al comienzo del álbum. De hecho, la idea inicial de Pierce era hacer un disco doble con las canciones de su anterior trabajo y las de este, pero el dueño de su sello se lo desaconsejo. Y lo cierto es que, si lo miramos bien, son dos trabajos que se complementan muy bien y tienen muchas cosas en común, como la figura del astronauta que tanto le gusta. Además de su sonido.

Estamos ante otro álbum en el que la psicodelia, el rock, o el gospel, se dan la mano y crean un conjunto de canciones de lo más especial. Como esa maravillosa “Always Together With You” que lo abre, que es una de esas canciones llenas de épica marca de la casa. Pero ojo, que tiene unos cuantos detalles que la hacen diferente, como esas castañuelas de su estribillo, las cuales le dan un toque de lo más spectoriano. Además, su segunda parte, que es todavía más épica, no puede resultar más emocionante. Al igual que ese gospel algo sucio que nos presenta en “Let It Bleed” (For Iggy)”, en la que coge prestada la letra del “Open Up And Bleed” de los Stooges para rendir un homenaje a Iggy Pop. Y luego tenemos “Crazy”, una preciosa canción de amor en la que aparecen los Spiritualized más amables y reposados.

La variedad es una de las cosas que hacen que los discos de Spiritualized siempre funcionen. Jason Pierce es un maestro a la hora de fusionar todas sus facetas y construir con ellas canciones que tienen su sello. Es el caso del rock enérgico y algo sucio, pero con un cierto toque de gospel, que nos presenta en la estupenda “Best Thing You Never Had (The D Song)”, toda una apisonadora llena de guitarras enérgicas y unas trompetas que casi se acercan al free jazz. Una faceta que también aparece en la mucho más sucia “The A Song (Laid In Your Arms)”, en la que nos deja una catarsis ruidosa no apta para muchos públicos. Pero también de ese derroche de psicodelia y krautrock que aparece en “The Mainline Song / The Lockdown Song”, en la que no tiene problema en dar el protagonismo a una flauta. Aunque eso sí, muy bien acompañada de un mar de guitarras y teclados. Y, para terminar, los casi diez minutos de “I’m Coming Home Again”, que tengo que decir que casi se hacen cortos.

8

Fontaines D.C. – Skinty Fia

Creo que últimamente no ha habido un ascenso tan grande, y tan rápido, en el mundo de la música, como el de Fontaines D.C. La banda irlandesa debutó en 2019 con un potente álbum que los llevó directamente a la primera división de las bandas de post-punk irlandesas. Poco tiempo después, editaron un estupendo segundo trabajo en el que dejaban claro que no se iban a quedar estancados en ese sonido. Y ahora vuelven con un tercer trabajo en el que siguen demostrando una inquietud que no tienen algunos de sus compañeros de escena. Pero es que, lo mejor de todo esto, es que su propuesta es cada vez más masiva. Algo que pude comprobar hace poco en su concierto en Madrid ante más de 2000 seguidores completamente enloquecidos. Y es que, por si el resto no fuera poco, también tienen un directo apabullante.

Skinty Fia’ es un insulto en irlandés arcaico que se podría traducir como “la condenación del ciervo”. Y es que, la banda de Dublín, que se mudó a Londres antes de la pandemia, ha hecho un disco en el que su tierra es la gran protagonista. Porque, como todo el mundo que se muda a otra ciudad, al final han terminado siendo invadidos por la morriña. Pero también por lo que se siente viviendo en otro sitio. Algo de lo que se hacen eco dejando claro lo diferentes que son los irlandeses y los ingleses. O señalando algunas injusticias. Como la de “In ár gCroíthe go deo”, el tema que lo abre. En él, nos cuentan la historia de una irlandesa que pidió que se pusiera esa frase en su lapida cuando la enterraran en Londres, pero la iglesia se negó tachándolo de político –el significado de la frase es “En nuestros corazones para siempre”-.

Musicalmente, estamos ante un trabajo con pocos himnos de post-punk abrasivo con los que hacer pogos en sus conciertos. Sí que hay algún ritmo urgente y nervioso, como el de ese tema inicial en el que se les nota bastante cabreados. O el del tema titular, donde tiran hacia una faceta más electrónica y algo atípica en su música. De hecho, puede ser la única canción en la que sí se nota la supuesta influencia que hay en el álbum del ‘XTRMNTR’ de Primal Scream. Además de esa maravilla llamada “Jackie Down The Line”, que ya se ha convertido en uno de los clásicos de su repertorio. Y bueno, también podríamos meter por aquí “Roman Holiday”, en la que casi se hacen con un himno britpop. Aunque eso sí, más oscuro y sucio.

Fontaines D.C. ya demostraron en su anterior trabajo que se les da muy bien ese rock pesado, algo sucio, y un tanto perezoso. Y, de hecho, aquí, incluso lo mejoran. Solo hay que escuchar la “Big Shot”, en la que se dejan llevar por un ritmo pausado y unas guitarras crudas, pero, a la vez, muy melancólicas. Algo que también ocurre con la estupenda “Bloomsday”, donde tiran hacia mundos mucho más melódicos y dan con uno de los grandes temas del disco. Aunque eso honor va para “I Love You”, la que es la primera canción abiertamente política de la banda. Una especie de oda a Irlanda que cambia de tercio en su parte intermedia, cuando Grian Chatten se hace con un agresivo spoken-word en el que suelta algunas perlas sobre la corrupción y los abusos de la iglesia en su país. Y no puede sonar mejor. Como prácticamente todo el álbum, que casi se podría decir que es el mejor que han editado hasta ahora.

8,1

Whimsical – Melt

En los últimos años no solo están saliendo una gran cantidad de bandas nuevas que le dan al shoegaze y el dream-pop, también están volviendo algunas que lo intentaron en su día, pero, por alguna cosa u otra, terminaron dejándolo. Ahí tenemos el caso reciente de Young Prisms, que, tras más de una década de descanso, han vuelto este año con un estupendo trabajo. O Whimsical, la banda de la que me ocupo hoy. Y es que, este grupo de Indiana publicó un álbum de debut en 1999 que hizo que saborearan un pequeño éxito en los primeros 2000. Pero al poco tiempo se separaron y no volvieron hasta 2017. Eso sí, con una baja y en formato dúo. Desde entonces, han publicado tres trabajos -contando con este último- en los que han seguido dando buenas muestras de lo bien que se les dan estos sonidos.

Melt’ es un álbum en el que no hay sorpresas. Y casi mejor así, porque lo suyo es irse hacia ese dream-pop con tintes de shoegaze que tantas buenas obras nos dejo en los noventa. Además, de formas muy diferentes. Solo hay que ver como comienzan este trabajo. “Rewind” es un vibrante y animado tema en el que se van al lado más pop del asunto. De hecho, resulta bastante evidente la influencia de Lush. Algo que también ocurre con “Gravity”, el estupendo tema que viene a continuación. Además de en la algo más acelerada “Crash and Burn”, donde se sacan de la manga una distorsión de lo más melódica y un estribillo redondo.

Si es verdad que el resto del álbum se mueve por terrenos más reposados y dream-pop. Pero lo cierto es que meten unos cuantos ingredientes que hacen que su propuesta resulte de lo más amena. Ahí tenemos “Take All of Me”, donde sorprenden con un torrente de distorsión que rompe con sus bucólicos paisajes ensoñadores. O la delicadeza con la que atacan temas tan bonitos como “Just a Dream” y “Feather”, donde la suciedad de las guitarras queda en un segundo plano. Y si nos vamos a “Searching”, nos encontramos con una pequeña joya llena de oscuridad que termina con un pequeño toque electrónico y cercano al post-punk de los ochenta. Un sonido sintético que también aparece en “Quicksand”, aunque de una forma más delicada y ensoñadora.

Desde luego, eso de “el que tuvo, retuvo”, es algo que le viene como anillo al dedo a Whimsical. Más que nada, porque han creado un estupendo disco de dream-pop y shoegaze que nos lleva directamente a los mejores años de esta corriente musical.

7,8

Vundabar – Devil For The Fire

Vundabar es una banda que siempre me ha parecido muy interesante, y la verdad es que me alegro bastante de que les haya tocado la china de tener una canción viral en tiktok. Y es que, en el último año, el grupo de Boston ha visto como “Alien Blues”, una de las canciones de su disco de 2015, servía de banda sonora a un meme que circulaba por la plataforma. Lo que se ha traducido en mas de 130 millones de reproducciones en Spotify. Además, los ha llevado a cambiar la promoción de este nuevo trabajo, y en su primera aparición en un late-night de la tele norteamericana no tuvieron más remedio que tocar este tema. Del cual, han hecho una nueva versión que ha terminado cerrando la edición digital de su nuevo álbum.

Devil For The Fire’ es otro trabajo marcado por la pandemia. Al igual que otras muchas bandas, su anterior álbum fue publicado en los primeros días del confinamiento, y la imposibilidad de presentarlo en directo, los llevó a componer nuevos temas y grabarlos en pocos meses después. Con la mala suerte de que, al padre de Brandon Hagen, líder del trío, le dio un derrame cerebral justo antes de meterse en el estudio. Lo que hizo que Hagen se desdoblara entre el estudio y el hospital durante ocho días. Además de tener que hacerse tres pruebas de COVID diarias. Una situación que, evidentemente, ha terminado influyendo en algunos temas del álbum. Como “The Gloam”, que suena de los más urgente y liberador. O el tema que le da título, en el que se adentran en un post-rock algo catártico.

Siempre he pensado que la mejor faceta de Vundabar es la que los lleva a un indie-rock algo reposado pero muy vibrante. Y de esto hay varios ejemplos en este trabajo. Empezando por esa “Aphasia” que lo abre, en la que habla de la enfermedad en la que derivó el derrame cerebral de su padre. Pero lo bueno es que lo hace desde la perspectiva de la recuperación y viendo el vaso medio lleno. Lo que hace que nos encontremos con una bonita canción a medio camino entre Pavement y Galaxie 500. Una formula a la que también recurren en la estupenda “Listless Blue”, o incluso en la algo más enérgica “Lore”.

Vundabar siempre han tenido predilección por las guitarras algo cortantes y los ritmos un tanto entrecortados. De hecho, es una de las cosas que hacen que su propuesta funcione. Solo hay que darle una escucha a “Ringing Bell”, o a la algo más pop “Heatwave”, que suenan frescas y maravillosas. Incluso podríamos decir que su gran hit también va por ahí. Pero lo bueno es que también saben cuando es el momento de dejarse llevar por mundos más melódicos y directos, algo que hacen en la ultra pegadiza “Nosferatu”. Una prueba más de que estamos ante un álbum de lo más completo.

7,8

Novedades musicales: abril 2022

Vamos con la cuarta recopilación de novedades de 2022. Un año que, como ya he comentado en otras ocasiones, está siendo de lo más fructífero. De hecho, me ha salido otra selección de 50 canciones. Canciones como las de Interpol, Dehd, Built To Spill, Angel Olsen, o Porridge Radio, las cuales sirven de adelanto de sus inminentes nuevos trabajos. Pero también algún single suelto de The Reds, Pinks and Purples, Teenage Fanclub, Empress Of, o Jamie xx. Y ojo con Oliver Sim, el compañero de Jamie en The xx, que ha sacado un temazo en toda regla. Pero, además, también tenemos a bandas nuevas de lo más vibrantes, como Humdrum, que hacen un indie-pop de lo más pegadizo, y Midi Memory, que se van al post-punk más sintético. Y, por si esto fuera poco, tenemos a Soft Cell y Pet Shop Boys entregándonos todo un hit, y a Superorganism creando una extraña alianza con Stephen Malkmus.

Espero que os guste.

1 Talk – beabadoobee

2 Any Day Now – SPICE

3 Gonna Lose – Built to Spill

4 Stars – Dehd

5 purgatory – Soak

6 The Rip – Porridge Radio

7 Life In The Void – The Reds, Pinks & Purples

8 Up to My Elbows – The Stroppies

9 Superbloom – Humdrum

10 Far From A Mind – Hater

11 Hearts Underground – Tallies

12 Around You – Say Sue Me

13 Pastlife – Day Wave

14 Play With Fire – Swiss Portrait and Phantom Handshakes

15 Solid Gold – Red Sleeping Beauty feat. Amelia Fletcher

16 Young And Stupid – Belle And Sebastian

17 Nacen en Primavera – Grushenka

18 Shadows – The Haunted Youth

19 Undigested Parts – Elf Power

20 Town – Hovvdy

21 Pana-vision – The Smile

22 I Left A Light On – Teenage Fanclub

23 NO HOTEL – Lykke Li

24 All The Good Times – Angel Olsen

25 Alma – Melody’s Echo Chamber

26 Golden Air – Sun’s Signature

27 I Don’t Have Control Sometimes – Sunflower Bean

28 Toni – Interpol

29 When We Were Nothing – Avalyn

30 Water Table – Cola

31 Mirrors – Just Mustard

32 If I Say Tomorrow – Mint Julep

33 Poisonous Storytelling – Hercules & Love Affair feat. ANOHNI

34 Family Ties – Mykki Blanco feat. Michael Stipe

35 Blood In The Snow – Totally Enormous Extinct Dinosaurs

36 It’s Raining – Superorganism feat. Stephen Malkmus and Dylan Cartlidge

37 Looking High – Foals

38 Fruit – Oliver Sim

39 Save Me – Empress Of

40 Lights On – Hatchie

41 Levitation – Let’s Eat Grandma

42 Purple Zone – Soft Cell feat. Pet Shop Boys

43 Panopticon – She Drew The Gun

44 Iced Gems (Joe Goddar Remix) – Penelope Isles

45 What’s The Matter Boy – First Hate

46 Widow – Working Men’s Club

47 All the Way Out – Midi Memory

48 Alive – POLIÇA

49 Breathe – Röyksopp feat. Astrid S

50 LET’S DO IT AGAIN – Jamie xx

Orville Peck – Bronco

Orville Peck corre el riesgo de convertirse en una caricatura de sí mismo. Y es que, el músico canadiense, aunque nacido en Sudáfrica, no para llevar su personaje al extremo, y eso le puede terminar pasando factura. Porque, este vaquero, abiertamente gay, del que no se conoce su verdadera identidad -se supone que es el músico de punk Daniel Pitout, pero eso no está confirmado-, puede resultar excesivo en algunas ocasiones. Lo bueno es que le salva una cosa: sus canciones. Y es que, al final, detrás de esa mascara llena de borlas, se encuentra artista con un gran talento para componer temas que beben de la mejor música americana. Algo que podemos volver a comprobar en su segundo álbum.

Bronco’ es un disco que llega en el mejor momento para Peck. Y es que, desde que editó su primer trabajo, su popularidad no ha parado de crecer, y le hemos podido ver participando en el documental de Netflix This Is Pop, posando para algunas de las revistas de moda más importantes del mundo, o colaborando con Shania Twain. Pero, además, en las últimas semanas, ha contado con un empujón más gracias a la incursión de su “Dead of Night” en uno de los capítulos de la última temporada de Euphoria. Así que estamos ante un disco que tiene todos los ingredientes para llevar a este vaquero a una división superior.

Orville Peck ha hecho un disco largo, pero a la vez bastante entretenido. Junto al grupo de indie-rock canadiense Frigs, que se ha convertido en su banda de acompañamiento, ha dado con una colección de temas realmente notable. Además, va mucho más allá del country, porque aquí hay mucho de Roy Orbison, bastante de Elvis, e incluso temas que no desentonarían en un disco de Garth Brooks. Además, sus letras, en las que habla abiertamente de relaciones homosexuales dentro de un ambiente tan cerrado como el country, o en las que se burla de su propia obsesión por la cultura estadounidense, siguen siendo una de sus mejores bazas.

Estamos ante un disco que cuenta con varios temas de lo más directos y que funcionan estupendamente como single. Es el caso de “Daytona Sand”, que abre el álbum llenándolo de euforia vaquera. De esa “Lafayette” un tanto más festiva, o de “Bronco” y “Any Turn”, que son perfectas para bailar en cualquier bar de carretera de la Norteamérica más profunda. Pero es en la estupenda “C’mon Baby, Cry” donde juega sus mejores cartas. Y es que, en este tema en el que habla de la masculinidad toxica, se va hacia el mejor Roy Orbison y se saca de la manga una joya en la que no tiene miedo meter unas castañuelas y meterse de lleno en un mundo mucho más pop y sixties.  

No solo está acertado en los temas más eufóricos, también hay baladas y medios tiempos notables. De hecho, uno de los mejores momentos del álbum llega con “The Curse of the Blackened Eye”, una delicada balada compuesta a pachas con Tobias Jesso Jr., en la que nos habla de una relación abusiva. O esa “Kalahari Down” que empieza de forma sosegada y seria, y termina con un derroche de épica. Un guion que sigue en la también notable “Trample Out the Days”. Y es que hay que reconocer que se le da maravilla hacer temas emocionantes que se adaptan como anillo al dedo a esa voz profunda que tiene. Es el caso de “Outta Time”, todo un baladón en el que no tiene ningún problema en tirar de esa épica que tanto le gusta. Algo a lo que también recurre en “All I Can Say”, el estupendo tema que cierra el álbum. En el que, además, y muy acertadamente, le da más protagonismo a la voz de Bria Salmena, la cantante de Frigs.

7,7