Crystal Eyes – The Sweetness Restored

Me ha sorprendido bastante la propuesta de Crystal Eyes, una banda canadiense que acaba de editar su segundo trabajo en el sello madrileño Bobo Integral. Y lo ha hecho porque este grupo de Calgary liderado por Erin Jenkins, no puede ser más ecléctico. En su nuevo álbum cabe un poco de todo, y hay que reconocer que todo les sale bien. Así que, aunque sea un trabajo muy poco coherente, sí que es muy disfrutable. Además de, como ya he dicho antes, bastante sorprendente.
‘The Sweetness Restored’ está grabado justo antes de que la pandemia lo cerrara todo. La banda se encerró en un estudio de Montreal durante diez días en lo que ellos han bautizado como “uno de los momentos más creativos y excepcionales de su carrera”. Allí, junto al productor Andrew Woods, y con la ayuda de algunos amigos, como Scott’ Monty’ Munroe de Preoccupations, crearon una colección de canciones con la que rendir un homenaje a sus héroes y heroínas musicales. Además, se propusieron utilizar muchos instrumentos de diferentes épocas, como algún theremín, un viejo Hammond, un piano desafinado, y un buen montón de guitarras. De ahí que cada canción sea un mundo.
Dicen que un buen tema inicial puede llevar un álbum muy alto. Y eso es algo que han tenido muy en cuenta Crystal Eyes en este segundo trabajo. Su “Wishes”, que también fue su carta de presentación, es una de esas canciones vibrantes y tremendamente pegadizas, que hacen que ya te plantees escuchar el resto del disco. Además, su evidente influencia de los The Cure más pop la hace mejor aún todavía. Una faceta a la que vuelven en “A Dream I Had”, que es incluso más pop y directa. Pero, como esto va de no repetirse, en el resto del álbum nos encontramos un poco de todo. Como esa maravilla post-punk ultra melódica llamada “Don’t Turn Around”. O el pop nuevaolero de “Pretty Dumb”, el cual termina estallando en un arrebato de sucias guitarras.
No pueden negar que una de sus mayores influencias es The Velvet Underground. Resulta evidente en un tema reposado y algo denso como “Like a Movie”, que es algo así como la versión dream-pop de “Sweet Jane”. Pero también en las dos partes de “I Still Belive in Love”, que los acerca a la faceta más pop y sixties de la mítica banda neoyorquina. Y ojo, porque, si hablamos del pop de los sesenta, hay que mencionar la estupenda “2,000 Years”, donde se sacan de la manga unos deliciosos coros de lo más retro. Aunque, eso sí, en su parte final, la cosa cambia y se convierte en un potente tema de rock con un estridente punteo de guitarra. Porque, como no me canso de decir, es una banda que hace todo lo posible por no repetirse.
7,7

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