Chastity Belt – Chastity Belt
No es casualidad que Chastity Belt hayan titulado su cuarto disco con el nombre del grupo, porque, de alguna manera, representa un cambio de sonido en su música. Hasta ahora, a la banda de Washington, se la podía meter dentro del universo del nuevo indie-rock femenino, pero ahora, han escogido otro camino. Y no es que hayan dejado de lado las guitarras, estás siguen ahí, pero ahora son más reposadas y ensoñadoras. Así que, el que espere algún guitarrazo de más, o capas de distorsión, ya se puede ir olvidando.
«Chastity Belt» es un disco sin apenas sobresaltos y uno de esos trabajos en los que parece que no pasa nada. Pero esto no puede estar más lejos de la realidad. Tras su tono relajado, y algo perezoso, hay unas cuantas buenas melodías, y unas ganas importantes de hacer un disco más bonito de lo habitual. De hecho, un tema como ‘Rav-4‘, está más cerca de Beach House que del indie-rock de siempre. Eso sí, no es la tónica que siguen en todo el álbum. El rock con sabor a los noventa está más que presente en cortes como ‘Ann’s Jam‘, ‘Effort‘ o ‘Half-hearted‘.
A pesar del tono reposado que tiene todo el disco, hay temas en los que se desmelenan un poco más. Eso sí, no mucho. Así, nos dejan una maravillosa ‘Elena‘, en la que unas guitarras dobladas logran dar con ese pequeño ápice de animación necesaria para alterar el resto del álbum. O ese lado más pop que aparece en ‘Split‘, que es toda una delicia. Y si nos vamos a ‘Drown‘, nos encontramos con otro gran corte de aires noventeros, en el que se sacan de la manga unas guitarras cercanas a los Sonic Youth más amables. Un acercamiento al mítico grupo neoyorquino que también aparece en la parte final de ‘Pissed Pants‘, el tema con el que cierran el disco, donde la distorsión se convierte en la protagonista.
Puede que de entrada no sea un disco fácil, pero la delicadeza con la que afrontan su indie-rock, termina resultando de lo más atractiva.
7,5
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