Purple Mountains – Purple Mountains

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David Berman es uno de esos artistas introspectivos que ha tenido una vida un tanto jodida. El que fuera líder de Silver Jews, una de las bandas de indie-rock más personales surgidas en los noventa, cuenta con un historial de adicciones, intentos de suicidio y depresiones, de lo más abultado. Afortunadamente, todavía sigue por aquí. Eso sí, han tenido que pasar once años para escuchar algo de material nuevo suyo. Berman disolvió Silver Jews en 2009, y desde entonces ha estado descansado en su casa de Nashville, hasta que le ha picado el gusanillo de nuevo y ha formado estos Purple Mountains. Un grupo que es el mejor ejemplo de ese dicho que dice “el que tuvo, retuvo”.

Purple Mountains es la banda de Berman, pero el de Virginia se ha rodeado de un grupo de músicos de lo más notables. Entre ellos, Jeremy Earl y Jarvis Taveniere, de Woods, que además producen el disco – en un principio lo iba a producir Dan Bejar, pero no terminó de cuajar la cosa-. El caso, es que, juntos, se han sacado de la manga un debut al que se le pueden poner muchas etiquetas. Porque, aunque muchos lo califiquen como country, aquí hay un poco de todo, y se podría decir que es un trabajo con un sonido muy americano.

Berman juega con la música de raíces de su país a lo largo del todo el disco. Así, lo abre con un pizpireto corte llamado ‘That’s Just the Way That I Feel’, en el que sí se mete de lleno en la América más profunda. Aunque, eso sí, le da un cierto toque de soul que lo hace diferente (y mucho más entretenido). Y como no quiere casarse con ningún estilo, inmediatamente después, nos deja ‘All My Happiness is Gone’, uno de los grandes temas del álbum, en el que se deja llevar por un chamber-pop que es una auténtica delicia. Una canción que forma parte de la faceta más animada del disco, donde también entran cortes como ‘Margaritas at the Mall’, con sus estupendas trompetas, o la elegante ‘Storyline Forever’.

Una parte del álbum está formada por temas más reposados, en los que Berman se deja llevar y expande su sonido. Uno de ellos es ‘Snow is Falling in Manhattan’, donde se mete de lleno en ese rock cercano al soul y al góspel, que tanto nos recuerda a los últimos discos de Spiritualized. Y la verdad es que le sienta muy bien. Como también le sienta muy bien fusionar los sonidos fronterizos con los más elegantes en ‘I Loved Being My Mother’s Son’, un precioso tributo a su madre. Eso sí, para cerrar el disco, vuelve ponerse muy americano, y nos deja el juguetón ‘Maybe I’m the Only One Form Me’.

Ojo con este disco, que ya está en la carrera para convertirse en uno de los trabajos del año. De hecho, está teniendo unas críticas de lo más entusiastas en los medios de su país. Y no es para menos, porque es un gran disco.

8

Bleached – Don’t You Think You’ve Had Enough?

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Han sido muchos los discos que a lo largo de la historia del rock han reflejado las adicciones de los músicos que los han compuesto. Pero también son unos cuantos los que nos han contado la salida de esas adicciones. El nuevo trabajo de Bleached es uno de estos últimos. Y es que, las hermanas Clavin, se han pasado buena parte de su carrera dándole de más a la botella, hasta que hace un par de años decidieron parar. Así que estamos ante un disco, con un título bastante esclarecedor, por cierto, que nos habla del paso del alcoholismo a la sobriedad. Y la verdad es que tengo que decir que les siente bastante bien lo de estar sobrias.

Don’t You Think You’ve Had Enough?” es el disco más pop y más ecléctico de su carrera. De hecho, y de alguna manera, vuelven un poco a su álbum de debut. Más que nada, porque le han pillado de nuevo el gusto a las melodías más pop, y parece que se han pegado una buena dosis de The Go-Go’s y Blondie antes de componer este trabajo. Además, han dejado atrás su lado más punk, y por aquí nos encontramos temas cercanos al disco (‘Kiss You Goodbye’ es una delicia), o al dance-rock, como en ‘Hard To Kill’, en la que incluso se atreven con un cencerro que es puro The Rapture. Esto hace que estemos ante un disco de lo más entretenido.

La new-wave, de la que siempre han tirado bastante, es una de las grandes protagonistas de este álbum. Se les da muy bien recuperar lo mejor del rock femenino de finales de los setenta, y lo demuestran en temas tan notables como ‘Heartbeat Away’, ‘Daydream’, o ‘Rebound City’. Pero, lo bueno, es que, aquí, van un poco más allá y se adentran en terrenos más pop. Lo hacen en ‘Somebody Dial 911’, un tema que habla de lo que es convivir con un adicto, en el que incluso meten un teclado de lo más ochentero. Pero también están mucho más amables en ‘Silly Girl’, en la que incluso coquetean con sonidos más sintéticos. Y no es solo que se acerquen a otros estilos más amables, su rock, también es bastante más melódico. Ahí está la pegadiza ‘Real Life’, donde nos dejan un estribillo redondo. O ‘Awkward Phase’, donde también se vienen muy arriba en su parte central. Eso sí, para cerrar el disco, prefieren irse a terrenos más crudos, y nos dejan una especie de folk-grunge ‘Shitty Ballet’ que no está nada mal.

Me alegro de que hayan superado a sus adicciones, y que esto se vea reflejado en su música, porque, de ellas, siempre me ha gustado su lado más pop. Y eso es lo que predomina aquí.

7,6

Drab Majesty – Modern Mirror

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Drab Majesty van a por todas. El proyecto de Andrew Clinco, o Deb Demure, que es su nombre artístico, se ha convertido en uno de los grandes valores del nuevo pop gótico. Lo han hecho poco a poco, definiendo su sonido en cada disco, y escalando en popularidad con cada entrega. Hasta llegar a este tercer trabajo, donde han tirado la casa por la ventana, yéndose a grabar a Grecia junto a Josh Eustis (Telefon Tel Aviv), y puliendo su sonido hasta convertirlo en algo totalmente asequible para el gran público. El resultado no puede ser mejor, y se puede decir perfectamente que estamos ante su mejor trabajo.

Lo primero que llama la atención de “Modern Mirror”, es que es bastante menos electrónico que su predecesor. Más que nada, porque las guitarras suenan más distorsionadas, y las canciones tienen una estructura más cercana al rock. Pero, contradictoriamente, es un trabajo mucho más pop. Solo hay que escuchar un tema como ‘The Other Side’, en el que sí que se ponen un poco más electrónicos, y se meten de lleno en un mundo un tanto más new-romantic. Y lo hacen a lo grande, porque se han sacado de la manga un estribillo brillante al que es imposible resistirse. Como es imposible resistirse a ‘Dolls in the Dark’, el que podríamos calificar como el himno synth-pop del disco.

No pueden negar que The Cure ha sido una gran influencia en este trabajo. Tanto en su lado más oscuro, como en su lado más luminoso. Y es que, la banda de Robert Smith nos ha dejado enseñanzas para unos y para otros. Ahí está ‘Elipsis’ y sus guitarras limpias y efusivas. Algo a lo que también recurren en ‘Oxytocin’. Pero también saben cómo adentrarse en un mundo más oscuro e introspectivo. Lo hacen muy bien ‘Noise of the Void’ y ‘Long Division’, las dos baladas del disco, las cuales son una auténtica delicia. Sobre todo la segunda, donde se acercan a terrenos más dream-pop. Aunque, eso sí, para acabar el disco, vuelven a su lado más pop y más luminoso, dejándonos ‘Out of Sequence’, una canción maravillosa donde las guitarras limpias vuelven a convertirse en las protagonistas.

No cabe duda de que estamos ante el disco de confirmación de Drab Majesty, y el trabajo que les puede abrir las puertas a un público más allá del mundo gótico. Y es que, es uno de los álbumes de este 2019.

8,2

Trash Kit – Horizon

Trash+Kit+Horizon+cover

Rachel Aggs es una de las artistas británicas más prolíficas del momento. La de Londres está al frente de tres grupos a la vez, y los tres reciben más que buenas críticas y elogios por parte de algún músico ilustre, Thurston Moore entre ellos. Últimamente ha estado muy centrada en Shopping y Sacred Paws, pero uno de sus primeros grupos fue Trash Kit, con el que, junto a Rachel Horwood, llevan una década en activo. Aunque, eso sí, también llevaban cinco años sin editar material nuevo. Hasta ahora, que nos han sorprendido con el que es su tercer trabajo.

La verdad es que, tanto la música de Trash Kit, como la de sus otros dos grupos, es bastante curiosa. Todo el mundo las mete en el carro del post-punk, y es cierto que algo de eso sí que hay, pero sus canciones no dejan de tener una parte más luminosa y un aire un tanto más festivo. En buena parte por la guitarra de Aggs, que siempre suena limpia, e incluso algo afro. Un sonido que se fusiona de maravilla con esa base rítmica, también muy afro, que le da un aire bailable a todo lo que hacen. Por eso no deja de ser curioso que las metan el en carro del oscuro post-punk.

Horizon” es un disco bastante más instrumental que los últimos discos de Shopping y Sacred Paws. Se enrollan bastante más en los paisajes sonoros protagonizados por la guitarra de Aggs, y la verdad es que les funciona bien. De hecho, ‘Coasting’, el tema que abre el álbum, es un corte casi instrumental, y con un cierto toque reggae, en el que no pueden negar las influencias de The Slits. Aunque, eso sí, se salen un poco de la norma metiendo unos instrumentos de cuerda. Es una calma que también utilizan en ‘Window’ para cerrar el disco. Pero, entre medias, es donde está lo bueno.

Trash Kit saben muy bien cómo llevar esas influencias africanas al mundo anglosajón. Lo demuestran estupendamente en cortes como ‘Every Second’, ‘Horizon’, ‘Bed’ o ‘Traffic Lights’, con los que consiguen hacernos bailar con suma facilidad. Aunque es en ‘Disco’ donde más se aceleran, y donde mejor llevan su sonido al extremo. De hecho, utilizan siete minutos para ello. Pero ojo, que cuando se relajan, se convierten en un grupo de lo más delicioso. Como muestra un tema como ‘Discolate’, en el que se acercan bastante a lo que podríamos catalogar como una versión femenina de Vampire Weekend.

7,6

 

Seablite – Grass Stains and Novocaine

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A pesar de haberse convertido en el parque de recreo de los lideres tecnológicos, San Francisco sigue molando, y su escena musical sigue dando grupos de lo más interesantes. Además de variados. La ciudad californiana tiene una gran tradición pop, y en los últimos años nos ha dejado bandas como Girls, Magic Bullets o Dominant Legs. Tres grupos que, lamentablemente, ya han desaparecido, pero hay una gran cantidad de bandas que han cogido el relevo. Una de ellas es Seablite, un cuarteto mayoritariamente femenino, que maneja el indie-pop británico de los ochenta con una soltura envidiable. Algo que por aquí siempre es bienvenido.

Grass Stains and Novocaine” es su álbum de debut, y en él, nos podemos encontrar con una colección de canciones que bebe directamente del shoegaze más pop y el del C-86. Así que ya sabéis de que va el tema: guitarras ruidosas, melodías cándidas, y voces susurrantes. Pero lo bueno que tienen, es que cuentan con una vertiente más pop y más acelerada. Ahí es donde me han ganado del todo, porque temas como ‘Pillbox’, ‘Lollipop Crus’ o ‘Time is Weird’, son auténticas píldoras pop de lo más irresistibles. Y si ya nos vamos a ‘Heart Mountain’ y ‘House of Papercuts’, nos encontramos con que saben rebajar el nivel de distorsión de las guitarras y entregarnos dos cortes limpios de lo más maravillosos.

Su lado más reposado, el cual bebe directamente de Cocteau Twins, también es de lo más interesante, y el acercamiento al dream-pop en un corte como ‘(He’s a) Vacuum Chamber’, les siente bastante bien. Pero está claro que ellos prefieren su lado más lo-fi y C-86, porque es lo que predomina en gran parte del disco, y en temas como ‘There Were Only Shadows’, que es un poco más oscuro, o en las poperas ‘Haggard’ y ‘I Talk to Frogs’.

Está claro que no hacen nada nuevo, y todo lo que hay en estos 32 minutos de música, ya lo hemos escuchado otras veces. De hecho, se puede asemejar al sonido que han recuperado en esta década grupos como The Pains of Being Pure At Heart o Veronica Falls. Así que lo mejor es disfrutar de sus canciones, las cuales son notables.

7,7

Novedades 2019 (6ª Parte)

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Seguimos con un el aluvión de novedades discográficas. Y es que, para después de verano, e incluso en los meses estivales, hay programados unos cuantos lanzamientos de lo más interesantes. Entre ellos los de Ride, Belle and Sebastian, que han hecho una nueva banda sonora, el disco más pop de Marika Hackman, o un nuevo asalto de Los Punsetes. Además de clásicos como Pixies, Sleater-Kinney, o Lloyd Cole, que va a editar su disco electrónico. Si a esto le unimos un nuevo trabajo de Bat For Lashes, otro de Metronomy, y otro de Alex Cameron, nos encontramos con que va a ser un otoño de lo más movido. Pero antes tiene que pasar el verano, y nada mejor que buena música para pasar las largas tardes calurosas de las próximas semanas.

Espero que os guste.

1. Sister Buddha / Belle And Sebastian 
2. Divorce / Alex Cameron 
3. the one / Marika Hackman 
4. Hot Motion / Temples 
5. Silhouettes / Friendly Fires 
6. Repetition / Ride 
7. Oxytocin / Drab Majesty 
8. Box / Dude York 
9. Superbike / Jay Som 
10. Windows / Frankie Cosmos 
11. Good Run / The Concerns 
12. Forever Half Mast / Lucy Dacus 
13. On Graveyard Hill / Pixies 
14. Idiota / Los Punsetes 
15. No Bullets Spent / Spoon 
16. Gretel / (Sandy) Alex G 
17. The Future Is Here / Sleater-Kinney 
18. Don’t Wanna Let You Go / Imperial Teen 
19. Night Sweats / Lloyd Cole 
20. Salted Caramel Ice Cream / Metronomy 
21. Que Nos Quiten Lo Bailado / Betacam 
22. Stars Are the Light / Moon Duo 
23. True Blue (feat. Angel Olsen) / Mark Ronson 
24. Kids In The Dark / Bat For Lashes 

Imperial Teen – Now We Are Timeless

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Un nuevo trabajo de Imperial Teen siempre es alegría. La banda de San Francisco fue una de las que quitó toda la depresión y tristeza al indie-rock de los noventa, y lo llenó de melodías poperas, teclados y letras totalmente gays. Y eso que Roddy Bottum, su líder, que también era el teclista de Faith No More, venia de una depresión y una adicción a la heroína cuando creo la banda. Mucho ha cambiado el asunto desde aquél lejano 1995, pero la verdad es que su música no ha sufrido un gran cambio, y yo me alegro.

Now We Are Timeless” es su primer trabajo en siete años, pero no os penséis que Bottum ha estado parado todo este tiempo. De hecho, no ha estado quieto, porque se ha mudado a Nueva York, ha compuesto una ópera, ha debutado como actor en una película junto a Michael Cera y Chris Abbott, y ha hecho algunas bandas sonoras. Pero también ha tenido tiempo de crear algunas de las canciones de este álbum. Aunque no sería justo no hablar de los otros tres miembros de la banda, que también componen. No obstante, cada uno ha puesto su granito de arena desde la ciudad donde residente. Así que podríamos decir que estamos hablando de un disco que se ha gestado entre la Bay Area de San Francisco, Denver, Los Angeles, y Nueva York.

Dicen los miembros de Imperial Teen, que en los últimos años han tenido que lidiar con alguna crisis y con alguna perdida, pero que hacer este trabajo juntos ha sido una catarsis y les ha llenado de alegría. Y es algo que se nota en temas como ‘I Think That’s Everything’, ‘Walkaway’ o ‘Timeless’, que tienen un tono triste, pero, a la vez, también esperanzador. Aunque, eso sí, lo mejor siempre llega cuando se animan un poco y se ponen juguetones. Es el caso de la cruda ‘We Do What We Do Best’, de la algo más limpia ‘How We Say Goodbye’, o de la épica ‘Parade’. Además, les sienta bien de ponerse un poco psicodélicos en ‘Ha’. Pero el tema más sorprendente del álbum es ‘Don’t Wanna Let You Go’. Y es que, en esta canción, que es en un tanto oscura, no se han cortado un pelo, y han fusilado parte del ‘When Doves Cry’ de Prince. El parecido es bastante descarado y les ha quedado muy bien, así que supongo que será un homenaje.

Imperial Teen siguen donde lo dejaron hace siete años, y la verdad es que no hace falta que cambien. Así ya nos gustan bastante.

7,5

Outer Spaces – Gazing Globe

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En la nota de prensa del disco de Outer Spaces que me llegó hace un par de meses, mencionan a los primeros R.E.M. como principal influencia. Esto, es un gancho más para vender su música, que tengo que reconocer que, conmigo, ha funcionado. Y es que, me mencionas los principios de la carrera de la banda de Georgia, y ya no atiendo a razones. Otra cosa es que luego sea cierto, que no es el caso que nos ocupa. Aunque sí se puede decir que estamos ante un trabajo que bebe del indie-rock de los ochenta y principio de los noventa.

Outer Spaces es un trío de Baltimore que tiene como líder y principal compositora a Cara Beth Satalino, una chica que sabe muy bien cómo recuperar esos sonidos propios de los primeros años del indie-rock. “Gazing Globes” es su segundo trabajo, y en él nos dejan una colección de canciones llenas de elegancia, en las que todo encaja. Y es que, a pesar de que hay alguna distorsión de vez en cuando, lo suyo es algo más tranquilo y sin apenas sobresaltos.

El disco se abre con toda una delicia como ‘I See Her Face’, en la que ya nos muestran por donde van a ir los tiros en buena parte del álbum. Y es que, se les da muy bien lo de crear canciones que, en un principio, parece que no dicen nada, pero que, tras unas escuchas, se quedan en el subconsciente del oyente. Es el caso de la bella ‘Truck Song’, que se convierte en sobresaliente cuando entra su guitarra limpia; de la intensa ‘Album for Ghosts’, donde sí que pisa un poco el pedal de distorsión, o de la delicada ‘Telling You Things’.

No todo es contención en este trabajo, también saben cómo animar un poco el cotarro y meterse de lleno en terrenos más pop. Ahí está esa ‘YWLGOML’, en la que se dejan llevar y terminan metiendo un saxo y un órgano de lo más juguetón. O esa ‘TV Screen’ tan deliciosa, donde sí que se puede ver una influencia de los R.E.M. más pop. Además de ‘Teapot #2’, con la que cierra el álbum yéndose hacia su lado más melódico

Aunque se vaya por las ramas en algún tema que otro, como en el que da título al álbum, estamos ante un trabajo notable de indie-rock. Y sí, no es que haga nada novedoso, pero lo que hace, lo hace muy bien.

7,7

Jeanines – Jeanines

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Tal y como están las cosas en el mundo de la música, hay que decir que es toda una heroicidad editar un disco que bebe de un indie-pop cero efectista y bastante casero. Y es que, Alicia Jeanine y Jed Smith, los dos miembros de Jeanines, llevan años reivindicando el indie-pop más puro. Sobre todo Smith, que con sus My Teenage Stride nos dejó un buen puñado de grandes canciones. Así que era de esperar que, con su nuevo proyecto, siguieran ese camino.

El álbum de debut de Jeanines es una especie de fusión entre el primer trabajo de Veronica Falls, Heavenly, y algunas bandas del sello Flying Nun. Vamos, que tiran del C-86 y del indie-pop más clásico. Además, van directos al grano, y sus canciones no pasan de los dos minutos. De hecho, en este trabajo, meten 16 en 25 minutos. Así que es muy fácil hacerse con su música, ya que apenas hay relleno.

Either Way’ y ‘Winter in the Dark’, abren el disco mostrándonos su faceta más acelerada y directa. Una faceta que aparece a lo largo de todo el álbum, y en temas tan brillantes como ‘Too Late’, ‘No Home’ o ‘Why’. Además de en ‘Is It Real’ y ‘Wake Up’, que llegan al final del disco, y son una delicia.

También manejan muy bien los medios tiempos, y saben qué momento es bueno para levantar el pie del acelerador. Es el caso de la melancólica ‘Enough’, de la deliciosa ‘In This House’, o de la muy sixties ‘Where I Stand’. Esas influencias de los sesenta son las que también aparecen en ‘Falling Off of My Feet Again’, la versión que hacen del grupo inglés de los ochenta The Siddleleys. La verdad es que les ha quedado muy bien, y con ella dejan una pista clara de donde vienen sus influencias.

Buen indie-pop, directo y sin relleno. No se puede pedir más.

7,7