The Strokes – Comedown Machine
Hace dos semanas no tenia pensado hablar de este disco en el blog, y mucho menos hablar bien de él. No me esperaba demasiado tras escuchar el primer single, y la verdad es que después de escuchar el disco un par de veces, lo dejé aparcado. Por motivos que no vienen a cuento, lo he tenido que rescatar y escuchar atentamente. Para mi sorpresa, me he encontrado con un trabajo mucho mejor de lo que me esperaba. Los neoyorquinos vuelven a sonar mucho más coherentes y nos entregan su mejor colección de canciones desde “Room On Fire“. Sí, es cierto que ahora suenan mucho más pop, mucho más ochenteros y que hay unos falsetes que descolocan, pero en conjunto, la cosa funciona. De hecho, las declaraciones de Albert Hammond en las que decía que el grupo de su hijo estaba grabando un material buenísimo, tienen bastante de cierto. Aunque tampoco hay que pasarse, que no estamos ante uno de los discos del año, ni mucho menos.
“Comedown Machine” huele a los primeros ochenta por todos los lados. No solo encontramos la new wave y garage-rock de sus comienzos, también una buena cantidad de sonidos sintetizados y algo de disco-funk. Esto puede asustar a más de uno, pero es cierto que cuanto más se salen de su rollo habitual, más aciertan. De hecho, lo peor del álbum es cuando se ponen más guitarreros.
Es innegable que el disco tiene un comienzo arrollador, en el que los cuatro primeros temas funcionan a la perfección. La new wave de Tape Out, el rock de All The Time o funk de Welcome to Japan (esta canción me parece una pasada) funcionan a la perfección. Y sí, el polémico One Way Trigger encaja maravillosamente en esta parte del álbum. Como ya he dicho antes, la peor parte es la parte más rockera y 50 50 es una de ellas. Otra de las sorpresas del disco son las baladas. 80′s Comedown Machine y Chances tiran mucho hacia el disco en solitario de Julian Casablancas (sobre todo la primera), y aunque a más de uno le va a dar algo cuando las oiga, son dos temas muy notables. De hecho, Chances no dista mucho de las baladas que hacían The Cars. Y eso siempre es bueno. Pero bueno, si eso no te va, siempre puedes tirar del rock de Partners in Crime (la mejor de este palo) o al pop de Slow Animals y Happy Endings, que me tiene encandilado.
Desde luego, si el público y crítica les machaca será injusto. No han sacado una joya de disco, pero es muy entretenido y cumple su función sobradamente.
7,5