Water From Your Eyes – Everyone’s Crushed

Water From Your Eyes es una de las pocas bandas que últimamente me han dejado con la boca abierta. Su concierto de hace unos meses abriendo para Interpol en Madrid me pareció algo alucinante. Y eso que fue una pequeña locura en la que tan solo llevaban una caja de ritmos que se fusionaba con unas guitarras que lanzaban distorsión a chorros. Además de la voz de Rachel Brown, claro. El caso es que su media hora de concierto, donde ya tocaron algunas canciones nuevas, me gustó bastante más que lo que hicieron Interpol después. Así que estaba esperando con ganas que sacaran su nuevo trabajo.

Aunque es la primera vez que cae por aquí un disco de Water From Eyes, el dúo de Brooklyn ya lleva unos cuantos trabajos y años de carrera. Además, Rachel Brown es la cabeza pensante de Thanks For Coming, a los que os presenté el año pasado. Pero lo cierto es que este ‘Everyone’s Crushed’ es su gran oportunidad para llegar a un público más masivo, ya que se lo edita Matador y, no sólo han estado abriendo para Interpol, también para Pavement o Spoon. Eso sí, siempre teniendo en cuenta las limitaciones comerciales que puede tener una banda que hace un rock arty algo experimental, como es su caso.

Everyone’s Crushed’ llega tras un trabajo como ‘Structure’, el cual fue escrito y grabado en una fumada de hierba constante. Pero, según ellos mismos, ahora se han domesticado y ya no son unos fumetas. Eso sí, siguen haciendo las cosas a su manera, porque se comenta que grabaron el disco con un portátil medio escacharrado y una interfaz que les costó 100$. Y así lo enviaron al sello. Pero no penséis que estamos ante un hueso duro de roer. Yo, que particularmente no soy muy de rollos experimentales, le he pillado el punto a la primera. Es más, creo que cuenta con algunos de los temas más interesantes de lo que llevamos de 2023.

Water From Your Eyes han sido muy listos con la secuencia de este disco. Meter “Barley” tras la intro que abre el álbum es todo un acierto, porque estamos ante un trallazo de rock sintético, y algo extraño, que se te mete en la cabeza a la primera. Quizá, también, por su letra tan simple. Una locura que también se deja ver en “True Life”, donde las guitarras entrecortadas se fusionan con una base rítmica que es una apisonadora. O de “Out There” y su estribillo lleno de guitarras cortantes y estridentes. Pero ojo, que no necesitan epatar con su distorsión para dar con un tema brillante. Es el caso de “14”, una delicada balada llena de cuerdas sintéticas, que es una delicia. Además, también saben domesticar su faceta más rock y entregar un tema como “Buy My Product”, que sigue la estructura de una canción “normal”.

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The Ballet – Daddy Issues

Hace cuatro años, cuando puse el cuarto álbum de The Ballet, comentaba que esperaba que fueran un poco más prolíficos a la hora de editar discos, y parece que algo me han escuchado. Porque, al menos, no han tardado seis años en entregarnos su continuación. Y eso que prácticamente hemos tenidos dos años perdidos por la pandemia. Pero puede que incluso eso les haya ayudado, porque Greg Goldberg y Craig Willse graban todas sus canciones en casa. Así, que una vez que han estado despojados de los trabajos que utilizan para sobrevivir, se han liado la manta a la cabeza y se han puesto a componer una colección de canciones que «ofrece un examen rico en detalles de la vida queer contemporánea con un enfoque particular en los deseos, placeres y relaciones estigmatizados de los hombres homosexuales».

Daddy Issues’ es el diagnóstico psicológico popular para las personas que supuestamente buscan padres sustitutos en sus parejas sexuales o románticas. Pero Goldberg, que es el que escribe las canciones, no ha querido quedarse solo en eso, y también nos cuenta los problemas de esos “daddys”. Así, en “A Married Man”, se acercan a los The Magnetic Fields más folkies para contarnos una aventura extramatrimonial. Y si nos vamos a “The Fountain of Youth”, nos encontramos con un delicado tema de synth-pop que nos habla del miedo a envejecer. Además de la evidente “Daddy’s Boy”, una deliciosa balada en clave sixties, donde se examina un poco el lado más perverso este tipo de relaciones.

Sin duda alguna, creo que estamos ante el álbum más variado de The Ballet. El dúo neoyorquino ha dejado definitivamente de lado su faceta más rock para explayarse del todo en su pop con tintes electrónicos. De hecho, es raro que no salga el nombre de New Order cuando se habla de este disco. Y es que, si escuchamos temas tan buenos como “I’’m On Drugs”, “Two Boyfriends”, o “At The Bathhouse”, es imposible no acordarnos de la banda de Manchester. Aunque eso sí, con la diferencia de que aquí se habla de utilizar drogas para tener sexo, de relaciones poliamorosas, o de ir a la sauna a desahogarse un poco. Pero también se dejan llevar por su lado más indie-pop, y ahí es donde aparecen “Eenie Meenie” y “I Don’t Feel Like Dancing”, dos de los mejores cortes del álbum. Sobre todo, la segunda, que es una pasada.

Leyendo las influencias de este trabajo, me he encontrado con que mencionan a Billy Idol, algo que, en un principio, me dejó un poco a cuadros. Pero lo cierto es que, si examinamos una canción como “Handsome Devil”, no es difícil acordarse de “Dancing With Myself”. Aunque aquí es en clave mucho más pop y con un teclado final que es una maravilla. Y si nos vamos a “Stay”, el tema que cierra el disco, vemos que las guitarras sucias aparecen entre un mar de sintetizadores. Algo que también ocurría en el “Eyes Without Face” de Idol. Eso sí, entre medias de una y otra, bajan el ritmo para irse a un pop retro y delicado en “CumDumpMike”, y vuelven a The Magnetic Fields en la preciosa “Since You’ve Been Gone”. Y es que, como he dicho antes, estamos ante disco más ecléctico de The Ballet.

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Novedades musicales: mayo 2023

Los días malos se llevan mejor con buena música. Y sí es con una recopilación de novedades, pues mucho mejor. Porque, de golpe y porrazo, casi nos hemos plantado en la mitad de 2023 y en la quinta recopilación del año. Además, una de esas que mezclan grupos no muy conocidos con artistas de lo más consolidados. Así que por aquí tenemos temas de Christine and the Queens, Nation of Language, Spoon, Lana Del Rey, PJ Harvey o The Drums. Además de dos vueltas inesperadas, como son las de Blur y ANOHNI and the Johnsons. Pero también esas bandas que están a la espera de su gran oportunidad. Y ahí tenemos a RVG -ojo con estos, que su nuevo disco sale el viernes y tiene pintón-, Avalyn, VULPEX, Fotocrime, o Guest Singer, que espero que triunfen dentro de muy poco.

También aparecen por aquí bandas españolas que me gustan bastante. Es el caso de Rata Negra, que han sacado un single doble estupendo. O Miss España, sus compañeros de sello, y uno de esos grupos que han entendido de maravilla la influencia del punk nacional de los primeros ochenta. Y no me olvido de Lost Tapes, que en su día editaron un álbum de debut que me gustó bastante. O de Melenas y su maravilloso nuevo single.

Espero que os guste.

1. All I See / Girl and Girl

2. BLAH BLAH BLAH / ill peach

3. Showgirls / MAN ON MAN

4. Marte Rojo / Miss España

5. Ella Está En Fiestas / Rata Negra

6. Midnight Sun / RVG

7. Achtung / Modern Woman

8. Take My Spirit Now / Death Bells

9. Elimination Dances / Protomartyr

10. Pulling Stitches / bdrmm

11. Sea Change / Avalyn

12. I Am Just a Shell / VULPIX

13. Seconds / Beach Fossils

14. Forever Before Love / The Mary Onettes

15. Plastic Envelope / The Drums

16. Crossing Towns / Lost Tapes

17. My Wagon / Pardoner

18. Which Way Am I? / Tough Age

19. The Trumpet Song / The Particles

20. Pocket / feeble little horse

21. Pottery Class / Lande Hekt

22. It’s Fine / Bethany Cosentino

23. Leaving the Table / Ruth Radelet

24. A Child’s Question, August / PJ Harvey

25. Say Yes To Heaven / Lana Del Rey

26. Different War / Lightning Dust

27. Fairlies / Grian Chatten

28. Blue Over Blue / The Clientele

29. Sugar Babies / Spoon

30. Up / Girl Ray

31. KITY / Marci

32. Sunshine Baby / The Japanese House

33. Sorcery / Sorry Girls

34. After All / Mint Julep

35. NYE / Local Natives

36. The Narcissist / Blur

37. Terrified / Thumpasaurus

38. Commodore / Nicholas Allbrook

39. Takes Me Over / Pale Blue Eyes

40. Stumbling Still / Nation of Language

41. Bang / Melenas

42. Turn Away / Fotocrime

43. Leon / Baxter Dury

44. It Must Change / ANOHNI and the Johnsons

45. Bitter Reflection / Body Of Light

46. Tears can be so soft / Christine and the Queens

47. Dust Bunny / Crumb

48. Dominoes / Jungle

49. Nudista Mundial ’89 (feat. Mac DeMarco) / Alan Palomo

50. Ordinary Love / Roosevelt

51. The Event / Guest Singer

52. Heaven Hanging Low / Art School Girlfriend

53. Colt / HighSchool

54. Giorgia / Lust For Youth

55. Farm / Wicca Phase Springs Eternal

Las canciones de la semana: 7

Mientras me deprimo viendo los sondeos de las elecciones os dejo las canciones de la semana. Y empiezo con los rusos Human Tetris, que han vuelto con un nuevo álbum en el que han rebajado su intensidad post-punk. De hecho, están bastante más pop de lo habitual. Ahí tenemos esa pequeña joyita llamada “Fade”.

Sigo con bar italia, que han publicado ‘Tracey Denim’, uno de esos discos que muchos críticos estaban esperando. Y la verdad es que, aunque esperábamos algo más redondo, sí que es un trabajo de lo más interesante. Solo hay que escuchar su “punkt”.

Tanlines han vuelto con un nuevo disco tras ocho años. Y sí, parece que estamos ante ese trabajo de madurez que tenían que haber sacado hace años. Porque, lo cierto es que, ya nos habíamos olvidado de ellos. Pero bueno, están a lo suyo, con sus familias, sus trabajos, y sus cosas de mediana edad. Y de ahí han sacado algo de tiempo sacar canciones notables como “Outer Banks”.

Mega Bog ha vuelto con ‘End of Everything’, un disco en el que fusiona su lado más experimental y teatral con una nueva faceta más pop y bailable. Y hay que reconocer que le sienta muy bien, como se puede comprobar en la estupenda “The Clown”.

Termino con Arlo Parks, que el otro día editó su esperado segundo trabajo. Un disco en el que está un poco más rock que en su debut. No obstante, menciona a varias bandas de los noventa como influencia. Además, en él nos encontramos con una preciosa colaboración junto a Phoebe Bridgers llamada “Pegasus”.

Arlo Parks – My Soft Machine

Arlo Parks se ha convertido en una especia de voz para una generación rota. Con apenas 20 años, vio como su primer trabajo conectaba con esas personas de su generación que veían el futuro negro tras una pandemia. Además de con los que no se sentían parte de una sociedad estandarizada. Pero su mayor logro fue conectar con la gente que estaba fuera de esos grupos. Y lo hizo a lo grande, porque no sólo obtuvo un moderado éxito comercial, también la aprobación de los críticos de medio mundo. Incluso se llevó un premio tan prestigioso como el Mercury Prize. Y en esas, llega a su segundo trabajo, un disco que, por desgracia, será comparado hasta la saciedad con su debut. Todo un error, porque, aunque estamos ante un disco que, más o menos, sigue las mismas coordenadas, no deja de ser diferente.

My Soft Machine’ se escribió antes de que lanzara su álbum de debut, por lo que los temas que trata son más o menos los mismos. Es decir, la salud mental, el amor que duele, o la identidad de cada persona. Un disco muy personal en lo que se refiere a sus letras, pero muy colaborativo en lo que es la parte musical. Y es que, por aquí tenemos a Paul Epworth escribiendo un par de temas -estamos hablando de un musico que ha escrito alguno de los grandes hits de Adele o Florence + the Machine-, o a Romil Hemnani de Brockhampton colaborando en algún corte. Además de la omnipresente Phoebe Bridgers, que pone su voz a “Pegasus”, una de las canciones más bonitas que hemos escuchado en los últimos meses.

Una de las cosas que más han sorprendido de la promoción de este álbum, son esas declaraciones de Arlo Parks en las que hablaba de influencias de bandas como My Bloody Valentine, Deftones o The Smashing Pumpkins. Es decir, que se ha hinchado a escuchar buena parte del rock que protagonizó los noventa. Algo que tampoco debería sorprender demasiado, porque en el pasado hizo hasta alguna versión de Radiohead. Pero sí que resulta impactante escuchar su delicada voz entre las guitarras distorsionadas de “Devotion”, un tema de puro indie-rock. O ver que se mete de lleno en un pop de guitarrero en “Dog Rose”. Una estupenda canción que, por cierto, está inspirada en el ‘Skinty Fia’ de Fontaines D.C. Un sonido que también aparece en la suave “Purple Phase”. Y hay que decir que le sienta de maravilla.

Evidentemente, buena parte del álbum está marcada por ese pop con tintes de r&b que ha marcado su carrera hasta ahora. Y ahí resulta infalible. Sólo hay que escuchar esa pequeña joya llamada “Impurities”, en la que se hace con un ritmo de hip-hop de lo más chulo. O “Blades”, donde se anima un poco más e incluso se atreve con un sonido un poco disco. Además de “Weightless”, uno de esos hits emocionantes marca de la casa. La pena es que no ha metido más temas de este calibre. Y mira que tenia esa joya llamada “Softly” en la recamara. El caso es que ha preferido cerrar el álbum yéndose a un sonido más reposado. Y ojo, no está mal. De hecho, “Room (red wings)”, es estupenda, pero creo que no hubiera venido mal un buen hit en esta parte del álbum.

8

Mega Bog – End Of Everything

Me he estado planteando escribir algo sobre Tina Turner que, como todos sabréis, falleció ayer a los 83 años. Pero lo cierto es que no podría añadir mucho más a lo que se ha dicho ya. Además, no soy muy de obituarios, así que sigo con mi plan inicial para hoy. Y ese plan es comentar el nuevo trabajo de Mega Bog. El proyecto de la norteamericana Erin Elizabeth Birgy no es muy conocido para el gran púbico, pero ya lleva más de una década en activo y va por su séptimo álbum. Además, ha escrito un libro recientemente y, como dato curioso, apareció en un capitulo de la serie Vinyl interpretando a Moe Tucker, la batería de The Velvet Underground. Así que ya tocaba hablar de ella de una vez.

La música de Mega Bog siempre ha venido acompañada de etiquetas como “pop experimental” o “art rock”. Y lo cierto es que, hasta ahora, encajaban bastante bien con sus canciones, pero eso ha cambiado con su último trabajo. Aunque solo en parte. ‘End Of Everything’ es un disco en el que Mega Bog ha cambiado su forma de componer, ya que ha pasado de trabajar con la guitarra a escribir canciones con el piano y los sintetizadores. De ahí que contenga algunas de las canciones más directas de su carrera. Además, en la producción está involucrado James Krivchenia (batería de Big Thief), que sabe muy bien lo que se hace. Pero ojo, que tampoco olvida su faceta más experimental.

El disco se abre con ese lado más pop y accesible. Y tengo que decir que se le sienta de maravilla. Ha pillado un rollo sintético muy ochentas, pero también algo oscuro y teatral, lo que hace que su propuesta resulte de lo más interesante. Solo hay que escuchar una canción como “Cactus People”, con ese ritmo bailongo y ese teclado que, poco a poco, se va comiendo la guitarra. O el poso algo disco que tiene “The Clown”, con todas esas cuerdas que entran en su estribillo. Además de la efusividad dance que nos muestra en “Love Is”, y el lado más rock que se deja ver en “Don’t Doom Me, Now”. Una canción que, por cierto, me ha recordado a Toyah, esa artista que se comió las listas británicas a principio de los ochenta. ¿Os acordáis de ella?

La cosa cambia por completo en lo que podríamos calificar como la segunda cara del disco. El lado más experimental gana protagonismo y se olvida de esa faceta mucho más pop que encontramos en las primeras canciones. Y, aunque prefiero ese lado más directo, sí puedo decir que hay cosas de este mundo que me parecen interesantes. Como el derroche de épica e intensidad que aparece al final de “All and Everything”. O esos guitarrazos casi heavys que se fusionan con una suave caja de ritmos en “Complete Book of Roses”. Además, cierra bien el álbum con “End of Everything”, todo un baladón al piano, en el que, de vez en cuando, aparece un arrebato sintético de lo más cinematográfico.

7,7

Tanlines – The Big Mess

Tanlines es una de esas bandas que siempre asociaremos a esa escena de Brooklyn que protagonizó los primeros años de la década pasada. El dúo formado por Eric Emm Jesse Cohen publicó dos estupendos trabajos de pop electrónico y tuvo algún hit que otro, como esa maravilla llamada “All of Me”, pero después de su segundo disco no se supo nada más de ellos. Y es que, los dos miembros del grupo siguieron caminos muy diferentes tras ese segundo álbum: Emm se mudó con su familia a la zona rural de Connecticut, y Cohen se quedó en la ciudad para iniciar una carrera en el mundo del marketing y un podcast de bastante éxito. Pero ahora han vuelto con un nuevo trabajo que, realmente, nadie esperaba.

Lo primero que hay que preguntarse es qué pueden ofrecer Tanlines en 2023. El dúo tuvo un éxito medio en su mejor época, y creo que, hoy en día, son pocos los que se acuerdan de ellos. Pero tengo que decir que me parece una vuelta más que interesante. Quizá, porque me recuerdan a una época en la que la música pop y rock brilló a lo grande. Pero también porque creo que este ‘The Big Mess’ es un disco que está bastante bien. Aunque eso sí, no esperéis una colección de canciones para bailar y salir a quemar la noche del viernes. Su vida ha cambiado desde entonces, y su música también.

Estamos ante el temido disco de madurez. No obstante, está mayormente compuesto por Eric Emm, que no ha dejado de componer canciones en todo este tiempo. Y claro, ahí hay un reflejo de esa vida familiar que lleva fuera de la gran ciudad. Lo que los ha llevado a hacer un disco de eso que llaman rock adulto. Por aquí hay influencias que antes no aparecían y que sorprenden un poco. Es el caso de “Burns Effect”, que cuenta con una guitarra de lo más fronteriza. O de “Arm’s Length Away” y “Speed”, donde se regodean en la melancolía y en el Springsteen de finales de los ochenta -con un punto sintético, eso sí-. Una influencia que se deja notar aun más en “Hold On”, que no puede ser más bonita.

El tema que abre y da título al disco es una rara avis dentro del mismo. En él, se dejan llevar por un indie-rock a lo de The National que nada tiene que ver con lo que han hecho antes. La pena es que, salvo en “New Reality”, no le den más cancha a este estilo en el resto del disco, porque les sienta bastante bien. Como también les sienta bien recuperar su lado más electrónico en varios en cortes. Es el caso de “Outer Banks”, en donde se meten en un synth-pop melancólico que funciona de maravilla. Aunque lo mejor de esta faceta llega con “Clouds”, un tema un tanto minimalista en el que la electrónica va subiendo de intensidad. Y sí, cuando entran los teclados y se fusionan con su guitarra, no puede resultar más emocionante.

7,5

bar italia – Tracey Denim

bar italia llegan a su tercer trabajo con un hype importante detrás. El trío ha sido bautizado por los medios británicos como la mejor y más fascinante banda de Londres. Algo que, por otro lado, es más que habitual en la prensa de su país, conocida por ser un poco exagerada. Pero el caso es que parece que con bar Italia hay una cierta unanimidad. Además, también al otro lado del charco, porque su tercer trabajo lo editan con un súper sello independiente norteamericano como es Matador. Y todo esto siendo bastante reticentes con la promoción, porque no dan entrevistas y afean bastante su imagen con unas fotos de promo feas y oscuras -solo hay que echarle un vistazo a la portada del disco-. Pero ahí están, convertidos en la banda de moda del momento.

Cuando hay un hype tan grande detrás siempre se tiende a analizar si es justificado. De hecho, hay veces que puede hacer más mal que bien. En este caso, se queda a medias. Y es que, ‘Tracey Denim’ no es esa obra maestra que esperábamos tras escuchar sus adelantos, pero sí es un disco bastante interesante. Y lo es, principalmente, porque, al menos, tratan de hacer algo diferente. Sí es cierto que son una banda oscura, de ahí que los metan todo el rato en el carro del post-punk, pero estas canciones son mucho más ricas en influencias, y por aquí se puede ver retazos de Broadcast, Stereolab, o los últimos Portishead. Además, Marta Salogni, una de las productoras de moda, ha conseguido un sonido muy personal que hace que identifiquemos su propuesta al instante.

El disco se abre con “guard”, un tema de pop algo retro que los mete de lleno en ese sonido tan Stereolab que comentaba más arriba. Pero la verdad es que casi es una rareza, porque el resto del álbum no tira mucho por ahí. Sí es verdad que hay momentos más pop, como los que aparecen en “Clark” y “maddington”, donde se deja ver un sonido más limpio y las guitarras brillan como en ningún otro tema del álbum. De hecho, en la segunda, se hacen con una fusión de cuerdas y guitarras acústicas que les sienta de maravilla. Pero ojo, que también saben darle un buen pulso melódico a sus guitarras oscuras. Ahí tenemos “Missus Morality” y “changer”, que son estupendas.

El lado más oscuro de su música está muy bien representando en “Nurse!” y “punkt”, dos de los singles principales del álbum. Pero, aun así, no estamos hablando de un post-punk al uso. De hecho, en la primera, meten una guitarra que casi podría ser grunge. Algo que no es una anécdota, porque, hacia el final, aparece “Friends”, un tema que no puede tener un sonido más noventero. Incluso, en la curiosa “yes i have eaten so many lemons yes i am so bitte”, podemos escuchar unas guitarras que suenan una barbaridad a esa década. Y si nos vamos a “harpee”, nos encontramos con una buena dosis de noise-rock. Aunque eso sí, muy melódico.

Quizá, el gran fallo del álbum es que no han sabido meter la tejera. En su afán por enseñarnos muchas facetas diferentes de su música, han colado algunos temas en los que están un poco más irregulares. Es el caso de “Horsey Girl Rider”, que es demasiado oscura y densa. Aunque mejora en su parte final con su punteo de guitarra. Pero también de “NOCD” y “best in show”, que son dos canciones que están a medio cocer. Si hubieran dejado estos temas fuera, estaríamos hablando de uno de los grandes discos de este 2023.

7,9

Human Tetris – Two Rooms

El viernes pasado salieron una buena cantidad de novedades de lo más interesantes que irán cayendo a lo largo de la semana, pero, como ya dije el otro día, tengo el último trabajo de Human Tetris en la cola desde hace un tiempo, y en algún momento tengo que hablar de él. Así que aquí estoy otra vez, volviendo a Rusia y a ese post-punk que tan bien se les da. Porque, aunque la banda de Moscú no es muy prolífica -tan solo han publicado tres discos en once años-, sí que es una de las que más repercusión tiene dentro de la escena post-punk rusa. Además, son de los pocos privilegiados que han tenido la suerte de pasear sus canciones por los escenarios de medio mundo.

Two Rooms’ sigue el camino más electrónico que empezó con su segundo trabajo. Las canciones más crudas y rock, que los acercaban a bandas como Interpol o Editors, y protagonizaban su debut, han quedado atrás para siempre. Algo que no resulta extraño, ya que fue con ese segundo álbum con el que pegaron el pelotazo. Así que aquí estamos, con otro disco en el que las baterías electrónicas y los bajos se aceleran, las guitarras brillan, y la melancolía se apodera de la voz profunda de su cantante.

Human Tetris tratan de evitar a toda costa que sus discos tengan algo de relleno. Y lo mejor para esto es ir al grano y no meter muchas canciones. Así que, al igual que en su anterior trabajo, nos encontramos con un disco que no llega a la media hora y que tan solo cuenta con siete canciones. Y tengo que decir que lo de ser tan escuetos les sienta bien, porque, si hay que poner alguna pega a su propuesta, es que, es un tanto lineal y funciona mejor en dosis pequeñas.

El disco se abre con “Fade”, un tema donde aparece la faceta más acelerada de Human Tetris. De hecho, se podría decir que van a toda leche. Y hacen bien, porque es algo que le sienta muy bien a su música. En parte, porque casa muy bien con esas texturas de guitarras y sintetizadores que crean, y en parte porque tienen un pulso melódico estupendo. Algo que se aprecia muy bien en un tema como “The Hardest Feeling”, que cuenta con un sonido de guitarras increíble. O en “I Follow You”, donde incluso aceleran más sus baterías electrónicas. Pero también en cortes en los que aparece una faceta más rock. Ahí tenemos la maravillosa “Silhouette” y sus cascadas de guitarras brillantes. Eso sí, lo mejor llega al final, con los seis minutos de “Reminder”, y su orgia de guitarras, sintes, y baterías de lo más espídicas.

7,7

Las canciones de la semana: 6

Las canciones de esta semana empiezan con Sumos, una banda de Manchester que acaba de editar un estupendo álbum de debut en el que hay jangle-pop, algo más guitarrero, e incluso acercamientos al indie de los 80. Ahí tenemos la maravillosa “Small Talk”.

The KVB siempre son un valor seguro cuando hablamos de pop sintético y oscuro. Incluso cuando echan la vista atrás y se fijan en los grupos pioneros del garage y la psicodelia, como en su último trabajo. Ahí tenemos “Pictures of Matchskin Men”, donde llevan a su terreno un viejo tema de Status Quo.

Sigo con The Salt Collective, una especie de all star del power-pop en el que aparecen gente de Nada Surf, Television, o The dB’s y artistas como Juliana Hatfield o Matthew Sweet. Con ese plantel solo pueden salir cosas tan estupendas como “Asylum”.

Termino con Motorama, la banda rusa que mejor ha sabido fusionar el post-punk con sonidos más pop. Y eso es algo que se puede apreciar estupendamente en su último trabajo, donde están más pop que nunca, lo que hace que estemos ante su mejor álbum en mucho tiempo. Solo hay que escuchar la genial “Another Chance”.