
No ha sido un buen año en lo que a discos se refiere. La dictadura del streaming ha hecho que los artistas se fijen más en las canciones sueltas que en los álbumes, que han pasado a un segundo plano. Pero bueno, siempre se pueden rascar unos cuantos trabajos notables para resumir por donde han ido los tiros. Eso sí, ya digo que, de esta lista de 30, no creo que haya ningún disco que vaya a pasar a la historia de la música. Es más, he metido un par de EPs que sí que merecen la pena. Además, con los meses, algunos discos se han desinflado, y otros han ganado puntos. Algo que, por otro lado, es habitual.

30. Perapertú – Miramar
“Miramar” es álbum de Perapertú debut tras dos Eps que les pusieron en el mapa, y en él encontramos un viaje musical de lo más variado en el que no tienen ningún problema en salirse de la norma. Es cierto que empieza con ‘Cézanne’ y ‘En Dakar’, dos sobresalientes cortes de pop oscuro donde dan bastante protagonismo a los teclados. Con ellos, sacan unas melodías absolutamente increíbles, pero, aunque siguen muy presentes en el resto del disco, a partir de la tercera canción, la cosa cambia un poco. Así, sin ningún tipo de complejo, en ‘Pomo de Oro’, se van a una especie de post-punk acelerado y potente; en el tema que da título al disco, se sacan de la manga algo que podríamos calificar de synth-pop caribeño, y en ‘Ínsula Barataria’ tiran hacia sonidos más afro. Y lo mejor de todo esto, es que todas resultan de lo más interesantes. Eso sí, es en la intensa ‘Dibújalo antes’, la cual, personalmente, me recuerda un poco a los Radio Futura de los primeros años, y el pop preciosista de ‘Curare’, donde mejores resultados obtienen. Y no me olvido de ‘Amor de Java’, toda una delicia, en la que, incluso, se atreven con un saxo y un piano de lo más jazzy.

29. Sunflower Bean – Twentytwo In Blue
“Twentytwo In Blue” es un trabajo ecléctico, pero dentro de una coherencia que hace que el oyente no se disperse. Así, entre guitarras crudas, dulces melodías pop, y estribillos de lo más redondos, se han sacado de la manga uno de esos discos lleno de hits. Si es cierto que tienen más rollo cuando tiran de la new-wave y se empeñan en revivir a The Go-Go’s, como es el caso de la inicial ‘Burn It’ y de ‘Crisis Fest’, el gran hit del disco, y la canción política que se han visto obligados a hacer gracias a Trump. Pero también les funciona meterse en el glam con ‘Puppet Strings’, o ponerse un poco más duros en la sucia ‘Human For’.

28. The Chills – Snow Bound
“Snow Bound” es un disco mucho más directo que su predecesor, en el que las canciones tienen una media de duración de tres minutos, y en el que las melodías y los estribillos están a la orden del día. Y es que, han recuperado ese sonido que les llevo a tener un gran éxito en el 90, el estupendo ‘Heavenly Pop Hit’. Quizá, por eso, suene bastante a los R.E.M de esa época, los que se metieron de lleno en el pop con “Green”. No obstante, Michael Stipe ha confesado más de una vez su pasión por el rock neozelandés. Temas como ‘Time To Atone’, ‘Scarred’, ‘Snow Bound’ o ‘In Harmony’, harán las delicias de los seguidores de este sonido. Y la verdad es que son perfectas para los que amamos el pop de guitarras. Además, también saben ponerse un poco más duros, y con ‘Complex’, se sacan de la manga todo un temazo cercano al post-punk, el cual, muy acertadamente, ha sido elegido como single.

27.Father John Misty – God’s Favorite Customer
Lo primero bueno que tiene este “God’s Favorite Customer” es su duración. Mientras que “Pure Comedy” se iba a los 74 minutos y contenía canciones excesivamente largas, este no llega los 40, y corte más extenso no pasa de los cinco minutos y medio. Esto hace que estemos antes un disco más directo, en el que Tillman recupera lo que yo llamo su faceta más Elton John. Y es que, su música, cada vez tiene más influencia del mítico artista británico, sobre todo de su época setentera. Algo que resulta evidente en temas tan notables como ‘Hangout at the Gallows’, ‘Just Dumb Enough to Try’ o ‘We’re Only People (And There’s Not Much Anyone Can Do About That)’, donde aparece el Tillman más clásico; ese que disfruta tocando el piano. Pero también se deja ver esta influencia en baladas más intensas y épicas, como es el caso de ‘Please Don’t Die’ y ‘Disappointing Diamonds Are the Rarest of Them All’, que son excelentes.

26.Stephen Malkmus & The Jicks – Sparkle Hard
“Sparkle Hard” es un trabajo más coherente y elaborado que su anterior álbum, el cual tenías tres o cuatro canciones estupendas, y mucha morralla. Aquí no solo tenemos esas tres o cuatro canciones redondas, el resto, salvo alguna excepción, también es notable. Está sembrado desde el principio, con esa ‘Cast Off’ tan Bowie con la que abre el disco. Ese rollo más clásico le sienta divinamente, aunque habría que decir que les sienta divinamente, porque aquí los Jicks han hecho un gran trabajo. Solo hay que escuchar esa delicada ‘Solid Silk’, donde meten unos vientos absolutamente sixties, los cuales, por cierto, vuelve a aparecer en ‘Brethren’, que también es deliciosa. Aunque hay que decir que en ella encontramos un deje más Pavement. Algo que resulta más que evidente en ‘Middle America’, donde nos trae de nuevo esa dejadez impostada y se saca de la manga una canción que bien podría ser la hermana gemela de ‘Range Life’. Pero si nos vamos a sonidos más añejos, en los que roza el country, hay destacar la juguetona ‘Refute’, donde se monta un magnifico dúo con Kim Gordon. Y es que, resulta curioso escuchar a la ex Sonic Youth meterse en estos sonidos tan profundamente americanos. Deliciosa.

25. Virginia Wing – Esctatic Arrow
“Ecstatic Arrow” es su tercer trabajo, y el segundo como dúo después de la marcha de uno de sus miembros fundadores. En él condensan todos los sonidos que encontrábamos en sus dos primeros álbumes, creando así la fusión perfecta entre sonidos electrónicos, guitarras y experimentación. Las comparaciones con Lush que obtuvieron con su primer disco, ya no están a la orden del día. Sin embargo, las de Stereolab y Broadcast siguen ahí. Esas influencias se aprecian en las iniciales ‘Be Released’ y ‘The Second Shift’, que son absolutamente maravillosas. De hecho, en la segunda, con ese saxo imponente, también aparece esa influencia del jazz que comentaba más arriba. Algo que también se aprecia en ‘Eight Hours Don’t Make A Day’, donde se ponen un poco más alegres y luminosos.

24. Putochinomaricón – Corazón de cerdo con ginseng al vapor
Synth-Pop, PC Music, Breakbeat…su debut solo dura 18 minutos, pero en él nos deja siete hits como siete soles. Además de una intro donde, más o menos, explica el porqué de su nombre, y que viene de maravilla para presentar el primer tema. Y es que, esa ‘Gente de mierda’ que le dio a conocer, es todo un pepinazo que va directo al grano y sin pasar por ningún tipo de filtro. Esa descarada sinceridad está presente en todo el disco y, de hecho, es una de sus grandes bazas. Gracias a esto, nos deja dardos tan envenenados como ‘Tú no eres activista’, donde les da cera a los hipócritas de las redes sociales. O esa ‘Tu puta vida nos da (un poco) igual’, que tanto me recuerda al rock de las Shampoo, y en la que deja claro su odio a los ególatras que nos das la turra todos los días. Y luego está todo su mundo referencias a su cultura popular actual, como las que encontramos en ‘El test de la Bravo y la Superpop’ y ‘No tengo Wifi’, que es absolutamente maravillosa.

23. Sonny Smith – Rod For Your Love
“Rod For Your Love” es un disco bastante más alegre de lo habitual, y no lo digo yo, lo dice el propio Smith, que define este trabajo como un “a fun, guitar-driven record”. Algo que resulta de lo más evidente con tan solo una escucha y nada más empezar el álbum. Y es que, hacía años que no nos dejaba una canción tan deliciosa como ‘Pictures of You’, todo un himno pop absolutamente irresistible. Y lo mejor es que no es el único tema directo y pegadizo, porque ‘Adventures’ es incluso mejor y un hit en toda regla. Y aunque ‘Slaves’ no termine de despegar del todo, también es un gran tema de lo más contagioso. Al igual que ‘Live, Love and Be Free’, esa canción en la que le dice a su hijo que “sea libre y que, aunque la vida sea oscura, en esa oscuridad encontrará la luz”. Una frase que da bastantes pistas de lo feliz que está últimamente el de San Francisco.

22. Betacam – Mítico
Hace poco, en una famosa revista online nacional, leí que, entre otros muchos, Betacam te gustaran si te gustaban Mecano. Pocos días después, el mismo Betacamhizo una versión de ‘Un año más’ en su reciente concierto en las fiestas de San Isidro de Madrid. Así, que esta influencia, que yo no he visto, o no quiero ver, porque es un grupo que odio, debe de ser bastante evidente. El caso es que, el primer álbum en solitario del de Torrelavega, bebe mucho de ese pop electrónico patrio de los ochenta y, quizá, por eso se habla tanto del grupo más famoso de esa época. Pero hay muchas más cosas en “Mítico”, que es una gran colección de canciones.

21. Gruff Rhys – Babelsberg
El quinto álbum en solitario de Rhys es una preciosa colección de canciones en las que recupera su faceta más pop y más orquestal. Es de sobra conocido que es un gran seguidor de ese pop cinematográfico que inundó el mundo de la música en las décadas de los sesenta y setenta; ese que practicaban Tom Jones, Jimmy Webb o Burt Bacharach, los cuales sirvieron de inspiración para muchos grandes artistas que vinieron después. Son nombres que siempre han salido a la palestra a lo largo de su carrera, algo normal, porque se le da de maravilla recrear esos sonidos elegantes que nos retrotraen a otros tiempos. Y ojo, porque no es fácil hacerlo bien, y menos en tres días, que es lo que ha tardado en grabar este disco junto a la BBC National Orchestra of Wales.

20. MGMT – Little Dark Age
Cuando escuché el primer adelanto del disco, y el tema que le da título, pensé que ahora se habían pasado al lado más oscuro del pop, y la verdad es que me llevé una grata sorpresa. Esta canción tan ochentera, y tan dark, me conquistó a las primeras escuchas, la verdad es que no me hubiera importado que hubieran seguido por ese camino. Pero no es el caso. Sí siguen por el lado ochentero en la sorprendente ‘Me and Michael’, el tema más pop y comercial de su carrera, y una absoluta delicia de canción. También siguen por el mundo electrónico en varios cortes del disco. Es el que caso de la robótica y psicodélica ‘She Works Out Too Much’, de la melancolía ‘James’, la cual está dedicada al guitarrista que llevan de gira, o la muy bailable ‘One Thing Left to Try’. Todas ellas funcionan de maravilla, y nos devuelven a los MGMT más pop.

19. Yves Tumor – Safe In The Hands of Love
“Safe In The Hands of Love” es un álbum de lo más ecléctico, en el que cada canción es un mundo totalmente diferente, y en el que hay todo tipo de estilos. Pero, eso sí, todo el disco mantiene una coherencia y una preferencia por los sonidos más oscuros. Da igual que estemos ante una intro de aires jazzísticos, como es el caso de ‘Faith In Nothing Except In Salvation’, o ante un corte puramente electrónico, como el genial ‘Honesty’, todo sigue esa línea. Y la verdad es que es eso lo que hace especial este disco.

18. La Estrella de David – Consagración
Aunque hay alguna colaboración, como la de La Bien Querida, que canta en ‘Me ha parecido que estuvo en mi cabeza’, casi todo el disco lo ha grabado el propio David en su casa. Pero sí es cierto que suena bastante mejor que sus dos trabajos anteriores. Y es que, él mismo dice que, ahora, maneja mejor todos esos programas para grabar sin muchos medios. Y es cierto, porque le ha quedado un disco con un sonido brillante y de lo más profesional. Algo que no es de extrañar, porque también es productor. Así, nos encontramos con esa ‘Cariño’ que mencionaba más arriba, en la que un ritmo kraut se fusiona con unas guitarras a lo New Order que se te meten en la cabeza al instante, y con unos teclados ensoñadores que son una delicia. Además de esa letra de amor sincera y triste, y de ese comienzo en el que, sin venir a cuento, menciona a Isabel San Sebastián, Curri Valenzuela y Pilar Rahola. Estos sonidos más pop y sintéticos aparecen de nuevo en ‘Noches de blanco Satán’, una canción de lo más sincera, en la que nos cuenta que, una vez, una chicha le entró en un bar y no supo qué hacer. Y luego está ‘Maracaibo’, un precioso y melancólico tema de indie-pop, en el que rememora amores pasados.

17. Neneh Cherry – Broken Politics
Estamos ante el que, probablemente, sea su disco más político, en el que se tratan temas como el aborto, los refugiados o las armas. Todo regado con su cálida voz y los ritmos pausados, oscuros y misteriosos de Four Tet. Incluso también aparece por aquí 3D, el miembro de Massive Attack que no es Banksy. Colabora en ‘Kong’, un emotivo tema, que no puede recordar más a la banda de Bristol, en el que trata el tema de los refugiados de Calais. Pero no todo el disco va por ahí. Sí aparecen estos sonidos en cortes tan notables como ‘Faster Than the Truth’ o ‘Shot Gun Shack’, pero están aderezas con bastante más sensibilidad. Y bueno, puede que ‘Natural Skin Deep’, el que es el mejor tema del disco, también tenga algo de ellos, pero sí es cierto que la sueca lo dota de su personalidad. Incluso mete un sampler de trompeta de Don Cherry, su padre.

16. Christine and the Queens – Chris
Estamos ante un trabajo que suena a los ochenta, al Prince más pop y a Michael Jackson. Y la verdad es que ha conseguido un sonido de lo más interesante, en el que encontramos una producción llena de matices y detalles. Por eso es fácil meterse a la primera en cortes como ‘Comme si’, ‘Girlfriend’ o ‘Doesn’t matter’, que son tres hits como la copa de un pino. Algo parecido a lo que ocurre con ‘Goya Soda’ y ‘Damn (what must a woman do)’, dos canciones que cuentan con una referencia española. En la primera resulta evidente con tan solo ver el título, y en la segunda la encontramos en el estribillo, donde nos deja un sorprendente “para joderse/para follarse”. Pero los mejores resultados llegan con las canciones más minimalistas. ‘The Walker’ es una estupenda semi-balada que resulta de lo más emocionante, y ‘5 dollars’, con ese final épico, se convierte en lo mejor del disco.

15. Ezra Furman – Transangelic Exodus
Lo nuevo de Ezra Furman es mucho más que un disco convencional, y un trabajo absolutamente necesario en la época en la que vivimos. El álbum, que no llega a ser conceptual, pero que nos cuenta su huida y un viaje en carretera junto a un ángel –nos sitúa en un mundo ficticio en el que los ángeles están mal vistos y se les ingresa para córtales las alas-, es todo un canto a la libertad, y a la elección de género y sexo. Además, Furman afirma que es una combinación de ficción con parte de su vida real.

14.Tracey Thorn – Record
La gran protagonista de “Record” es la electrónica. Aunque, curiosamente, Thorn, ha confesado que ha vuelto a coger la guitarra y ha disfrutado mucho volviendo a tocarla. Y la verdad es que también tiene bastante presencia. Solo hay que escuchar esa ‘Queen’ que abre el disco y que sirvió como primer adelanto. Su toque electrónico y ochentero, se fusiona de maravilla con ese punteo de guitarra que aparece a mitad de canción, logrando dar con la combinación perfecta. Algo que también ocurre ese himno de pop perfecto llamado ‘Guitar’, o la espídica, y también maravillosa, ‘Babies’. Y luego está esa guitarra sucia de que entra en ‘Sister’, todo un temazo de más de ocho minutos en el que cuenta con la colaboración de Corinne Bailey Rae.

13. Amen Dunes – Freedom
“Freedom” es su quinto trabajo, y en él encontramos una colección de canciones de pegada fácil, donde su voz, intensa y de lo más sentida, es la gran protagonista. Y según escribo esto, me acaba de venir a la memoria a quién me recuerda su forma de cantar, y no es otro que el cantante de Live, aquella banda de los noventa que tuvo unos cuantos hits. Evidentemente, su música, tiene muy poco que ver con lo que hacían estos, pero sí que no puedo evitar que me vengan a la cabeza cuando escucho su voz. Comparaciones aparte, McMahon, cuenta con una cualidad importante, y es que, es uno de esos artistas capaces de hacer canciones muy personales, pero, a su vez, muy asequibles para el oyente medio. Es el caso de ‘Blue Rose’, ‘Time’, ‘Miki Dora’ o ‘Dracula’, que entran dentro de la faceta más animada del disco, que, dicho sea de paso, tampoco es que sea la alegría de la huerta. Y ojo, porque la primera ya se ha convertido en una de mis canciones favoritas de lo que va de año.

12. Rolling Blackouts Coastal Fever – Hope Downs
Aunque tienen dos EPs previos, que también están muy bien, “Hope Downs” es su puesta de largo. Y la empiezan con potencia, la que tiene ‘An Air Conditioned Man’, un tema en la que sacan a la palestra su vertiente más acelerada y guitarrera. La cual, dicho sea de paso, solo aparece aquí y en ‘Exclusive Grave’, porque el resto del disco es mucho más melódico y sus guitarras son más cristalinas. Solo hay que escuchar esa maravilla llamada ‘Talking Straight’ que viene a continuación, donde fusionan todo eso que denominó como kiwi-rock, con un estribillo que es puro R.E.M. Además, los de la mejor época, la de IRS. Una influencia que resulta evidente en buena parte del álbum y en joyas como ‘Mainland’, ‘Time in Common’ y en la más reposada ‘Cappuccino City’.

11. Hatchie – Sugar & Spice
“Sugar & Spice” es su EP de debut, y en él no hay nada que sobre. Sus 19 minutos de duración son una lección magistral de cómo hacer pop sin complejos. Está acertada tanto en los temas más ensoñadores, como es el caso de ‘Sure’ y ‘Try’, que son puro Cocteau Twins (Robin Guthrie ha hecho un remix de la primera), como en los temas más luminosos, que es donde entran ‘Sleep’ y el tema titular. Estas dos últimas son absolutamente deliciosas, y esos teclados tan potentes de la primera me tienen hipnotizado. Aunque la fuerza de las guitarras y el pedazo de estribillo que nos encontramos en la segunda, no se quedan atrás.

10. The Goon Sax – We’re Not Talking
“We’re Not Talking” es un trabajo que refleja cómo puede cambiar una persona de los 17 a los 19 años. Sobre todo, si de repente formas parte de un grupo que gira por todo el mundo –por cierto, tuve oportunidad de verles en directo hace un par de años, y también son bastante buenos-, como ha sido su caso. Lo que no han cambiado son sus influencias, y la escena de Nueva Zelanda de los ochenta, y The Go-Betweens, siguen siendo sus referencias más evidentes. Aunque ellos aseguran que algo nuevo sí que hay y, por ejemplo, comentan que la preciosa ‘Losing Myself’ suena como si “Young Marble Giants se fueran al hip-hop”. Pero vamos, que no es por otra cosa que por la caja de ritmos que utilizan, la cual también se puede escuchar en el tema que da título al disco.

9. Lala Lala – The Lamb
“The Lamb” es el disco perfecto para los amantes de las guitarras de los noventa, porque West es una experta en recrear los sonidos de aquella década. Aunque, eso sí, no estamos ante un mero ejercicio de nostalgia. Además, dentro de ese mundo, se va hacia muchos caminos diferentes a lo largo del álbum. Solo hay que escuchar ‘Destroyer’ y ‘Water Over Sex’, los dos singles del disco. En la primera, tira de unas guitarras pesadas y cortantes, muy en la línea de The Breeders, que terminan explotando en un estribillo donde se vuelven mucho más luminosas. Sin embargo, en la segunda, se pone un poco más ensoñadora, y nos deja un tema mucho menos enérgico y algo más melancólico. Eso sí, las dos son brillantes. Al igual que las potentes y aceleradas ‘I Get Cut’ y ‘When You Die’, que son un par de temazos. Y es que, lo de las escalas de guitarras, muy en la línea de los Sonic Youth más melódicos, se le dan maravilla. Algo que también demuestra en la más reposada ‘Dropout’, que tiene uno de esos subidones que te atrapan y no te sueltan.

8. Spiritualized – And Nothing Hurt
La gran novedad que presenta “And Nothing Hurt”, es que prácticamente ha sido Pierce el que ha grabado íntegramente el disco en un pequeño estudio que se montó en su casa. Él mismo comenta que quería trasladar de la inmensidad de su directo al disco, pero que no tenía los medios económicos para hacerlo, así que, con un ordenador nuevo, y mucha paciencia (asegura que casi se vuelve loco y que tuvo que aprender muchas cosas nuevas), ha fabricado nueve canciones enormes que cuentan con un sonido de lo más esplendoroso. De hecho, resulta increíble que se haya grabado con tan pocos medios.

7. U.S. Girls – In A Poem Unlimited
Feminista, provocadora, extraña…la música de la norteamericana, afincada en Canadá, es lo que debería ser el pop femenino del Siglo XXI. Si en lugar de encumbrar a divas que no tienen mucho que decir, y que hacen la misma canción constantemente, encumbráramos a estas artistas que reflejan la realidad de la mujer actual, otro gallo nos cantaría. Pero debe ser que es demasiado “rara” para el público masivo; ese que solo se va a lo fácil. Y es algo que no entiendo, porque en este disco hay temas absolutamente comerciales. Ahí está ese himno disco llamado ‘M.A.H.’, que es de las canciones más pegadizas que escuché el año pasado. O la sensual ‘Pearly Gates’, inspirada en una historia real en la que un hombre trata de convencer a una chica para tener sexo sin protección porque es muy bueno con “la marcha atrás”. Además, también sabe emocionar, como bien demuestra en ‘Poem’, en la que se va al synth-pop sin ningún tipo de complejos.

6. Let’s Eat Grandma – I’m All Ears
Rosa Walton y Jenny Hollingworth tienen muy claro que quieren hacer pop, pero lo que no quieren es sonar convencionales. Y lo consiguen en unos cuantos temas del disco. Como en el caso de ‘Hot Pink’, donde, ayudadas por Sophie, la reina de la PC Music, y Faris Badwan de The Horrors, se sacan de la manga un inusual hit lleno de percusiones extrañas, guitarreos sintéticos y ruidos de todo tipo. Aparte de esto, a mí me ha recordado un poco a la última Lorde, y eso siempre es bueno. Sí están un poco más convencionales cuando se van hacia el synth-pop, pero, con todo, canciones como ‘It’s Not Just Me’, ‘Falling Into Me’ o ‘I Will Be Waiting Be You’, no se van a lo fácil. Y, precisamente por eso, suenan más frescas que el 90% del pop de la actualidad. Algo que también ocurre con alguna balada del disco, como es el caso de la intensa y épica ‘Snakes & Ladders’. Pero es en los nueve minutos de ‘Cool & Collected’ donde muestran sus mejores cartas a la hora de ponerse intensas. Ese subidón de piano y ese estallido final, es de lo mejor que he escuchado este año.

5. Snail Mail – Lush
“Lush” es maravilloso de principio a fin, y un disco que refleja una madurez inaudita para una chica de 19 años. También es un trabajo bastante simple, que se basa en dos ingredientes claros: su voz, y una guitarra limpia y colorida. Pero la simpleza no es un síntoma de poco talento, al revés, resulta de lo más complicado hacer algo fresco con los ingredientes de siempre. Y es que, no es difícil enamorarse a la primera de canciones como ‘Pristine’ o ‘Heat Wave’, que fueron los dos singles de adelanto. Estos, entran dentro de su faceta más indie-rock y, por decirlo de alguna forma, más convencional. Ahí también podemos meter las maravillosas ‘Speaking Terms’, ‘Golden Dream’ y ‘Full Control’, pero el resto del disco tira hacia otro lado.

4. Lucy Dacus – Historian
En estos tiempos que corren, en los que antes de que salga un disco, ya se han podido escuchar unas cuantas canciones de él, es fácil saber cuándo nos vamos a encontrar con un gran trabajo. Algo que más o menos ya se podía adivinar escuchando ‘Night Shift’, ‘Addictions’ y ‘Next ok Kin’, que han servido como carta de presentación. Además, las tres representan muy bien lo que encontramos en el resto del disco. La primera refleja estupendamente su faceta más reposada, y ese tipo de canciones que empiezan tranquilas y acaban en una tormenta sonora. Algo que vemos en otros cortes del álbum, como en la áspera ‘Timefighter’ o en la épica ‘Pillar of Truth’. Sin embargo, en las otras dos, se va hacia su vertiente más pop, y ahí está sublime. ‘Addictions’ es un tema absolutamente maravilloso, en el que rebaja las potentes guitarras de su estribillo con unas trompetas deliciosas. Y ‘Next of Kin’ es un poco más simple, pero tiene lo necesario para ser una gran canción de indie-rock, que no es otra cosa que una buena melodía y un buen estribillo. Y, junto a ellas, podríamos meter ‘Nonbeliever’, un delicioso tema que empieza tranquilo, y va subiendo de intensidad hasta llegar a una parte final de lo más épica.

3. Beach House – 7
Tras escuchar ‘Dark Spring’ y ‘Dive’, pensaba que íbamos a encontrarnos con el disco más guitarrero de Beach House, pero su séptimo trabajo no sigue la línea de estos dos adelantos. Algo que, en parte, pero solo en parte, es una pena. Les sienta muy bien rasgar las guitarras y ponerse un poco más duros, pero también es cierto que un disco suyo de este palo terminaría cansando un poco. Casi prefiero que los punteos aparezcan de vez en cuando, como es el caso de las estupendas y preciosas ‘Drunk In LA’ y ‘Lose Your Smile’, o que esa suciedad sea más contenida, como bien muestran en ‘Pay No Mind’.

2. Robyn – Honey
“Honey” es un disco bastante más reposado que el anterior, en el que los beats han bajado su velocidad, y en el que la electrónica es mucho más dispersa y ensoñadora. Digamos, que no va directa al grano, como en otras ocasiones. Las canciones van creciendo poco a poco, y eso es bueno. Si hubiera sacado una copia de su anterior trabajo, la cosa no tendría ninguna gracia y estaríamos acusándola de repetitiva. Pero no os creáis que no hay hits, que sí que los hay. Ahí está esa ‘Missing U’ que sirvió de presentación, o ‘Honey’, el sensual segundo single. Las dos son maravillosas, y nos presentan a una Robyn asequible que ha cambiado su forma de ver el synth-pop. Junto a ellas, tenemos ‘Because It’s In The Music’, que es una canción de lo más pop, aunque también es bastante minimalista, y ‘Ever Again’, la que tiene más posibilidades de convertirse en el gran hit del disco.

1. Mitski – Be The Cowboy
“Be The Cowboy” es un disco que explora el dolor y la locura de las relaciones personales. Pero no os dejéis engañar, aunque esto pueda sonar deprimente, Mitskise saca de la manga un sentido del humor de lo más sarcástico. Como ejemplo tenemos esa ‘Lonesome Love’, donde deja claro que hay veces que es mejor estar sola que acompañada (“nobody fucks me like me”). O ese gran single que es ‘Nobody’, en el cual nos cuenta lo sola que esta con un ritmo de lo más bailongo y de la forma más alegre posible. Aunque, evidentemente, no todo el disco tira por ese camino, también sabe cuándo ponerse más intensa o cuándo tiene que sacar su vena más intimista. Es el caso de la épica y orquestal ‘Geyser’, con la que abre el álbum a lo grande. O de ‘Old Friend’, ‘Come Into the Winter’ y la maravillosa ‘Two Slow Dancers’, que forman parte de la faceta más reposada del disco.
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