Torres – Thirstier

Mackenzie Scott, más conocida como Torres, ha dicho basta ya. La artista norteamericana está feliz con su nueva vida en Nueva York junto a su pareja, la pintora Jenna Gribbon -autora de la portada de este disco y de su álbum anterior-, y sus canciones tienen que reflejar esa felicidad. Se acabo lo de hacer temas basados en el odio y la frustración que tenia por haber crecido rodeada de una religión hipócrita e incompatible con ella. La Torres de 2021 tiene ganas de disfrutar de la vida, y su nuevo álbum es una buena prueba de ello.

Thirstier’ suena potente, eufórico, y un tanto épico. Algo de lo que tienen parte de culpa los productores Rob Ellis y Peter Miles, y Adrian Utley de Portishead, que ha colaborado como musico de sesión. Entre todos han logrado que, ese sonido más vivo que quería Torres, se materialice en la que es la colección de canciones más directa de su carrera. Solo hay que escuchar esa joya llamada “Don’t Go Puttin Wishes in My Head”, donde abraza sin ningún tipo de pudor el rock de estadio Y hace bien, porque es una canción enorme. Como también lo son esos temas llenos de guitarras potentes, casi grunge, que se suavizan con un teclado o con un poco de electrónica. “Are You Sleepwalking?” y “Hug From a Dinosaur” son dos buenos ejemplos.

No todo es efusividad y rock en este trabajo. De hecho, curiosamente, el tema titular se acerca bastante más a lo que hacia en su anterior álbum. Es decir, que estamos ante una bonita balada de corte sintético que, eso sí, explota en si parte final. Y es que, que coquetee con la electrónica no es ninguna novedad, es algo que lleva haciendo años. Lo que sí sorprende un poco es que se mete de lleno en ella en un tema como “Kiss the Corners”, que se podría catalogar como synth-pop sin ningún tipo de problema. Y sorprende mucho más esa “Keep the Devil Out” final, donde utiliza esa electrónica para fusionarla con unas sucias guitarras y dar con un sonido que se acerca a lo industrial.

Torres acierta de pleno reflejando su felicidad en sus nuevas canciones. Porque, la verdad, no sé vosotros, pero yo estoy un poco harto de músicos que solo quieren cortarse las venas. La vida es demasiado corta como para estar fustigándose todo el rato.

8

Ah-Mer-Ah-Su – Hopefully Limitless Ep

Si echamos un vistazo al mundo de la música pop, podemos comprobar que hay muy pocas artistas trans en ella. Por lo menos en su parte más visible. Desgraciadamente, las personas transexuales siguen siendo tratadas como ciudadanos y ciudadanas de segunda. Y eso es algo que sabe muy bien Ah-Mer-Ah-Su, una artista de Oakland que lleva años denunciando en sus canciones lo que es ser trans y negra en una industria como esta. Aunque ahora se toma un descanso en su reivindicación, y publica un Ep más esperanzador, que, según ella misma, “hace que se sienta mejor”.

Una de las cosas que más destaca en la música de Ah-Mer-Ah-Su, es su voz, profunda, pero a la vez, muy delicada. No obstante, y salvando las distancias, claro, se la ha comparado alguna vez con la de Nina Simone. Aunque, a mí, particularmente, me recuerda a Nilüfer Yanya en algunos momentos. De hecho, un tema tan estupendo como “No One”, donde nos muestra su faceta más dance y electrónica, no desencajaría dentro de un disco de la artista británica. Incluso tiene un saxo y todo.

A pesar de contar con solo cinco canciones, ‘Hopefully Limitless’ es un Ep un tanto variado. La artista californiana no tiene ningún problema en abrir este trabajo con un tema como “Temperamental”, donde se olvida de su lado más pop, y se va hacia una faceta mucho más reposada que de costumbre. O de cerrarlo con “Tomorrow”, que nos presenta un lado diferente de su música. De hecho, es un corte que, gracias a sus percusiones, me ha recordado un poco a Tune-Yards. Pero sí es cierto que lo mejor llega cuando aparece el pop sin complejos. Y ahí es donde entra una joya como “We Got It All”, todo un hit en el que utiliza la electrónica para impregnar de melancolía la canción. De hecho, me atrevería a decir que, si este tema lo saca alguna de las mega estrellas del pop actual, lo peta.

Creo que, tras dos álbumes y algún que otro single, ya va siendo hora de que Ah-Mer-Ah-Su llegue a un público más amplio. Y este Ep es perfecto para eso.

7,9

Novedades 2021 (7ª Parte)

Ya sé que dije que no pasaría de las 40 canciones en las recopilaciones mensuales, pero siempre puede haber alguna excepción. En este caso ha sido porque en el último momento han salido varios temas que quería meter (Saint Etienne, Black Marble, Dry Cleaning, Porridge Radio y Dry Cleaning), pero en realidad, hasta ayer, se ajustaba a esas 40 canciones que me había puesto como tope. Además, estamos casi en agosto, y ya no habrá recopilaciones hasta septiembre, así que no pasa nada porque esta contenga 45 temas.

La verdad es que ha sido un mes de los más fructífero. Y eso es algo que se nota en esta recopilación, la cual, como siempre es bastante ecléctica. Además, contiene unas cuantas versiones, como la del «Run Run Run» de la Velvet a cargo de Kurt Vile, o la del «Eisbär» de Grauzone, que Melenas han llevado a su terreno y han bautizado como «Osa Polar». Y alguna que otra sorpresa, como una canción de Natalie Imbruglia, que con la ayuda de Albert Hammond Jr se ha sacado de la manga uno de los mejores temas de pop de las últimas semanas. Eso sí, el premio a la canción del mes se lo llevan Amen Dunes y su estupenda «Feel Nothing«.

Espero que os guste.

  1. Todo El Mundo Quiere Hacerte Daño / Los Punsetes
  2. Moreno de contrabando / Carolina Durante
  3. 18 Cigarettes / Ducks Ltd.
  4. I’d Rather Astral Project / The Reds, Pinks And Purples
  5. Stay Away Still / My Idea
  6. u v v p / Illuminati Hotties Feat Buck Meek
  7. Dawn Bends / Mac McCaughan feat. Yo La Tengo
  8. Rae Street / Courtney Barnett
  9. Galacticana / Strand Of Oaks
  10. Phoenix (feat. Fleet Foxes & Anaïs Mitchell) / Big Red Machine
  11. Reach Out / Sufjan Stevens Feat Angelo De Augustine
  12. Living Proof / The War On Drugs
  13. True Love / Hovvdy
  14. New Slang / Porridge Radio
  15. Thirstier / Torres
  16. Rom Com 2004 / Soccer Mommy
  17. Cherry Flavored Stomach Ache / HAIM
  18. Run Run Run / Kurt Vile
  19. Bug Eggs / Dry Cleaning
  20. Helsinki I / Martes Niebla
  21. Okay / Porches
  22. Party Again / TOPS
  23. Maybe It’s Great / Natalie Imbruglia
  24. Islands In The Stream / Alex Cameron feat. Roan Yellowthorn
  25. A Full Syringe And Memories Of You / The Boo Radleys
  26. Stoned at the Nail Salon / Lorde
  27. Say What You Will / James Blake
  28. Gloria / Angel Olsen
  29. Osa Polar / Melenas
  30. Bunny Is A Rider / Caroline Polachek
  31. Good Girls / Chvrches
  32. Wounds of Love / Nation of Language
  33. 0 Позже / The Violent Youth
  34. World on Fire / The KVB
  35. Infinite Sadness / Xeno & Oaklander
  36. Somewhere / Black Marble
  37. Nobodys Loves You (Korine Remix) / Small Black
  38. Embrace Death / Male Tears
  39. Only Love / Tycho feat. Benjamin Gibbard
  40. Polaris / Damon Albarn
  41. Diver / Lala Lala
  42. Going Out / Loma
  43. Pond House / Saint Etienne
  44. Fantasy Island / Clinic
  45. Feel Nothing / Amen Dunes feat. Sleaford Mods

Anika – Change

Tengo que confesar que, a pesar de formar parte de ese grupo que se montó Geoff Barrow de Portishead llamado BEAK>, y de contar con un álbum de debut que tuvo bastante repercusión, no conocía a Anika hasta hace unos días. Aunque también es cierto que en estos últimos años ha estado más centrada en su proyecto Exploded View, una banda con base en México en la que trabaja con artistas locales. Además de con una productiva carrera como DJ. Pero bueno, el caso es que ahora, tras una década de ese álbum de debut, vuelve a su trayectoria en solitario.

Change’ es otro disco en el que la pandemia ha jugado un papel importante. La berlinesa -al parecer renunció a su ciudadanía británica hace diez años- tenía en mente este trabajo hace tiempo, pero la situación que estamos viviendo ha cambiado por completo el concepto inicial del álbum. Además, cuenta con un sonido que, en muchos casos, podríamos calificar como muy alemán, por lo que parece que esta nueva residencia también la ha cambiado.

Estamos ante un disco un tanto extraño en el que se mezclan muchos tipos de sonidos. Un trabajo mayormente oscuro, en el que la voz de Anika, un tanto errática, se mueve por caminos que se adentran en kraut (“Finger Pies”), en el trip-hop más acelerado (“Critical”), o en un post-punk electrónico de lo más oscuro (“Naysayer”). Y la verdad es que en todas estas facetas consigue resultados estupendos. Lo bueno es que también tiene tiempo para hacer temas con un sonido más luminoso y esperanzador.  Ahí tenemos el delicioso tema titular, en el que tira hacia un mundo más pop, y en el que incluso se atreve a que unas trompetas se conviertan en protagonistas. No obstante, como bien indica su título, estamos ante una canción que habla de que se pueden cambiar las cosas. O esa delicada “Never Coming Back”, la cual, a pesar de hablar de como se ha olvidado el cambio climático con la pandemia, también cuenta con un sonido un tanto menos oscuro. Y luego tenemos esa “Wait For Something” final, donde deja la electrónica predominante en el resto del álbum de lado, y entrega una canción mucho más rock, y mucho más épica de lo normal.

Puede que estemos ante un álbum un tanto destartalado en el que Anika va probando muchos palos diferentes, pero lo cierto es que consigue buenos resultados en prácticamente todos, y nos deja una colección de canciones notable.

7,6

Piroshka – Love Drips & Gathers

Hace pocas semanas que Netflix ha estrenado This Is Pop, una serie documental en la que repasan de forma supuestamente graciosa algunos momentos destacados de la música de las últimas seis décadas. Y uno de esos momentos es el britpop. 45 minutos bastante básicos, en los que, por supuesto, dan protagonismo a la batalla entre Blur y Oasis. Pero al menos hay una serie de entrevistas con artistas de aquella época, y entre ellas aparece Miki Berenyi de Lush, que, entre otras cosas, habla de cómo los animaron a dejar el shoegaze y meterse de lleno en sonidos más pop. Algo que hicieron con acierto. Lo que me extraña es que también tiene unas palabras un tanto malas para ese shoegaze que los vio nacer. Más que nada, porque el nuevo álbum de Piroshka, su banda actual, vira hacia ese sonido.

La propia banda, formada por gente de Lush, Elastica y Modern English, reconoce que en su primer álbum tiraron del britpop, pero que en este ‘Love Drips & Gathers‘ han decidido sacar su lado más shoegaze. O, mejor dicho: dream-pop. Y es que, por aquí, nos encontramos con una buena cantidad de canciones etéreas, donde los teclados, y un mellotrón, tienen bastante protagonismo. De hecho, son pocos los temas donde las guitarras se convierten en protagonistas. Eso sí, cuando lo hacen, nos dejan una maravilla de noise-pop como “Scratching at the Lid”, o un curioso acercamiento al mundo Manchester en “V.O”. Una canción que, por cierto, está dedicada a Vaughan Oliver, el creador de las míticas portadas del sello 4AD.

El resto del disco tira hacia caminos más etéreos y delicados. Y la verdad es que, pese a la amarga sorpresa inicial, se le va pillando el punto. Algo de lo que tiene mucha culpa la voz de Berenyi, que se mueve de maravilla por esos sonidos ensoñadores y tranquilos. Ahí está la preciosa “The Knife Thrower’s Daughter”, en la que aprovechan al máximo su lado más minimalista. O “Loveable”, donde no tienen ningún inconveniente en irse hacia un mundo más psicodélico. Algo que también ocurre con la interesante “Echo Loco”. Aunque eso sí, al final, no pueden evitar acercarse a su lado más pop en la notable “Wanderlust”. Al igual que también se resisten a dejar el shoegaze de lado y cierran el disco con una oscura y ruidosa “We Told You”.

Tengo que decir que, tras los dos singles de adelanto, me esperaba un sonido diferente al que al final predomina en todo el álbum. Pero bueno, eso no significa que estemos ante un disco fallido, simplemente han decidido tirar por otros caminos.

7,4

Molly Burch – Romantic Images

Siempre me ha gustado el rollo retro a medio camino entre los 50 y 60 que tenia Molly Burch. La artista de Austin cuenta con una de esas voces que se adaptan perfectamente a esos sonidos añejos, pero creo que a su música le faltaba un pequeño empujón para que me terminara de convencer del todo. Y ese empujón ha llegado con su tercer trabajo, si no contamos su álbum navideño, claro. Porque, más allá de su evidente cambio de sonido, también hay un cambio de actitud. Estamos ante una Molly Burch más optimista, que ha decidido escribir sobre todo lo bueno que tiene en su vida, y dejar el desamor para otro momento. Y eso siempre es un acierto.

Romantic Images’ es un disco producido por Tennis, y la verdad es que se nota bastante. Además, tanto en los temas más animados, como en los más reposados. Todas sus canciones tienen ese aire setentero que tanto le gusta al matrimonio de Baltimore. Y hay que reconocer que es todo un acierto, porque la voz de Burch se adapta de maravilla a este cambio. De hecho, cuando aparece su lado más disco, como es el caso de la estupenda “Emotion”, donde también ha contado con la ayuda de Wild Nothing, resulta insuperable.

Uno de los puntos fuertes de este trabajo es la elegancia con la que Burch encara sus canciones. Su capacidad vocal -estudió canto en la universidad- funciona de maravilla entre bolas de espejo y ritmos que se adentran en la pista de baile. Ahí está la deliciosa “Games”, en la que se acerca sin remordimientos al pop de los ochenta. O “Heart of Gold” y “Took a Minute”, donde fusiona a la perfección el soft-pop y el disco. Pero también sabe lo que se hace cuando se sienta al piano y decide que es hora de irse de lleno al pop elegante de los setenta. Lo hace nada más empezar, con esa estupenda “Control” en la que no puede evitar fijarse en Kate Bush. O en dos bonitas baladas como “New Beginning” y “Back in Time”. Pero atención a esa “Easy” tan melosa y sintética, que es una delicia.

Molly Burch ha hecho bien en darle un giro a su sonido y en adelantar un par de décadas sus influencias, porque creo que no me equivoco si digo que, por lo menos, estamos ante su trabajo más entretenido.

7,8

Male Tears – Male Tears

Ya he comentado alguna vez que el mundo gótico tiene una de las escenas más potentes en California. Lo que en los ochenta se asociaba a las frías y oscuras ciudades británicas, ahora brilla más que nunca bajo el sol de las playas del Pacifico. Y de ahí vienen Male Tears, un dúo de Los Ángeles formado por el compositor y vocalista James Edward, y el teclista Spencer Jackson. Juntos han creado este proyecto en el que se van al lado más luminoso de ese pop con toques oscuros que tanto triunfó en los ochenta. De hecho, están a medio camino entre eso y el mundo de los New Romantics.

Según el propio Edwards, su música está inspirada en el pop brumoso de la época dorada de la MTV. Y tiene toda la razón, porque las canciones de su álbum de debut no pueden sonar más a esos años de mitad de los ochenta en los que la cadena de televisión se convirtió en toda una religión para los jóvenes norteamericanos -aquí llegó un poco después-. Diez canciones que también podrían sonar en los años dorados del Danceteria, ese club de Nueva York en el que se mezclaba un poco de todo, y en el que Madonna hizo su primera actuación.

Reconozco que todo lo relacionado con los ochenta está demasiado trillado y que parece que ya no queda nada que explotar de aquella década. Pero la verdad es que las canciones de Male Tears me han enganchado a tope. El pop lleno de teclados desenfadados que aparece en temas como “Chained Up” y “Human Errorz”, me parece de lo más delicioso. Y cuando se meten de lleno en el mundo New Romantic, nos dejan joyas como “Let’s Pretend” o “Adult Film”. Pero ojo, que, como comentaba más arriba, tienen un lado más oscuro. Ahí es donde entran cortes como “Creep Distance” o “She Lives in The Pines”, que también funcionan estupendamente. Eso sí, para cerrar vuelven al pop sin complejos y nos dejan la maravillosa “Take My Picture”. Un tema que, en el fondo, creo que me encanta porque me recuerda mucho al “Take A Chance With Me” de Roxy Music. De hecho, podría ser hasta un homenaje. Como la portada, que casi es una revisión del ‘Rio’ de Duran Duran.

Creo que no exagero si digo que, aunque salió el pasado febrero, estamos ante el que puede ser mi disco del verano. Ya me veo en la playa esquivando la COVID con estas canciones de fondo.

7,9

Lucid Express – Lucid Express

Lucid Express son uno de los grupos más potentes de Hong Kong. El quinteto, que empezó hace más de una década bajo el nombre de Thud, no ha sido muy prolífico en todos estos años. Es más, aparte de unos cuantos singles, hasta ahora solo tenían un Ep editado en 2012. Pero todo cambió en 2019. Las protestas contra la ley de extradición en Hong Kong, los llevó a meterse de nuevo en un local de ensayo para evadirse de lo que estaba pasando a su alrededor. Y de ahí ha salido su álbum de debut como Lucid Express.

Estamos ante un trabajo que tiene a los clásicos del shoegaze y el dream-pop como máxima referencia. Un disco producido por Max Bloom, de los desaparecidos Yuck, donde las guitarras se fusionan con oníricos y ensoñadores paisajes de teclados. Además de un cierto toque sintético que le dan las cajas de ritmos. Y la verdad es que, aunque no sea una propuesta muy innovadora, sí puede decir que se les da muy bien y que estamos ante un álbum de lo más bello.

Una de las bazas que juegan a su favor, son sus escapadas hacia mundos más pop. Algo que hacen nada más empezar. “North Acton” es una delicada canción donde las guitarras cristalinas se enfrentan a unos teclados de lo más melódicos. Además, Kim, su cantante, tiene la voz perfecta para este tipo de temas. Es un guion que también siguen en la estupenda “Ado”, que es un tanto más animada, pero igual de melódica. Porque es innegable que son unos auténticos expertos en jugar con los elementos característicos del dream-pop. De hecho, “Hollowers”, y ese instrumental que han llamado “No Talk”, es lo mejor de este estilo que he escuchado últimamente.

Nos encontramos ante uno de esos discos en los que el shoegaze y el dream-pop se fusionan constantemente. Es el caso de “Hotel 65”, uno de esos temas que empieza lleno de paisajes ensoñadores, y se endurece en su estribillo con unas guitarras de lo más sucias. Aunque lo bueno para los amantes de este sonido llega al final. Sus dos últimos temas no pueden tirar más de My Bloody Valentine. Y sí, puede que sea una referencia demasiado trillada, pero hay que decir que, al menos, lo hacen de dos formas diferentes. En “Prime of Pride” son los teclados los que tienen mucha más importancia. De hecho, se parecen bastante a los de “To Here Knows When”. Pero, sin embargo, en “Ride the Night”, son las tormentas de guitarras las que se llevan el protagonismo. En cualquier caso, las dos, son estupendas.

Sin duda alguna, el debut de Lucid Express, es uno de los grandes discos de shoegaze y dream-pop de este 2021. Además de una estupenda carta de presentación para meterse de lleno en la desconocida escena musical de Hong Kong.

8

Clairo – Sling

Claire Cottrill, más conocida como Clairo, tan solo tiene 22 años, pero ya he tenido que justificar su carrera más de una vez. Lo bueno es que, todos esos haters que decían que era un producto musical que había contado con la ayuda de los amigos influyentes de su padre, se han tenido que comer sus palabras. Su estupendo álbum de debut obtuvo unas críticas excelentes, y todas las colaboraciones que han venido después, han agrandado aun más ese prometedor inicio de carrera. Eso sí, parece que el primer bache está llegando con su segundo trabajo, el cual ha recibido alguna que otra alabanza, pero también alguna que otra reseña de lo más tibia.

No es que ‘Sling’ sea un mal trabajo, todo lo contrario, es uno de esos discos hechos con mimo en los que todo esta en su sitio. La producción del solicitado Jack Antonoff funciona a la perfección, y Clairo se confirma como una gran compositora de canciones. El problema es el envoltorio que ha elegido para estos temas. La de Atlanta se ha metido de lleno en ese folk femenino que se hizo tan popular en los setenta. Es un disco en el que se puede apreciar muy fácilmente la influencia de Carole King, The Carpenters o Joni Mitchell, y la verdad es que es un sonido que termina resultando un tanto anodino. Por no decir que hay momentos en los que aburre un poco.

Lo mejor de este trabajo llega cuando adorna un poco más sus canciones. Cuando no se adentra tanto el folk y sus temas se van hacia un pop un tanto soft, y muy setentas también, logra resultados notables. Es el caso de la inicial “Bambi”, de la reposada “Partridge”, o de la algo juguetona “Wade”. Además de esa estupenda “Management” llena de cuerdas que se ha dejado para el final. Pero lo mejor viene cuando se anima un poco. Lo malo es que solo lo hace en dos ocasiones. La primera es en “Amoeba”, toda una delicia pop en la que no se sale de esa década de los setenta, pero que sí tira hacia un mundo más pop -su estribillo es irresistible-. Y la segunda es en “Zinnias”, donde sale a relucir su lado más rock, aunque sí es cierto que lo hace desde el lado más acústico. Y bueno, para no ser malo, diré que el folk a lo Simon and Garfunkel de “Blouse” también funciona.

Desde luego, no es el disco que esperaba tras su debut, y me parece que es un cambio en su carrera que llega demasiado pronto. Porque, aunque ya lleve unos cuantos años en esto, creo que todavía tiene que explotar un poco su faceta más pop.

7,3

Wavves – Hideaway

Nathan Williams ha tenido una carrera un tanto irregular con Wavves. La banda de punk-pop estalló con dos discos brillantes llenos de canciones enérgicas que no dejaban de lado las buenas melodías. Pero, poco a poco, fue bajando el nivel y cayendo un poco en el olvido. Lo que hizo que su antigua discográfica (Warner) le echara y que tuviera que autoeditarse su anterior trabajo. Aunque eso sí, para su nuevo álbum ha vuelto a Fat Possum, el sello con el que editó sus mejores discos. Es más, al igual que esos trabajos, también lo ha escrito en casa de sus padres. Así que se podría decir que estamos ante una vuelta a sus raíces.

Hideaway’ es un disco en el que Williams se quita de encima a la gente toxica que le ha rodeado durante todos estos años. Quizá, por eso, es bastante directo, y de algún modo, más pop. Algo de lo que tiene mucho que ver David Sitek de TV On The Radio, que no solo ha producido el álbum, también se ha encargado de coescribir algunos temas, y de meter unos cuantos teclados. Todo un acierto, porque el resultado es de lo más luminoso, y perfecto para escuchar en estos meses de verano.

El octavo disco de Wavves empieza como un tiro. “Thru Hell”, con sus aires surferos y algo sixities, refleja buena parte de lo que nos vamos a encontrar en el disco. Es decir, guitarras potentes, estribillos pegadizos, y un poco de suciedad, que no viene mal de vez en cuando. Un guion que también sigue en cortes como “Hideaway”, “Help is on the Way” o “Marine Life”. Eso sí cuando se sale de ahí, es un tanto más irregular. Sí que le funciona, y muy bien, además, cuando saca la acústica y tira hacia sonidos mucho más pop, como es el caso de “Sinking Feeling”. O cuando hace todo lo contrario y se va a una especie de indie-rock de lo más noventero, donde entrega una sucia “Planting a Garden”. Pero cuando se mete en terrenos más tranquilos, como en “Honeycomb” y “Caviar”, no termina de convencer. Y en esa inclusión en el country que es “The Blame”, lo hace a medias.

El nuevo de álbum de Wavves es una especie de nuevo comienzo, y como todo lo que empieza, tiene un punto de frescura que lo hace más interesante. Eso sí, no puede evitar que algunos de sus viejos tics salgan a relucir.

7,4