Baxter Dury, Étienne de Crécy & Delilah Holliday – B.E.D.

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A Baxter Dury le sienta muy bien el mundo electrónico, y cada vez que mete este tipo de sonidos, suele dar en el clavo. Así que, encontrarse con un disco suyo en el que la música la pone el productor Étienne de Crécy, conocido por ser uno de los principales exponentes de la música electrónica francesa, es una gran noticia. Y si ya aparece una voz femenina, que es otra de las cosas que siempre le viene bien a sus canciones, tenemos el combo completo. En este caso es la de Delilah Holliday, vocalista de la banda punk Skinny Girl Diet, que le da la réplica de maravilla a Dury.

B.E.D” es un trabajo fácil que no llega a los veinte minutos, en el cual, ninguna de sus canciones sobrepasa los tres. Además, según el propio Dury, es un álbum en el que el sexo es protagonista. Un tema recurrente en su carrera. Así, nos encontramos con un corte como ‘How Do You Make Me Feel’, que derrocha sensualidad entre ritmos electro. Unos ritmos que también están presentes en ‘Tais Toi’, donde Dury despliega toda su chulería inglesa con un acento de lo más macarra – me encanta como pronuncia ese “motherfucker”-, y en parte de la muy pegadiza ‘White Coats’.

Es cierto que, buena parte del disco, no es tan electro como cabría esperar. Lo que no significa que la electrónica no sea la protagonista en temas como ‘Walk Away’ o ‘Fly Away’, que son más melancólicos y menos efusivos. Algo que también ocurre en la parte final del disco, que es la que más se asemeja a lo que puede ser un disco de Baxter Dury en solitario. Aquí sí que no ha estado muy acertado, y aunque temas como ‘Only My Honesty Matters’ y ‘Centipedes’, tienen su punto, los dos cortes que cierran el álbum son bastante aburridillos. Una lástima que no haya seguido el camino del principio.

7,3

Blancmange – Wanderlust

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Si le echáis un vistazo a los grupos similares que recomienda Spotify cuando te metes en el perfil de Blancmage, veréis nombres como los de Visage, Heaven 17 o Yazoo. Y si ya miráis la Wikipedia del grupo, veréis que aparecen bandas como Depeche Mode o Soft Cell. Y es que, este dúo de Londres, formó parte de todo el movimiento tecno-pop de principio de los ochenta, pero su nombre no suele salir cuando se habla de esta escena. Y es raro, porque no solo obtuvieron buenas críticas, también tuvieron algún hit y un par de álbumes en el top 10 británico. Eso sí, la primera parte de su carrera no duro mucho, y en 1986, tras seis años en activo, anunciaron su separación. Lo bueno es que, en 2011, decidieron reunirse de nuevo y ya llevan unos cuantos trabajos desde entonces.  Aunque sí es cierto que uno de los miembros originales tuvo que dejar el grupo por problemas de salud.

Wanderlust” es el décimo trabajo de su carrera, y el séptimo desde su reunión a principio de década. Y es que, no han parado en estos últimos años, donde han sacado un disco por temporada, e incluso dos en 2015. El caso es que han sabido como envejecer, y en esta nueva etapa de su carrera no se están dedicando a rememorar los sonidos que les dieron el éxito en los ochenta. En canciones como ‘Living On The Ceiling’ o ‘Don’t Tell Me’, los que fueron sus dos grandes éxitos, se metían de lleno en los mundos más sintéticos, e incluso se atrevían con algo puntito étnico, pero siempre han tenido un pequeño toque más oscuro. Eso es lo que están explotando en esta nueva etapa de su carrera, y hacen bien, porque me atrevería a decir que este trabajo es mucho más interesante que cualquiera que han sacado Depeche Mode en las últimas dos décadas. Y mira que soy fan de los de Basildon.

Estamos ante un trabajo bastante casero, y con una producción un tanto austera, algo que lo hace mucho apetitoso. Temas como ‘In Your Room’, ‘I Smashed Your Phone’, ‘Gravel Drive Syndrome’ o ‘TV Debate’, son bastante oscuros, y los metemos en el carro del synth-pop porque tiran de la electrónica, pero casi están más cerca del post-punk que de otra cosa. Y ojo, que no tienen ningún reparo en acercarse al Bowie de la época de Berlín en cortes como ‘Talking to Machines’ y ‘Leaves’, donde incluso se ponen más oscuros y teatrales. Lo bueno es que les sale de maravilla.

Cuando se ponen más electrónicos y nos dejan cortes que se asemejan más a su etapa synth-pop, también saben lo que se hacen. Ahí está esa ‘Distant Storm’ tan Kraftwert que abre el disco, o la minimalista ‘Not a Priority’, en la que se ponen un tanto más melódicos. Pero es en ‘White Circle, Black Hole’ donde nos entregan el mejor corte del disco, o por lo menos al que más emoción le ponen. Y es que, esa guitarra, y esos teclados que se fusionan en el estribillo, son una delicia.

Supongo que será porque no tienen la presión de otros grupos a la hora de hacer éxitos, pero Blancmange han dado toda una lección a sus compañeros de escena que siguen sacando discos anodinos que solo les valen para hacer otra gira por grandes salas.

7,8

Boygenius – Boygenius EP

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Ya he comentado más de una vez la buena forma en la que se encuentran las artistas femeninas del indie-rock actual, y el gran futuro que tienen estas chicas que, por norma general, son bastante jóvenes. Julien Baker, Phoebe Bridgers y Lucy Dacus forman parte de este grupo de mujeres que recuperan esos sonidos más propios de los noventa y le dan frescura a este estilo tan machacado. Ahora se han unido, y han creado Boygenius, una banda en la que fusionan sus tres formas de ver el rock, las cuales, aunque muchos no lo crean, tienen bastantes diferencias.

En este primer EP nos encontramos con la intensidad de Baker, el lado más pop de Dacus, y el mundo introspectivo de Bridgers. Con estos ingredientes, han creado seis canciones que funcionan bastante bien y en las que apenas hay fisuras. Además, lo bueno, es que han sabido fusionar todas estas facetas y crear un sonido reconocible, pero que, en realidad, no suena a ninguna de las tres. Así, un tema como ‘Bite The Hand’, que podría ser un poco más cercano a lo que hace Dacus, gana con la intensidad que aportan Baker y Bridgers. Justo lo contrario a lo que pasa en ‘Me & My Dog’, ‘Stay Down’ y ‘Salt In The Wound’, donde es la intensidad la que gana puntos con las guitarras crudas y distorsionadas.

Es en los temas más reposados es donde están un poco más irregulares. Y no es que ‘Souvenir’ y ‘Ketchum, ID’, sean malas canciones, pero sí es cierto que suenan mejor cuando sacan a paseo la eléctrica y se dejan de lado la acústica, la cual, es la protagonista de estos dos temas.

No contentas con publicar alguno de los discos más interesantes de los últimos dos años, ahora se unen y nos dejan un EP que también puede entrar entre lo mejor de este año al que apenas le quedan un par de meses. Bien por ellas.

8

Robyn – Honey

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En estos últimos días, a raíz de la publicación del nuevo disco de Robyn, han salido una buena cantidad de artículos en los que la artista sueca era la protagonista, y en todos, han resaltado una cosa: su influencia en el pop femenino actual. Y la verdad, es que, lo mires por donde lo mires, es así. Su pop electrónico ha servido de inspiración a gente tan dispar como Carly Rae Jepsen, Rihanna, Ariana Grande o Charli XCX, artistas que lo han petado a un nivel máximo, y que han reconocido su influencia. Lo malo, es que es ella misma la que no logra conseguir ese éxito masivo que sí tienen esas cantantes a las que ha influenciado. Algo que, por otra parte, suele ser habitual en el mundo de la música. Y ojo, que con su nuevo trabajo tampoco lo va a conseguir.

Una de las cosas que hacen diferente a Robyn, es su capacidad para dejar descolocados a sus seguidores. Su carrera, que empezó con esa ‘Show Me Love’ que pretendía ser una respuesta al R&B norteamericano de los noventa, ha estado plagada de cambios drásticos de sonido y un acercamiento progresivo a la electrónica. Hace ocho años, llegó a lo más alto con su “Body Talk”, un disco maravilloso, lleno de hits bailongos deliciosamente tristes. Un álbum que, a día de hoy, suena igual de moderno que hace casi una década, y que yo sigo escuchando habitualmente. Bueno, pues en lugar de repetir la jugada, ha sacado un nuevo trabajo bastante más esquivo en el que no tira tanto de hits.

Honey” es un disco bastante más reposado que el anterior, en el que los beats han bajado su velocidad, y en el que la electrónica es mucho más dispersa y ensoñadora. Digamos, que no va directa al grano, como en otras ocasiones. Las canciones van creciendo poco a poco, y eso es bueno. Si hubiera sacado una copia de su anterior trabajo, la cosa no tendría ninguna gracia y estaríamos acusándola de repetitiva. Pero no os creáis que no hay hits, que sí que los hay. Ahí está esa ‘Missing U’ que sirvió de presentación, o ‘Honey’, el sensual segundo single. Las dos son maravillosas, y nos presentan a una Robyn asequible que ha cambiado su forma de ver el synth-pop. Junto a ellas, tenemos ‘Because It’s In The Music’, que es una canción de lo más pop, aunque también es bastante minimalista, y ‘Ever Again’, la que tiene más posibilidades de convertirse en el gran hit del disco.

Sorprende mucho escuchar a la sueca tan relajada y tan poco efusiva. Pero es una sorpresa agradable, porque esa relajación le sienta muy bien en un tema como ‘Human Being’, donde logra dar con unos ritmos de lo más chulos. Al igual que también resulta muy interesante ver como utiliza la electrónica de una forma más ensoñadora en ‘Baby Forgive Me’ y ‘Send To Robin Immediately’. Por cierto, en esta última, ha metido un sampler del ‘French Kiss’ de Lil’ Louis, aquel tema orgásmico que se convirtió en uno de los clásicos del house de finales de los ochenta. Y es que, también estamos ante un disco de lo más sensual, como se puede apreciar en la portada, y en ‘Between The Lines’, un tema en el que, según ella misma, ha tratado de recuperar el sonido del ‘Gypsy Woman’ de Crystal Waters (sí, el del “La da dee la dee da, la da dee la dee da”). Y la verdad es que tiene un aire. Donde sí que no ha estado muy acertada es en ‘Beach2k20’, un corte que es puro relleno y que no tiene nada de interesante.

Honey” es otra muestra de que Robyn es una de las artistas con más talento del pop actual, y de que se puede hacer buen pop comercial sin caer en lo obvio.

8,1

Papercuts – Parallel Universe Blues

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Hace cuatro años, cuando puse el anterior disco de Papercuts en el blog, comenté que sabía recrear de maravilla los sonidos más pop, pero que le faltaba redondear las canciones con un buen estribillo. Algo que parece que ha solucionado en su nuevo trabajo. Y es que, el norteamericano Jason Robert Quever, es todo un veterano de la escena indie-pop y, tras más de quince años de carrera, sabe muy bien cómo cambiar el rumbo de su música. Ahora solo le queda dar con el disco que le saque de esa segunda división en la que lleva instalado demasiado tiempo.

Parallel Universe Blues” es un trabajo más ensoñador y más lo-fi que su predecesor. En él, el de San Francisco, aunque recién mudado a Los Angeles, ha sacado a relucir su lado más pop y melódico, y nos entrega un disco lleno de canciones notables. Además, esta vez se ha metido de lleno en el mundo de Phil Spector, The Jesus & Mary Chain o The Velvet Underground, dejándonos un clásico disco de indie-pop.

Lo primero que nos encontramos en este trabajo, es ‘Mattress on the Floor’, uno de sus temas más esquivos, en el que deja clara esa influencia de la Velvet que comentaba más arriba. Lo bueno, es que sabe darle el toque de pop justo para que se convierta en un tema de lo más pegadizo. Pero para pegadizo, el trío de canciones que viene a continuación. Tenemos el momento spectoriano en ‘Laughing Man’, el clásico tema de indie-pop directo en ‘How to Quit Smoking’, y el mundo ensoñador en ‘Sing to Me Candy’. Y las tres funcionan de maravilla. Como también funciona de maravilla ‘Kathleen Says’, donde mete unas guitarras a lo New Order que son una delicia. Y ojo, porque al final del disco sigue soltando hits sin apenas despeinarse, y nos deja canciones tan chulas como la acelerada ‘Walk Backwards’, la sucia ‘Waking Up’, o ‘Looking Through Heather’, con la que cierra el disco acordándose de nuevo de Lou y John.

Estamos ante un disco lleno de buenas canciones en el que aparecen muchas de las influencias que más me gustan, así que no veo ningún impedimento para encontrarme ante uno de mis trabajos favoritos del año.

8

Neneh Cherry – Broken Politics

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Está claro que, en esta nueva etapa de su carrera que inició hace cuatro años, cuando editó el maravilloso “Blank Project”, Neneh Cherry no se va a ir lo fácil. Lo más normal es que hubiera tratado de repetir viejos éxitos pasados –no digo que se vuelva poner unos collares enormes y ponerse a rapear, pero sí podría haber tirado hacia un ‘Woman’ o un ‘7 Seconds’-, pero la artista sueca siempre ha hecho un poco lo que le ha dado la gana. Ahora, junto a su inseparable Four Tet, se ha metido de lleno en la electrónica un tanto más oscura, acertando de pleno, y dejando claro que siempre ha sido una artista más que inquieta. Además, este tipo de sonidos no son nuevos en su carrera, porque ella ya colaboró con Massive Attack mucho antes de que los de Bristol sacaran su álbum de debut.

Broken Politics” es un trabajo mucho más reposado y efusivo que su predecesor, que tenía momentos realmente espídicos. Además, aquí prefiere tirar hacia un mundo más sintético, y prescindir de las baterías reales, que eran las grandes protagonistas (y uno de los grandes aciertos) de su anterior álbum. Quizá, el trip-hop sea la mejor etiqueta para describir lo que encontramos en este álbum, pero sería un poco vaga, porque es un disco lleno de matices, en el que hay muchos tipos de sonidos.

Estamos ante el que, probablemente, sea su disco más político, en el que se tratan temas como el aborto, los refugiados o las armas. Todo regado con su cálida voz y los ritmos pausados, oscuros y misteriosos de Four Tet. Incluso también aparece por aquí 3D, el miembro de Massive Attack que no es Banksy. Colabora en ‘Kong’, un emotivo tema, que no puede recordar más a la banda de Bristol, en el que trata el tema de los refugiados de Calais. Pero no todo el disco va por ahí. Sí aparecen estos sonidos en cortes tan notables como ‘Faster Than the Truth’ o ‘Shot Gun Shack’, pero están aderezas con bastante más sensibilidad. Y bueno, puede que ‘Natural Skin Deep’, el que es el mejor tema del disco, también tenga algo de ellos, pero sí es cierto que la sueca lo dota de su personalidad. Incluso mete un sampler de trompeta de Don Cherry, su padre.

Gran parte del álbum está formado por canciones relajadas que nos dejan ver una Neneh Cherry bastante más tranquila. Desde el principio, con la bella ‘Fallen Leaves’ (esa arpa no puede ser más bonita), ya nos damos cuenta de que aquí no vamos a tener tanta crudeza como en su disco anterior. Y hace bien, porque su voz te arropa y te produce calma en cortes tan bonitos como ‘Synchronised Devotion’, donde se apoya en un piano y un vibráfono, instrumento que también aparece en ‘Deep Vein Thrombosis’, el minimalista tema que viene a continuación. Pero es hacia el final del disco donde entrega otras dos de sus mejores cartas. La primera es ‘Black Monday’, donde fusiona los ritmos urban con los sonidos delicados y preciosistas que inundan el resto del disco. Y la segunda es ‘Soldier’, el corte que cierra el disco de una forma un tanto más acelerada y, sobre todo, de lo más emocionante.

Puede que le sobren ese par de interludios que hay en el disco (en algún momento esto dejará de estar de moda), y que le falte algún hit que otro, pero, con este nuevo trabajo, Neneh Cherry vuelve a demostrar que es una artista que no está dispuesta a repetirse, y que tiene un talento enorme. Algo que, por otro lado, ya sabíamos.

8

Novedades 2018 (8ª Parte)

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El año pasado tan solo hubo ocho recopilaciones, pero parece que en 2018, por lo menos, habrá una más. Y es que, no está siendo un gran año en cuanto discos se refiere, pero sí en cuanto a canciones. Eso de que haya cambiado el mercado y ahora se tengan más en cuenta los temas sueltos (hay artistas que ya ni sacan discos), ha terminado influyendo a todo tipo de artistas. Así, en esta recopilación, hay varios que ni siquieran tienen anunciado un álbum, como Cariño, el nuevo grupo de Elefant Records, que han hecho de un tema C. Tangana todo un himno de indie-pop. O Sasami, una chica de Los Angeles que hace un noise-pop maravilloso y tan solo tiene un single. Pero también hay adelantos jugosos de nuevos trabajos, como el de Sharon Van Etten yéndose a la electrónica, o Robyn haciendo otro temazo de synth-pop. Pero ojo, que mi canción favorita de toda la lista es la de La Estrella de David, todo un temón con unas guitarras a lo New Order que me parece una maravilla.

Espero que os guste.

1. The Flowers Beneath Your Feet / Laura Carbone and The Pains Of Being Pure At Heart 
2. Not The Time / SASAMI 
3. Sing To Me Candy / Papercuts 
4. Vidas de santos / Hazte Lapón 
5. Llorando en la limo / Cariño 
6. Heathrow / JF Robitaille and Lail Arad 
7. In a River / Rostam 
8. Feeling Lonely / boy pablo 
9. New Birth in New England / Phosphorescent 
10. Gut Feeling / Peter Bjorn and John 
11. Cariño / La estrella de David 
12. Energy / TOY 
13. It’s Not Living (If It’s Not With You) / The 1975 
14. Natural Skin Deep / Neneh Cherry 
15. I Don’t Even Smoke Weed / Empress Of 
16. Comeback Kid / Sharon Van Etten 
17. Honey / Robyn 
18. Overtime / Jessie Ware 
19. Electricity / Matthew Dear 
20. Nonkilling 6 • Hunger / How to Dress Well 
21. Swimming At Night / Django Django 
22. White Coats / Baxter Dury, Etienne de Crécy & Delilah Holliday
23. Lilo / The Japanese House 
24. Has Ended / Thom Yorke 

Empress Of – Us

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Resulta casi imposible no ser fan de Lorely Rodriguez, o si lo preferís, de Empress Of. El proyecto musical de esta chica de Los Angeles es de lo más interesante que hay en el pop actual, y lo mejor es que, a diferencia de otras cantantes de pop comercial, ella lo hace prácticamente todo. O por lo menos lo hacía en su álbum de debut, porque ahora sí que ha contado con ayuda de algún productor que otro –entre ellos, el omnipresente Dev Hynes, y el madrileño Pional, que firma buena parte de la música del disco-. Además, me gusta que en los Estados Unidos de Trump, tan jodidos y xenófobos, reivindique su ascendencia latina y cante varias canciones de este disco en Spanglish.

Us” es un disco fácil, que no dura mucho y en el que todas las canciones funcionarían como un supuesto single. Aunque, eso sí, algunas funcionan mejor que otras, porque, como todos los álbumes, tiene esas dos o tres canciones que están a un nivel superior. Una de ellas es ‘When I’m With Him’, un delicioso tema, en el que fusiona esos ritmos urban que tan de moda están, con elementos más propios de los ochenta –esa guitarrilla funk es maravillosa-. Además, cuenta con uno de esos estribillos absolutamente redondos. Sin duda alguna, es una de las grandes canciones del año. Pero también funciona a la perfección esa ‘Everything To Me’ que abre el disco con un sonido un tanto más electrónico y con la voz de Dev Hynes haciendo de las suyas. O la maravillosa y bailonga ‘I Don’t Even Smoke Weed’, uno de los temas que produce Pional, y toda una declaración de intenciones.

Estamos ante un disco de amor, pero no de ese amor idealizado que solemos encontrar en las canciones pop. Rodriguez no tiene ningún problema en dedicar una balada como ‘Trust Me Baby’ a los celos obsesivos y acosadores. Como tampoco tiene ningún problema en sacar a relucir el esfuerzo y la poca compensación que a veces tienen las relaciones de pareja en ‘All For Nothing’. Historias de amor y desamor que nos cuenta entre ritmos urban (‘Just The Same’ y ‘Love For Me’), o ritmos más sintéticos (‘Timberlands’ y ‘I’ve Got Love’), pero siempre de forma acertada, y dando con el estilo que casa perfectamente con la canción.

Lorely Rodriguez ha decidido hacer un disco de pop sin complejos mucho más comercial que su debut, el cual, al fin y al cabo, no era tan mainstream. Y lo mejor de todo es que ha acertado de pleno y ha dado con diez canciones irresistibles que funcionan de maravilla en conjunto.

8

Matthew Dear – Bunny

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Matthew Dear está etiquetado como un artista de música electrónica, pero es una etiqueta bastante perezosa y generalista. El de Texas nunca ha tenido ningún problema en acercarse al post-punk, el shoegaze y otros estilos más relacionados con el rock. Es más, siempre ha citado entre sus principales influencias a David Bowie y Talking Heads. Además, ha hecho remixes para bandas como Spoon, MGMT o The Drums. Por lo tanto, no sorprende que, en su nuevo disco, haya unas cuantas guitarras, colaboraciones como las de Tegan & Sara y el cantante de Protomartyr, y temas que prácticamente suenan a Lou Reed. Lo mejor de todo esto, es que se le da bastante bien.

Bunny” debe de ser uno de los discos más pop de su carrera, pero es un pop un tanto atípico, en el que hay muchos elementos y en el que no se va a lo fácil. Algo que es un poco contradictorio tratándose de este tipo de música. Sí es cierto que hay algún tema que podríamos calificar de más convencional, como esa ‘Bad Ones’ donde ponen las voces Tegan & Sara, las cuales, por cierto, también colaboran en la más extraña ‘Horses’. O ‘Modafinil Blues’, en la que se va un dance de lo más amable. Y eso que, según su mujer, “su voz suena como la de un adolescente borracho tratando de imitar a Tom Waits”. Algo que no impide que en ‘Duke of Dens’ y ‘Electricity’ nos deje un par de hits tremendos. Sobre todo la segunda, que es un temazo de lo más bailable en la que se pone de lo más melódico en su estribillo.

Lo bueno que tiene Dear, es que, cuando se pone un poco más esquivo, también consigue llegar al oyente con facilidad. Es el caso de ‘Calling’ y ‘Can You Rush Them’, donde juega con la oscuridad y se adentra en el post-punk. O esa extraña, pero realmente adictiva, ‘Echo’, una canción que el mismo ha confesado que le recuerda a Lou Reed. Incluso en un tema como ‘Bunny’s Dream’, que prácticamente es instrumental y está más centrado en su faceta puramente electrónica, logra dar con ese punto que hace que te enganche de buenas a primeras. Y si nos vamos a la estupenda ‘Kiss Me Forever’, nos damos cuenta de porque siempre menciona a los Talking Heads entre sus influencias.

Está claro que Matthew Dear lleva veinte años en esto por algo, y que la suya es una carrera llena de discos notables. A la que ahora hay que sumar “Bunny”, que es una prueba más de que cuenta con un talento especial para fusionar la electrónica con otro tipo de sonidos más cercanos al rock.

7,8

Boy Pablo – Soy Pablo

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Seguro que muchos ya conocéis a Boy Pablo, una joven banda de Noruega que lleva un par de años editando canciones con bastante éxito, y que se ha convertido en una de las sensaciones del indie-pop actual. Todo gracias a que han seguido las enseñanzas de Mac DeMarco, uno de los ídolos de la juventud actual. Pero tienen algo a su favor. Este grupo, liderado por Nicolás Pablo Muñoz (de ahí su nombre), un noruego de padres chilenos, cuenta con esas guitarras perezosas y esa dejadez que han hecho famoso al canadiense, pero también cuenta con un toque mucho más pop que le da rollo a su música. De ahí que acumulen millones de reproducciones en las plataformas de streaming.

Soy Pablo” es su segundo EP, o mini-álbum, según como se vea. Un formato que está muy de moda entre las bandas más jóvenes, que están acostumbradas a ir editando canciones sueltas (la dictadura del streaming) y dejar de lado los álbumes completos. El caso, es que, a estos chicos de Bergen, les viene muy bien, ya que tiene la duración justa para que su música no termine saturando. Así, nada más empezar, nos encontramos con ‘Feelling Lonely’, el que debe de ser el tema más acelerado de su carrera, y todo un hit de pop soleado de lo más pegadizo. Una faceta que también aparece en la cortita ‘wtf’ y en ‘Losing You’, uno de sus éxitos más recientes, y una auténtica delicia.

Cuando se ponen más perezosos y más ensoñadores, también sabe cómo hacer que las canciones cuajen. Algo que tiene bastante merito, porque no resulta facial tratándose de este tipo de música, el cual satura un poco. Pero ellos lo hacen muy sencillo en cortes como ‘Sick Feeling’, que tiene un puntito soft-rock que le pega bastante, o en ‘t-shirt’, la cual es un poco más envolvente. Incluso en ‘tkm’, el que es el tema más largo del EP, y de su carrera, logran dar con una preciosa guitarra que hace que te quedes con la canción en la cabeza. De hecho, solo fallan en ‘Limitado’, que sí termina siendo tediosa y se hace pesada durando tan solo dos minutos y medio.

Pues sí, Boy Pablo es una de las bandas más interesantes del pop actual, y con este EP demuestran que lo suyo no es solo cosa de un par de singles.

7,8