Blood Orange – Freetown Sound
Hace un rato, un amigo me comentaba que, tras escuchar el último trabajo de Blood Orange, ya podemos afirmar que Dev Hynes es uno de los genios musicales del siglo XXI. Y creo que está en lo cierto. El músico británico ha llevado su carrera de una forma envidiable, y nadie se esperaba que ese chico de pelo raro amante del folk-pop, que editó dos trabajos como Lightspeed Champion, se fuera a convertir en uno de los productores más interesantes de esta década. Ya no solo de sus propias canciones, también de las ajenas. Sus producciones para Solange, Carly Rae Jepsen y Sky Ferreira son maravillosas, y en ellas deja ver talento un especial para llevar el pop mainstream un poco más allá de la sosería que lo invade. Pero claro, Hynes es algo más que un productor, y sus discos como Blood Orange así lo demuestran.
Freetown Sound es su disco más personal, en el que habla de su infancia tremendamente cristina –a pesar de ser zurdo, le obligaban a escribir con la derecha- , de la sexualidad, o de sus raíces africanas. Además, el mismo comenta que es su propio “Paul’s Boutique”, aquél disco con el que Beastie Boys maduraron su música. Y es que, su tercer trabajo al frente de Blood Orange, está concebido como una mixtape, en la que no hay espacios en blanco, y en la que algunas canciones van intercaladas entre sí. No es algo que a mí, particularmente, me guste mucho, pero sí es cierto que está muy bien atada, y que tiene pinta de que, esta, era la mejor opción para presentar sus nuevas canciones.
Esta misma mañana, Pitchfork ha publicado un artículo en el que habla de las mujeres de Blood Orange, esas que siempre han tenido un especial protagonismo en su música. En él, la web norteamericana analiza todas las colaboraciones femeninas que hay en este álbum, que son unas cuantas. Y es que, a mi modo de ver, Hynes ha creado este trabajo pensando en todas esas voces femeninas tan importantes en su música. Prácticamente, todas las canciones del álbum cuentan con una parte vocal femenina, y, en algunos casos, esas voces son realmente conocidas. Ahí está Nelly Furtado, que ha puesto su voz y ha escrito Hadron Collider, o Empress Of, que canta Best To You, una de los grandes temas del álbum. Aunque claro, la colaboración más sorprendente es la de Debbie Harry en E.V.P., que como bien apunta Pitchfork, es el Rapture de Blood Orange. Pero la más acertada de todas es la de Carly Rae Jepsen, una chica que, poco a poco, se ha quitado el muerto de ser la “One Hit Wonder” del Call Me Maybe, y ha demostrado que es una gran compositora. Ella y Hynes forman el mejor dúo del disco en Better Than Me, todo un hit bailable absolutamente irresistible.
Por supuesto, musicalmente, sigue tirando de las raíces de todo tipo de música negra, y el Nueva York de los ochenta sigue siendo una inspiración para él. Solo hay que escuchar ‘Agustine’, el tremendo primer single, en el que se saca de la manga un pop sintético con una base rítmica que te incita a bailar a las primeras de cambio. Pero son el soul y el r&b son los que ganan la partida. El disco está lleno de saxos, ritmos sensuales, y esas guitarras limpias tan cercanas al funk. Algo que no me extraña nada, porque cuando utiliza todos estos elementos, le salen baladones como But You, o delicias como Desirée. Aunque también es cierto que, de alguna manera, también vuelve al que fue su primer trabajo. Canciones como Hands Up y Squash Squash tienen ese toque de funk sintetizado que tenían sus primeras composiciones. E incluso, en la primera, deja ver un poco su faceta más rockera.
Freetown Sound es uno de esos discos que están medidos al dedillo, en el que cada sampler, cada instrumento, o cada voz, tienen su razón de ser. En él se puede apreciar que Hynes se ha pegado un curro enorme, y que ese trabajo ha dado sus frutos, porque le ha salido una de esas obras que marcan una carrera.
8,5
Debe estar conectado para enviar un comentario.