En Attendant Ana – Principia

En Attendant Ana es una de las pocas bandas de indie-pop que nos llegan desde Francia. Seguramente, habrá un buen montón más, y de lo más interesantes, porque los franceses siempre han manejado muy bien el pop. Pero bueno, de momento, nos quedamos con este quinteto de París, que ya va por su tercer trabajo, y que ha conseguido traspasar las fronteras de su país.
‘Principia’ representa un cambio y un nuevo comienzo en la carrera de En Attendant Ana. Primero, porque han tenido un baile de miembros en la formación. Se ha marchado Antoine Vaugelade, que estaba en la banda desde el principio, pero en su lugar, han entrado Max Tomasso, que ya los acompañaba en directo, y Vicent Hivert, que era su técnico de sonido. Y esto ha terminado influyendo en el sonido del grupo, ya que Hivert también ha producido el disco, y prácticamente se ha quedado todo en casa. Lo que ha hecho que les den más importancia a otros elementos de su música, como la trompeta y el saxofón de la multiinstrumentista Camille Frechou. O que se fijen un poco más en su faceta más francesa.
Si en su anterior trabajo apostaban por un indie-pop más o menos guitarrero, aquí apuestan por darle limpieza a esas guitarras. Una limpieza que se fusiona con ritmos monótonos y motorik, lo que hace que, inevitablemente, nos acordemos de Stereolab. Porque, lo cierto, es que la banda londinense siempre ha contado con una fuerte influencia del pop francés. Así que no es difícil ver esa conexión en temas tan estupendos como “Ada, Mary, Diane” o “Black Morning”, donde dan bastante protagonismo a esa trompeta y ese saxo que mencionaba más arriba. O en esa “Same Old Story” que parece sacada de la escena del swing London de los sesenta. Además de “Anita”, donde se aceleran un poco y se dejan llevar por ese ritmo motorik que tanto les gusta. Eso sí, siempre desde una perspectiva pop.
Me gusta mucho cuando se lo toman con calma y dejan que las canciones se cuezan a fuego lento. Es el caso del tema titular, en el que se dejan llevar por una delicada guitarra de lo más monótona -un poco Velvet, tengo que decir-, que solo se ensucia un poco en su parte final. O la elegancia con la que encaran “Fools And Kings”, en la que incluso se ponen un poco más sintéticos. Y hay que ver lo bien que suena ese saxo. Aunque ojo, porque creo que el mejor momento del disco llega cuando fusionan sus dos facetas. Y ahí es donde entra “Wonder”, una canción que empieza con toda la calma del mundo, pero que va subiendo de intensidad hasta que entra el inevitable ritmo motorik. Pero no se quedan ahí, porque en su parte final ensucian sus guitarras y las llenan de intensidad. Una pasada.
7,9
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