SOAK – If I Never Know You Like This Again

Algo ha cambiado en la forma de ver la música de Bridie Monds-Watson. La artista irlandesa, más conocida como SOAK, se ha dejado llevar por un lado más salvaje y guitarrero a la hora de componer las canciones de lo que es su segundo disco. Y no solo en lo que a su música se refiere, también en sus letras, en las que no se corta un pelo y carga contra esas personas o situaciones que no le gustan. De hecho, en él, toca temas como la salud mental, el amor, o el ecologismo. Y es que, como dice ella misma, no tuvo mucha presión a la hora de escribir estas canciones durante la pandemia, ya que prácticamente le salían solas.

If I Never Know You Like This Again’ es un álbum hecho a medias con Tommy McLaughlin, que es uno de sus músicos de gira, y que ha producido todos sus trabajos hasta la fecha. Estamos ante un disco con una fuerte influencia del indie-rock de los noventa. Y no es que lo diga yo, ellos mismos confiesan que «no pararon de escuchar a Pavement, Broken Social Scene y el ‘The Bends’ de Radiohead mientras componían las canciones del disco«. Algo que resulta evidente cuando escuchamos temas como “purgatory” o “last july”. De hecho, la primera no puede sonar más a la banda de Stephen Malkmus, y la segunda cuenta con una potente y sucia guitarra que recuerda bastante a esos años. Además, mola un motón.

Sí es cierto que, a medida que van pasando las canciones del disco, va entrado en juego la faceta más pop de SOAK. Aunque, al contrario que en su anterior trabajo, aquí, la electrónica casi brilla por su ausencia-tan solo aparece tímidamente en la ensoñadora “guts”-. Son las guitarras las que siguen llevándose el protagonismo. Y hay que reconocer que es todo un acierto, porque canciones como “get well soon”, “red-eye” o “baby, you’re full of shit”, son estupendas. Además, hacia el final, nos deja esa joya llamada “pretzel”, una de esas canciones por la que cualquiera de las nuevas estrellas de indie-rock norteamericano femenino matarían.

Tengo que reconocer que, lo que menos me llamó la atención de su anterior trabajo, fueron las baladas. Algo que ha pulido y mejorado aquí. Porque, por un lado, tenemos una emocionante y épica “bleach”, la cual no tiene nada que envidiar a cualquiera de las últimas canciones de Phoebe Bridgers o Julien Baker. De hecho, me parece mejor que muchas de ellas. Sim embargo, por el otro, tenemos la algo más escurridiza “neptune”. Y digo escurridiza por su duración, que se queda cerca de los siete minutos, pero en realidad es una barbaridad de canción. Sobre todo, a partir del tercer minuto, que es cuando entra su melancólico piano y te atrapa del todo. Quizá tendría que haber cerrado con ella, pero también es verdad que “swear jar”, y esos coros finales que la arropan, son un cierre estupendo.

7,7

Just Mustard – Heart Under

He visto a muchas bandas en directo utilizando la distorsión como recurso sonoro para conseguir impresionar al público. Básicamente, porque es algo fácil que suele quedar bien. Pero lo cierto es que hacía años que una banda de este tipo no me impresionaba tanto como lo hizo Just Mustard hace unos meses, cuando los vi abriendo para Fontaines D.C. en Madrid. El grupo irlandés, que tuvo una cierta repercusión en la escena shoegaze con su primer álbum, ha cambiado notablemente de sonido y lo ha hecho inclasificable. Encima de un escenario juegan con sus guitarras para sacar de ellas todo lo que son capaces de dar. Algo que hace que sus canciones se conviertan en artefactos sonoros en los que noise-rock se fusiona con el post-punk, o con sonidos más áridos. Y han llevado todo eso a su segundo trabajo.

Según los propios Just Mustard, querían que el oyente se sintiera como si fuera conduciendo por un túnel con las ventanillas bajadas cuando escuchara este trabajo. Y hay que decir que lo han conseguido. Porque, a sus guitarras, con las que consiguen hacer sonidos de lo más curiosos, hay que añadir la oscuridad -por algo han sido teloneros de The Cure-, esa voz atmosférica y algo misteriosa con la que cuenta Katie Ball, y sus ritmos de batería, que muchas veces pueden sonar algo arrítmicos. Así que sí, me puedo imaginar en un coche con las ventanillas bajadas mientras escucho este disco.

Heart Under’ se abre con “23”, una de esas canciones en las que nos muestran como su intensidad va tomando fuerza. De hecho, tras varios minutos de una inquietante calma, entra uno de esos chorros de distorsión marca de la casa. Un guion que también siguen en la impresionante “I Am You”, la cual, además, es todo un himno feminista. O en “In Shade”, donde las baterías suenan más potentes y rítmicas. Aunque es “Seed” el tema que se lleva el premio en este juego de calma contra distorsión que encontramos en una buena parte del álbum. Más que nada, porque, en él, están más inquietos y sacan más partido a sus guitarras -esa distorsión que entra a partir del tercer minuto no puede sonar mejor-.

Ellos mismos dicen que prosperan cuando consiguen sacar sonidos de sus guitarras que son propios de una banda de rock. Y yo no se lo voy a discutir. Sobre todo, tras escuchar un tema como “Still”, donde consiguen que una extraña distorsión se fusione con su batería para crear un ritmo que es casi bailable. O en “Early”, en la que se aceleran un poco más y dan con un sonido de guitarra de lo más curioso e inquietante. Una faceta a la que también se van en “Mirrors”, que es incluso más melódica y acelerada. Eso sí, para cerrar, entregan “Rivers”, en la que vuelven a ese mundo de calma e intensidad lleno de guitarras que rugen.

8

Dehd – Blue Skies

Dehd me conquistaron del todo con su anterior trabajo, un disco que no solo acabó entre lo mejor de 2020 en este blog, también en una buena cantidad de medios internacionales. Y es que, el trío de Chicago ha ido evolucionando poco a poco hasta encontrar un sonido que, bebe de muchas cosas, pero que no deja de ser propio. La sentida forma de cantar de Emily Kempf, los estupendos juegos de batería que hace Eric McGrady, y esa guitarra limpia, casi surf, de Jason Balla, son los tres ingredientes principales con los que consiguen que su propuesta sea una de las más interesante del rock actual. Algo que se confirma con su nuevo álbum.

Gracias a la pandemia, Dehd han tenido más tiempo para preparar estas canciones, y eso es algo que se nota. Su sonido es incluso más limpio que el de su anterior trabajo, que ya contaba con una mejora de producción importante respecto a sus primeros álbumes. Y hay que decir que les sienta de maravilla. Balla, que también ha producido el disco, le ha pillado el punto a su banda. De hecho, como dato curioso, muchos de los amplificadores de batería que suenan en el álbum, están fabricados por él mismo, ya que fue su hobby durante los días de confinamiento. Y hay que decir que suenan mejor que nunca.

Blue Skies’ es un disco en el que, como viene siendo habitual, la banda de Chicago va directa al grano. Apenas dura media hora, y la gran mayoría de sus canciones no pasan de los dos minutos de duración. Y si a esto le unimos ese sonido más limpio, y un ligero toque más pop, nos encontramos con un buen montón de temas que funcionan a la perfección como single. Es el caso de esa “Bad Love” tan new-wave que ya tenemos más que contralada -fue el primer adelanto-. O de la juguetona “Bop”, en la que, incluso se atreven a dar un poco protagonismo a los teclados. Algo que se aprecia bastante más en “Empty in My Mind”, una autentica maravilla pop que me tiene conquistado desde el día que salió como single. Y luego tenemos esa genial “Stars” en la que recuperan estupendamente su faceta más rock.

Dehd tampoco han perdido parte de esa épica que encontrábamos en su anterior trabajo. Solo que, aquí, al darle más protagonismo a las baterías, ahora suena más clara y potente. Ahí está esa “Clear” en la que Kempf da buena cuenta de su chorro de voz. Aunque, como es habitual en su carrera, se turna con Ball. Pero donde más claro queda esto es en “Window”, todo un torbellino sonoro, en el que las baterías suenan más potentes que nunca. Y si nos vamos a su rollo más retro, vemos que también les sigue funcionando muy bien. Solo hay que escuchar la deliciosa “Memories”, en la que se van directos al pop los sesenta. Algo que también se puede apreciar en esa “Waterfall” llena de coros. Pero eso sí, para cerrar, vuelven a mundos más rock y nos dejan la enérgica, y algo sucia, “No Difference”.

8,2

Old Moon – Cities of the Plain

Old Moon, el que es el proyecto del norteamericano Tom Weir, apareció por primera vez en este blog a finales del año pasado. Lo hizo con una especie de recopilación de sus primeras grabaciones llamada ‘Dreamer, Sleeper’, que la verdad es que me gustó bastante. Y es que, este profesor de New Hampshire, que graba todas sus canciones en un pequeño estudio que se ha montado en su casa, maneja de miedo todo lo relacionado con el post-punk. Aunque también es cierto que más de una vez ha comentado que no le gusta mucho que le metan solo en una etiqueta. De hecho, a lo largo de su carrera, ha tocado en formaciones de palos muy diferentes. Pero bueno, sí es cierto que ahora está en esa época más oscura.

Cities of the Plain’ es lo que podríamos llamar el trabajo más colaborativo de Old Moon. Y es que, además de contar para la mezcla con Shaun Durkan, el líder de Weekend, también ha dejado que sea otro el que toque la batería. Quizá, por eso, estamos ante un disco un poco más melódico y directo que su predecesor. Porque, aunque no pierde ese lado más oscuro que caracteriza su música, sí que se ven más ganas de llegar al estribillo en cada canción. Como mejor ejemplo de esto, tenemos “Soma”, la canción que lo abre, y el que ha sido su adelanto. Es un corte que tiene una base rítmica potente, una guitarra muy melódica, y un tono de lo más ensoñador. Y hay que reconocer que es perfecta para abrir el álbum.

Hay una cosa que me gusta mucho de este trabajo. Su sonido me recuerda mucho a bandas de los ochenta que entraban dentro del mundo post-punk, pero de una forma un tanto más pop. Y creo que es por la forma de cantar de Weir, que es bastante ochentera. Solo hay que escuchar esa barbaridad llamada “Stranger”, que, a mí, particularmente, me ha recordado a Love & Rockets. Algo que es bueno, porque es un grupo que me encanta. Y no es el único tema que tira por ahí, porque el estribillo de la estupenda “Undone” también me recuerda bastante a esos años.

También es verdad que el disco cuenta con momentos más oscuros. Y ahí es donde, quizá, esté menos inspirado. Porque canciones como “Eastern Skies” o “Silent Days”, que están a medio camino entre el post-punk y el shoegaze, funcionan cuando llegan a su estribillo, pero lo cierto es que tarda un poco en recorrer ese camino. Mejora bastante cuando es más directo y nos deja un tema como “Et in Arcadia”, donde las guitarras se dejan llevar por un sonido más limpio -recuerdan bastante a las de The Cure-, y en donde incluso saca a pasear la acústica. O en una canción como “Silent Days”, que prácticamente es un tema de dream-pop. Incluso en esa oscura, y densa, “Smoke” que llega al final del disco, nos deja más de una idea interesante. En ella, vuelve a fusionar el post-punk y el shoegaze, e incluso se acerca a mundos más ensoñadores. Y hay que decir que lo hace con bastante soltura.

7,7

Craig Finn – A Legacy of Rentals

Nunca he sido muy seguidor de la carrera de The Hold Steady, y mucho menos de la Craig Finn en solitario. El líder de la banda de Minnesota ya lleva unos cuantos trabajos bajo su nombre, pero, si os soy sincero, ni siquiera me acordaba -y eso que metí una canción suya en una recopilación de 2015-. Hasta ahora que, por pura casualidad, me he topado con su último álbum. Y tengo que decir que me ha calado desde la primera escucha. Porque, a diferencia de lo que hace con su banda principal, aquí se relaja bastante y nos deja una colección de canciones más centradas en la belleza que en la fuerza del rock. Y hay que decir que sabe lo que se hace.

A Legacy of Rentals’ es un trabajo que, como muchos otros, está escrito en los primeros días de la pandemia. Y lo cierto es que fue una época dura para Craig Finn, ya que, aparte de que tuvo que estar más o menos separado de su pareja, que es enfermera en un hospital, también vio como algunos amigos suyos sucumbían a la enfermedad. Así que estamos ante un trabajo que se inspira en los que ya no están. Aunque eso sí, apenas hay referencias a esto en estas canciones, pero sí se podría decir que aparecen en un segundo plano. Porque, al final, Finn hace lo de siempre, que no es otra cosa que contarnos historias de personas con vidas complejas. Y en eso es un experto.

Una de las cosas que hace de este trabajo algo especial, es esa sección de cuerdas que acompaña estas canciones. Además de las voces de Cassandra Jenkins y Annie Nero, que se dejan escuchar en muchos de estos temas. Ahí está esa “Messing With the Settings” que lo abre, en la que Finn tira de monologo hasta que llega su estribillo, que es una absoluta preciosidad. O en esa balada algo etérea, y casi ensoñadora, llamada “The Year We Fell Behind”, la cual, a pesar de sus cinco minutos, se hace corta. Algo que también ocurre con “Curtis & Shepard”, donde el protagonismo se lo lleva una coqueta caja de ritmos. Unos ritmos más electrónicos que también aparecen en “This is What It Looks Like”, el estupendo tema que cierra el álbum.

A pesar de ser un álbum algo melancólico, Finn se deja llevar por la esperanza en unas cuantas canciones. Lo que también hace que sean más directas. Es el caso de “The Amarillo Kid”, donde nos cuenta la historia de un traficante de drogas que huye con todo el alijo. Y lo hace con un ritmo juguetón y un teclado de lo más pop. O esa “Birthdays” tan americana, pero absolutamente pegadiza y deliciosa. En la que, además, y muy acertadamente, mete un solo de saxo de lo más Springsteen. Además de esa “Due to Depart” en la que se deja llevar por un tono más sombrío, pero que, la verdad, resulta bastante asequible. Aunque eso sí, hacia el final, vuelve a dejarse llevar por un spoken-word, y nos entrega “A Break from the Barrage”, una de esas canciones delicadas que van creciendo poco a poco. Y es estupenda.

8

Hater – Sincere

Parece que Hater no quedaron muy contentos con el giro que dieron en su anterior trabajo. O al menos eso es lo que se intuye al escuchar su nuevo álbum. Y es que, la banda sueca, ha dejado atrás el pop algo más blando y limpio de su segundo disco, y se ha metido de lleno en mundos más shoegaze. Aunque eso sí, es un shoegaze muy pop, no os vayáis a creer que estamos ante la versión sueca de My Bloody Valentine. Y hay que reconocer que, con este sonido, su música gana bastante. Además, al contrario que en su anterior trabajo, que duraba una hora, esta vez no se han pasado de duración. Así que todo son buenas noticias.

Sincere’ se abre de la mejor forma posible. Esa “Something” que nos da la bienvenida nos muestra perfectamente el nuevo sonido que le han querido dar a este álbum. En ella nos encontramos una base rítmica mucho más potente y unas guitarras que rugen en su estribillo. Un estribillo que, como no podía ser de otra manera, está bañado por la voz tan pop de Caroline Landahl. Un sonido más crudo que también aparece en la algo densa “Brave Blood”, y en la acelerada “Far From a Mind”. Además de en esa “Hopes High” final, en la que su base rítmica se va hacia terrenos más bailongos, lo que hace que se acerquen al Manchester de los primeros noventa.

En el resto del álbum pisan el freno y bajan la potencia de las canciones, pero no su intensidad. Digamos que se meten en un dream-pop lleno de guitarras que rugen. Algo que se puede apreciar en la estupenda “I’m Yours Baby”. Sobre todo, en su parte final, que es maravillosa. O en la algo mucho más pop “Renew, Reject”, donde se animan un poco más y dan con uno de esos estribillos perfectos. Aunque lo mejor de esta faceta llega con “Bad Luck”, todo un himno dream-pop en el que la voz de Landahl suena más cascada, y que los acerca a los mejores Slowdive.

Sí es cierto que hay algún tema un poco más irregular, como el excesivo “Summer Turns to Heartburn”, que no solo dura casi seis minutos, también cuenta con una segunda parte llena de guitarras algo psicodélicas que no me termina de convencer. Pero la verdad es que al resto no se le pueden poner muchas y pegas y podemos decir que Hater se han recuperado del pequeño bache que supuso su anterior álbum.

7,9

Lykke Li – EYEYE

Hay dos cosas que son constantes en la carrera de Lykke Li. La primera es esa tristeza que siempre está ahí. Da igual que la canción sea un hit para la pista de baile, un tema sensual lleno de sonidos urban, o un himno lleno de épica. Es más, ella misma dice que ha tenido el corazón roto desde que era pequeña. La otra son las ganas y el empeño que pone en cada álbum para no repetirse. Porque, si miramos su discografía, es fácil ver que sus discos son bastante diferentes entre sí. Y su último álbum es una prueba más de esto. No obstante, lo ha bautizado como «una ruptura con el álbum de ruptura».

EYEYE’ es un disco con el que Lykke Li arriesga bastante. Estamos ante un trabajo con una producción barata y muy casera en el que apenas hay efectismos. Es más, su voz está grabada con un micrófono barato en su casa de Los Ángeles. Además, a lo largo de su media hora de duración, encontramos sonidos de aspersores, una lavadora, o unas cigarras. A lo que hay que añadir una instrumentación muy básica en la que apenas encontramos una guitarra, un piano, y unos teclados. Y lo mejor de todo esto es que, aún así, consigue dar con ocho canciones que emocionan y entran muy fácilmente.

Parte de la culpa de que este disco resulte tan fácil de escuchar, la tiene Björn Yttling, el miembro de Peter, Bjorn and John, y su colaborador más estrecho en la primera etapa de su carrera. El artista sueco es un experto en dar con ese gancho más pop que eleva la canción a otro nivel. Una buena prueba de esto es “CAROUSEL”, la que puede ser la canción más directa y alegre del álbum. En ella, solo les hace falta la melancólica voz de Li y un teclado que imita la música de un carrusel, para conseguir hacer algo maravilloso. O esa “OVER” tan épica en la que se dejan llevar por una percusión de lo más lo-fi que se fusiona de maravilla con la melancolía habitual de la música de Lykke Li.

Estamos ante el álbum más intimista de la carrera de la artista sueca. Algo que se aprecia desde el principio con esa “NO HOTEL” en la que la voz de Li apenas está tratada, y en la que tan solo cuenta con una tímida guitarra. Eso sí, con bien de reverb. Unos ingredientes que también son los protagonistas de “YOU DON’T GO AWAY”. Aunque eso sí, hacia al final, entran los teclados. Y es que, a medida que van pasando las canciones, empiezan a llegar esos ganchos pop que comentaba más arriba. Así, nos encontramos con esos teclados épicos, y absolutamente maravillosos, de “HIGHWAY TO YOUR HEART”. O con la estructura más pop de “5D”, una canción a lo que solo le falta un ritmo R&B para acercarse a su anterior trabajo. Eso sí, para cerrar se le va un poco la olla y se pone a jugar con su voz en “ü&i”. Además de dejarnos tres minutos de sonido ambiente.

8

Porridge Radio – Waterslide, Diving Board, Ladder To The Sky

Porridge Radio es uno de los dos grupos que hicieron de mi primer confinamiento de la pandemia algo mucho más llevadero -el otro es Nation of Language-. Y no es que sus canciones sean muy escapistas, todo lo contrario, son tristes y depresivas, pero su segundo trabajo salió justo cuando nos confinaron. Y claro, no pude parar de escucharlo durante los meses siguientes. Si a esto le añadimos los singles que han ido sacando desde entonces -en especial esa joya llamada “7 Seconds”-, se podría decir que estamos ante una de mis bandas favoritas de la actualidad. Algo que se confirma con su estupendo tercer álbum.

Waterslide, Diving Board, Ladder To The Sky’ reincide en el sonido que encontrábamos en el segundo trabajo de la banda de Brighton. Es decir, su rock intenso y capitaneado por la voz de Dana Margolin, sigue siendo el protagonista. Pero hay algo más. Para empezar, es una tanto más grandilocuente. De hecho, la propia Margolin ha confesado que ha buscado «la épica de estadio» en muchas de sus canciones. Pero no os penséis que se han ido a lo fácil. Su épica es un tanto enrevesada. Lo que sí es cierto es que hay elementos que hacen que las canciones suenen un poco más pop. Sobre todo, esos teclados algo juguetones que adornan parte del álbum, y que son todo un acierto.

Back to the Radio”, el tema que, prácticamente, abre el disco, representa muy bien este nuevo sonido de Porridge Radio. Es una canción donde la voz de Margolin suena intensa y en el que las guitarras tienen presencia, pero en el que también le dan protagonismo al teclado. Y lo cierto es que funciona de maravilla. Como también funciona estupendamente ese órgano lleno de psicodelia que meten en “U Can Be Happy If Want To”. O ese tono más pop y juguetón con el que cuentan temas como “Trying” y “I Hope She’s Okay 2”, que deben de ser dos de las canciones más asequibles de su carrera. Pero es en “The Rip” donde se supone que aparece su «lado más comercial». Y no es que lo diga yo, lo dice la propia Margolin, que asegura que es como «un tema de Charli XCX con la instrumentación de los Deftones».

También hay unos cuantos temas en donde nos encontramos a los Porridge Radio más intensos. Es el caso de “Birthday Party”, uno de esos cortes que van subiendo intensidad y que terminan en toda una catarsis sonora. Además, en él aparece otro de sus clásicos ingredientes, que no es otro que repetir hasta la extenuación una frase. Y, en este caso, Margolin deja claro que no quiere ser amada. Una fórmula que repiten en la también estupenda “End of Last Year”. Pero no se quedan ahí, porque también nos dejan algún que otro tema en el que están más comedidos. Ahí están “Flowers” y “Jealousy”, dos bonitas baladas en las que dan más importancia al piano. O el tema que lo cierra, en el que apenas se dejan acompañar por una guitarra acústica y un tímido teclado. Y sí, les funciona muy bien.

8,1

Novedades musicales: mayo 2022

A pesar de que tengo unos cuantos discos en el tintero para poner en el blog, no quería dejar pasar la recopilación mensual de novedades. Porque, aunque principalmente están saliendo álbumes bastante esperados, también hay nuevos temas de esas bandas que nos gustan a todos. Así que por aquí tenemos la vuelta de Death Cab For Cutie, que han cambiado su sonido y me han dado una grata sorpresa, el nuevo himno de Ezra Furman, o un nuevo derroche de épica de Mogwai. Además de lo último de black midi, que es todo un pelotazo, la intensidad de Porridge Radio, que mañana sacan disco, o el rock con sabor a new-wave de Dehd.

También tengo que decir que estamos ante una recopilación con bastantes grupos pequeños, y eso me gusta. Bandas que hacen un post-punk molón, como es el caso de Cola y Old Moon; grupos que le dan indie-pop lo-fi, como The Mighty Project y Bussiness School, o el shoegaze melódico que nos traen Plastic Mirror y Suave Punk. Y todas ellas son estupendas. Como el dream-pop de Wings of Desire, a los que pude ver hace poco abriendo para Nation of Language, o ese pedazo de tema de synth-pop que se han sacado de la manga Working Men’s Club. Además de ese pelotazo electrónico que ha sacado HAAi

Espero que os guste.

1 Roman Candles – Death Cab for Cutie

2 Welcome To Hell – black midi

3 Something Pretty – The WAEVE

4 All The Junk On The Outskirts – Iceage

5 Degree – Cola

6 Soma – Old Moon

7 Bad Fade – SPICE

8 Lungs – Stella Donnelly

9 Empty In My Mind – Dehd

10 Boe Leu – The Mighty Project

11 Nowhere At All – Young Guv

12 Credit Note -Holiday Ghosts

13 Island of the Pears – Business School

14 Look Back – The Boys With The Perpetual Nervousness

15 Loner – Day Wave

16 Down – Lawn

17 Here at Last – I Was a King

18 Tell Me Why – Wet

19 Hide – Hovvdy

20 Big Time – Angel Olsen

21 End Of Last Year – Porridge Radio

22 Forever in Sunset – Ezra Furman

23 See you Soon – beabadoobee

24 Three – bdrmm

25 Tenterhooks -Plastic Mirror

26 Petals – Suave Punk

27 Saved For Summer -SRSQ

28 Boltfor – Mogwai

29 Looking For Something – CASTLEBEAT

30 Fall Into Place – Cathedral Bells

31 How To Paint Clouds – Absolutely Free

32 Lydia Wears A Cross – Julia Jacklin

33 A Million Other Suns – Wings of Desire

34 It’s Probably Me – ViVii

35 Immaterial Girl – Marci

36 Separate World – St. Lucia

37 F*****g Up What Matters – Tegan and Sara

38 No One Dies From Love – Tove Lo

39 Simulations – Fawn

40 Vampire Boi – First Hate

41 Crosswalk – Totally Enormous Extinct Dinosaurs

42 Violence – POLIÇA

43 Circumference – Working Men’s Club

44 SKINCARE – P.H.F.

45 Baby, We’re Ascending – HAAi

Say Sue Me – The Last Thing Left

Me enteré de la existencia de Say Sue Me hace unos años, cuando actuaron por primera vez en Madrid. Es más, en realidad, iba a ver a los teloneros, que eran amigos míos. Pero la banda de Corea del Sur me cautivó desde el primer tema, y a partir de ahí me convertí en fan absoluto. Desde entonces, no han estado muy activos, ya que terminaron una gira por Norteamérica y poco tiempo después llegó la COVID. Aunque eso sí, les dio tiempo a componer un par de canciones para una serie de Netflix y conseguir el mayor éxito de su carrera. Y ahora por fin editan el que su tercer trabajo.

The Last Thing Left’ nos presenta a unos Say Sue Me un tanto más tranquilos de lo habitual. Y es que, la banda de Busan, compuso y grabó estas canciones en pleno confinamiento y tras lidiar con la muerte de su antiguo batería. Pero no estamos ante un trabajo excesivamente triste. De hecho, según ellos mismos, es un disco inspirado en el amor por los demás y por unos mismo. Lo que hace que nos encontremos con momentos más ensoñadores, como el precioso instrumental que abre el álbum. O con temas como “Still Here” y “Photo of You”, donde su pop se va a los 60. Aunque eso sí, con una buena dosis de guitarras sucias.

Lo bueno es que estamos ante un disco un tanto variado en el que no faltan algunos hits del mejor indie-pop. Ahí está la saltarina e irresistible “Around You”. O esa “We Look Alike” en la que se van al lado más preciosista del indie-pop y hacen que nos acordemos de esos grupos que no necesitaban capas de distorsión para lograr dar con estupendas canciones. Aunque también saben lo que es ensuciar sus composiciones y entregar estupendos himnos de noise-pop. Es el caso de “No Real Place”, una tema acelerado y ruidoso que cuenta con uno de esos estribillos que se meten en la cabeza a las primeras de cambio.

Say Sue Me tampoco se han olvidado de su pequeña ración de dream-pop con tintes de shoegaze. Ahí tenemos “To Dream”, un precioso tema en el que Sumi Choi canta por primera vez en coreano. Algo que no hace mucho porque, al parecer, no le sale. El caso es que es uno de esos cortes que empiezan de forma delicada y acaban con una pequeña tormenta guitarrera. Y sí, es una joya. Al igual que el tema titular, donde las guitarras también rugen, pero lo hacen de una forma más pop. Y, para terminar, una pequeña sorpresa. “George & Janice” es un juguetón tema de pop retro en el que el piano se convierte en el protagonista, y nos presenta una nueva faceta de su música. Y hay que decir que este sonido les sienta de maravilla.

7,9