Novedades 2020 (3ª Parte)

Novedades 2020 (3)

Pues nada, ya está aquí la tercera recopilación del año, la cual podríamos bautizar como «la recopilación del confinamiento». Porque, a pesar de la situación, y afortunadamente, muchas bandas sí que están editando nuevas canciones. Aunque eso sí, ya son varios los artistas que han retrasado la salida de sus nuevos trabajos. Así que, por ahora, sí que hay bastantes novedades. Lo que no sé es como estará la cosa el mes que viene.

Como siempre, hay un poco de todo. Desde el pop con tintes electrónicos de I Break Horses o Locate S,1, al rock cercano al glam de The Lemon Twigs, que han sacado mi canción favorita de las últimas semanas. Todo esto pasando por el pop nacional de Betacam y Confeti de Odio, el dream-pop de The Radio Dept. y Day Wave, o la calma con sabor añejo de Bright Eyes, Phoebe Bridgers y Sharon Van Etten. Además de la nueva faceta electrónica de Car Seat Headrest, o Muzz, el nuevo grupo de Paul Banks de Interpol.

Espero que os guste.

  1. Neon Lights / I Break Horses 
  2. Even The Good Boys Are Bad / Locate S,1 
  3. Give Me Another Chance / Empress Of 
  4. On the Floor / Perfume Genius 
  5. elevator girl ft. Ivy Sole / Shura
  6. Kerosene! / Yves Tumor 
  7. Running Red Lights / The Avalanches feat. Rivers Cuomo and Pink Siifu 
  8. Serious / The Whitest Boy Alive 
  9. Where Do You Go When You Dream? / Woods
  10. Weight of That Weekend / Land of Talk 
  11. The Steps / Haim
  12. The One / The Lemon Twigs 
  13. You Are Not Who I Thought I Was / Sondre Lerche 
  14. Starting Again / Day Wave 
  15. You Fear The Wrong Thing Baby / The Radio Dept. 
  16. Todo el mundo sabe lo que tengo que hacer / Betacam 
  17. High-Rise Mannequin / Seablite 
  18. Dale una Oportunidad al Amor / Confeti de Odio 
  19. Martin / Car Seat Headrest 
  20. Processed By The Boys / Protomartyr 
  21. Never Tear Us Apart / The National 
  22. Broken Tambourine / Muzz 
  23. Persona Non Grata / Bright Eyes 
  24. Staring at a Mountain / Sharon Van Etten 
  25. Garden Song / Phoebe Bridgers 

Triángulo de Amor Bizarro – «oɹɹɐzıqɹoɯɐǝpolnƃuɐıɹʇ»

Triángulo de Amor Bizarro

Supongo que ya se puede decir que Triángulo de Amor Bizarro son el mejor grupo de este país sin que nadie ponga ninguna pega. Y bueno, si alguien lo hace, solo hay que ponerle su discografía. Porque la banda gallega no para de superarse con cada disco, los cuales, cada vez, están más currados y llenos de matices. Algo que se aprecia más que nunca en ’oɹɹɐzıqɹoɯɐǝpolnƃuɐıɹʇ’, su homónimo (al revés) quinto trabajo, en el que se meten en terrenos hasta ahora desconocidos en su carrera, sin que esto baje el listón de su propuesta. Todo lo contrario: la enriquece. 

Pocas bandas de rock son capaces de hacer una canción tan potente como ‘Ruptura’ sin meter ni una sola guitarra. El tema que abre este trabajo sorprende por su contundencia, y por su base rítmica, que es como una apisonadora. Además, según ellos mismos, “trata de la ansiedad, el miedo al futuro y, de algún modo, de algunos acontecimientos actuales (el brexit, el cambio climático, los cambios tecnológicos, el miedo a las epidemias, la xenofobia, los fachas…)”. Y es que, se podría decir que, esta mierda de mundo en el que vivimos, les ha hecho endurecer un poco su sonido. Porque, por aquí, hay bastante arrebatos en forma de canción. Es el caso de la ‘Canción de la fama’, donde se aceleran al máximo y nos dejan un tema en el que parece que reflexionan sobre el éxito. O ‘Caligula 2025’, donde Rodrigo se deja la voz. Incluso la oscura ‘No eres tú’, que empieza de forma tranquila, se convierte en toda tormenta guitarrera en su parte final. 

Quizá, el tema más sorprendente de este trabajo, sea ‘Fukushima’. Aquí, se les ve muy cómodos con los sintetizadores, y se meten de lleno en un kraut electrónico que se adapta de maravilla a su sonido habitual. Porque, a pesar de ser tan sintética, no deja de sonar a ellos mismos. Sobre todo cuando entra la batería a mitad de canción. Y si hablamos de sintetizadores, hay que mencionar ‘Vigilantes del espejo’. Y es que, cuando Triángulo de Amor Bizarro deciden irse hacia el pop, no hay quién les tosa. Porque da igual que la influencia de New Order y The Cure sea más que evidente, se han sacado de la manga todo un himno de puro pop que te hace vibrar desde la primera escucha. Y ojo, porque no es el único. Ahí está la aceleración melódica de ‘Acosadores’, en la que aparece Ariadna de Los Punsetes como invitada. 

Triángulo de Amor Bizarro siempre han tenido tiempo para meter en sus discos canciones más pausadas, en las que las guitarras no dejan de rugir, pero que tienen un tono bastante ensoñador. Este trabajo no es una excepción, y cuenta con dos cortes en los que perfeccionan ese sonido. El primero es ‘Asmr para ti’, un tema en el que pasan del dream-pop al shoegaze sin apenas despeinarse, logrando dar con una de las canciones más bonitas de su carrera. Un sonido que también aparece en ‘Cura mi corazón’, toda una joya, donde los teclados se fusionan con unas guitarras que pasan de la limpieza más absoluta, a una suciedad desgarradora.

8,5

Halloweens – Morning Kiss at the Acropolis

Halloweens

Siempre he pensado que The Vaccines son algo más que el típico grupo de rock británico para hooligans, y que tienen bastante talento cuando les da por ponerse menos garrulos y más pop. No obstante, cuentan con una gran cantidad de singles memorables. Por eso me ha llamado mucho la atención este nuevo proyecto llamado Halloweens, en el que nos encontramos con Justin Young y Tim Lanham, cantante y teclista, respectivamente, de The Vaccines.

Estamos ante algo totalmente diferente a los que hacen con su banda madre (para eso montas un grupo paralelo), y un proyecto en el que muestran unas inquietudes e influencias que sorprenderán a unos cuantos. De hecho, su echáis un vistazo a la lista de «inspiraciones» que han creado en Spotify, veréis artistas tan dispares como Franco Battiato, John Cale, Joni Mitchell o Dire Straits. Lo que me extraña es que no aparezcan por aquí Sparks, porque tienen bastante del excéntrico dúo ingles -‘Rock Bottom Rock‘ no puede sonar más a ellos-. Y todo, porque el piano es uno de los grandes protagonistas de este trabajo, en el que las guitarras distorsionadas brillan por su ausencia.

Evidentemente, con esas influencias, «Morning Kiss in the Acropolis» cuenta con un sonido bastante retro (obra del genial Luke Temple), en el que hay momentos que se acercan a Randy Newman (‘Ur Kinda Man‘ o ‘The Tower‘), otros en los que prefieren lanzarse algo pop con reminiscencias disco de los setenta (‘My Baby Looks Good with Another‘), y otros en los que juegan a ser una banda de synth-pop (‘Lady‘). No obstante, ésta última, tiene un aire al ‘Johnny and Mary’ de Robert Palmer, una de las canciones que han metido en su lista de Spotify. Pero, quizá, con lo que más nos encontramos, es con cortes que tiran del soft-pop de los setenta. Es los que se deja ver en la estupendas ‘Paris Undercover‘, ‘Broken English‘, y ‘Pizza Shop by Poison Beret‘. Y ojo, porque cuando se atreven a tirar solo de piano, son capaces de dejar un corte tan sobresaliente como ‘Map of Vietnam‘.

Halloweens han conseguido que, mi curiosidad inicial, se convierta en un sí total, porque su primer álbum es una fantástica colección de canciones de lo más entretenida. Y eso es lo que necesitamos en estos momentos.

7,8

Waxahatchee – Saint Cloud

Waxahatchee

No me sorprende mucho que Katie Crutchfield haya cambiado de rumbo en el nuevo trabajo de Waxahatchee. La de Alabama siempre ha sido una de las artistas más eclécticas del rock actual, y en sus discos hemos visto cómo las guitarras distorsionadas se mezclaban con algunos elementos electrónicos, o con paisajes más ambientales. Además, hace un par de años, cuando tuve la oportunidad de ver a su banda en la sala El Sol de Madrid, ya sacó a relucir la faceta que ahora nos presenta en su nuevo álbum. Y es que, esta vez, tira hacia el rock de raíces y deja de lado el potente indie-rock y la distorsión que protagonizaban su anterior trabajo.

«Saint Cloud» es el disco que Crutchfield necesitaba hacer, y eso se nota en el resultado final. Porque, cuando alguien lo tiene muy claro, las cosas suelen salir bien. Ella quería rendir un homenaje ese rock sureño tan autóctono que, a mí, personalmente, me cuesta un poco asimilar. Pero lo ha hecho muy bien, porque no ha dejado de lado el pop y su voz sigue sonando igual de bien que siempre. Solo que esta vez está adornada de otra manera.

Con ‘Oxbow‘, el tema inicial, uno se puede pensar que se ha ido hacia paisajes más ensoñadores. Ese teclado que planea durante toda la canción, el delicado piano, y el toque tranquilo com el cuenta, nos lleva a pensar eso. Pero es casi una anécdota en este trabajo. Porque sí, los teclados aparecen en algunas canciones como ‘Fire‘ o ‘Ruby Falls‘, pero son una mera decoración dentro de ese rock sureño que protagoniza todo el álbum. Un rock que también la lleva hacer canciones directas que se pueden convertir en un pequeño hit. Es el caso de la preciosa ‘Can’t Do Much‘, o de las algo más ruidosas (no mucho) ‘Witches‘ y ‘War‘, que también son estupendas. Pero ojo, que, como comentaba más arriba, si se ha ido por este camino, es porque lo tenia muy claro. Temas como ‘Lilacs‘ y ‘Hell‘ así lo demuestran. Pero, quizá, lo mejor llega en el corte final, el que también da título al álbum. Aquí no necesita muchos adornos, tan solo su voz, el piano, una tímida guitarra, y un teclado que solo entra en la parte final. Y con eso, consigue emocionar más que con mil capas de distorsión.

Una vez más, Katie Crutchfield demuestra que es una artista ecléctica, a la que no le cuesta nada adentrarse en otros campos, y darles su toque personal. Bravo por ella.

7,9

Baxter Dury – The Night Chancers

Baxter Dury

Casi sin darnos cuenta, Baxter Dury se ha convertido en el algo así como el dandy de los losers -me gusta cuando le describen como un Serge Gainsbourg con un traje sucio-. El británico lleva unos cuantos años metido dentro de un personaje que destila elegancia, pero que también da buena cuenta de ese chulería british que gusta tan poco al resto del mundo. Lo bueno es que, él, lo hace con gracia y con buenas canciones de por medio. Y si nuevo trabajo es otra buena muestra de ello. 

The Night Chancers” empieza con ‘I’m Not Your Dog’, todo un temazo en el que despliega su lado más electrónico. Aunque eso sí, lo fusiona con la elegancia que aparece a lo largo de todo el álbum. Además de dejarnos unos coros femeninos en francés que son una delicia. Por desgracia, es al algo que no explota más en el resto del álbum, y es una pena, porque la pátina sintética le viene de maravilla a sus canciones. Y salvo en la desenfadada ‘Hello ‘i’m Sorry’, que cuenta con algún teclado más significativo, el mundo sintético brilla por su ausencia. 

Estamos ante un trabajo que, para mi gusto, suena más british que nunca. Le ha pillado el punto a un tipo de canción elegante, en el que aparecen un buen montón de cuerdas, y esos coros femeninos sensuales que tanto rollo dan a su música. Eso sí, sin olvidarse de su forma de cantar, y de ese acento  británico tan macarra que hace que sus canciones tengan una personalidad propia. Porque, cortes como ‘Slumlord’, ‘Samurai’ o ‘Carla’s Got a Boyfriend’, son fácilmente reconocibles para los que hemos seguido su carrera. Además, le siguen saliendo bastante bien, y cada vez les da más elegancia. Pero ojo, que también sabe cuando ponerse tierno. Lo hace en ‘Daylight’, todo un baladón, que nos presenta a un Dury más ensoñador y cálido de lo normal. Eso sí, para cerrar, recupera su lado más funk y canalla, y nos entrega la estupenda ‘Say Nothing’. 

Después de su aventura puramente electrónica con Étienne de Crécy y la cantante Delilah Holliday, Baxter Dury vuelve a su rollo, y la verdad es que le sigue funcionando muy bien. 

7,6

Yumi Zouma – Truth or Consequences

Yumi Zouma

Había oído hablar de Yumi Zouma, pero nunca me había dado por escuchar su música. La banda de Nueva Zelanda es uno de los estandartes del pop ensoñador actual, ese que juega con el mundo sintético y se acerca a sonidos propios de los ochenta. Además, también impregnan sus canciones de una dulzura y delicadeza de lo más agradables. Así que sí, estamos ante otra banda que nos invita a dejarnos llevar y meternos en su mundo ensoñador.

Un teclado por aquí, un poco de electrónica por allá, guitarras delicadas que nunca se exceden, y una voz femenina de lo más dulce. Esos son los principales ingredientes que se pueden encontrar en este trabajo. “Truth or Consequences” es un disco que desprende calidez por todos los lados. De hecho, me recuerda mucho al pop escandinavo de la década pasada; ese que nos dejaba joyas cada dos por tres. Sobre todo, cuando se ponen un poco más synth-pop y se animan algo más. Es el caso de la estupenda ‘Right Track / Wrong Man’, de la un poco más acelerada ‘Southwark’, o de ese himno pop llamado ‘Lie Like You Want Me Back’, con la que cierran el álbum a lo grande (y con un fade out).

La elegancia es otra de sus cualidades, y dan buena muestra de ello a lo largo de todo el álbum. Desde el principio, con ‘Lonely After’, ya nos enseñan que ellos tienen todo muy medido y en su sitio. Y eso, a su vez, es su virtud, y su defecto. Porque está muy bien que sea un disco coherente en el que nada chirria, pero también termina resultando un poco repetitivo, y de vez en cuando se echa de menos que algo se salga de la norma. Aun así, cuentan con muchos temas notables, y es fácil dejarse enganchar por canciones como ‘Mirror To The Fire’, en la que no se cortan con una guitarra que es puro New Order, o por esa calidez que desprende ‘Truer Than Ever’.

Desde luego, si queréis un disco que os ayude a relajaros en los días de cuarentena, estáis ante el trabajo adecuado.

7,5

Porches – Ricky Music

Porches

Porches, o lo que es lo mismo, el proyecto de Aaron Maine, me gusta a ratos. Ya lo comenté cuando puse su anterior trabajo, que no entiendo muy bien el entusiasmo que hay con él. Pero sí reconozco que tiene algo interesante. Sobre todo cuando se pone un tanto más electrónico y se anima un poco más. Algo que no hace mucho en su nuevo trabajo. Eso sí, tengo que reconocer que es un trabajo coherente en el que, parece, ha encontrado su camino.

La mayor parte de “Ricky Music” se mueve en ese R&B sintético que tantos artistas practican ahora. Y la verdad es que se le da bastante bien este rollo. Además, cuenta con colaboraciones de Dev Hynes y Zsela, que saben muy bien lo que se hacen ese ámbito. De hecho, ‘rangeover’, que aparece como el bonus track, y es el tema en el que colabora Hynes, también es lo mejor de su carrera. Pero no le hace falta contar con nadie para darnos buenos temas en este aspecto. Ahí está esa preciosidad llamada ‘Do U Wanna’, que tienen un cencerro que me chifla. O esa ‘Lipstick Song’ y su emociónate despegue final.

Una vez más, cuando se sale del mundo sedoso, nos entrega el que es el mejor momento del disco. Se trata de ‘Madonna’, todo un himno synth-pop, luminoso y bailable, al que solo se puede poner una pega: el autotune. Y con todo, resulta brillante. Algo que también ocurre con ‘I Wanna Ride’, en la que juega a meterse en mundos más propios de Chromatics. Y la verdad es que acierta de pleno. Eso sí, no puedo decir lo mismo de la parte final del disco, que es más irregular. Y es que, en cortes como ‘Fuck_3’ o ‘Wrote Some Songs’, parece que la ha invadido la pereza, y resultan un tanto aburridos. Menos mal que está por ahí la bonita ‘Hair’, que consigue subir un poco el listón de esta parte de final.

Al final, estamos ante un disco entretenido, con varios momentos notables. Además, tan solo dura 26 minutos, así que está bien darle otra oportunidad a este chico.

7,4

Vundabar – Either Light

Vundabar

Hace dos años, cuando puse por aquí el tercer trabajo de Vundabar, comentaba que se les daba bastante bien hacer temas de indie-rock con un punto de lo más melódico. Eso sí, también dejaba caer que, hacia el final de ese disco, se iban un poco por las ramas. Ahora, presentan su cuarto álbum, y mejoran bastante en eso.  Porque se han centrado en hacer canciones más directas y sacar a la luz su lado más pop. Y la verdad es que, ahí, resultan infalibles. 

Según los miembros de la banda, “Either Light”, es un disco inspirado en la serie Los Soprano, la cual llegaron a ver completa un par de veces mientras componían esta colección de canciones. Y la verdad es que parece que eso les ha centrado bastante, porque estamos ante un álbum más coherente que deja muy claras sus intenciones desde el primer corte. ‘Out Of It’ es un tema reposado, en el que tiran más hacia un lado ensoñador (ese teclado), y no se meten mucho en mundos distorsionados. Una tónica que también aparece en otras canciones del disco. Es el caso de ’Codeine’, que es una delicia, o de ‘Easier’, en la que casi se meten en sonidos funk. Pero es que, incluso, en los cortes más animados, y lo que se supone que son los hits del disco, donde entran ‘Burned Off’ y ‘Petty Crime’, tampoco se ponen excesivamente rudos. Y eso es todo un punto. 

Juegan muy bien sus cartas en todos los aspectos del álbum. Porque, cuando endurecen un poco su sonido, como es el caso de ‘Never Call’, no dejan el lado más pop. Algo que también pasa con la festiva ‘Montage Music’. Además, al final, se meten en berenjenales de lo más interesantes. Ahí está ‘Paid For’ en la que van subiendo de intensidad, mientras no pierden un ritmo que te invita a mover los pies. O esa ‘Wax Face’ cercana al post-rock con la que cierran el disco, que también resulta de lo más interesante.

Ya lo dije con su tercer trabajo, pero lo vuelvo a repetir: Vundabar son una de las bandas de india-rock más interesantes de la actualidad. 

7,8

Porridge Radio – Every Bad

Porridge Radio

La verdad es que, aunque estemos en cuarentena encerrados en casa, no estoy escuchando mucha música. Al final, la necesidad de estar informado todo el rato de lo que estamos viviendo, me está limitando mucho uno de mis grandes placeres. Pero sí que le he dado unas cuantas vueltas a un disco. Se trata del segundo trabajo de Porridge Radio, una banda de Brighton capitaneada por Dana Margolin, que está revolucionando el rock actual. Y no me extraña, porque su grupo tiene todo lo que tiene que tener para recuperar a muchos y muchas que han dejado de lado la música de guitarras.

Every Bad” es un trabajo intenso, potente y, por momentos, algo crudo, pero también es un disco con una fuerte carga melódica. Margolin se deja la voz en buena parte de las canciones, pero su forma de gritar no resulta estridente. Y eso es debido a su talento melódico. Solo hay que escuchar un tema como ‘Don’t Ask Me Twice’, en el que fusiona a la perfección un lado más pop y ensoñador, el de su estribillo, con una parte mucho más contundente y gritona. Algo que también ocurre con la sobresaliente ‘Long’, o con la intensa ‘Lilac’. Porque, otra de sus grandes bazas, es esa intensidad que le pone a sus canciones. Véase como ejemplo la contunde ‘Sweet’, que hace unos meses servia como carta de presentación. 

Tengo que reconocer que, tras escuchar los adelantos de este trabajo, no me esperaba que, una buena parte de sus canciones, tuviera un lado tan pop. Y la verdad es que ha sido una sorpresa muy agradable, porque, desde la inicial ‘Born Confused’, con ese revelador “thank you for making me happy”, no paran de dejarnos momentos absolutamente brillantes en ese aspecto. Y buena parte de la culpa de esto, la tiene el mar. Sí, la propia Margolin afirma que ha sido su máxima inspiración a la hora de componer las canciones de este trabajo. Algo que deja bien claro en estupenda ‘Circling’. Y ojo, porque las guitarras no siempre son protagonistas en su música. Ahí está ese teclado en ‘Give/Take’, o la toda esa capa electrónica que aparece en ‘Homecoming Song’, con la que acaba el disco de una forma un tanto más ensoñadora y tranquila. 

Sin duda alguna, estamos ante uno de los grandes discos de este 2020 tan chungo que estamos viviendo. Así que, ya sabéis, un poco de buen rock para el confinamiento nunca viene mal. 

8,3

Deacon Blue – City Of Love

Deacon Blue

Sé que Deacon Blue es un grupo que no casa mucho con la línea del blog, y que mucha gente les tiene por unas de esas bandas de los ochenta que consiguieron un par de hits, pero la banda de Glasgow siempre ha sido más que eso. De hecho, durante todo este tiempo, han seguido editando discos notables. Eso sí, su sonido, sigue siendo muy clásico, y muy de aquella década. Quizá, por eso, me gustan sus canciones. Porque, además, tanto ‘Dignity’, como ‘Real Gone Kid’, los que fueron sus dos grandes éxitos, me recuerdan mucho a mi infancia. Y la verdad es que últimamente estoy un tanto nostálgico.

City Of Love” es su noveno trabajo, y en él, han intentado por todos los medios capturar la esencia de su ciudad. De hecho, está grabado en Gorbals, lo que es el centro de Glasgow. Y la verdad es que parece que han conseguido su propósito. Estamos ante un álbum melancólico, pero que, a su vez, derrocha energía y entusiasmo. Solo hay que escuchar el tema que le da título y que lo abre. ‘City of Love’ es una canción vibrante, que cuenta con su punto de épica justo, y con un estribillo que va directo al grano. Además, se puede escuchar una guitarra un poco más dura de lo normal. Aunque eso sí, un poco escondida entre esos coros femeninos tan característicos de la banda. No es el único tema en el que van a por todas, porque, ‘Hit Me Where It Hurts’, con su potente estribillo, y la emocionante ‘A Walk in the Woods’, son sobresalientes.

Deacon Blue siempre ha sido una banda a la que se le han dado bien los temas lentos. Tienen buen ojo para conseguir tocar la patata con muy poco, y aquí hay unos cuantos ejemplos. Como la delicada ‘Weight of the World’, que es preciosa, o esa delicia llamada ‘In Our Room’, que es de lo mejor del disco. Además de la intensa ‘Wonderful’, en la que las voces femeninas tienen más protagonismo. Y luego tenemos su lado más folk, que me gusta menos, pero que cuenta con alguna cosa interesante, como es el caso de ‘Take Me’. Eso sí, el tema final se les ha ido un poco de las manos. Porque, aunque entiendo que es algo así como una carta de amor a sus raíces, esos siete minutos se hacen un poco largos. Aunque, aun así, tiene su rollo.

No sé si será por esta semana extraña y mal rollera que llevamos con el dichoso Coronavirus, pero yo necesito escuchar cosas que me entretengan y no me den más bajón. Y este disco es perfecto para eso.

7,7