LCD Soundsystem – American Dream

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La separación de LCD Soundsystem ha sido uno de los timos musicales más cantosos de los últimos años. Y por mucho que ahora se quiera defender James Murphy, lo de anunciar el final de su banda para llenar el Madison Square Garden, y volver pocos años después para encabezar los festivales más importantes del mundo, es un engaño en toda regla. Además, también tuvo el morro de sacar un DVD, un disco y un libro con la excusa de ese supuesto “último concierto”. Pero bueno, una cosa es la estrategia promocional, y otra cosa son las canciones, y ahí es donde el combo neoyorquino no suele fallar.

No es que haya cambiado mucho la música del grupo en estos años. Algo que, por otra parte, es normal, no ha pasado tanto tiempo. Siguen tirando de Bowie, el cual, por cierto, parece ser que fue el que terminó de convencer a Murphy para reformar el grupo; del dance-punk que se hacía en su ciudad a principio de los ochenta, y del pop electrónico de esa misma década. Es más, de esto último, y de OMD, que, casualmente, también editan un nuevo álbum mañana, dan buena cuenta en algunos temas del disco. Ahí está el corte que le da título, donde, por momentos, parece que estamos escuchando ‘International’ de los de Liverpool, y ‘Oh Baby’, que abre el disco recordándonos lo buenos que son los creadores de ‘Enola Gay’. Y si ya nos vamos a ‘Black Screen’, parece que directamente estamos ante un tema que podría formar parte del “Architecture & Morality”. Lo bueno, es que, aunque copian, lo hacen muy bien y le dan su pequeño toque.

James Murphy siempre ha tirado de Bowie, y ahora, que llegó a colaborar con él en sus últimos años de vida, lo hace con más razón. Solo hay que escuchar ‘I Used To’ y ‘Change Yr Mind’, que suenan a una barbaridad a la época más oscura del Duque Blanco. Además, la primera parte de la minimalista ‘How Do You Sleep?’ se acerca bastante al sonido del “Low”. Eso sí, termina al más puro estilo LCD Soundsystem, y llevándonos a la pista de baile. Y es que, cuando se animan y se ponen más dance, sacan lo mejor de sí. Ahí está ese pepino electro llamado ‘Tonite’, el dance cercano al post-punk de ‘Other Voices’, y ‘Call The Police’, el inevitable himno rockero épico. Lo que sí que no me ha gustado es que hay demasiadas guitarras estridentes. Están un poco más sucios que de costumbre y, para mi gusto, resultan un poco cargantes. Es más, en ‘Emotional Haircut’ recuperan su faceta más salvaje; la que reflejaban en temas como ‘Movement’, y se hacen con un tema totalmente punk.

American Dream” contiene unas cuantas razones que justifican su regreso, pero se queda un peldaño por debajo de sus predecesores.

7,8

Arcade Fire – Everything Now

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La salida del último disco de Arcade Fire me pilló en plenas vacaciones, por eso no lo había comentado todavía por aquí. De todas formas, supongo que ya tendréis una opinión formada de él, porque, para bien o para mal, ha sido uno de los discos del verano.

Todo lo relacionado con “Everything Now” empezó realmente bien. El primer adelanto, tan pop, tan ABBA, y tan sumamente pegadizo, nos hizo pensar que nos íbamos a encontrar a unos Arcade Fire mucho más desinhibidos, petardos y sin complejos. Pero no, tras escuchar el disco al completo, vimos que esa ‘Everything Now’ era la rara avis del álbum. El resto es mucho más apero y crudo, mucho menos pop y, sobre todo, mucho más aburrido. Tomemos como ejemplo ‘Creature Comfort’, un tema estridente, en el que la voz de Regine llega a resultar insoportable. O ‘Chemistry’ y su rollo circense, que se hace de lo más pesado.

Uno de los grandes problemas del quinto álbum de los canadienses, es que no consiguen emocionar, y termina resultando un plomazo. No le faltan canciones interesantes, como ‘Sings Of Life’, que entra bien gracias a su toque funk. Pero, aun así, le falta un buen estribillo y una buena melodía con la que conseguir que se quede en la cabeza del oyente. Tampoco están mal las dos partes de ‘Infinite Content’, aunque sí es cierto que prefiero la primera, en la que se van al post-punk. Y bueno, esa nueva aproximación a Blondie llamada ‘Electric Blue’, que tanto tira del ‘Rapture’ de los neoyorquinos, tampoco está mal. Pero, una vez más, no es nada extraordinaria.

Hay que irse hasta el final para encontrarse con unos Arcade Fire sobresalientes. Y es que, tanto el funk minimalista de ‘Put Your Money On Me’, como ese pedazo de balada llamada ‘We Don’t Deserve Love’, sí que funcionan, y consiguen emocionar. Algo que echamos en falta en el resto del álbum.

Sin duda alguna, estamos ante el bache más grande de la carrera de los canadienses, y ante un disco que, salvo cuatro o cinco temas, es perfectamente olvidable.

6,4

The Fresh & Onlys – Wolf Lie Down

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Como grupo, tiene que ser frustrante haber pasado por el mejor momento de tu carrera, y que muy poca gente se haya dado cuenta. Algo que se podría aplicar a The Fresh & Onlys. La banda de San Francisco, que en la última década nos ha dejado trabajos tan brillantes como “Play It Strange” y “Long Slow Dance”, ha dado lo mejor de sí, pero el público no ha terminado de responder. Quizá, por eso, en sus últimos discos, se han olvidado de las concesiones y se han metido en un mundo más oscuro y denso. Algo que ya pudimos comprobar en su anterior trabajo, y que en esta nueva entrega vuelven a repetir.

Wolf Lie Down” es un álbum lleno de canciones en las que se van por las ramas, y no terminan de cuajar. Si hay algo que nos gustaba de ellos era esa fusión perfecta de pop y psicodelia con la que nos entregaron temas tan grandes como ‘Yes or No’, ‘Fascinated’ o ‘The Deluge of War’, y que aquí se echa mucho de menos. Se puede ver un poco en el tema titular, en ‘Qualm of Innocence’, y en ‘Impossible Man’ pero, aun así, les falta un buen estribillo y una buena melodía que llevarse a la boca.

A lo mejor es que Tim Cohen se ha llevado toda la calma a su último disco en solitario, y con su banda de siempre ha preferido sonar un poco más crudo de lo habitual. Algo que, en el fondo no está mal, sobre todo porque algunas veces aciertan. Es el caso de ‘Dancing Chair’, que elimina parte de su suciedad con un teclado maravilloso. O de ‘Black Widow’, en la que abren nuevos caminos con una deliciosa balada que culmina en una tormenta sonora de lo más interesante.

Desde luego, no están en su mejor momento, pero lo bueno que tienen The Fresh & Onlys, es que, de sus discos, siempre se pueden aprovechar unos cuantos temas. Y es éste no es una excepción.

7

The War On Drugs – A Deeper Understanding

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En una entrevista reciente, los “malotes” de The Killers comentan que el rock ya no triunfa porque no hay suficientes bandas buenas (entiendo que ellos sí lo son). Supongo que esta afirmación tan estúpida se debe a que no han escuchado a The War On Drugs, porque si no es incompresible que digan semejante tontería. Y es que, la banda de Filadelfia publica hoy mismo su cuarto álbum, el cual, una vez más, es sobresaliente.

A Deeper Understanding” reincide en el sonido de su anterior trabajo y, en él, apenas encontramos cambios. Pero no pasa nada, esa fusión de rock ochentero y sintetizadores que ha logrado Adam Granduciel, sigue funcionando a la perfección. El líder de la banda norteamericana es de lo más meticuloso a la hora de meterse en un estudio, y el sonido que saca a sus discos tiene que rozar la perfección. Y lo mejor es que lo consigue. La influencia de Springsteen, los sintetizadores que envuelven todo, la épica, las cajas de ritmos, los solos de guitarra…todo vuelve a estar aquí, y todo encaja perfectamente.

La estrategia de The War On Drugs ha estado muy clara desde que empezaron la promoción de este álbum. Conscientes de lo que tenían entre manos, han ido soltando adelantos como churros (cinco en total), los cuales han levantado una gran expectación. Y no es para menos, ya que es imposible no caer rendido ante esa maravilla, con aires del Springsteen más pop, que es ‘Holding On’, o dejarse engatusar por su faceta más electrónica en ‘Up All Night’. Y su nos vamos a su faceta más intimista, nos encontramos con una maravillosa ‘Pain’, y con ‘Strangest Thing’, la que se podría considerar la canción del disco. Este pedazo de baladón, que estalla en el tercer minuto con un punteo de guitarra melancólico y épico, es de ese tipo de temas que pone la piel de gallina; una pequeña joya que ya está entre lo mejor de su carrera.

Con estos adelantos tan potentes, lo lógico es pensar que está todo el pescado vendido. Pues no, tienen unos cuantos ases más en la manga más. Uno de ellos es ‘Nothing to Find’, que es su clásica canción pop, con su ritmo acelerado, su armónica, y un teclado final absolutamente contagioso. Y luego tenemos ‘In Chains’, que empieza tranquila y culmina en un estribillo que haría vibrar cualquier estadio. Están un poco menos acertados están en los dos temas que cierran el disco, pero, con todo, son notables. Sobre todo ‘You Don’t Have To Go’, en la que vuelven a emocionar de lo lindo.

Por si había alguna duda, con este disco, The War On Drugs dejan muy claro que son una de las grandes bandas de nuestros días. Además, lo son con sus propias normas, con sus canciones largas, que se hacen cortas, y que son capaces de emocionar a la persona más fría del mundo.

8,4

The Clientele – Music for the Age of Miracles

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Quizá, a muchos seguidores de The Clientele no les suene de nada el nombre de Anthony Harmer, pero se podría decir que le deben una. Y es que, un encuentro casual en la calle entre este músico, amigo personal y colaborador de Alasdair MacLean, ha sido el causante de que tengamos nuevo disco de la banda británica. Hamer, que es un experto en el santoor, un instrumento iraní parecido al dulcémele, pidió a MacLean que le dejase arreglar sus nuevas canciones, y de ahí surgió el germen de lo que ahora es el nuevo trabajo de The Clientele. Algo que, en un principio, no estaba previsto, ya que McLean estaba ocupado con su familia, y con Amor de Días, el grupo que tiene junto a su mujer.

Poco ha cambiado en estos siete años que hemos estado sin canciones nuevas de The Clientele. El grupo londinense sigue siendo un experto en capturar toda la esencia del mejor pop y trasladarla a sus canciones. La elegancia, el preciosismo y la delicadeza vuelven a ser sus señas de identidad en “Music for the Age of Miracles”, donde demuestran que no han perdido el talento. Solo que hay darle una escucha a ‘The Neighbour’, el tema que lo abre, y que nos envuelve con su pomposidad (en el buen sentido de la palabra) y su belleza. Algo que también ocurre con ‘Lunar Days’, la cual eligieron como primer single, la maravillosa ‘Falling Asleep’, o ‘Everyone You Meet’, todo un hit en potencia.

La influencia de Harmer también se deja ver en algunas partes del disco. Y, sinceramente, le agradecemos mucho el trabajo, pero no son las que restan unos pocos puntos al álbum. El toque árabe de ‘The Circus’, o la psicodelia y el spoken-word que se marca McLean en ‘The Museum of Fog’, no me terminan de convencer y se me hacen bola. Afortunadamente, casi son pequeñas anécdotas dentro del álbum, ya que, para acabar, vuelven a lo suyo y nos dejan ‘The Age of Miracles’, todo un temón marca de la casa.

Puede que este puto calor que hace en Madrid no sea lo mejor para adentrarse en un disco de The Clientele, que siempre han sido de lo más otoñales, pero, aun así, han logrado que me empape de su calidez. Eso sí, ahora mismo vuelvo a mi aire acondicionado.

7,9