Selección 2015 (2ª Parte)

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Este mes he apurado todo lo que he podido para poner la recopilación de novedades, y creo que ha merecido la pena. Al final me he topado con una buena cantidad de adelantos de lo más interesantes, y una buena selección de lo mejor que ha caído en los últimos 30 días. Entre las novedades nos topamos con los cambios de sonido de Death Cab For Cutie y Lower Dens, que se han puesto un poco más electrónicos de lo habitual. También está por aquí el nuevo himno holligan de The Vaccines, que no deja de ser lo mismo de siempre, pero lo siguen haciendo divertido. Por no hablar del pepinazo de rock-funk que se ha sacado de la manga Jon Spencer Blues Explosion, el corte tan sumamente pop de Toro Y Moi, o el delicioso nuevo tema de The Mountain Goats. Además de lo nuevo de Reina Republicana, Murciano Total (menudo discazo se han marcado estos), y Rusos Blancos, tres bandas nacionales que han sacado tres canciones enormes.

También vereis por ahí temas de Sonny & The Sunsets y un chico llamado Alex Calder, que no están mal. Lo malo es que sus respectivos discos son un poco flojos y no los he puesto por aquí. Es una pena, ya que el anterior de Sonny me gustó mucho.

Espero que os guste.

  1. Stonemilker / Björk 6:49
  2. Feel Safe / All We Are 4:29
  3. To Die in L.A. / Lower Dens 4:11
  4. Black Sun / Death Cab For Cutie 4:49
  5. Emilie / The Charlatans 3:18
  6. Detroit / Gaz Coombes 5:41
  7. Empty Nesters / Toro Y Moi 3:43
  8. No Action / Kitty, Daisy & Lewis 4:16
  9. Do The Get Down / The Jon Spencer Blues Explosion 2:52
  10. Outhouse / Liam Hayes 2:49
  11. Alice Leaves for the Mountains / Sonny & The Sunsets 3:14
  12. Handsome / The Vaccines 2:12
  13. Surface Envy / Sleater-Kinney 3:07
  14. Hollow Veins / Surf City 3:25
  15. Stranger / Twerps 2:56
  16. The Legend of Chavo Guerrero / The Mountain Goats 3:00
  17. I Don’t Want To Let You Down / Sharon Van Etten 4:05
  18. Thieves in Antigua / BC Camplight 4:07
  19. Owe You Nothing / Wildhoney 3:15
  20. Ahora que hace bueno / Reina Republicana 3:16
  21. Strange Dreams / Alex Calder 2:44
  22. Heavy Wave / Motorama 3:29
  23. La casa parisina / Murciano Total 4:36
  24. A otra con esas / Rusos Blancos 2:44

Gaz Coombes – Matador

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Es inevitable, cada que sale a la palestra el nombre de Supergrass, o algo relacionado con ellos, me acuerdo de Faraway. Esa canción, incluida en su tercer álbum, me tuvo totalmente enganchado durante un tiempo, y, con diferencia, me parece su mejor tema. Lo malo es que también me ha servido de barómetro con su carrera posterior, y, claro, no hay color. Y es que, no sé qué me pasa con esa canción, pero a día de hoy me sigue emocionando como la primera vez que la escuché (ese Hammond del final me pone los pelos de punta). Pero bueno, para el segundo trabajo de Gaz Coombes, el que durante muchos años fue su cantante, y principal compositor, he tratado de olvidarme de ella. No sé si lo he conseguido, pero sí puedo decir que el disco me ha parecido un tanto irregular.

Al igual que en su debut en solitario, Coombes ha grabado el disco en el estudio que tiene en su casa, y ha tocado casi todos los instrumentos que suenen en él. Para este nuevo trabajo se ha fijado en la electrónica analógica y la tecnología sónica de los años setenta y ochenta. Esto hace que nos encontremos con una canción como The English Ruse, donde se acerca al kraut, y acierta de pleno. Pero esa no es la tónica general del álbum, que se mueve por terrenos más calmados e, incluso, algo folkies.

Lo mejor del álbum está en la primera parte, en lo que podríamos llamar la cara-a. Es donde está más acertado, y donde las cosas le funcionan bien. Acierta en baladas como The Girl Who Fell To Earth, que es bien bonita y en 20/20, donde pasa del soul al folk, para acabar en plan rock épico, sin apenas inmutarse. Por no hablar de ese himno soul con coros llamado Needle’s Eye. Pero ninguna como Detroit, que es lo mejor del disco, con esas guitarras folk y ese estribillo tan eléctrico que entra abruptamente. Además del ritmillo contagioso con el que cuenta toda la canción. Donde, por cierto, vuelve a disfrutar de los teclados analógicos.

Si nos vamos a la segunda parte del álbum, nos encontramos con un Coombes perdido, que trata de hacer un poco de todo en muy poco tiempo. Lo intenta en Seven Walls, una balada minimalista, cercana al rock progresivo de los setenta (esos teclados finales no engañan a nadie), que no le termina de cuajar. Al igual que el folk ensoñador de Oscillate, que resulta un tanto aburrido. Se le da un poco mejor el rock de To The Wire, pero es cierto que tarda un poco en explotar, y hasta que no llega esa explosión final con coros y guitarras épicos, te aburres un poco. Curiosamente, lo mejor de esta parte del álbum viene en el sencillo tema final, que también es el que también le da título. Con apenas una caja de ritmos, y su voz, se saca de la manga una delicada balada que apenas dura un minuto y medio.

Se le agradece que intente buscar nuevos sonidos, y deje de lado sus años en Supergrass, pero quizá tendría que pulir un poco mejor sus canciones.

7

Wildhoney – Sleep Through It

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No, no estamos ante un nuevo disco de la estupenda banda de pop madrileña Wild Honey. Este grupo de Baltimore prefiere el shoegaze noventero, con bonitas melodías y deliciosos estribillos pop. Además, su nombre va todo junto, no como la banda española, que va separado y se llama así por la canción de The Beach Boys.

Wildhoney debutan con este Sleep Through It, tras sacar un single y un Ep que tuvieron cierta repercusión en la escena shoegaze de su país. De hecho, gracias a ellos me he encontrado con una página llamada Sounds Better With Reverb, que me ha hecho mucha gracia. Principalmente, porque una de las tres cosas que puntúan en sus críticas de discos, es el nivel de reverb que tienen. Por si os interesa, a este le han puesto cuatro estrellas.

Sleep Through It tiene dos puntos a su favor: la corta duración de las canciones, y el toque noise-pop que tienen muchas de ellas. Por el contrario, en conjunto, resulta un poco lineal, y puede que no sorprenda a mucha gente. Pero centrémonos en lo bueno, en los cortes con alma pop. Hay tres o cuatro canciones donde encontramos las famosas guitarras cristalinas y las melodías etéreas de este tipo de bandas. De entre ellas, me quedo con Owe You Nothing, que es una delicia, con esa voz femenina tan bonita, y con Boys From Out Of Town, la canción con la que cierran el álbum, donde se ponen más ruidosos, pero no se van del pop. Aunque también se las da muy bien su faceta ensoñadora, y en Tea Leaves nos dejan un bonito corte de este palo.

También tienen mandanga para los que prefieren sonidos un poco más crudos y potentes. La mejor muestra es Seventeen, el single que lanzaron a mediados del año pasado, que también han metido aquí. Es uno de esos temas intensos con bien de guitarras ruidosas y una melodía que se te mete en la cabeza a las primeras de cambio. Algo que también hacen con igual de gracia en Super Stupid, en la que se ponen un poco más oscuros, pero suenan igual de bien. Aunque para sonidos potentes, lo mejor es irse a Maybe You’re Crazy, donde son poseídos por el espíritu de My Bloody Valentine, y nos dejan el tema más contundente del álbum.

No hacen nada nuevo en el mundo del shoegaze, pero se les da muy bien, y no tienen miedo a dejarse llevar por las buenas melodías, y los estribillos pegadizos. Algo que siempre viene bien.

7,4

Motorama – Poverty

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Es complicado seguir la pista de los lanzamientos de Motorama, ya que, aunque este es su tercer trabajo, cuentan con una gran cantidad de singles y Eps. Poco a poco se han ido labrando una carrera que les ha llevado a tocar en casi todo el mundo, y eso, viniendo de Rusia, no es nada fácil. Además, ellos mismos se lo guisan y se lo comen, y se hacen sus propios vídeos, la promo de sus discos, las contrataciones de conciertos…Hasta ahora no les ha ido nada mal así, y ya tienen una buena legión de seguidores que admiran su pop oscuro con aires de los ochenta.

No es ningún secreto que el rollo oscuro y post-punk cuenta con gran éxito en Rusia, ese país en el que la libertad cada día importa un poco menos. Quizá, por eso, por vivir en un sitio donde todo es blanco o negro, la escena dark, que suele ser tener bastante de tristeza, cuenta con tantos adeptos. Ahí están bandas como Human Tetris, Manicure o Pinkshinyultrablast, que han hecho de esta oscuridad todo un modo de vida. Además, lo hacen con mucha más naturalidad que las bandas de post-punk británicas o norteamericanas, que están más empeñados en imitar a Joy Division, que en crear algo propio y mucho más interesante.

Uno escucha Poverty, y tiene la sensación de que a Motorama no le interesan los estribillos, y hacer una canción convencional. Sus temas son lineales y se centran más en cómo combinar sus aceleradas baterías, con sus guitarras cristalinas y oscuras. Dicho así, parece que nos encontramos ante un trabajo soso y sin chicha, pero no es así. Quizá, Motorama, es una de las pocas bandas a los que no les hace falta seguir los cánones establecidos para una canción pop. A sus temas se les coge el punto por lo que son; collage sonoros tremendamente adictivos. Ahí está esa Corona que lo abre, con sus teclados tan fríos y su frenético ritmo de batería. O la minimalista Dispersed Energy, que eligieron como primer single. Incluso cuando se ponen un poco más pop y menos oscuros, se niegan a dar un estribillo que rompa la canción. Es el caso Red Drop y la maravillosa Heavy Wave, que cuentan con su momento estribillo, pero este no se come al resto de la canción.

Una cosa curiosa del disco es la producción de Lottery y Old, los dos temas más post-punk del álbum, que tienen un sonido un tanto chungo. Es una lástima, ya que la primera cuenta con uno de las mejores melodías de todo el disco, y la esconden en una producción tosca e innecesaria. La segunda está mejor llevada, pero en ella sí se han dejado llevar por el espíritu de Ian Curtis, y resulta demasiado evidente. Si contaran con el sonido claro y limpio que tienen Similar Way y Write to Me, los dos temas que cierran el disco, otro gallo cantaría. De hecho, me han hecho pensar en que si Kraftwerk hubieran utilizado guitarras y baterías, en lugar de teclados y maquinas, hubieran hecho algo parecido a esto. Creo que no les puedo hacer un cumplido mejor.

7,3

The Charlatans – Modern Nature

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Este año se cumplen 25 años del debut de The Charlatans, un trabajo esencial en el sonido de Manchester que fue un soplo de aire fresco en aquellos años. Con el tiempo, esa frescura se ha ido diluyendo y, aunque tienen discos buenos como álbum homónimo de 1995, o aquel Wonderland tan soul que sacaron en 2001, su carrera ha sido de lo más irregular. Pero sí es cierto que siempre sacabas dos o tres canciones buenas de sus discos. Ahora vuelven con su primer trabajo en cinco años, y el primero sin su batería de siempre, que falleció de un tumor cerebral en 2013. Suponemos que esto les habrá influido a la hora de grabar este trabajo, que tiene un tono reposado y triste. Lo malo es que no han sabido traspasar sus sensaciones a las canciones del álbum, y les ha quedado un disco un tanto aburrido, en el que se ven muy pocos destellos de aquella banda que nos maravilló a todos con Some Friendly.

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Los Charlatans de 2015 ya no son esos chicos que te dejaban del revés con unas bases rítmicas de infarto, y te metían sus canciones en la cabeza a golpe de Hammond. Ahora se han convertido en un grupo amable, con canciones que, en muchos casos, no dicen nada de nada. Lo malo es que, para grabar estos temas, han reclutado a gente de New Order, Dexys o The Verve, que dejan una huella insulsa a lo largo de todo el disco. Ni siquiera aprovechan a las dos coristas de Kate Bush que han cogido para apoyar la parte vocal del álbum. Tan solo las escuchamos en Let The Good Times Be Never Ending, el tema más movido del disco y, con diferencia, el mejor de todos, y en esa balada soul llamada Trouble Understanding, que no está mal del todo. Junto a ellas podemos meter Talking In Tones y So Oh, los dos singles del disco, que están bien y nos recuerdan un poco a los Charlatans de otros tiempos.

Una de las cosas que no funcionan de este disco, es el popurrí de estilos que meten, ya que en él tratan de encontrarse con todas las facetas de su carrera. Aciertan cuando se ponen un poco más pop, como es el caso de Come Home Baby, y la bonita Emilie, que es el otro gran tema del disco. Sin embargo, fallan estrepitosamente en su rollo rock (nunca han sido buenos en estos cortes), y nos dejan un par de temas tan insulsos como I Need You To Know y Lean In. De hecho, en esta última, se van hacia un brit-pop aburrido y sin chicha, que no pasaría el corte en los 90. Aunque es mucho peor cuando intentan salirse de su camino de siempre, y tratan de hacer algo diferente en Keep Enough o In The Tall Grass, que no hay por dónde cogerlas.

Lo siento mucho por ellos, es un grupo al que tengo cariño, pero este trabajo les ha quedado muy flojo. Hasta la portada es insulsa.

5

Kitty, Daisy & Lewis – The Third

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La verdad es que ni me acordaba de la existencia de los hermanos Durham, y de su buen hacer a la hora de recuperar unos estilos musicales que ya estaban prácticamente olvidados. Y es que, aunque triunfaron con su álbum de debut, y su segundo trabajo tuvo muy buenas críticas, ya han pasado cuatro años desde que editaron este último, y nos hemos olvidado un poco de ellos. Ahora vuelven con su tercer largo, que muy apropiadamente han llamado The Third. En él siguen en su línea, recuperando el swing, el R&B (el de antes, no esas cosas que hacen ahora), el blues, el country…Podría seguir así un buen rato, ya que tocan muchísimos palos, y, además, lo hacen muy bien.

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En The Third se podría emplear el tópico de la “madurez”, ya que hace tiempo que no son esos críos que sorprendieron a medio mundo con sus tupés, y los trajes de sus abuelos. Pero no tendría mucho sentido, porque siempre han sonado maduros, como si fueran una banda con años y años de experiencia. Lo que sí se puede decir de este trabajo, es que suenan mucho más compactos, y en él encontramos una producción de lo más detallista, en la que no se pierde ni un solo detalle. No obstante, se ha ocupado de ella Mick Jones, el mítico miembro de The Clash, que se pasó cuatro meses trabajando en el disco, para el que ha utilizado una buena cantidad de técnicas de grabación ya olvidadas.  Esto hace que el disco se haga irresistible con las primeras escuchas, e importa muy poco el hecho de que muchos no escuchemos estos estilos habitualmente. Además, no os penséis que suenan como una banda de los 40 y los 50, a pesar de recurrir a sus influencias de siempre, el disco tiene un rollo de lo más actual.

Uno de los puntos fuertes de este trabajo, es su acercamiento a la música de nuestros días. Y es que, siguen por el camino que abrieron con su segundo trabajo, y ya no suenen tan retro como en su debut. Buena prueba de ello es el comienzo del disco con Whenever You See Me, que es de lo más potente, con esa base rítmica tan seca que se fusiona con un soul de lo más clásico. Toda una delicia que hace que te metas de lleno en su mundo. Tras ella, cambian de tercio y se van al reggae en esa maravilla llamada Baby Bye Bye, que fue el primer single de adelanto. Y es que este rollo se les da muy bien, y otra muestra de ello es Turkish Delight, que es uno de los mejores momentos del disco. Pero no son los únicos, el álbum está lleno de grandes canciones, como el soul tan actual de No Action, o esa acelerada Bitchin’ In The Kitchen, con la que es imposible no mover las caderas. Quizá, cuando se ponen un poco más clásicos, es cuando dejan de ser más interesantes. Temas como Good Looking Woman o It Ain’t Your Business están bien, pero son demasiado estándar. Sin embargo, el rock de Whiskey, les ha quedado muy bien, con esas cuerdas que entran al final, y ese toque aspero.

Desde luego, si fuiste un insensato como yo, y te olvidaste de ellos, deberías recuperarlos y escuchar este nuevo trabajo. Merece mucho la pena.

8

Liam Hayes – Slurrup

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A pesar de llevar más de veinte años de carrera, y contar con una extensa discografía, mucha gente no tiene ni idea de quién Liam Hayes. Yo mismo no sabía nada de él hasta hace unos días, que me topé con su último trabajo.

Hayes empezó su carrera en 1992 bajo el nombre de Plush, proyecto con el que sacó dos discos que no tuvieron mucha repercusión. De repente, en 1998, añade su nombre real al de Plush, y le empiezan a llover buenas críticas por todos los lados. Todo gracias a More You Becomes You, un trabajo tranquilo, en el que el piano y su voz son los grandes protagonistas. A mí me parece un rollo de disco, pero le dio un poco de fama (llegó a salir en Alta Fidelidad tocando una canción del álbum), y se ha convertido en uno de esos discos que ha influenciado a mucha gente. Entre ellos a Dan Bejar, que declaró en Pitchfork que se había convertido en uno de los discos clave a la hora de crear Destroyer.

Le he estado dando un repaso rápido a su discografía, y he podido comprobar que es un tío bastante ecléctico, y en ella podemos encontrar un poco de todo. Por ejemplo, Bright Penny, el último trabajo que llevó a coletilla de Plush, es un precioso disco de soul, muy cercano a Van Morrison. Algo que también pasa en la banda sonora de A Glimpse Inside The Mind Of Charles Swan III, la película de Roman Coppola, para la cual creo la música, y en parte de su anterior trabajo. Pero en 2015 ha decidido dar un pequeño giro a su música y hacer un disco más desenfadado y guitarrero.

No sabemos su reciente gira como telonero de Christopher Owens le ha influido algo a la hora de hacer este disco, pero Slurrup es un trabajo más destartalado y sucio que los anteriores. En él encontramos mucho power-pop clásico, en la línea de los mejores Big Star, y algo de new-wave. Ahí están Get It Right, la nueva versión de Fokus, Outhouse, Keys To Heaven, y Fight Magic With Magic, un gran tema que baja muchos puntos al final, cuando mete unos sonidos asquerosos de alguien sorbiendo. Pero también encontramos cierto toque de rock british en el tema que le da título al disco, y en One Way Out, que es todo un trallazo. Además de esa Nothing Wrong tan retro.

En algunos momentos, el cambio no es tan radical, y de vez en cuando vuelve a esos cortes empapados de soul. La verdad es que se la bastante bien este rollo, y canciones como Greenfield, y Long Day, son una auténtica delicia. Lástima que, justo inmediatamente después de esta última, aparezca esa cosa absurda llamada Channel 44, en la que nos deja un collage de ruidos sin sentido.

Ha sido una grata sorpresa encontrarme con este disco, el cual me ha llevado hasta su discografía, que tiene cosas bien chulas.

7,6

Primavera Sound 2015: Twerps – Range Anxiety

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Ayer salió el cartel de la próxima edición del Primavera Sound, y en él nos encontramos con una gran cantidad de bandas interesantes. Muchos se han quejado de que los cabezas son flojos, y no les quito la razón, pero es que el resto de grupos que forman el cartel, es realmente impresionante. Lo malo es que, como siempre, han hecho de las suyas, y me han puesto a OMD y Cinerama el miércoles, que para muchos de los que somos de fuera de Barcelona, no es imposible ir. De hecho, no entiendo como el grupo que presta la banda sonora al vídeo de presentación, donde suena Enola Gay, no toque en los días principales del festival. Pero bueno, me joderé, y no veré a dos de las bandas que más me apetecen de todo el cartel (o me iré a Oporto si tocan allí). Afortunadamente, el resto de días hay muchas buenas bandas que ver, y una de ellas son los australianos Twerps, que este mismo mes sacan su segundo disco.

Los de Melbourne son uno de los grupos más prolíficos de la actualidad, y constantemente están sacando Eps o singles. En ellos recuperan la maravillosa escena neozelandesa de los primeros ochenta –ya sabéis, el kiwi-rock, The Chills, The Bats, The Clean…-, y la adaptan a nuestros días de una forma realmente inteligente. En su segundo álbum (el primero para el sello norteamericano Merge) siguen por ese camino, pero van un poco más allá, y se dejan llevar por unas influencias un poco más clásicas. La más clara es la de la Velvet Underground, que planea por temas tan chulos como Shoulders y Empty Road (lo de doblar las guitarras cristalinas les delata). Pero también hay un cierto toque 60s en cortes como I Don’t Mind, White As Snow, que es puro The Byrds, y en esa balada deliciosa llamada Love at First Sight.

Si nos vamos a los Twerps de siempre, nos encontramos con una colección de canciones realmente impresionante. Se les da de maravilla hacer temas de indie-pop con guitarras cristalinas y órganos resplandecientes. La parte intermedia del álbum está lleno de este tipo de joyas, y en ella destacan canciones como Back To You, que ya sacaron como single hace unos meses, la potente Stranger, el pop delicado de Adrelanine, o ese pedazo de hit llamado Cheap Education. Por no hablar de ese dardo envenenado que atiende al nombre de New Moves.

Sin duda alguna, ya tenemos uno de los grandes discos de pop guitarrero de 2015. A ver si con él consiguen pasar a una liga superior.

8,1

Streaming

Björk – Vulnicura

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No sé quién es el que filtra los discos con dos meses de antelación, pero en poco timepo, dos de los lanzamientos más esperados de 2015, han aparecido en la red con varias semanas de antelación. El primero fue el de Madonna, que se filtró incluso antes de que tuviera fecha de salida. La reina del pop (o ex reina, según como se miré), reaccionó subiendo seis canciones a iTunes, y la jugada no le ha salido del todo mal. Aunque los temas son bastante malillos. Björk ha hecho algo parecido, ya que el pasado domingo se filtró su nuevo trabajo, que tenía fecha de salida para marzo. Pero la islandesa ha ido más allá, y ayer sorprendió a todo el mundo subiéndolo completo a la plataforma musical del Apple. Además, las reacciones hacia la filtración también han sido muy diferentes. Mientras Madonna decía sentirse violada (nada más y nada menos), Björk escribía un comunicado en el que se mostraba agradecida por el interés que aún tiene el público en su música.

Tengo que reconocer que dejé de escuchar a Björk allá por el 2002, después de Vespertine, que ya me gustó poco. Apenas he escuchado un par de veces sus siguientes trabajos, ya que vi que seguían hacia un rollo mucho más experimental, que a mí no me decía nada. Y es que yo soy fan de sus tres primeros trabajos, en los que hacia canciones mucho más fáciles de escuchar, y en los que tenía un alma mucho más pop. Creo que el dejarse llevar por la experimentación no le ha hecho mucho bien. La prueba de ello es que tanto Volta, como Biophilia, sus dos anteriores trabajos, no fueron bien recibidos, ni por la crítica, ni por su público. Quizá, esa la razón de que para este nuevo trabajo haya decidido recuperar su faceta más orquestal, y volver un poco al tono melancólico y reposado del gran Homogenic.

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Dice las islandesa que “Vulnicura es un disco de ruptura” y que “espera que estas canciones puedan ayudar a otros a superar ese proceso biológico: la herida y la cura de esa herida psicológica y físicamente”. La verdad es que yo no sé si escucharía este trabajo después de una ruptura sentimental, ya que es un álbum un tanto deprimente, en el que durante una hora, Björk se deja llevar por la melancolía. Musicalmente, es un disco muy interesante, en el que la co-producción del venezolano Arca le da bastantes puntos a sus temas. El mejor ejemplo es Black Lake, el tema central del disco, que sobrepasa los diez minutos. En ella, la islandesa se lo toma con mucha calma, pero también se deja llevar por la emoción, y a mitad de canción se viene arriba con un subidón de beats y cuerdas que te deja del revés. Es el tema co-producido por Arca en el que más acertada está, ya que los cortes que la rodean (History of Touches y Family) se me hacen un poco bola, y me resultan un tanto pesados. Sí creo que está más acertada en esa Notget llena de cuerdas locas, y en la intensidad de Atom Dance, donde vuelve a colaborar con Antony.

Para abrir y cerrar el álbum ha decidido meter las dos únicas canciones que no están producidas por Arca, y creo que es todo un acierto. Más que nada que porque es otra Björk. En Stonemilker, el tema que lo abre, acierta de pleno dejándonos un corte digno de Homogenic. Un auténtico temazo, intenso y precioso, que nos recuerda a la Björk de 1998, esa que nos dejó maravillados en el FIB de aquél año. En Quicksand, el tema que lo cierra, juega con sus máquinas y nos deja el tema más pop, y más movido del álbum, donde también vuelve a dar en la diana.

Vulnicura es un trabajo difícil de asimilar, y la larga duración de algunas de sus canciones no juegan a su favor, pero creo que, en algunos momentos, nos encontramos con la Björk de los noventa. Solo por eso ya merece la pena darle unas escuchas.

7,5

BC Camplight – How To Die In The North

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BC Camplight es el nombre artístico de Brian Christinzio, un músico de Nueva Jersey que durante la década pasada sacó dos discos con el sello One Little Indian, que no tuvieron mucho éxito de público, aunque sí de crítica. Sobre todo en UK, donde parece que entienden mejor su música que en su país. Supongo que por eso, tras girar como músico de apoyo de The War On Drugs y Sharon Van Etten, se ha mudado a Manchester y, tras siete años sin hacer canciones nuevas, ha grabado este How To Die In The North, que es su tercer trabajo.

Escuchando su nuevo trabajo, uno se da cuenta de cuál es la razón por la que se ha mudado a Manchester, y de porqué en Reino Unido entiende mejor su música. Y es que, sus canciones tienen un sonido muy británico y, a pesar de que es un tanto ecléctico, siempre deja ver un poco de su alma pop en cada canción de este disco. Sobre todo cuando se pone en plan 60s y nos deja un par de canciones de sunshine-pop como Love Isn’t Anybody’s Fault y Just Because I Love You, en la que se acerca un poco al soul y se saca de la manga un corte delicioso. Pero también sabe cómo pisar el pedal de distorsión para hacer algún que otro tema de pop vibrante. Los dos mejores ejemplos son Grim Cinema, que es un poco más macarra que el resto del disco, pero tiene su punto, y Thieves in Antigua. Esta última se lleva el premio al mejor tema del disco, ya que, con ese toque surf y playero, está de lo más acertado.

Uno de los riesgos de ser tan ecléctico, es que tienes más posibilidades de cagarla. Esto es lo que le ha pasado Christinzio al final del álbum. Y es que, está bien que se vaya hacia otros derroteros un poco más rock, como al principio del disco, y  nos entregue un tema como You Should’ve Gone to School, que es bien chulo, pero no lo que nos encontramos al final. Gracias al chamber-pop tan aburrido de Atom Bomb, y a esa extrañeza llamada Lay Me On The Floor, el disco baja unos cuantos puntos. Al menos, lo arregla un poco con Why Doesn’t Anybody Fall In Love Anymore, con la que cierra el disco en plan baladón épico con pianos y solos de guitarra.

Es una lástima que se empeñe en ponerse un poco raro de vez en cuando, ya que el pop lo maneja muy bien, y podría haber sacado un disco realmente interesante si hubiera ido en esa dirección todo el rato. Pero bueno, al menos cuenta con media docena temas notables.

7,3