Roosevelt – Roosevelt

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Yo no escucho la radio, pero me comentan que, este verano, Roosevelt ha estado muy presente en el mundo de las ondas. No es de extrañar, sus canciones huelen a playa, buen tiempo y vacaciones por todos los lados. Además, editaba este álbum de debut hace apenas diez días, cuando muchos seguíamos disfrutando de nuestro merecido tiempo de descanso.

Marius Lauber, el chico que se esconde tras el nombre de Roosevelt, es un jovencito de Colonia que lleva unos cuantos años pinchando, y que, desde 2013, ha editado algún single que otro. Lo suyo es el pop enfocado desde la pista de la baile, y a base de synth-pop, balearic sound, french touch, y varios estilos más de esos que se inventan los medios, se ha hecho con un debut irregular, pero que contiene algunos momentos brillantes.

El batiburrillo de estilos, y la excesiva duración del álbum no le hacen ningún favor, pero fijándose en lo bueno, es posible olvidar que estamos ante más de lo mismo. Y es que, cuando se pone abiertamente pop, se saca de la manga varios temas sobresalientes. Es el caso de Belong, que casi podría ser un cruce entre Chromatics y cualquier grupo chillwave, o de Colours, donde saca los bongos a paseo y se hace con un buen estribillo, el cual ameniza con unos pianos de lo más house. Pero es en Heart y Fever donde nos encontramos con el mejor Roosevelt. El synth-pop le sienta muy bien, y estos dos cortes, pegadizos, vibrantes y absolutamente bailables, son una buena prueba de ello.

El problema viene cuando quiere ponerse un poco más serio y se relaja. Tanto Wait Up como Moving Up no están mal, pero no dicen nada nuevo, y hay grupos que hacen este tipo de sonido –el dichoso balearic- mucho mejor.

Tiene buenas ideas, y en media docena de temas las plasma notablemente, pero quiere abarcar demasiadas cosas, y eso hace que su debut tenga unos cuantos altibajos.

7

The Radio Dept. – Running Out of Love

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No sé si queriendo o no, pero The Radio Dept. se han convertido en una de las bandas de culto de las últimas dos décadas. Gran parte de la culpa la tiene su música, por supuesto, con la que han redefinido el pop escandinavo, pero es innegable que el secretismo que les rodea también ha tenido algo que ver. No suelen dar muchas pistas de por dónde va su carrera, y se toman su tiempo a la hora de editar sus discos. Prueba de ello es este Running Out Of Love, que llega seis años después su tercer trabajo – sí es verdad que algún single que otro sí nos han dejado-. También es cierto que han tenido algún jaleo legal con su sello y con su manager, lo que ha propiciado su retraso, y una dejadez que no les ha permitido componer nuevas canciones. Algo que ha contribuido a que haya un buen montón de gente esperando este disco.

El grupo de Lund empezó su carrera a la vez que la gran oleada de bandas escandinavas que dieron la campanada a mediados de la década pasada, pero poco tienen que ver con la gran mayoría de ellas. Sí, hacen pop, pero su afición por no cerrarse a ningún estilo, a explorar las posibilidades de la electrónica, y su faceta más oscura, los hace diferentes. Por no hablar de sus letras, que suelen estar centradas en sus ideas políticas, y son muy críticas con la Suecia perfecta que se vende al resto del mundo. Algo que profundizan en su cuarto álbum, que según ellos mismos, es un retrato de la actualidad de Suecia, y en él hablan de temas tan escabrosos como la industria armamentista de su país, o “la tradición de la policía sueca de proteger a los nazis y los racistas, mientras utilizan la violencia contra los manifestantes que protestan para eliminar esas dos lacras de la sociedad”. Vamos, que no se cortan un pelo.

Musicalmente, es un álbum un tanto más electrónico que los anteriores, y contiene canciones como We Got Game y Occupided, que poco tienen que ver con las guitarras shoegaze del principio de su carrera. Sobre todo la segunda, en la que se acercan a la pista de baile misteriosamente y sin clichés evidentes, como no podía ser menos. Pero no, The Radio Dept. no se han convertido de repente en un grupo dance, gran parte de sus canciones siguen centradas en el dream-pop, solo que esta vez la electrónica está más presente. Es el caso de Sloboda Nadoru y Swedish Guns, que abren el disco de la forma más bonita posible. O del tema instrumental que da título al álbum, que es etéreo y ensoñador como pocos. Aunque, por supuesto, no se han olvidado de lo que es hacer un corte abiertamente pop, y en las geniales This Thing Was Bound To Happen y Commited To Cause dan buena muestra de ello.

Han tardado seis años en volver, pero no han perdido ni un ápice de su talento, y se han sacado de la manga un cuarto trabajo en el que apenas hay fisuras.

8,3

Selección 2016 (5ª parte)

 

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Sí, ya sé que estoy muy vago con las recopilaciones mensuales, por eso el quinto volumen de este año viene más cargado de lo normal. En un principio tenia que haber caído antes de irme de vacaciones, pero no tuve tiempo, así que la he actualizado un poco, y me ha salido una lista de 32 canciones.

Como siempre, encontramos algunas de las novedades que han salido en las últimas semanas, que, la verdad, han sido unas cuantas. Nuevos singles de Father John Misty, The Tallest Man On Earth, Sharon Van Etten, Regina Spektor, Merchandise o PJ Harvey, que ha editado Guilty, un descarte maravilloso de su último trabajo. Aunque mi canción favorita del último mes es A 1000 Times, el primer adelanto del álbum conjunto que van a sacar Hamilton Leithauser (ex-The Walkmen) y Rostam (ex-Vampire Weekend), que es una pasada. Junto a ellas, también encontramos lo mejor de alguno de los discos que han caído en el blog en los dos últimos meses. Canciones como Happy de Mitsky, Shut Up Kiss Me, de Angel Olsen o Augustine de Blood Orange, que me siguen gustando tanto como el primer día.

Espero que os guste.

1. I’m in Love / Teenage Fanclub 2:41
2. Hard To Clean / Chook Race 2:45
3. Bills / Ultimate Painting 3:50
4. Backseat Heart / Ablebody 4:59
5. Everybody Wants to Love You / Japanese Breakfast 2:13
6. Personal Line / Jay Arner 3:29
7. In A Drawer / Band Of Horses 3:59
8. Real Love Baby / Father John Misty 3:09
9. A 1000 Times ft. Rostam / Hamilton Leithauser 4:13
10. Rivers / The Tallest Man on Earth 3:57
11. Stand By Me / Florence And The Machine 4:06
12. Not Myself / Sharon Van Etten 4:41
13. Bleeding Heart / Regina Spektor 3:59
14. Guns / Nice As Fuck 2:59
15. Guilty / PJ Harvey 3:55
16. Happy / Mitski 3:40
17. Shut Up Kiss Me / Angel Olsen 3:21
18. I Decide / The Julie Ruin 3:33
19. Anxiety / Preoccupations 4:30
20. Flower of Sex / Merchandise 4:54
21. Holy Day / Motorama 3:59
22. Green Roses / LNZNDRF 11:42
23. Lost Boys / Still Corners 4:16
24. Fever / Roosevelt 4:24
25. El extraño viaje / Murciano Total 3:46
26. Nightlife / The Casket Girls 3:48
27. Get My Bang / Wild Beasts 3:33
28. Augustine / Blood Orange 3:51
29. Miami Logic / Metronomy 3:21
30. Candyland / Sin Fang (Feat. Jónsi)3:47
31. The Spoils (feat. Hope Sandoval) / Massive Attack 5:46
32. In Your Eyes (feat. Charlotte Day Wilson) / BADBADNOTGOOD 4:07

Teenage Fanclub – Here

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Teenage Fanclub es un grupo que, poco a poco, ha dejado de interesarme. La banda escocesa fue una de mis favoritas en los noventa, y algunos de sus trabajos me parecen auténticas joyas del pop de guitarras. Es más, si me preguntáis por un buen grupo de power-pop, el primer nombre que me viene a la cabeza es el suyo. Pero claro, su mejor momento fue hace más de veinte años, y sus últimos trabajos están bien, pero no cuentan con la magia que tenían Bandwagonesque, Thirteen y Grand Prix. Aunque sí es cierto que, en cada nuevo álbum, siempre cuentan algunos cuantos temas destacables.

Here es otro trabajo de Teenage Fanclub. No se me ocurre mejor forma de describirlo. A estas alturas del partido no van a cambiar su forma de hacer música, y siguen utilizando los mismos ingredientes de siempre. Ya sabéis, melodías vocales heredadas de los Beach Boys, guitarras distorsionadas, pero no demasiado ruidosas, y estribillos simples y efectivos. Por no hablar de que las letras vuelven a reincidir en la vida y el amor, las dos cosas que, según ellos, son más importantes. Así que lo mejor es sentarse, pillar una cervecita, y disfrutar tranquilamente de su pop de toda la vida.

Los escoceses son perros viejos de esto, y saben que un buen primer single que llame la atención es lo mejor para recuperar al público perdido. Y es que, cuando tardas seis años en sacar un disco, lo mejor es volver con una canción como I’m In Love. En ella nos encontramos con los Teenage Fanclub más directos, esos que en dos minutos y medio son capaces de alegrarte el día más tonto. Es lo mejor de todo el disco, pero no la única canción notable. Tras ella nos encontramos con la excelente Thin Air, con la bonita Hold On, o con The Darkest Part Of Night, en la que reinciden en ese pop preciosita que empezaron en la época de Songs From Nothern Britain. A partir de aquí están un poco menos acertados, y los temas más interesantes llegan cuando se ponen un poco más potentes. Es el caso de The First Sight, donde vuelven a la distorsión de sus primeros trabajos, o del pop directo de Live In The Moment y la delicadeza de It’s a Sing. Aunque también es cierto que en I Have Nothing More To Say han logrado dar con una buena balada.

Supongo que Here entra bien porque hace seis años que no sabíamos nada de ellos, pero el caso es que me ha gustado, y una vez acabado, me han entrado ganas de ponerlo otra vez. Y eso es algo que no me pasaba desde el lejano Howdy!

7,4

Preoccupations – Preoccupations

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A estas alturas ya sabréis que Preoccupations no son otros que Viet Cong, la banda canadiense que el año pasado nos sorprendió con un debut contundente, vibrante y lleno de grandes temas. Los de Calgary acabaron un poco hartos de la polémica que suscitaba su nombre anterior, y han decidido empezar de nuevo como Preoccupations. Además, no solo han cambiado de nombre, también hay un pequeño cambio de sonido.

Preoccupations no han perdido la oscuridad ni la claustrofobia que dejaban ver en su primer trabajo, pero, en este nuevo álbum, sí que se aprecian algunos detalles que hacen su música un poco más amable. Gran parte de las guitarras suenan más luminosas, y se puede ver un giro claro hacia unas composiciones más melódicas. Es más, lo primero que me ha venido a la cabeza tras escuchar este álbum, es el Microcastle de Deerhunter, y eso siempre es bueno.

No hay que dejarse engañar por el tono fúnebre y la voz de ultratumba de Anxiety, el primer single del álbum, y el corte que lo abre. Sí, es oscura, pero su ritmo más reposado, y ese teclado que aparece en el estribillo que, dicho sea de paso, es bastante directo y pegadizo, hacen de ella una canción tremendamente atractiva. Algo que también ocurre con Monotony, que te gana nada más empezar, con esos acordes simples, pero muy luminosos, o en Fever, el melancólico tema con el que cierran el álbum. Por cierto, el teclado de esta última me ha hecho buscar una canción de Madonna. Ahí lo dejo caer.

Si eres de los que prefiere su faceta más contundente, no te preocupes, también hay varias dosis. Ahí está Zodiac, en la que dan un buen repaso a lo mejor del post-punk, o Degraded y Stimulation, donde dejan por los suelos todo lo que han sacado Interpol en los últimos años. Pero lo mejor del disco viene en Memory, que cuenta como una canción, pero más bien son tres. Sus once minutos están divididos en tres partes, y contiene tres los mejores minutos musicales que he escuchado este año. Entre el minuto 3:30 y el 6:30 se sacan de la manga un tema maravilloso y vibrante, en el que se dejan llevar por un teclado épico, que tiene su mejor momento en el estribillo, cuando entran las guitarras y juntos llevan a la canción a lo más alto.

No es un álbum perfecto, tiene un par de temas que son puro relleno, pero sí es una segunda buena carta de presentación. O un segundo álbum notable, lo que prefiráis.

7,8

Angel Olsen – My Woman

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El nuevo disco de Angel Olsen es una de las pocas novedades que he escuchado en estas vacaciones de un mes que me acabo de pegar. Los dos adelantos de este My Woman me dejaron con ganas de mucho más y, finalmente, el disco al completo no me ha decepcionado.

El tercer álbum de la norteamericana reincide en ese sonido crudo, guitarrero y noventero de su trabajo anterior, pero hay nuevos ingredientes que destacar. Uno de ellos es la inclusión de algunos sintetizadores que, en casos como en el de Intern, tienen gran parte del protagonismo. Otra de las novedades es el toque más amable que tienen canciones como Never Be Mine, en la que hay una influencia clara del pop de los sesenta, y Give It Up, donde se pone un poco más juguetona, y se hace con un estribillo de lo más pegadizo. La verdad, es que resultan muy acertadas estas pequeñas novedades, y es un camino a seguir que debería tener muy en cuenta.

Si hay algo que me cautivó del anterior álbum de Angel Olsen, fueron esas canciones más desgarradas, en las que la se acercaba a la primera PJ Harvey, y dejaba clara su predilección por un sonido un poco más lo-fi. Aquí también hay unas cuantas dosis de esto, y se podría decir que, incluso, está más acertada que en tiempos pasados. Es el caso de Shut Up Kiss Me, todo un pepinazo, directo y pegadizo, que te deja del revés a las primeras del cambio. Pero también, cuando se pone un poco más áspera, como en Not Gonna Kill You, que es un corte más esquivo, resulta igual de atrayente.

Otro de los grandes aciertos de My Woman son sus baladas. La de Missouri le ha pillado el punto a los temas largos, y en canciones como Sister y Woman se deja llevar hasta pasados los siete minutos. Esto hace que nos encontremos con dos cortes similares, reposados y lánguidos, en los que, en algún momento, también entra una buena dosis de guitarras. Particularmente, me quedo con la primera, pero la verdad es que las dos son notables. Si es cierto que, quizá, se le ha ido la mano dejando la segunda parte completa para este tipo de canciones, pero eso no quita que temas como Those Were the Days o Pops, no resulten atractivas. De hecho, pocos momentos en el álbum no lo son.

Angel Olsen puede estar contenta, ya que si en su anterior trabajo se confirmaba como una de las grandes revitalizadoras del indie-rock femenino de los noventa, en este lo hace como una de las grandes artistas de nuestros días.

8