Bruce Springsteen & The E Street Band – The Legendary 1979 No Nukes Concerts

De entre todos los grandes momentos que ha tenido Bruce Springsteen en su carrera, que han sido unos cuantos, el de los conciertos en el Madison Square Garden de 1979 es uno de los más especiales. Y lo es por dos motivos. Primero, porque en esas fechas estaba en uno de los puntos más álgidos de su carrera. Venía de publicar ‘Born To Run’ y ‘Darkness on the Edge of Town’, dos de las obras maestras de su carrera, y los dos discos que hicieron de él uno de los grandes -las entradas se agotaron en apenas una hora-. Y segundo, porque es el principio de su activismo político, ya que fueron dos noches benéficas a favor de MUSE -Musicians United for Safe Energy-, una plataforma que luchaba por la energía segura y en contra de las nucleares.

The Legendary 1979 No Nukes Concerts’ incluye trece temas de los dos conciertos que dio aquel septiembre. Pero estamos ante algo más que una simple selección de canciones, ya que unos cuantos de estos cortes son versiones extendidas que se van a los diez minutos, y más allá. Es el caso de la emocionante interpretación de “Jungleland” con toda la audiencia coreando su estribillo. O de la energía que le ponen a “Rosalita” durante más de doce minutos. Y es que, estamos ante un Bruce Springsteen de lo más enérgico y ante una E Street Band pletórica. De hecho, van como un tiro durante la hora y media que dura el disco. Solo hay que ver lo imponentes que suenan las interpretaciones de “Badlands” y “Thunder Road”, que son recibidas como los dos grandes clásicos que ya eran en esa época.

No estamos ante un disco en directo al uso. Principalmente, porque cuenta con varios caramelitos que lo hacen de lo más interesante. Uno de ellos es escuchar la primera interpretación de “The River” en directo y ante un público que todavía desconoce lo que seria uno de sus futuros clásicos. Pero también están las versiones en las que homenajea sus héroes musicales. Como la estupenda “Stay”, donde invita al escenario a Tom Petty y Jackson Browne. O la brutalidad que hace con ese “Rave On!” que en su día popularizó Buddy Holly. Y para rematar, los nueve minutos de “Detroit Medley”, en los cuales te dejan sin aliento. Aunque claro, tampoco le vamos a poner pegas a sus grandes éxitos, como “The Promise Land” y “Born To Run”, que suenan inmensas.

Estamos ante un directo que transmiten a la perfección el gran momento que estaba viviendo Bruce Springsteen en aquella época. Un documento sobresaliente que viene acompañado de un vídeo remasterizado para la ocasión que, si tenéis la oportunidad de ver, no la dejéis pasar.

9

Lurve – Lurve

Son muchas las bandas rusas que han caído en el blog durante todos estos años, pero creo que estamos ante las primera que viene de la mismísima Siberia. Y la verdad es que la música de Lurve casa de maravilla con esas frías tierras. Más que nada, porque el álbum de debut de este joven trío ruso abarca buena parte de las cuatro últimas décadas de dream-pop, shoegaze y noise-pop. De hecho, en su biografía, mencionan el jangle-pop de los ochenta, el post-punk de la misma década, o los grupos actuales del sello Captured Tracks. Así que ya sabéis por donde van los tiros.

Estamos ante un álbum de lo más melancólico que se abre con “Right Moment”, un tema en el que muestran su faceta más noise-pop. Y tengo que decir que es su mejor cara, ya que manejan de maravilla un buen estribillo arrobado por unas guitarras de lo más melódicas. De hecho, el gran momento del disco llega con “Small Talk”, todo un himno en el que se van clarísimamente a los The Jesus & Mary Chain más pop. Además, cuenta con un estribillo onomatopéyico. Algo que siempre refuerza el lado más melódico de la canción. Y ojo, porque en “We Are from Different Worlds” siguen tirando con bastante soltura de los hermanos Reid.

Sí es cierto que buena parte del álbum se va hacia ese dream-pop algo acelerado que practican bandas como Beach Fossils o DIIV. Y, aunque tengo que reconocer que no es mi estilo favorito, y que estoy un poco saturado de este rollo, creo que lo hacen bien. Porque temas como “I Hate Your Face” y “Even If I’m Happy I’m in Pain” cuentan con bastante frescura. Además, la segunda tiene un punto The Drums que le sienta de maravilla. Una influencia que también aparece en la contunde, y algo post-punk, “Hamsters (I Don’t Care If Both of Us Die)”. Aunque sigo prefiriendo su faceta más noise-pop, la cual aparece de nuevo en “I Wish I Was Drunk (Part 1 & 2)”, el estupendo tema con el que cierran el álbum.

Con su álbum de debut, Lurve se meten de lleno entre lo mejor de la escena independiente de rusa. Que, la verdad, es lo único que me interesa de ese país.

7,8

Jetstream Pony – Misplaced Words

Jetstream Pony fueron una de esas bandas que publicaron su álbum de debut en plena pandemia. Pero, a pesar de esto, no les fue nada mal, ya que tuvieron que hacer un par de reediciones del vinilo y afianzaron su nombre dentro de la escena indie-pop. Aunque, como ya sabréis muchos y muchas, estamos hablando de un grupo que cuenta con miembros de bandas como The Wedding Present, The Luxembourg Signal, Trembling Blue Stars, o The Popguns. Así que no estamos ante unos recién llegados. Y ahora, tras un año de giras y directos en streaming, vuelven con un mini-LP de seis canciones.

Misplaced Words’ nos muestra el amor por el indie-pop que sienten Jetstream Pony, pero lo bueno es que no se queda ahí. La banda de Brighton ya dejaba ver un cierto toque oscuro en su álbum de debut, el cual tenía algún retazo shoegaze, y aquí le dan bastante más protagonismo. Así, nos encontramos con temas como “Courses for Obstacles” y “Behind The Eyes”, que además de contar con dos baterías, también tienen algunos ingredientes que las acercan al post-punk -un bajo crudo en la primera y un teclado en la segunda-. Y la verdad es que les sienta muy bien, porque, a pesar de esto, no se olvidan de su lado más melódico.

Una de las cosas que más me gustaba de su álbum de debut era que sonaban más potentes que otras bandas de indie-pop. Algo que siguen explotando aquí. Solo hay que escuchar esa “Seven Days” que abre este trabajo. En ella están de lo más melódicos y pop, pero sus guitarras suenan un poco más ariscas de lo habitual. Y si nos vamos a la estupenda “Strood McD F.C.”, vemos como combinan estupendamente la dulzura más pop con una potente batería y otro de esos bajos crudos. Pero ojo, que en su parte final se ponen incluso más oscuros, y temas como “Kaffe ohne Ende” y “The Naked Time” están más cerca del post-punk que del indie-pop.

En ‘Misplaced Words’, Jetstream Pony han sabido fusionar con maestría su indie-pop y una nueva faceta más post-punk. Algo que hace que estas seis canciones suenen de lo más frescas e interesantes.

8

Robert Earl Thomas – The Wind Through The Air

Tengo que decir que me he quitado de encima esa manía que le cogí a Widowspeak tras tragarme un soporífero concierto suyo en Nueva York. En parte, porque creo que en su último trabajo han hecho de su propuesta algo más entretenida, y en parte, porque la carrera en solitario de Robert Earl Thomas me parece muy interesante. El miembro masculino del dúo de Brooklyn se ha metido de lleno en un rock americano que bebe bastante de Tom Petty y que le sienta estupendamente. No obstante, su “Another Age” fue una de mis canciones favoritas de 2018.

The Wind Through The Air’ es un álbum conceptual ambientado en la edad de oro de la animación que nos cuenta la historia de Felix First, su amistad con el magnate de los dibujos animados Arthur Leslie, y la huelga laboral que abrió una brecha entre ellos. Y para contarnos esto se va hacia su lado más intimista. Aquí no encontramos un tema tan directo como ese “Another Age” que nos cautivó hace tres años, pero sí es cierto que el conjunto de estas canciones es notable. Además, yo veo unas pocas nuevas influencias en este trabajo, como The Velvet Underground, o el folk un tanto hippie.

Estamos ante uno de esos discos en los que merece la pena sumergirse. Ya no solo por conocer el desenlace de la historia que nos cuenta, también porque su secuencia está pensada para escucharlo del tirón. Así, abre el álbum y nos pone en situación con el intimista tema titular, pero inmediatamente después nos deja “Your Name On The Door” y “King Arthur”, los dos temas más directos del álbum. Además, son muy distintos entre sí, porque en la primera se mete de lleno en el sonido del Tom Petty más tranquilo, y en la segunda juega a ser Lou Reed. Y es que, al final, es un disco un tanto variado. Solo hay que escuchar esa “The Black Swan” bañada en teclados de lo más ensoñadores. O la folkie “The Agitator”, en la que deja que los bongos se lleven el protagonismo de la sección rítmica.

Sí es cierto que al final del disco falla un poco. Tanto “They Brought a Guillotine To Work”, como “Sketch #11”, funcionan mejor como interludios que como canciones. Y lo cierto es que, los casi cinco minutos de “The Animators Strike”, resultan un tanto aburridos. Pero bueno, cumple su función de cierre y desenlace de la historia.

7,5

The Sun Shines Here: The Roots of Indie-Pop 1980-1984

Me encantan estas recopilaciones que de vez en cuando hace el sello Cherry Red y que son algo así como un repaso a la escena indie-pop de los ochenta. Algo que hacían en ‘Scared To Get Happy’, una retrospectiva de toda la década condensada en cinco discos que editaron en 2013. Y algo que hacen en este ‘The Sun Shines Here: The Roots of Indie-Pop 1980-1984’, que, como bien dice su título, pone su foco en los primeros años de la escena y en las bandas que ayudaron a moldear ese sonido. Y la verdad es que contiene varias joyas dignas de ser rescatadas.

Estamos ante una caja de tres CDs que contiene 74 pistas. Aunque en su edición digital, y en la que hoy cae aquí, la han rebajado a 48 temas. Y lo curioso es que han dejado fuera algunas de las canciones más famosas, ya que por aquí no están las aportaciones de The Jesus and Mary Chain, Aztec Camera, o The Pastels, que ayudan a engordar la edición física. Sin embargo, sí que podemos escuchar a los primeros Pulp, los comienzos de Prefab Sprout, o el tándem Everything But The Girl al completo, ya que aparecen en formato grupo y cada uno por separado. Además de bandas que más tarde se convirtieron en imprescindibles de la escena, como The Brilliant Corners, The Nightingales, o St. Christopher.

Lo mejor está en esas bandas poco conocidas. De hecho, nada más empezar, nos encontramos con “Better Scream”, el primer single de Wah! Heat, uno de los múltiples proyectos de Pete Wylie, un musico de Liverpool que estuvo de lo mas ocupado en la década de los ochenta. Es más, poco tiempo después, lograría un top 3 en los charts británicos con su “The Story of The Blues (Part One)”. También aparecen por aquí Girls at Our Best!, una de esas bandas de post-punk habituales en los charts independientes del Reino Unido, que apenas duró tres años. O esos The Wild Sands que creo Paul Simpson tras dejar a The Teardrop Explodes -otra de las bandas que aparece en la edición física-, y antes de fundar los geniales Care.

Otra de las cosas que llama la atención de esta recopilación es la mezcla de estilos que contiene. Y es que, al ocupar los primeros años de los ochenta, todavía quedan algunos retazos del punk más lo-fi, como los Disco Zombies y Mo-Dettes. De hecho, los segundos, aparecen con una versión de lo más sucia del “Twist And South”. Pero también hay bandas con una fuerte influencia del pop de los sesenta, como pueden ser The Chefs o The Gymslips. Incluso un grupo como Weekend, que tiraba bastante del easy-listenig. Además de, evidentemente, ese pop de guitarras típico de la escena y que está muy bien representado por The Bluebells, The Laughing Apple, o Biff Bang Pow!.

8,2

Massage – Lane Lines EP

Massage han sido una de las grandes sorpresas de 2021. Para mí, claro, que los he descubierto con su segundo trabajo. Y es que, este colectivo de Los Ángeles, en el que está Alex Naidus, que fue miembro fundador de The Pains of Being Pure at Heart, me ha conquistado de pleno con su precioso indie-pop. Es más, forman parte de mis 40 discos de este 2021. Así que me he llevado una estupenda alegría cuando he visto que han publicado un EP con cuatro canciones nuevas. Bueno, tres y una nueva versión de uno de los temas de ‘Still Life’.

Según leo en la nota de prensa, no tenían mucha intención en publicar nuevos temas tan rápido, pero la inactividad pandémica los llevó a reunirse de nuevo y grabar estas canciones en un estudio junto al productor Andrew Brassell (Susanna Hoffs). Con él hicieron seis temas, que son los que aparecen en la versión física del disco. Y parece que han intentado salir un poco de su sonido habitual. Aunque no se note mucho, la verdad, pero ellos mismos dicen que no querían hacer indie-pop al uso. Es más, comentan que ven estas canciones dentro de ese periodo de tiempo a finales de los ochenta en el que las radios universitarias pinchaban la mejor música.

Empiezan este ‘Lane Lines’ llevando uno de los mejores temas de su segundo álbum al sonido Manchester de finales de los ochenta. La versión original de “In Gray & Blue” ya tenía una fuerte influencia de New Order, pero en esta Haçienda Versión ya sí que se meten de lleno en el sonido de la mítica banda británica. Más que nada, porque le dan un toque más sintético y ensoñador. Pero lo cierto es que no siguen ese camino en resto del EP, que tira más hacia el indie-pop al que nos tienen acostumbrados. Y yo encantado, porque “Stalingrand” y “I’m Going in a Field”, que forman parte de su faceta más delicada, son una delicia. De hecho, la segunda, casi podría pasar por un villancico. Aunque sí es cierto que en el tema titular endurecen y aceleran su sonido un poco más. Sobre todo, en su parte final, que se va sin pudor al mejor jangle-pop.

No contentos con hacerse con uno de los discos del año, Massage terminan este 2021 con un EP con el que confirman que son una de las mejores bandas de indie-pop de la actualidad.

8

Fine Place – This New Heaven

Me resulta un tanto curioso que el debut de Fine Place haya pasado tan desapercibido. Más que nada, porque estamos hablando de un dúo formado por Frankie Rose, a la que todos conoceréis por su carrera en solitario y por formar parte de Vivian Girls o Dum Dum Girls, y Matthew Hord, que milita en Pop. 1280 y Running. Vale, no es que sean estrellas de la música, pero tienen un nombre dentro de la escena independiente de su país. Y, además, tengo que decir que el disco es bastante interesante.

Viendo sus respectivas carreras, no es difícil imaginarse por donde van los tiros en este trabajo. La oscuridad es la gran protagonista, pero esta vez lo es desde un punto de vista electrónico. Aquí son las cajas de ritmos las que mandan, las cuales, junto a la voz de Rose, que está más Cocteau Twins que nunca, crean una atmosfera un tanto apolítica. De hecho, ellos mismos aseguran que han intentado crear un “sonido que capturara una sensación distópica de Nueva York durante un período de deserción por parte de los ricos”. Y la verdad es que lo han logrado.

This New Heaven’ se centra más en crear esa atmosfera distópica, que en hacer temas un tanto más directos. De ahí que estemos ante un trabajo muy instrumental, y que, en temas como “I Can’t Shake It” o “Tending to Twenty”, se olviden de lo que es un estribillo. Pero es algo que funciona, porque te mete de lleno en ese mundo que han querido crear. Además, hace que los cortes más directos destaquen un poco más. Así, en el tema titular, le dan vida a la caja de ritmos y se van hacia una pista de baile de lo más dark. Eso sí, con unas guitarras prestadas de cualquier disco de The Cure de los ochenta. Pero no se quedan ahí, porque en “Cover Blind” tiran hacia un shoegaze electrónico que les sienta de maravilla. Y si nos vamos a “The Party Is Over”, el tema que cierra el álbum, nos encontramos con una preciosa versión del grupo belga Adult Fantasies en la que sacan su lado más ensoñador y delicado.

Aunque no es un disco perfecto, creo que merece la pena darle una oportunidad y meterse de lleno en su mundo. Sobre todo, si os van los sonidos oscuros.

7,6

Old Moon – Dreamer, Sleeper

Empieza esa época del año que es un poco cajón de sastre. Un par de semanas en las que, salvo sorpresa de última hora, todas las grandes novedades ya han salido. Pero hay un mundo más allá de los grandes lanzamientos. Y aquí es donde entran esos discos que se me han pasado, alguna que otra recopilación jugosa, o alguno de esos directos que salen estas fechas. Y empiezo con Old Moon, el proyecto de Tom Weir, un musico de New Hampshire que acaba de publicar esta especie de recopilación de sus primeras grabaciones. Así que también me sirve para conocer a un artista de lo más interesante.

Dreamer, Sleeper’ está formado por los dos EPs que publicó de forma un tanto casera el año pasado, y llega después de su álbum de debut, el cual salió el pasado verano. Un disco en el que también encontrábamos alguno de los temas que aparecen por aquí. Así que no deja de ser un poco lioso todo. El caso es que, ahora, ha remasterizado esos temas, y de paso, ha grabado uno nuevo para terminar de redondear esta especie de carta de presentación.

Guitarras oscuras, pero muy melódicas, voces de ultratumba, y un cierto toque dream-pop y shoegaze. Todo eso es lo que encontramos en estas ocho canciones. Y la verdad es que Weir tienen talento de sobra para meterse de lleno en este post-punk de aires pop. Temas tan potentes como “Past Lives” y “Still Shrouded” son de los que impactan a la primera. Además, la segunda tiene un punteo de guitarra imposible de evitar. Y si nos vamos a “Tyranny” y “Exile Theme”, vemos que también sabe pisar el freno y llevar su oscuridad a paisajes más tranquilos y ensoñadores. Aunque lo mejor viene esa épica “Stranger” que cierra el disco. Quizá, porque es el tema nuevo que ha creado para la ocasión, y suena un tanto más fresca.

Ya sabéis, si os gusta el post-punk bien melódico, no dejéis de darle una escucha a Old Moon. No os arrepentiréis.

7,8

Rural France – RF

Soy una persona que no se complica mucho la vida, y si una nota de prensa de un disco avisa de que estamos ante una colección de canciones inspirada en bandas como The Beach Boys, Guided By Voices y Teenage Fanclub, ya me tienen casi ganado. Además, si esto viene acompañado de un sonido que deja fuera los artificios y va directo al grano, ya me conquistan del todo. Por eso, la semana pasada, cuando escuché por primera vez el segundo trabajo de Rural France, fue un flechazo instantáneo.

El dúo británico, formado por Tom Brown y Rob Fawkes, dos londinenses que un buen día dejaron su ciudad para mudarse a las verdes praderas de Wiltshire, no ha necesitado mucho para grabar estas canciones. De hecho, tenían una especie de lema, que más o menos era algo así como “si suena bien, es bueno”. Y así, durante una ola de calor en 2018, y con unas buenas dosis de cerveza en el cuerpo, escribieron esta colección de canciones. Unas canciones que luego grabaron en el garaje de uno de ellos y que conservan la calidez de los días en que se compusieron.

Guitarras afiladas, melodías soleadas, y letras que reflejan un poco ese estado de embriaguez -son capaces de rimar confeti con Tom Petty-. Y la verdad es que la combinación les sale redonda. Porque, a pesar de estar grabado en un garaje, el sonido lo-fi no se come las canciones. Así, nos dejan pequeñas joyas soleadas como “Clementine” o “Hosepipe Ban”, que tienen la suciedad justa para que su estupenda melodía no se pierda entre la distorsión. O esas aceleradas “Sling Yr Hook” y “Stolen Beer”, las cuales reflejan muy bien esa influencia confesada de Guided By Voices. Pero ojo, que cuando bajan el nivel de distorsión, son capaces de entregarnos temas tan deliciosos como “You Haven’t Been In Love” y “Runner-Up”, en los que, por supuesto, muestran esa otra influencia confesada, la de Teenage Fanclub.

Rural France han publicado uno de esos discos que se pasan en un suspiro, y no porque apenas dure 25 minutos, sino porque todas sus canciones son de notable alto. Y algunas sobresalientes.

7,9

Aeon Station – Observatory

La vida sigue tras el repaso a lo mejor del año, y todavía quedan algunos discos de este 2021 que merecen la pena escuchar. Es el caso del álbum de debut de Aeon Station, que no es otro que Kevin Whelan, uno de los dos compositores de los míticos The Wrens. Y es que, tras editar en 2003 el influyente ‘The Meadowlands’, el grupo de New Jersey dejó de publicar discos. Aunque eso sí, llevan años prometiendo un nuevo álbum. Pero al final parece que, Charles Bissell, el otro compositor de la banda, no está muy por la labor y el resto de miembros se han volcado en este proyecto. Porque aquí no solo está Kevin Whelan, también aparecen como invitados Greg Whelan y Jerry MacDonald.

Observatory’ es un disco que encantará a los seguidores de The Wrens. Y es que, Whelan y sus compañeros, siguen prácticamente donde lo dejaron hace casi dos décadas. Es decir, que estamos ante un emocionante álbum de indie-rock en el que se preocupan más de las melodías que de tirar de efectismos. Y les funciona muy bien, porque consiguen su propósito de tocarte la patata. Sobre todo, en temas como “Leaves” o “Air”, que son de esos cortes que empiezan de lo más calmados y van subiendo de intensidad a medida que pasan los minutos. Es más, terminan el primero con unos coros que ponen los pelos de punta.

La emoción y la melancolía se palpa a lo largo de todo el álbum. Incluso en los temas más acelerados y pesados. Más que nada, porque hay un piano por ahí que tiene bastante protagonismo. Solo hay que escuchar como adorna la estupenda “Fade”. O el toque que le da a la deliciosa “Everything at Once”, que no puede ser más bonita. Pero ojo, que también tiene tiempo para sacar a relucir su lado más potente y guitarrero. Y lo hace en “Queens”, una apisonadora sonora que, en un principio, iba a ir en ese nuevo álbum de The Wrens que, parece, que al final no verá la luz. Lo bueno es que la canción no pierde ese punto de emoción que tiene todo el álbum. Y, de nuevo, es gracias a unos coros que entran la segunda parte. Un guion que también siguen en la acelerada, y estupenda, “Better Love”.

Puede que no estemos ante el esperado nuevo álbum de The Wrens, pero sí ante lo más parecido. Además, es estupendo, y solo falla un poco en un par de temas acústicos que bajan un poco el listón. Lo demás es casi perfecto.

7,9