50 discos del 2023

Ayer, cuando puse la lista con las canciones de 2023, comentaba que no había sido un buen año en el aspecto musical, y es algo en lo que me reafirmo ahora con el repaso a los discos estos últimos doce meses. De hecho, creo que es el año en el que me he dejado menos discos fuera de los 50 que han pasado el corte final. Porque, al igual que en las canciones, hay mucho disco notable, pero muy pocos que hayan logrado ir más allá. En cualquier caso, todos ellos son muy disfrutables. Así que aquí van los 50 discos del 2023.

50. Robert Forster – The Candle and The Flame

Como es lógico, ‘The Candle and the Flame’ es un disco de lo más personal. Pero no os penséis que todo en él gira en torno a la enfermedad de su mujer. De hecho, se podría decir que tan solo hay dos canciones que tratan este tema. Y no lo hacen muy abiertamente. La primera es “She’s a Fighter”, que abre el álbum dejando claro que su mujer es “una luchadora”. Además, cuenta con una abrumadora guitarra ruidosa de Louis Forster, el que fuera líder de los tristemente disueltos The Goon Sax. Y el segundo es “It’s Only Poison”, en la que no menciona abiertamente la enfermedad, pero sí que resulta evidente que está hablando de ella. O más bien de su proceso de curación, ya que tiene toda la pinta de que ese veneno que aparece en su estribillo es la quimio.

49. Nuovo Testamento – Love Lines

Love Lines’ que bebe tanto de los ochenta europeos, como de los ochenta norteamericanos. Que lo cierto es que eran un tanto diferentes. Porque, mientras al otro lado del charco, el synth-pop era mucho más comercial y facilón, por aquí era habitual que sus bandas emblema se metieran de vez en cuando en mundos más oscuros. Hasta que llegaron los italianos y decidieron que ya era de que todo fuera luminoso y melódico. Y de todo eso hay un poco en el segundo trabajo de Nuovo Testamento. Un disco que, por cierto, está mezclado y masterizado por Maurizio Baggio, conocido por trabajar con bandas oscuras como Boy Harsher o The Soft Moon.

48. Depeche Mode – Memento Mori

Por fin podemos decir que estamos ante un nuevo disco de Depeche Mode que contiene varias canciones que pueden mirar de tú a tú a unos cuantos de sus clásicos. El mejor ejemplo lo encontramos en “Wagging Tongue”, un tema compuesto a pachas por Gahan y Gore -toda una rareza en su discografía-, en el que se van a un synth-pop absolutamente minimalista, y de lo más ochentero, que es una autentica delicia. Además, suena muy optimista. O de “Favourite Stranger” y “Never Let Me Go”, que nos presentan una faceta casi post-punk. No obstante, la primera es otra de las composiciones en las que ha metido mano Richard Butler. Y luego tenemos “People Are Good” -sí, hay dos canciones que casi comparten título con dos de sus temas más conocidos-, en la que vuelven a tirar del lado minimalista del synth-pop. Y lo bordan.

47. Jonathan Bree – Pre-Code Hollywood

Pre-Code Hollywood’ es su quinto trabajo, y en él nos encontramos con un Jonathan Bree muy cómodo con su faceta más synth-pop. Además, es disco claramente influido por la música de los ochenta. De hecho, el mismo Bree afirma que es «Un álbum lleno de producciones pop con una calidad nostálgica como si estuviera sacado de la banda sonora de una película perdida de John Hughes«. Y, por si esto fuera poco, encontramos dos colaboraciones de Nile Rodgers en el álbum.  Aunque eso sí, su título, se refiere a ese código ético con el que la industria de Hollywood censuraba sus películas entre 1934 y 1968.

46. Connections – Cool Change

Antes de ponerme a tope con este ‘Cool Change’, le he dado un pequeño repaso a sus cinco trabajos anteriores, y casi se podría decir que estamos ante un cambio significativo en la banda. Ya no por el estilo musical que practican, que se mueve entre el indie-rock de lo noventa y la new-wave con una enorme facilidad. Aunque también tiran bastante del rollo neozelandés. Donde más se nota es en el sonido. Aquí hay una limpieza que no aparecía en ninguno de sus otros álbumes. Sobre todo, en el anterior, que para ser su primer disco editado con Trouble In Mind, sonaba sucísimo. Y lo mejor es que esa limpieza le sienta de maravilla a sus canciones.

45. Everything But The Girl – Fuse

Everything But The Girl cuentan con una discografía de lo más eclética en la que prácticamente se han encargado de repasar todas las facetas del pop o del folk. Pero su última etapa estuvo claramente marcada por la música electrónica. Es ahí a donde vuelve en este trabajo. Aunque ojo, que no se van a lo fácil y recuperan el sonido que los hizo mundialmente famosos. Su nuevo trabajo suena mucho más actual que el de muchas bandas veinteañeras que pululan por ahí. Sólo hay que escuchar ese trallazo llamado “Nothing Left To Lose” que abre el álbum. Es toda una bomba electrónica con un beat contundente y un bajo vibrante que se te mete en el cuerpo. A lo que hay que sumar la melancólica voz de Thorn. O el house elegante que aparece en “Caution to the Wind”, que es una autentica delicia. Incluso se atreven a pitufar la voz en “When You Mess Up”. Uno de los pocos errores del álbum.

44. Ill Peach – This Is Not an Exit

Se nota bastante que los dos miembros de ill peach vienen de componer canciones pop. Más que nada, porque el disco está lleno de ellas. Y algunas son enormes. Es el caso de “HEAD FULL OF HOLES”, una barbaridad de canción que empieza con un teclado tímido y ensoñador y acaba envuelta en una guitarra distorsionada de lo más épica. Ya os digo yo que Olivia Rodrigo mataría por ella. O de la bailonga “CAPILLARY BED”, donde los ritmos jungle se van a mundos absolutamente pop. Algo que también sucede con la notable “COLLIDING”. Incluso son capaces de hacer una balada emocionante como “HEAVYWEIGHT”, que también les ha quedado bastante bien. Además, cierran el álbum con un todo un himno de alt-rock llamado “SIGH”. Un disco completo, sorprendente y cautivador.

43. Sumos – Surfacing

Surfacing’ es una delicia lo mires por donde lo mires. En sus nueve canciones, y en apenas media hora, los de Manchester nos dan una pequeña lección de como hacer el mejor pop de guitarras. Además, se podría decir que, dentro de este sonido, su propuesta es un poco variada, porque van más allá de la típica canción de jangle-pop de tres minutos. Y la prueba la tenemos en un tema como “Mostly Harmless”, donde se meten de lleno en un sonido de lo más folk para entregarnos la única la balada de todo el disco. O en una canción como “The Other One”, que es justo todo lo contrario, ya que en ella endurecen y aceleran su propuesta para entregar todo un trallazo de indie-rock. Y las dos funcionan de maravilla.

42. Blur – The Ballad of Darren

El noveno álbum de Blur no es el típico trabajo de regreso tras un tiempo de descanso largo. Nunca se llegaron a separar y creo que por eso hacen las cosas de forma tan natural. Estas canciones surgieron de la mente de Damon Albarn cuando empezaron a planear los conciertos de este verano. Así, entre discos de Gorillaz y cosas en solitario, Albarn compuso hasta 24 canciones para su banda de toda la vida. Y, como ya he dicho, la gran mayoría son reposadas. Porque, al fin y al cabo, muchas de ellas representan la madurez de una banda que ya lo ha conseguido todo. Y algunas de ellas que son realmente bellas. Es el caso de “Russian Strings”, donde aparecen unos Blur muy cómodos dentro de un pop sofisticado. Y todo para hablar de la “autocracia senil” de Putin. O la delicada “The Everglades (For Leonard)”, que no puede ser más bonita. Aunque es en esa balada medio sintética llamada “Goodbye Albert” donde consiguen el momento más emocionante del disco.

41. Martin Frawley – The Wannabe

Para crear estas canciones, Frawley se ha rodeado de lo mejor de la escena rock de Melbourne. Así que, por aquí, tenemos a Dan Luscombe (The Drones), Steph Hughes (BoomgatesDick Diver), Nik Imfeld (Tyrannaman) y Dan Kelly. Y hay que decir que se nota. Sobre todo, en los temas más movidos. Solo hay que escuchar ese himno pop llamado “This Is Gonna Change Your Mind”, con el que abre el disco de la mejor forma posible. O esa especie de swing-rock que protagoniza “My Hearts Beats”, que no deja de ser una bonita canción de amor. Incluso se atreve con un pop-rock de lo más bailongo en “Heart In Hand”. Y hay que decir que es todo un acierto, porque es una autentica maravilla de canción. Además, ese teclado que tiene me vuelve loco.

40. Grian Chatten – Chaos For The Fly

Chaos For The Fly’ tiene una clara predilección por los sonidos folk. Sus canciones están llenas de guitarras acústicas de lo más melódicas, de instrumentos de cuerda, o de sintetizadores y cajas de ritmos. Además, por ahí aparecen los coros de Georgie Jesson, su prometida. Y, con estos ingredientes, Chatten y Dan Carey, que ha producido el disco, han creado un sonido realmente interesante. Porque, además, tenemos su voz y su forma de cantar, que a veces es un poco hooligan y le da un toque diferente a este sonido más folk. Y, por si esto fuera poco, es un disco bastante variado en el que también hay cortes más electrónicos o incluso más retro.

39. Hurry – Don’t Look Back

Don’t Look Back’ -no sé si será casualidad que se llame igual que una de las mejores canciones de Teenage Fanclub– es uno de esos discos que disecciona una ruptura sentimental. Todo un clásico a la hora de escribir canciones que, aquí, le sirve a Scottoline para crear un conjunto de temas absolutamente brillante. Su voz, triste, y algo nasal, casa de maravilla con esas letras llenas de melancolía y de preguntas sobre la ruptura. A lo que hay que añadir su facilidad para dar con melodías vocales de lo más acogedoras, y con unos cuantos estribillos redondos. Además de la potencia con la que el resto de la banda encara las canciones.

38. Life Strike – Peak Dystopia

Han pasado cuatro años desde que Life Strike publicaron su álbum de debut. Un tiempo en el que el mundo ha cambiado completamente. Ya no solo por la pandemia, también por lo mucho que ha evolucionado (por llamarlo de alguna forma) tecnológicamente en tan pocos años. Ahora mismo, la inteligencia artificial empieza a formar parte de nuestro día a día, y somos muchos los que miramos con recelo este tipo de avances. Entre ellos los miembros de Life Strike, que en este ‘Peak Dystopia’ nos dejan una colección de canciones en las que hablan de un futuro de lo más jodido que, en parte, está propiciado por eso mismo.

37. Palm Ghosts – I Love You, Burn In Hell

Tengo que claro que Palm Ghosts me gustan tanto por la visión del post-punk tan ochentera que tienen. De hecho, como ya comentaba hace un año, ellos mismos describen su música como «la banda sonora de un baile de graduación de los 80 en una zona de guerra como Nashville». Y ahí entra un poco de todo, porque en sus discos hay algo de synth-pop, cortes que parecen salidos de un disco de Echo & the Bunnymen o The Psychedelic Furs, y hasta un lado más pop que los puede llevar a los primeros U2. Una paleta de influencias que hace de este ‘I Love You, Burn In Hell’ un disco de lo más entretenido e interesante.

36. Tough Age – Waiting Here

Podemos hablar de The Clean y sus discípulos, de los primeros R.E.M., de The Feelies, o de ese sonido que hizo que The Byrds pasaran a la historia de la música. Es la mejor forma de definir el sonido de estos 27 minutos de música maravillosa, pero lo que hace este disco especial es lo bien que fusionan todas esas influencias y les dan frescura. Así, abren el álbum con “In a Garden”, en la que sí, se van directos a Nueva Zelanda, pero lo hacen a su manera y aportando un sonido algo más juguetón. Y si nos vamos a “Narrative Text”, podemos comprobar que siguen tirando de la escena kiwi-rock, pero esta vez lo hacen desde un lado más oscuro. Aunque también es cierto que hay momentos en los que simplemente prefieren verlo desde el lado más pop. Y ahí es donde aparecen las estupendas “Hideaway” y “Paradise by Another Name”.

35. El Buen Hijo – Viene y va

‘Viene y va’ es un disco de lo más entretenido. No llega a la media hora y sus nueve canciones se pegan con una facilidad pasmosa. Ahí tenemos el tema principal, que abre el disco llevándonos a un jangle-pop puramente ochentero. Y hay que decir que se les da maravilla lo de fusionar una guitarra juguetona con una sección rítmica acelerada y con una buena melodía pop. Algo que incluso mejoran en “No lo puedo soportar”, donde se aceleran y endurecen las guitarras un poco más. Además, se sacan de la manga un teclado delicioso. Un hit en toda regla en el que sí veo la influencia de Juniper Moon, otra banda con la que siempre los comparan. Una línea que también siguen en la estupenda “Contigo o con nadie”.

34. Blonde Redhead – Sit Down For Dinner

Al igual que la mayoría de sus trabajos hasta la fecha, ‘Sit Down For Dinner’ es de lo más variado. Quizá, por eso, siempre se les pone delante la etiqueta de art-pop o art-rock, pero la verdad es que yo, aquí, me encuentro con una gran cantidad de temas de lo más asequibles. Empezando por ‘Snowman’, el delicado y ensoñador corte que abre el álbum, donde se van a una especie de folk electrónico de lo más interesante. O esa “Not For Me” en la que fusionan el folk con un pequeño toque dream-pop. Algo de lo que también dan buena cuenta en “If”. Y funciona a la perfección. Además de “I Thought You Should Know”, una balada épica que es una auténtica maravilla.

33. Flyying Colours – You Never Know

Estamos ante un trabajo que casi se podría decir que está divido en dos partes. Así, en lo que sería la “cara-a”, nos encontramos con una faceta más shoegaze. Pero ojo, que siempre dentro de un lado más pop y melódico. Así, nada más empezar, entregan “Lost Then Found”, un enérgico tema en el que la distorsión tarda en entrar, pero cuando lo hace, se deja notar. O “I Live In A Small Town” y “Do You Feel The Same”, donde ese shoegaze se adentra en mundos absolutamente pop. De hecho, son dos temas que me han recordado bastante a los Pains más ruidosos. Y eso siempre es bueno. Pero ojo que, para terminar esta cara, nos dejan “Oh”, un tema en el que los teclados se fusionan con las guitarras densas y con unos coros angelicales. Vamos, que se han hecho un My Bloody Valentine en toda regla.

32. Lael Neale – Star Eaters Delight

Star Eaters Delight’ nace de un cambio de residencia de Neale. O más bien de una vuelta a casa. Y es que, tras vivir y trabajar unos años en Los Ángeles, en 2020 volvió a la granja de sus padres en Virginia. Allí fue donde escribió y grabó en una cinta las canciones de este trabajo. Unos temas que luego se aderezaron con los arreglos de Guy Blakeslee, y que más tarde viajaron a Los Ángeles para que Chris Coady las masterizara. Y el resultado no puede ser mejor, ya que conservan ese sonido lo-fi que caracteriza su propuesta, pero ahora también tenemos los arreglos de Blakeslee, que le dan mucha más fuerza, y una mezcla que resalta todos esos detalles que hay tras esas capas de baja fidelidad.

31. Sparks – The Girl Is Crying In Her Latte

Parece que Sparks son conscientes de este nuevo pico de popularidad en su carrera, y para que esto se mantenga el máximo tiempo posible, nos deja un nuevo trabajo lleno de canciones directas y pegadizas, en las que, sin embargo, no pierden esa locura que los hace tan especiales. Además de su versatilidad a la hora de adornar sus particulares letras con todo tipo de estilos musicales. En ‘The Girl Is Crying In Her Latte’ hay post-punk, synth-pop, temas que se acercan al mundo del musical, glam-rock, y hasta techno. Y lo más increíble de todo, es que da igual que a qué estilo se vayan, en todos solo suenan a ellos mismos.

30. The Chemical Brothers – For That Beautiful Feeling

For That Beautiful Feeling’ es su décimo trabajo, y en él se dejan llevar por un sonido un poco más sucio y estridente. Porque, aunque como ya he dicho, a lo largo de sus 45 minutos tocan unos cuantos palos, sí que hay un nexo en común. La suciedad de sus teclados, que a veces también suenan de lo más estridentes, o las voces que se distorsionan, están a la orden del día. Lo que hace que su faceta más psicodélica cobre fuerza. Pero no os penséis que estamos ante un hueso duro de roer, porque siguen siendo unos expertos en crear ritmos hipnóticos y unas estupendas melodías que los acompañan. Digamos que han vuelto a conseguir que su loco mundo electrónico se convierta en algo tan fácil de escuchar como el pop.

29. Avalon Emerson – & The Charm

En realidad, estamos ante un proyecto de tres personas al que Emerson ha bautizado como The Charm. Junto a ella, tenemos a su esposa Hunter Lombard y su amigo Keivon Hobeheidar, pero sí es cierto que las canciones de este álbum nacen de la mente de Emerson durante los días de pandemia. Y es que, al no poder trabajar como dj, tenía que ocupar su tiempo en otra cosa, y qué mejor que irse hacia una zona de confort musical. Porque, aunque hasta ahora, lo suyo haya sido el techno, ha confesado que su idea de un disco perfecto es uno de Cocteau Twins. Además, su madre, escuchaba mucho synth-pop en casa cuando ella era pequeña. Así que se podría decir que lo lleva en el ADN.

28. PJ Harvey – I Inside the Old Year Dying

I Inside The Old Year Dying’ es un disco donde la PJ Harvey más directa desaparece casi completamente. Quizá, porque, aunque sí que tenía clara la influencia literaria en sus letras, que esta vez viene de su propia mano -‘Orlam’, su libro de poesía, es el protagonista- dejó que parte de la música viniera de la improvisación en el estudio. Así, entre ella, su inseparable John Parish, y Flood, dieron cuerpo a estas canciones a las que, sí hay que meter en un estilo, sería algo así como un folk-rock un tanto etéreo. Aunque, viniendo de alguien como PJ Harvey, esto hay que cogerlo con muchas pinzas.

27. The Number Red – The Purple Light

Lo primero que hay que saber de The Number Red es que no es una banda al uso. Se podría decir que es un colectivo de músicos que trabaja desde la distancia y desde ciudades como Londres, Berlín, o Praga. Aunque sí parece que, ahora que han editado el disco, y están preparando una gira para el año que viene, se han establecido en la capital británica. Y lo segundo que hay que saber, y lo más importante, es que su propuesta tiene unas influencias de lo más variadas. En las nueve canciones que forman este ‘The Purple Light’ se pueden encontrar ecos de la elegancia de Tindersticks, un poco de la épica de The National, sonidos cercanos al dream-pop, otro poco de psicodelia folk, y hasta un poco de soft-pop ochentero.

26. Water From Your Eyes – Everyone’s Crushed

Everyone’s Crushed’ llega tras un trabajo como ‘Structure’, el cual fue escrito y grabado en una fumada de hierba constante. Pero, según ellos mismos, ahora se han domesticado y ya no son unos fumetas. Eso sí, siguen haciendo las cosas a su manera, porque se comenta que grabaron el disco con un portátil medio escacharrado y una interfaz que les costó 100$. Y así lo enviaron al sello. Pero no penséis que estamos ante un hueso duro de roer. Yo, que particularmente no soy muy de rollos experimentales, le he pillado el punto a la primera. Es más, creo que cuenta con algunos de los temas más interesantes de lo que llevamos de 2023.

25. Mujeres – Desde flores y entrañas

Estamos ante el disco más limpio de Mujeres. Y no solo en lo que se refiere a la música, también en las voces. Lo que hace que su pop guitarrero, que siempre ha bebido de los cincuenta y sesenta, nos recuerde a muchas bandas de esa época. Pero no solo a las bandas de rock and roll norteamericanas, también a grupos patrios de la época. Ahí tenemos un tema como “Se avecina una herida”, que suena como si Los Brincos hubieran nacido en la escena punk. Algo que también se podría decir de “La emoción y los sentidos”, que es muy eufórica, pero también muy pop. O de la estupenda “Por lo visto ya da igual” y su estribillo, tan melódico y coreable. Además de en esa joya de balada llamada “Diciendo que me quieres”, donde no pueden evitar acordarse de Phil Spector, y de en la delicada “Una pasión concreta”, en la que le dan protagonismo al órgano.

24. The Ballet – Daddy Issues

Sin duda alguna, creo que estamos ante el álbum más variado de The Ballet. El dúo neoyorquino ha dejado definitivamente de lado su faceta más rock para explayarse del todo en su pop con tintes electrónicos. De hecho, es raro que no salga el nombre de New Order cuando se habla de este disco. Y es que, si escuchamos temas tan buenos como “I’’m On Drugs”, “Two Boyfriends”, o “At The Bathhouse”, es imposible no acordarnos de la banda de Manchester. Aunque eso sí, con la diferencia de que aquí se habla de utilizar drogas para tener sexo, de relaciones poliamorosas, o de ir a la sauna a desahogarse un poco. Pero también se dejan llevar por su lado más indie-pop, y ahí es donde aparecen “Eenie Meenie” y “I Don’t Feel Like Dancing”, dos de los mejores cortes del álbum. Sobre todo, la segunda, que es una pasada.

23. The Reds, Pinks and Purples – The Town That Cursed Your Name

The Town That Cursed Your Name’ sigue presentándonos a unos The Reds, Pinks & Purples que se sumergen de lleno en un indie-pop melancólico. Y lo cierto es que le sigue funcionando muy bien. Además, por aquí hay alguna pequeña novedad en forma de balada. Es el caso de “Almost Changed”, que nos muestra a un Donaldson dejándose llevar por una guitarra acústica y un ritmo pausado. Aunque eso sí, sin olvidarse de la melancolía que invade toda su música. Un sonido en el que también se sumerge en la preciosa “Here Comes the Lunar Hand”. Y luego tenemos un tema como “Break up the Band”, que cierra el álbum dando protagonismo a un piano. Además, en su letra, es donde más se puede ver ese tono derrotista a la hora de hablar de la industria musical.

22. boygenius – the record

the record’ sigue en la misma línea que el EP que publicaron hace cinco años. Es decir, en él, se van fusionando las tres facetas musicales de cada una. Y es que, aunque metamos a las tres dentro del carro del indie-rock, tienen personalidades muy diferentes. Aunque también es cierto que las une el amor por la poesía -gracias a eso se hicieron amigas-. Además, para este disco han reclutado a Melina Duterte de Jay Som al bajo, Carla Azur de Autolux a la batería, y Sarah Tudzin de Illuminati Hotties como ingeniera de sonido. Y, por si esto fuera poco, la actriz Kristen Stewart les ha dirigido un vídeo que abarca los tres singles principales. Así que estamos ante un disco hecho por muchas mujeres diferentes.

21. Fig – No Need To Rest

No Need To Rest’ es uno de esos trabajos facturados con mimo que cuentan con un sonido envolvente y elegante que hace que te entre a la primera. Su base musical son los teclados ensoñadores y las guitarras elegantes, lo que, irremediablemente, nos lleva a los ochenta. Ahí tenemos la sintética “An Avalanche Of Us”, que abre el álbum tirando de sintetizadores y dream-pop -también mencionan a Beach House como influencia-. O “Honey”, que es la canción culpable de que hoy esté hablando de este grupo aquí. Una pequeña maravilla que es algo así como una mezcla de Bryan Ferry y The Blue Nile. Algo a lo que vuelven en la también estupenda “Drifting”. O en esa balada llamada “Stranger”, donde se dejan llevar por un teclado de lo más épico.

20. Peter Gabriel – i/o

Tengo que decir que, de pequeño, nunca fui muy fan de Peter Gabriel. Su época dorada me pilló muy joven, y cuando sacó ‘Us’ en 1992 yo estaba a otras cosas. Pero, evidentemente, era imposible que sus canciones no te llegaran por un canal u otro. Especialmente por la MTV, que no paraba de emitir esos vídeos tan chulos que hacía. Y claro, al final, temas como “Solsbury Hill”, “In Your Eyes”, o “Sledgehammer”, que son más directos, te terminan llegando. Y lo bueno de este ‘i/o’ es que tira por ese camino, y nos devuelve la faceta más pop de Gabriel. De hecho, cuenta con canciones que, en otra época, podrían haber sido hits claros. Es el caso de la emocionante “Panopticom”; de la Funky “Road to Joy”, o de esa “Olive Tree” marcada por una trompeta marca de la casa. Además del tema titular y su estribillo épico.

19. Melenas – Ahora

Estamos ante un trabajo en el que Melenas corren bastantes riesgos. Algo que se ve nada más empezar con el tema que da título álbum. Estamos ante una canción esquiva, y bastante oscura, donde sus sintetizadores se dejan llevar por sonidos de lo más retro y algo tétricos. Un tema que funciona a la perfección como carta de presentación del disco, porque, aunque buena parte de este es mucho más melódico y pop, sí que representa muy bien otra faceta más reposada y distante que también tiene su protagonismo en el disco. Ahí tenemos un tema como “Flor de la frontera”, que se desenvuelve muy bien en este sonido, pero que lo hace desde un punto de vista más luminoso. O esa estupenda “1000 canciones” que cierra el disco yéndose a un synth-pop de lo más primitivo.

18. Mitski – The Land Is Inhospitable and So Are We

Mitski es una compositora con un talento enorme que sabe llenar sus canciones de pequeños ganchos sonoros que hacen que funcionen. Incluso aunque estas tiren de un sonido clásico que dista mucho del pop o el indie-rock que ha marcado su carrera hasta ahora. Ahí tenemos una “Bug Like an Angel” marcada por una guitarra acústica en la que rompe todo con un delicado coro que entra en su estribillo. O esa “Heaven” cercana al country, la cual se hace más accesible gracias a su bonita orquesta. Algo que también ocurre con la preciosa “I Don’t Like My Mind”. Y si nos vamos a “My Love Mine All Mine”, vemos que le sienta bastante bien sentarse al piano para hacerse con una canción de lo más clásica.

17. Jessie Ware – That! Feels Good!

Jessie Ware se empapó de la cultura queer de finales de los setenta para crear las canciones de ‘That! Feels Good!’. El ambiente de libertad que se respiraba en las discotecas neoyorquinas de esos años planea a lo largo de todo el disco. En él, hay continuas referencias sexuales, y te incita constantemente a libértate y a ser uno mismo. Además, todo el álbum desprende buen rollo. Y todo esto con el vozarrón que tiene Ware, el cual está más presente que nunca -hace verdaderas genialidades a lo largo del disco-, y con el buen hacer de sus colaboradores musicales. No obstante, está producido por Stuart Price y James Ford, dos personas que saben muy bien lo que es hacer música para lanzarse a la pista de baile.

16. Romy – Mid Air

Romy no puede tener más claro hacia donde quiere en su carrera en solitario. La influencia de los clubs queer que la acogieron cuando era una adolescente es más que evidente en este ‘Mid Air’. Básicamente, porque ahí sonaba ese trance un tanto melancólico y pop que tanto triunfó en los primeros 2000. Pero hay otra influencia confesada: Everything But The Girl. El lado más dance del dúo británico, ese en el que se metieron a mediados de los noventa, está bastante presente en algunas canciones del álbum. Y hay que decir que es un sonido que le sienta de maravilla a la voz de Romy. Solo hay que escuchar la elegancia con la que ataca la estupenda “The Sea”. Una canción que, por cierto, escribió en Ibiza durante el 30 cumpleaños de su amigo y compañero de banda Oliver Sim.

15. Triángulo de Amor Bizarro – Sed

Poco a poco, Triángulo de Amor Bizarro han ido haciendo honor a su nombre y metiendo algunos sonidos que tiran bastante de New Order, pero lo de “Estrella Solitaria” es otra cosa. La canción que abre el álbum casi es un homenaje a la banda de Manchester. Además, a una época muy concreta: la del ‘Technique’. Esas cajas de ritmos remiten a ese álbum grabado al amparo de la fiesta de Ibiza. Pero lo bueno es que sus teclados, guitarras, y letra, están llenos de pura melancolía. De hecho, su historia tira bastante del ‘Crepúsculo de los Dioses’. Y hay que decir que la canción es una pasada. Pero ojo, que el pop no es el camino que siguen en el resto del álbum, este tema casi es una anécdota.

14. The Murder Capital – Gigi’s Recovery

The Murder Capital han sido muy listos con la secuencia de este segundo trabajo. De primeras, y tras esa intro que es “Existence”, nos encontramos con “Crying” y “Return My Head”, dos de los temas más directos del álbum. Y eso que, a pesar de compartir la intensidad que sobrevuela a lo largo de todo el disco, son bastante diferentes. La primera, es una de esas canciones que van subiendo poco a poco y que acaban con esa intensidad saliendo a borbotones. Sin embargo, en la segunda, van directos al grano y entregan un pepinazo de lo más potente. Aunque lo cierto es que, éste, no es el sonido más representativo del álbum, prefieren que las canciones se vayan cociendo a fuego lento, como es el caso de las estupenda “Ethel”.

13. Caroline Polachek – Desire, I Want To Turn Into You

Era un poco difícil que el segundo trabajo de Caroline Polachek no funcionara, ya que ha metido todos los singles previos que ha sacado en los últimos dos años. Y hay que reconocerle que sabe lo que es hacer una canción de pop redonda. Solo hay que escuchar esa “Welcome To My Island” que abre este ‘Desire, I Want To Turn Into You’. Es un tema con un cierto toque ochentero -esa batería a lo ‘Rhythm Nation’ la delata- que, sin embargo, llena de frescura dándole un sonido más actual. Además, su forma de jugar con la voz, que es un poco loca, lo saca del pop más comercial. O esa “Sunset” de clara inspiración flamenca -vivió un tiempo en Barcelona y se volvió loca con el “Como ronea” de Las Chuches– que tanto buen rollo da. Además de la sintética “Billions” y sus coros épicos.

12. Yo La Tengo – This Stupid World

Lo primero que nos encontramos en este trabajo es “Sinatra Drive Breakdown”, uno de esos temas en los que Yo La Tengo se agarran a un ritmo monótono, muy en la línea de su “Little Eyes”, y no lo sueltan en sus más de siete minutos. Pero hay algo más, porque en esta oda a New Jersey que se han marcado, se permiten el lujo de jugar con sus guitarras como si volvieran a tener 20 años. Y hay que decir que es una pasada. Como también lo es esa “Brain Capers” en la que ensucian su sonido como si estuviéramos en los noventa. Aunque eso sí, sin olvidarse de su lado más melódico. Y si hablamos de sonidos sucios y distorsión, hay que mencionar el tema titular, que es un viaje denso y extenso en el que casi se meten en el mundo de la música drone.

11. Slowdive – Everything is Alive

A pesar de su título, ‘Everything Is Alive’ está dedicado a la madre de Rachel Goswell y al padre de Simon Scott, quienes fallecieron en 2020. Pero no querían que la muerte fuera el tema principal del álbum, y sí la esperanza de los que siguen con vida. Así, su quinto trabajo, es un tanto más delicado y pausado que el anterior. De hecho, se podría decir que se acerca más a los primeros discos de Slowdive. Incluso hay un notable protagonismo de la electrónica, ya que, inicialmente, y gracias al trabajo que hizo Neil Halstead con unos sintetizadores modulares, iba a tirar hacia ese sonido. Pero al final, al reunirse toda la banda, las guitarras empezaron a cobrar protagonismo y la cosa cambio bastante.

10. Constant Smiles – Kenneth Anger

No cabe duda de que Ben Jones, el que, al fin y al cabo, es el único miembro fijo de la banda, tiene un don para hacer grandes canciones. Los diez cortes que forman este ‘Kenneth Anger’ son, como mínimo, notables. Además, aciertan, tanto cuando se pone un poco más efusivo, como cuando se relajan y se van a mundos más ensoñadores. Así, nos encontramos con algún torbellino sonoro como “In My Heart”, toda una barbaridad que va a toda leche y que cuenta con unos teclados de lo más oscuros. O esa “I Hope You Are Well” en la que se dejan seducir por un acelerado y monótono ritmo motorik. Pero eso sí, sin olvidarse de su lado más melódico. Como bien muestra en “Finding Ways”, el fascinante tema envuelto en teclados ensoñadores que abre el álbum. O en “Here and Gone”, donde se van a un indie-pop de lo más vibrante.

9. The Tubs – Dead Meat

Según los miembros de la banda, ‘Dead Meat’ es un disco inspirado en el post-punk, el folk británico y el indie-rock de las antípodas, tanto el retro como el moderno. Y lo cierto es que hay un poco de todo eso, pero también unas cuantas cosas más. Y ahí es donde reside su encanto. Porque, lo cierto es que, aunque tiren de un sonido algo retro, les ha quedado un trabajo de lo más fresco. Además, tengo que decir que, escuchándolo, me han venido a la cabeza los primeros R.E.M., los Hüsker Dü más poperos, y buena parte de las bandas que sonaban en las radios universitarias norteamericanas de los ochenta. Y eso siempre es una buena noticia.

8. Nation of Language – Strange Disciple

La primera sensación que te deja ‘Strange Disciple’ es la de que estamos ante un disco un tanto menos eufórico que los anteriores. La producción, que ha corrido a cargo de Nick Millhiser, una de las dos mitades de Holy Ghost!, y miembro en directo de LCD Soundsystem, es un tanto minimalista. Parece que les ha dicho eso de, “menos, es más”, y se han agarrado a esa premisa. También hay menos guitarras post-punk y menos influencia del krautrock. Lo que deja casi todo el protagonismo a unos sintetizadores que no pueden sonar más retro. De hecho, aunque no quiero mencionar mucho a OMD, tengo que decir que es imposible no acordarse de ellos cuando escuchas algunas de las canciones de este trabajo.

7. ANOHNI And The Johnsons – My Back Was A Bridge For You To Cross

No es una idea descabellada que ANOHNI haga un disco de soul. Su voz es perfecta para este estilo de música. Sólo hay que escuchar esa estupenda “It Must Change” con la que abre el álbum. Una canción en la que, sí, es inevitable no acordarse de Marvin Gaye cuando la escuchas, pero es absolutamente deliciosa. Y ojo, porque hay un dato importante que hay que saber. Y es que, en ella, podemos escuchar la primera y la única vez que la ha cantado. Pero esto incluso resulta incluso más impresionante en “Can’t”, que también fue grabada de esta forma. Y es alucinante como maneja los tiempos y cómo entra en ese soul épico y orquestal que entra de repente. Una autentica barbaridad.

6. Wednesday – Rat Saw God

Estamos ante un disco en el que hay multitud de referencias a cantantes de country, y en el que Karly Hartzman, su cantante, y principal compositora, se regodea en su adolescencia en Greensboro (Carolina del Norte). Lo que nos puede llevar a pensar que sus canciones se van hacia mundos áridos. Pero no, a pesar de que nos cuenta historias de pequeños suburbios en los que los adolescentes recurren a las drogas para salir de la monotonía, estamos ante la colección de canciones más asequibles y pop de su carrera. Y el único toque country que encuentro en el disco, es la voz melancólica de Hartzman, la cual, por otro lado, le viene muy bien al indie-rock que protagoniza el álbum.

5. The Lemon Twigs – Everything Harmony

Everything Harmony’ es un disco en el que está cuidado hasta el más último detalle. Por aquí hay violas, un clavecín, dos pianos, trompas, varios tipos de órganos, y una buena cantidad de cuerdas. Además, hay temas en los que han llegado a grabar la guitarra hasta ocho veces. Lo que ha hecho que por aquí predominen dos cosas. La primera, como dice el título, son las armonías. Ellos mismos reconocen que han priorizado en esto, ya que querían hacer un disco realmente hermoso. Y no solo lo han conseguido, esta búsqueda de armonías también ha hecho que amplíen sus influencias y que se hayan fijado en Arthur RussellMoondog, el Brian Wilson de finales de los setenta, o Simon and Garfunkel.

4. J -Plena Pausa

Según el propio J, el cine de Zulueta bebía bastante de ese cine experimental en Super 8 que se hacía en la Factory de Warhol. Lo que, inevitablemente, nos lleva a la Velvet y a Lou Reed. Una influencia que está más que presente en este proyecto. Ahí tenemos el combo formado por “Fandango del rascacielos” y “Los desalmados”, dos temas que solo aparecen en la edición en DVD, y en los que directamente fusila “Walk on the Wild Side” y “Perfect Day”. Además de parte de la letra de “En el rascacielos” de Family. Y hay que decir que lo hace de una forma excelente. Sobre todo, en la parte final de la segunda, donde entra a lo grande el riff de guitarra del “Perfect Day” entre melodías dream-pop. Pero también hay una referencia al propio Lou Reed en “Arrebato (un buen día para Iván)”, una especie de revisión de “Un buen día” de Los Planetas.

3. RVG – Brain Worms

Si comparamos este trabajo con los anteriores, sí que se podría decir que han perdido un poco de intensidad guitarrera. Pero lo bueno es que la han sustituido por otro tipo de emociones. Así, el disco se abre “Common Ground”, una de esas canciones que se cuecen a fuego lento para terminar de ebullir en emocionante mar de teclados abrumadores. Un lado más emotivo que también aparece en “It’s Not Easy”, donde logran que un rock muy clásico suene fresco y lleno de rabia. Quizá, por la voz de Vager, pero también por esos teclados que tanto protagonismo tienen en el álbum, y que untan de frescura a joyas como “Tambourine” y “Tropic of Cancer”. Y si nos vamos a “Giant Snake”, nos encontramos con una maravilla de tema de pop en el que, no sólo se aceleran un poco, también están de lo más luminosos.

2. Sufjan Stevens – Javelin

Javelin’ es un regreso tímido a su faceta más folk. Además, es otro trabajo que, salvo unas pocas excepciones -la guitarra de Bryce Dessner de The National en la extensa “Shit Talk” y unos cuantos coros-, ha sido grabado íntegramente por él mismo. Pero, como decía, es un regreso tímido al folk, porque, aunque todas sus canciones empiezan sosegadamente, con una guitarra acústica, un banjo o un piano, siempre terminan estallando y yéndose a otros lugares. Puede ser gracias a una caja de ritmos o una a orquestación épica, pero salvo su adaptación del “There’s A World” de Neil Young, todas viran hacia otro camino. Lo que hace que estemos ante el disco de Sufjan Stevens que mejor fusiona todas sus facetas musicales. Incluso la navideña, que también aparece por ahí.

1. Yves Tumor – Praise A Lord Who Chews But Which Does Not Consume; (Or Simply, Hot Between Worlds)

Praise A Lord Who Chews But Which Does Not Consume; (Or Simply, Hot Between Worlds)’ -se ha quitado un peso de encima con el título del disco-, es un trabajo en el que Yves Tumor ha contado con la ayuda de Noah Goldstein y Alan Moulder. Un dato bastante importante a la hora de analizar el sonido de este disco. Y es que, el primero, cuenta con un currículo en el que hay discos de Kanye West -nada menos que el ‘My Beautiful Dark Twisted Fantasy’-, Frank Ocean, o Rihanna. Y qué más se puede decir de Alan Moulder, que ha estado detrás de alguno de los grandes clásicos del indie-rock y el shoegaze. Son dos elecciones que no están hechas al azar, porque, precisamente, es la fusión del sonido guitarrero y el R&B, lo que hace de este disco algo alucinante.

200 canciones del 2023

Empiezo el repaso a lo mejor del 2023 con las 200 canciones que más me han gustado de los últimos doce meses. Bueno, en realidad, once meses y poco, porque, como ya sabéis, lo que sale a mediados de diciembre, se suele quedar una especie de limbo musical. Por eso no veréis por aquí a SZA y su estupendo «SOS«. A pesar de que sí está saliendo en otros repasos. Pero yo soy fiel al calendario.

Tengo que decir que, a pesar de la gran cantidad de temas que hay en la lista, no creo que haya sido un año excepcional en lo que a música se refiere. Sí hay muchas canciones molonas, pero no creo que haya futuros clásicos. De hecho, no sabría deciros cuales son mis favoritas. Sí me gustan mucho las de The Chemical Brothers, Romy, Christine and the Queens, Sofia Kourtesis, Depeche Mode, Big Thief, o Nation Of Language, pero me costaría mucho hacer un top con ellas. Porque, al igual que todos los años, la lista que os dejo va ordenada como una recopilación normal. No estamos ante un top 200, y si ante un listado de canciones que me han acompañado en este último año.

Espero que os guste.