Calexico – Maybe On Monday Ep

Para reforzar un poco su extensa gira veraniega, Calexico han decidido sacar un nuevo Ep en el que nos obsequian con dos versiones distintas de una canción de Algiers, y tres covers. La verdad es que no hacía falta, ya que el último trabajo de los de Tucson funciona muy bien en directo (los pude ver el otoño pasado, y dieron un gran concierto), pero bueno, nunca está de más algo nuevo.

Como os podéis imaginar, lo más interesante de estas cinco canciones, son las tres versiones que incluye. Los norteamericanos son unos grandes expertos en esto de hacer canciones de otros, y lo han demostrado más de una vez. Así, a bote pronto, me vienen a la cabeza el Love Will Tear Us Apart de Joy Division, y su ya mítica versión del clásico Alone Again Or de Love (todavía hay gente que se cree que es suya). Ahora añaden estas tres versiones más a su reportorio, y lo hacen a lo grande, ya que las tres suenan estupendamente. Además, no han elegido tres canciones fáciles, y han conseguido impregnar su personalidad en ellas. Ya sea por meter una trompeta en el momento justo, o por dar ese toque tan fronterizo que les caracteriza. Sin duda alguna, la que más han cambiado es la versión de The Walls Came Down, un tema del grupo californiano de new wave The Call. Han hecho suya una canción de rock ochentero (bastante normalucha), y han creado un auténtico temazo. Quizá la versión que hacen del Shaby Doll de Elvis Costello, no es tan personal, pero suena tan bien (con esas trompetas en el estribillo), que da igual. Algo que también pasa con Unsatisfied, un tema incluido en el clásico Let It Be de The Replacements, del que han hecho una bonita revisión. Claro, que el tema original es una pasada.

Del tema principal que da título al Ep, han metido una nueva versión, que no está nada mal -bueno, de hecho, me gusta bastante-, y la demo antigua de la canción. La verdad es que está última sobra, y no entiendo muy bien que hace aquí. Supongo que habría que rellenar.

8,3

Daughn Gibson – Me Moan

Con su primer trabajo, Daughn Gibson consiguió sorprender a más de uno, y se llevó una críticas muy positivas en casi todos los medios. Su mezcla de dupstep, country y algo de americana, cuajó e hizo de él una de las promesas del año pasado. Ahora vuelve con su segundo trabajo, con nuevo sello (se ha mudado a Sub-Pop), y un ligero cambio de sonido. Mucho más oscuro, menos electrónico, y con un toque mucho más fronterizo. Quizá, de buenas a primeras pierda todo el encanto que tenía su primer álbum, pero el disco cuenta con unas cuantas buenas canciones. Vale, ahora casi no hay cajas de ritmos, pero tiene una producción más profesional, y se nota que el chico ha querido hacer algo grande.

Me Moan se abre con The Sound of Law, ese primer, e impactante, single que ya puse por aquí. Es una canción oscura, muy Nick Cave (es imposible no comparar su voz con la de músico australiano), y todo un pepinazo de apenas tres minutos de duración. Phantom Rider es uno de los temas que más recuerda a su primer trabajo, ya que es de los pocos en el que una caja de ritmos es la protagonista. Tampoco necesita mucho más para que la canción funcione, tan solo un estribillo resultón, y ya está, ya tenemos otro temazo. Uno de los temas que más loco me tiene es Mad Ocean, principalmente por esa melodía que se come todo (¿alguien me puede decir que instrumento es ese?). The Pisgee Nest y You Don’t Fade no me dicen demasiado. Hay que llegar a Franco, para volver a encontrarse con las maquinas, y con otro gran tema. Pero es en Won’t You Climb donde saca todo el talento, y nos entrega de una de las mejores canciones del disco. Preciosa, sin duda. Tampoco está nada mal The Right Sings, donde se vuelve a poner oscuro, y saca a paseo una guitarra que casi suena como un sitar. Aunque ninguna llega a Kissin On The Blacktop, y ese toque sensual de bar de carretera que tiene la canción (creo que está la tocó en el primavera). Para acabar, nos deja las dos canciones muy diferentes. En All My Days Off se pone clásico, y tira de Steel guitar, y en Into The Sea vuelve a su primer trabajo -por cierto, que en esta canción es donde más se nota la presencia del piano, un instrumento que estaba muy presente en All Hell-. Las dos funcionan muy bien, y son el broche perfecto para cerrar el disco.

Es un trabajo notable, y está a la altura de su primer trabajo. No creo que lo supere, pero al menos tampoco ha ido marcha atrás.

7,9

Streaming de NPR.

The Memories – Love Is The Law

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Ya sabéis lo poco que me gusta un disco con una producción muy chunga, y como me tira para atrás un trabajo así. Pero de vez en cuando me encuentro con alguno que me llama la atención, y me termina gustando bastante. Este es el caso del segundo disco de The Memories, que a pesar de la baja calidad (a ver si me quito lo de lo-fi de una vez), tiene ese toque pop que te termina enganchando.

Estos cuatro chicos de Portland (dos de ellos también son miembros de White Fang) nos cuentan sus historias con las drogas (tienen que mirarse esa obsesión que tienen con la marihuana), el sexo y las mujeres. Y lo hacen con sentido del humor, y con bastante talento. No es muy habitual que una banda consiga sacarte una sonrisa con sus canciones llenas de relatos de viernes noche, y alguna que otra anécdota que tiene como protagonista el sexo oral. Pero también tienen su corazoncito, y de vez en cuando dedican algún bonito tema a una ex-novia. Vamos, que tiene pinta de que son majos.

A estas alturas te estarás preguntando qué tipo de música hacen, y con qué acompañan esas historias. Al igual que una gran cantidad de bandas que tiran de la baja fidelidad (Legs, The Mantles…), ellos también hacen un jangle pop con toques de garage. Tiene su lógica, ya que junto con la música electrónica, es lo más asequible, y lo más fácil de hacer sin pasar por un estudio.

Sus canciones van directas al grano, y la gran mayoría no llegan a los dos minutos (hay alguna que ni siquiera llega al minuto). Supongo que por eso es más fácil quedarse con los temas de buenas a primeras. Es imposible no adorar una canción como I Wanna Be That Guy, en la que te encuentras con una melodía estupenda, un estribillo que se repite constantemente, y un punteo sucio de guitarra que es una delicia. Al igual que She’s So Tight o I’m Not Going To Work Tomorrow, donde también muestran una fuerte pasión por la melodía, y un estupendo toque playero. Pero si hay una canción en este disco, es En Espanol. En apenas dos minutos nos entregan un tema hilarante, y garagero, en el que nos cuentan la historia de una chica que no sabía hablar español (“She Don’t Speak Spanish”). Otros momentos cumbre del disco son You Need A Big Man In Your Life (ese silbido me puede), y los dos temas que lo cierran. Curiosamente, una de ellas (Cherry), es un instrumental que va creciendo y creciendo, y es una absoluta maravilla. I Rembember You es el tema que han elegido de single, y la verdad es que es todo un acierto, ya que ese toque veraniego la hace irresistible.

Es una lástima que no se hayan preocupado más por la producción, ya que tienen talento de sobra y buenas canciones. A ver si para el próximo se ocupan un poco más de esto.

7,3

Smith Westerns – Soft Will

Desde luego, lo de Smith Westerns tiene mérito. No todas las bandas son capaces de dar un nuevo rumbo a su carrera, y conseguir hacer algo mucho más interesante que su debut. Los de Chicago se dieron cuenta de que con si garage lo-fi no iban a ningún lado, y con su segundo trabajo se fueron hacia un pop luminoso que nos dejó a todos encantados. Casi se podría decir que su carrera empieza con Dye It Blonde (¿Quién se acuerda hoy de su primer trabajo?), y que ahora vuelven con la continuación más lógica de ese disco. Vamos, que por aquí nos volvemos a encontrar teclados setenteros, guitarrazos glam, y ese toque pop que ha conseguido hacer de ellos un grupo más que interesante.

Dejémoslo claro desde el principio: Soft Will es un disco menos inspirado que Dye It Blonde. Siguen sonando igual de bien, pero le falta algún que otro temazo que destaque sobre el resto. No sé puede decir que tenga una canción mala, pero tampoco tiene un Weekend o un Imagine Pt.3. Hay temas como Idol, Glossed (la mejor, sin duda) o Varsity, que se quedan cerca, pero fuera del disco no terminan de cuajar como hit. Lo recomendable es escuchar el álbum entero del tirón, que es como mejor funciona. Solo así se entienden canciones como XXII, que prácticamente es un epilogo de Glossed, o las dos baladas que sueltan al final del disco, justo antes del pop con mayúsculas de Varsity (Best Friend es bien bonita). Es uno de esos trabajos que demuestra que el orden de las canciones no es ninguna tontería.

Quizá pierde un poco de fuelle hacia la mitad del disco, cuando aparece White Oath, que es la más floja. Afortunadamente, la canción anterior y la posterior son dos de las grandes piezas pop del disco. Fool Proof y Only Natural, tienen un estribillo arrebatador, y ese toque luminoso que tanto nos gusta.

Lo dicho, es un trabajo que funciona como colección de canciones, pero que pierde un poco cuando los desgranas tema por tema.

7,6

Streaming de NPR

Attic Lights – Super De Luxe

Me pregunto si a le gente le sigue gustando el power-pop. Cuando era jovenzuelo, bandas como Teenage Fanclub, The Posies o Gigolo Aunts estaban día tras día en todos los medios (independientes, claro), y sus canciones sonaban en Radio 3 y en Viaje A Los Sueños Polares a todas horas. Ahora veo como este tipo de discos pasan desapercibidos, y me da mucha pena. Ya sé que los tiempos pasan, y las modas cambian, pero algo como una canción de pop enérgica nunca debería pasar de moda, debería se ser atemporal.

Attic Lights están conmigo, y en su segundo trabajo han rendido un homenaje a este tipo de música. Lo han hecho con la ayuda de su vecino Francis Macdonald (Teenage Fanclub), que les ha producido este disco, y ha creado un sonido espectacular para ellos. Ya sabéis, guitarras enérgicas, buenas melodías, y muchas ganas de hacer la canción de pop perfecta. Además, se la ha editado el sello madrileño Elefant, que sigue empeñado en convertirse en uno de los grandes sellos de pop del mundo. Bueno, yo diría que ya lo es.

Quizá se han ablandado un poco más, y ahora suenan más claros y clásicos. En su primer trabajo había canciones como Never Get Sick Of The Sea, que sonaban mucho más contundentes y guitarreras. Pero no pasa nada, si te gustan The Beach Boys o Big Star, debería encantarte este trabajo. Te lo dejan bien clarito en Say You Love Me, el tema con el que lo abren. Es una delicada canción pop con unos cuantos instrumentos de cuerda, que le dan un toque sixties delicioso. Future Bound, con su estribillo de pegada instantánea, y Breathe for Me, son otros dos buenos ejemplo de cómo hacer una canción de power-pop. Parece fácil, pero no es tan sencillo dar con la melodía y el estribillo adecuado. En Stay Before You Leave y Mona Lisa, levantan el pie del pedal de distorsión, y nos entregan dos canciones más clásicas, y en el caso de la última, bien bonita. En Don’t You me recuerdan mucho a los Gigolo Aunts (bueno, casi todo el disco suena mucho a ellos). Es una de esas canciones que en un principio parecen algo sosas, pero poco a poco te vas dando cuenta de pequeños detalles que la hacen enorme. Esto no pasa con Hit and Miss, que es de la que tan solo necesitan una escucha. Todo gracias a otro estribillo de pegada instantánea.

Una de las asignaturas pendientes de estos grupos son las baladas (no todo el mundo es capaz de hacer un Mellow Doubt). No suelen estar muy acertados, y ellos no son la excepción. Lock Me Out es un coñazo enorme, y Gabrielle, con la que cierran el disco, está bien, pero les ha quedado demasiado larga. Afortunadamente, entre medias de estas dos, nos encontramos con Orbison, otro trallazo de power-pop, que está entre lo mejor del disco.

Vale, no han inventado nada nuevo, y hay mil grupos que suenan así, pero es un gustazo de trabajo. Además, cada vez tengo más claro que esto sí que es independiente, y no lo que sale en Pitchfork y Stereogum.

7,3

Doble Pletina – De lo concreto a lo general

Doble Pletina han demostrado que con apenas un single, y muchas ganas, se puede llegar a algo en este país. Su Música para cerrar discotecas, les llevó hasta lo más alto de las listas de lo mejor del año pasado, y les puso en primera línea del indie patrio. Además, con un pop delicado que bebe directamente de La Buena Vida y Carlos Berlanga – por mencionar las influencias que vienen de aquí -. Por lo que su hazaña tiene más mérito todavía, ya que no es que sea un estilo muy popular entre la muchachada de hoy en día.

Una de las bazas de Doble Pletina, es el costumbrismo que encontramos en sus letras. No es muy normal que un grupo de aquí sepa reflejar lo cotidiano sin caer en el ridículo, y ellos lo hacen con una soltura y una facilidad pasmosa. Quizá por eso entran tan bien, porqué cuentan sus historias sin andarse por las ramas, y de una forma directa. Algo que deberían plantearse muchas de esas bandas que tiran de metáfora para esconder su mediocridad. Además, se les da de maravilla hacer grandes melodías pop, y despliegan frescura por todos los lados.

La banda de Barcelona lo tiene tan claro, y confía tanto en sus nuevas canciones, que ha decidido no meter su éxito dentro de este primer trabajo. Es cierto que no pinta nada, y que no tiene mucho sentido que este aquí dentro (es una canción que ya ha cumplido su función). Pero también es cierto que en todo el álbum no hay un tema tan bueno como ese. Es un disco muy coherente, no tiene ninguna canción mala y hasta se te hace corto, pero le falta un hit que rompa la monotonía en la que se meten de vez en cuando. Por ahí están Hacer algo, Te guste o no, Error de cálculo o Rendez-vous, (de largo, la mejor canción del disco) que se quedan a las puertas. Quizá estén menos acertados en temas más tranquilos como ¿Puede callarse todo el mundo? o Teoría y práctica, que están bien, pero se quedan un peldaño por debajo. De hecho, de este tipo de temas más tranquilos e intimistas, la que más funciona es Terco, que la verdad es que es una preciosidad.

Desde luego, es un debut muy bonito, y muy agradable, pero le falta un poco de pegada para ser un trabajo sobresaliente.

7,5

Surfer Blood – Pythons

Surfer Blood se nos ponen veraniegos en su segundo trabajo. Sí en el primero recuperaban estupendamente lo mejor de Pixies y el indie-rock norteamericano de los ochenta y noventa, en este segundo se van a los Weezer más soleados. Algo que no está nada mal, lo malo es que también terminan recordando a los peores Green Day (esos que cantaban lo de When I Come Around), y en algunos casos, a esa broma llamada Semisonic. Han perdido toda la fuerza que tenían temas como Fast Jabroni o Swim, y se han vuelto ñoños, y lo que es peor, de lo más aburridos. Gran parte del álbum desprende una sosería y una simpleza enormes, y tan solo consiguen destacar en cuatro o cinco temas. Eso sí, la producción de Gil Norton es impecable.

Desde el primer momento dejan bien claras estas influencias copiando el The World Has Turned And Left Me Here de Weezer en Demon Dance. Han calcado la melodía entera, y el resto de canción recuerda a la banda de Rivers Cuomo por todos los lados (como casi todo el álbum). Le meten unos gritos (que no vienen a cuento) hacia el final, pero ya está. Pasable sin más. En Gravity parece que vuelven un poco a su primer trabajo, pero con un toque mucho más californiano (se han mudado allí). Es de las mejores sin duda. Tras Weird Shapes, I Was Wrong y Squeezing Blood, donde siguen copiando a Weezer, aparecen las dos mejores canciones del disco: Say Yes To Me y Blair Witch. Dos canciones muy diferentes, que tienen mucha fuerza, y en donde demuestran que siguen teniendo talento. Por lo menos no suenan sosas y desganadas. Curiosamente, es un tema tranquilo como Needles And Pins, donde se dejan la ñoñeria de lado, entregándonos un bonito corte . Tampoco está mal Slow Six que empieza fuerte y contundente (lastima de que se vuelvan a repetir en el estribillo). ¿Y para acabar?  Prom Song, un tema que hacer honor a su nombre, y es la banda sonora perfecta para el baile de fin de curso. Y no, esto no es nada bueno.

Es curioso como la madurez que presentaban en su primer trabajo (donde apenas contaban con veinte años), se ha ido al garete en este Pythons. Una pena.

6

Jagwar Ma – Howlin

Jagwar Ma son un dúo de Sídney al que ya conocíamos por un par de singles previos (The Throw está en una de las recopilaciones de este año). Hacen un pop bailable muy en la onda del Manchester de finales de los ochenta. Ya sabéis, los Stone Roses de Fools Gold, Happy Mondays, y todo lo que tocaba Andrew Weatherall. Yo encantado, ya que me parece una época excepcional de la música británica, justo antes de que el brit-pop lo jodiera todo. La música de baile, los últimos coletazos del Acid House, y unas ganas locas por hacer algo diferente, hicieron de esa escena algo único. Todo ello está representado en este debut de Jagwar Ma, lo malo es lo es que es muy complicado superar el molde original, y evidentemente, estos dos australianos no lo hacen.

Howlin es un disco muy ecléctico (al igual que la música de aquellos años), y quizá ese sea su gran fallo. Han querido condensar todas estas influencias tan dispares en un solo trabajo, y les ha quedado muy poco coherente. Por lo que podemos decir que es un disco de canciones. Canciones que funcionan cuando se van al pop a la psicodelia, pero que fallan estrepitosamente en algunas de sus incursiones en la pista de baile -el rollo tan dance de Four, no pinta nada en este trabajo-. Por eso me voy a centrar en esas cinco o seis canciones que sí merecen la pena.

Lo primero decente que encontramos es el pop psicodélico de Uncertainty y The Throw, que es donde más se nota la influencia de Weatherall. Las dos están bastante bien, pero es en la segunda donde despliegan todo su genio. Tras esto, llega el cambio más radical del álbum. Así, como quien no quiere la cosa, aparece That Loneliness, donde se van al pop más convencional, en una canción simple, pero efectiva. Come Save Me fue el primer tema que sacaron, y la verdad es que les quedó de maravilla. Pop con una base contundente, y una melodía perfecta que acaba a lo grande, con un toque de la inevitable psicodelia y cierto regusto bailable. Let Her Go es un fallido tema rockero que tampoco viene a cuento, ya que tiene muy poco que decir frente al resto de canciones del álbum. Afortunadamente, remontan un poco el vuelo en Man I Need y en Exercise. En la primera juegan a ser los Charlatans más manchesterianos, y en la segunda tiran hacia esa pista de baile de 1988 en un tema lleno de pianos house. Las dos cumplen su función perfectamente, y son el cierre perfecto para el disco, ya que los dos temas que vienen después, no merecen mucho la pena.

Lo dicho, un trabajo demasiado variado que funciona a ratos. Lo que digo siempre en estos casos: un Ep hubiera estado mucho mejor.

7

Recomendaciones en Streaming: Hunx And His Punx – Bad Skin

Cambio radical en el nuevo tema de Hunx And His Punx, y la verdad es que todavía no sé si me horroriza, o me encanta. Han dejado de lado el toque sixties y garage y se han pasado al punk más bestia. Según la propia la nota que viene en Soundcloud son “las canciones más pegadizas y odiosas de punk que has escuchado en mucho tiempo, y recuerdan al hardcore de los primeros 80, a los sonidos de chicas de los 90, y a Darby Crash con helio. Además de ser la respuesta femenina a The Misfits”.

La canción tan solo dura 90 segundos, y en ella encontramos un pegadizo y divertido estribillo ( «I’ll kill you with a knife!/ Because I’ve got bad skiiiiiin!» ) entre una montaña de guitarras sucias y aceleradas. No sé, soy muy fan y de momento prefiero sus canciones anteriores. A ver que tal Street Punk, el nuevo trabajo que saldrá a la venta el 23 de julio.

The Mantles – Long Enough To Leave

No sé qué les darán para desayunar a los chavales en San Francisco, pero no paran de salir bandas que practican un garage-pop de lo más interesante. Una de ellas es The Mantles, que están a punto de editar este segundo trabajo en sello Slumberland Records. No conozco el primero, y no sé si está bien o no, pero este Long Enough To Leave me parece una absoluta delicia.

The Troggs, The Velvet Underground o el pop neozelandés de los primeros ochenta (sí, el kiwi-rock otra vez), son sus mayores influencias. O por lo menos a lo que más suenan. Y es que ese toque jangly que tienen sus canciones, los hacen más accesibles que otras bandas de esta escena. Algo así como lo que nos encontramos en el último, y fantástico, trabajo de The Fresh & Onlys.

Hay discos que con una sola escucha ya te resultan familiares, y este es uno de ellos. No porque suenen a todas esas bandas que he mencionado antes, más es que nada es porque entran de maravilla. Las guitarras cristalinas, el ritmillo sixties o las melodías tan pegadizas, hacen de él, un disco tremendamente aditivo. Es cierto que no inventan nada nuevo, ni falta que hace, tienen buenas canciones, y punto. A veces tampoco necesitamos mucho más. Desde luego, si temas como Marbled Birds, Hello, Rasperry Things o Brown Ballon, no te dicen nada, es que no te gusta el pop. Es junto al disco de Legs, con los cuales van a girar este verano, el disco de este palo que más me ha gustado. Y cuando me refiero a este palo, me refiero al pop lo-fi con toques de garage (para los que les va eso de la etiquetas). Eso sí, no creo que llegue a la obsesión que tengo Legs. Ese disco son palabras mayores.

7,6

Streaming de Pitchfork