The Psychedelic Furs – Made of Rain

Hay que reconocer que da un poco de miedo enfrentarse a un nuevo trabajo de Psychedelic Furs tras casi treinta años sin publicar material nuevo. Aunque, lo cierto, es que la banda de Richard Butler ya lleva un tiempo haciendo giras y están más que rodados. Así que era el momento perfecto para crear nuevas canciones. Además, el nuevo enchufe de popularidad que tuvieron hace un par de años gracias a la banda sonora de Call Me By Your Name, también les ha servido de impulso para meterse de nuevo en un estudio.

Made of Rain’ es otro de los discos que han sufrido los efectos de la pandemia. Inicialmente, se iba a editar en mayo, pero acabó retrasándose hasta hoy, que se publica oficialmente. Esto ha hecho que publiquen más singles de lo normal, los cuales nos han ido dando pistas de por dónde iban a ir los tiros en este trabajo. Además de poder comprobar que la voz de Richard Butler sigue intacta y sonando igual de bien que siempre. El caso, es que se han ido hacia su lado más oscuro y crudo. Así, que los que esperabais que su faceta más pop ganara la partida, ya os podéis ir olvidando. 

Gran parte del disco juega con ese sonido que ha caracterizado su carrera. Es decir, que siguen tirando de guitarras afiladas, un saxo, y la voz intensa de Butler. Algo que se puede ver nada más empezar, en las estupendas “The Boy That Invented Rock & Roll” y “Don’t Believe”, o en “You’ll Be Mine” y “No-One”, las cuales han ejercido de singles previos.. Eso sí, pocas veces pierden ese lado más melódico que hace que sus canciones entren con facilidad. Incluso en la más dura “Wrong Train”, o en la algo escurridiza “Come All Ye Faithful”, donde también sacan ese punto más amable. 

Si es cierto que hacia el final del álbum van bajando las revoluciones y los temas más tranquilos van apareciendo. Así, nos encontramos con una balada más austera de lo normal como “Tiny Hands”; una “Hide the Medicine” que se adentra en terrenos más luminosos, y esa “Turn Your Back on Me” en la que se alejan bastante del post-punk. Eso sí, terminan el disco con “Stars”, en la que se hacen con una buena tormenta de guitarras final.

Los regresos de las bandas siempre son difíciles, pero parece que a The Psychedelic Furs no les ha costado mucho. O por lo menos esa la sensación que nos deja este trabajo, que esta lleno de canciones notables, y recupera lo mejor de su sonido. 

7,8

Novedades 2020 (8ª Parte)

No quería irme de vacaciones sin dejaros otra recopilación de novedades, que se me estaban acumulando las canciones y luego, con las semanas de descanso, se quedan en una especie de limbo. Y es que, seguimos con un nivel muy alto de adelantos musicales, lo que hace que nos espere un otoño de lo más interesante, y lleno de grandes discos.

Creo que es la recopilación más ecléctica que he hecho en todo el año, y en ella hay temas de pop, country, indie-rock, alguna cosa oscura, o incluso folk. Nuevas canciones de Los Planetas, Orville Peck, Angel Olsen o Bob Mould, que se juntan con propuestas más pop, como las de Chavales, Troye Sivan o La Bien Querida. Además de otro single de vuelta de Doves; el rollo festivo de Halloweens y Dent May, o el lo-fi de Shamir.

Espero que os guste.

  1. Whole New Mess / Angel Olsen
  2. Judy / Andy Shauf
  3. Distant Axis / Matt Berninger
  4. La Nueva Normalidad / Los Planetas
  5. Prisoners / Doves
  6. Plum / Widowspeak
  7. Surrender / Will Butler
  8. No One Holds You (Closer Than The One You Haven’t Met) / The Lemon Twigs
  9. Sea Salt & Caramel / Dent May
  10. Don’t Look Back / The Molochs
  11. Lonely Boy Forever / Halloweens
  12. Easy / Troye Sivan
  13. Ernesto / Chavales
  14. Ferris Wheel / Sylvan Esso
  15. Un Gatito / La Bien Querida
  16. Trials / Cults
  17. No Place / Wye Oak, Brooklyn Youth Chorus
  18. honey / boy pablo
  19. Dirt / Suburban Living
  20. Four / No Joy
  21. A Boat to Drown In / Metz
  22. Forecast of Rain / Bob Mould
  23. Care / beabadoobee
  24. I Wonder / Shamir
  25. Hammond Song / Whitney
  26. No Glory in the West / Orville Peck

Grazer – Grazer Ep

Hay bandas que lo tienen muy claro desde el principio y que nada más formarse ya saben hacia dónde quieren ir. Es el caso de Grazer, un grupo de Melbourne que se formó a finales de 2019 y que ya cuenta con un single doble y un Ep. Y es que, como a otros muchos artistas, lo del confinamiento les ha venido bien, y aprovecharon esos meses para fabricar esa colección de canciones. Aunque, tras escucharlas, uno se da cuenta de que debería ser algo que ya se llevaba cociendo durante un tiempo, porque no pueden sonar mejor. 

Se podría decir que, en realidad, Grazer es un colectivo de cuatro artistas con diferentes ocupaciones (pintura, fotografía o poesía), que ahora se han unido para dar rienda suelta su pasión por la música. Y esa pasión se traduce en un amor por el indie-pop más ensoñador. Así que estamos ante otro disco lleno de guitarras cristalinas y paisajes bucólicos de teclados. Un sonido que, evidentemente, nos traslada directamente a los ochenta y a sellos como Sarah Records. Algo que ya sabéis que por aquí gusta mucho. 

Como la gran mayoría de estas bandas, tienen un lado más delicado y otro más animado. Aquí gana la partida esa faceta más reposada y ensoñadora. Es lo que nos encontramos en “Malaise”, el precioso tema que abre el Ep. Y es que estamos ante uno de esos duelos de guitarras preciosistas y teclados envolventes. Además de la voz etérea de su cantante. Un mundo al que también se acercan en “Intermission I”, que es puro Slowdive, y en esa joya final llamada “Takes So Long”. Lo bueno, es que también aciertan de pleno en su lado más animado. Ya sea ofreciéndonos un tremendo himno de indie-pop como “Is It So Sad?”, o yéndose hacia sonidos un poco más sucios en la genial “There’s Something Missing”.

La verdad es que, al estar hablando de un Ep, es más fácil que estemos ante un disco redondo, pero es que no he encontrado nada que me chirríe en estas cinco canciones. Todas ellas me han parecido sobresalientes y ya tengo ganas de ver qué hacen con un Lp al completo. 

9

Tilly and the Wall – Woo!

No sé si los seguidores más viejos del blog se acuerdan de Tilly And The Wall. Yo mismo, a pesar de que puse alguno de sus discos hace porrones de años, me había olvidado de ellos. Y es que, tampoco tuvieron un éxito muy importante, pero sí que fueron bastante reconocidos por la crítica. Quizá, por eso, ahora, se reedita el que fue su primer mini-álbum, el cual publicaron ellos mismos en 2003. Además, también han lanzado una recopilación con lo mejor de su carrera, así que parece que este es el año del resurgimiento de la banda de Omaha.

Woo!’ esta grabado de una forma bastante amateur y, curiosamente, en el sótano de Conor Oberst. El líder de Bright Eyes fue uno de sus máximos apoyos, y siempre que pudo se los llevó de gira o les echó un cable. En cualquier caso, ese amateurismo, le viene bien a este trabajo. Principalmente, porque destaca de una de las características principales que tenia la banda: contaban con una bailarina de claquet como percusionista. Algo que se deja ver en una buena parte del disco. Solo hay que escuchar esa “I Can’t Belive You” que lo abre, en la que nos presentan su pop dulce y lo-fi con un buen zapateo. Y así siguen en “Shake Shake”, el corte que viene a continuación, o en esa “Sad for Days” que lo cierra.

Lo bueno que tiene este mini-álbum, es que en él ya se puede ver que eran una banda con un gran talento para las melodías pop. Algo que se aprecia de sobra en cortes más reposados, como es el caso de “Do You Dream At All?”, que casi podría pasar por una canción de Belle & Sebastián. O esa “In Bed All Day”, en la que incluso se acercan un poco al folk. 

Sin lugar a dudas, estas seis canciones reflejan el principio de una de las bandas más personales del pop norteamericano de la pasada década. La lástima es que se quedaran en una banda de culto más que en otra cosa. 

7,9

Holy Wave – Interloper

Han sido unos cuantos los seguidores del blog que en las últimas semanas me han recomendado este disco. Así que no podía hacer otra cosa que ponerme con él y ver qué es eso que ha conquistado a tanta gente. Y es que, a pesar de que Holy Wave llevan bastantes años en activo y este es su quinto trabajo, nunca me había parado a darles una escucha. Grave error por mi parte, porque me he encontrado con una banda con un sonido de lo más envolvente e interesante. Sobre todo, porque no se van a lo fácil y es algo complicado encasillarles en un estilo en concreto. Y eso siempre es bueno.

Se podría decir que ‘Interloper‘ es un disco de dream-pop, pero también uno en el que la psicodelia juega un papel importante, y otro en el que los sonidos más cálidos tienen bastante presencia. Una fusión que funciona a la perfección, ya que, con ella, logran que sus canciones entre con una facilidad pasmosa. Solo hay que escuchar esa «Schmetterling» que lo abre, en la que, incluso, aparecen retazos del mundo del easy-listenig, y con la que logran transportarte a otra época y a la playa más cercana. Un aire retro que también tiene el corte que da título al álbum, o esa maravilla llamada «No Love«, en la se atreven a dar el protagonismo a un saxo. Además, su lado más ensoñador, el cual aparece en las notables «R&B» y «Maybe Then I Can Cry«, también funciona de maravilla.

El quinto trabajo de la banda de Austin tiene dos partes muy diferenciadas. Y es que, toda la calma que aparece en la primeros minutos del disco, casi desaparece en su tramo final. A partir de «I’m Not Living In The Past Anymore«, la psicodelia se acerca a sonidos más kraut y más acelerados, y las guitarras empiezan a sonar más afiladas. Pero ojo, que también le dan importancia a los teclados, y gracias eso, consiguen pequeñas joyas como «Hell Bastards«, que cuenta con un parte final que me tiene loco. O «Buddhist Pete«, en la que se ponen un poco más ariscos, y nos dejan más de seis minutos de una sección rítmica acojonante.

Me ha convencido bastante este trabajo de Holy Wave, y creo que será uno de esos discos que disfrutaré en mis próximos días en la playa.

7,8

Winter – Endless Space (Between You & I)

Según la nota de prensa del sello de este disco, Samira Winter, la chica que se esconde tras este proyecto, creció con la música brasileña de su madre y el punk norteamericano de su padre. Eso explica que su carrera siempre haya girado en torno a la fusión de los sonidos más cándidos y angelicales del dream-pop, y la suciedad más propia del shoegaze. Aunque, para ser sincero, yo le veo bastante más de lo primero. De hecho, creo que parte de la suciedad que presenta su música, se debe a las condiciones en las que graba. Ya sabéis, el mundo del bedroom-pop.

Endless Space (Between You & I)’ es su tercer trabajo, y en él cita referencias como las de Beach House y Melody’s Echo Chamber. Algo que resulta bastante evidente tras una escucha. Lo bueno es que cuenta con un punto algo psicodélico que la lleva a deconstruir un poco sus canciones.  Solo hay que ver cómo termina “Healing”, con esa inesperada bajada de revoluciones. O la cantidad de capas que tienen canciones como “Say” o “Constellation”, que hace que resulten de lo más etéreas. Eso sí, hay veces en las que no necesita tanta capa para conseguir su propósito. Es el caso del tema titular, en el cual, además, saca a pasear su lado más shoegaze. O la delicada “Wherever You Are”, en la que también aparece una guitarra más potente.

Si le echáis un vistazo a sus anteriores trabajos, veréis que, antes, contaba con una faceta algo más animada y pop. Eso es algo que aquí solo saca un par de veces. La primera en la estupenda “Here I Am Existing”, que no es otra cosa que un perfecto himno de pop luminoso y algo psicodélico. La segunda es en “Bem No Fundo”, que incluso resulta más interesante. Este tema en brasileiro -aunque ahora vive en Estados Unidos creció en Brasil-, en el que cuenta con la colaboración de Dinho Almeida, es una pequeña maravilla de pop ensoñador y sintético. Una canción que, a mí, me ha recordado bastante a los mejores Stereolab. La lástima es que no tire más veces por ahí, porque se le da muy bien.

Estamos ante un disco de lo más interesante que, además, entra muy bien y viene de maravilla para acompañar el verano. Un buen descubrimiento.

7,4

Spice – Spice

Ross Farrar lleva más de quince años explorando el punk con sus Ceremony. Porque, si hay algo que ha caracterizado a su banda durante todo este tiempo, es ese afán por ir más allá constantemente. Eso ha hecho que sus discos acaben siendo muy diferentes, y vayan del punk más DIY, a los sonidos más oscuros y ochenteros, como es el caso de su último trabajo. Ahora, se sale de todo eso, y crea una nueva banda para dar rienda a su lado más indie-rock. Eso sí, su música sigue sonando de lo más contundente.

Spice está formada por varios músicos californianos, entre ellos Jake Casarotti, batería de Ceremony, que vienen de la escena punk y hardcore. De ahí que estemos ante un disco con una base rítmica contundente, pero tremendamente melódico. A mí, personalmente, me han recordado bastante a Sugar. Una referencia que siempre sale cuando este tipo de bandas contundentes se acercan a terrenos más pop. Y es que, solo hay que escuchar una canción como “Murder” para ver que la banda de Bob Mould es una influencia para ellos. Pero también alguien como Lou Reed, que en principio no tiene nada que ver con este tipo de música, pero es imposible no acordarse de su “Sweet Jane” cuando se escucha “26 Dogs”.

Parte del disco está compuesto por canciones más densas en las que las guitarras suenan más crudas y la base rítmica más pesada. Eso sí, nunca pierden el punto melódico, lo que supone todo un acierto. Así no los ponen fácil para los que no somos muy aficionados a estos sonidos más contundentes. Y es que, cortes como “First Feeling” o “All My Best Shit” no pueden sonar mejor. O “Reward Trip” en la que Farrar saca su lado más punk a la hora de cantar, pero, una vez más, sin dejar de lado ese punto suave que tienen sus melodías. Eso sí, para terminar el disco, que es bastante corto, por cierto, se aceleran de nuevo y vuelven a las enseñanzas de Bob Mould en la estupenda “I Don’t Wanna Die In New York”.

Me ha sorprendido bastante el debut de estos Spice, porque a mí, estos sonidos guitarreros y potentes, no suelen decirme mucho, pero este disco me ha entrado de maravilla a la primera y me ha vuelto a dar confianza en el rock más visceral.

7,8

Dehd – Flower of Devotion

Casi sin darme cuenta, Dehd se han convertido en una de mis bandas favoritas de la actualidad. El trío de Chicago, al cual ni siquiera conocía hace unos meses, ya lleva unos cuantos años siendo uno de los grupos emblema del indie-rock lo-fi norteamericano. Lo bueno, es que, si uno se para a escuchar sus anteriores trabajos, es muy fácil ver que siempre han tenido una predilección por el pop y los sonidos retro. Algo que ahora explotan en su tercer trabajo, que cuenta con un sonido más profesional, el cual, los aleja un poco de ese lado más oscuro de sus comienzos. Todo un acierto, porque estamos ante uno de los discos del año.

Flower of Devotion’ es un trabajo en el que las guitarras están llenas de reverb, lo que hace que sus canciones tengan un tono más ensoñador, y que también cuenten con un buen chute de nostalgia. Y es que, aquí, hay influencias de los grupos de chicas de los sesenta, del rock de los setenta, del indie-pop de los ochenta, y del indie-rock de los noventa. Toda una mezcolanza que funciona a la perfección. Además, el hecho de que, entre Emily Kempf y Jason Balla se vayan disputando las voces, hace que estemos ante un trabajo de lo más entretenido.

Tengo que decir que me he acordado bastante de Patti Smith al escuchar este disco. Kempf no se corta un pelo a la hora de cantar como la diosa del punk, y lo hace desde el primer momento. “Desire”, el corte que abre el álbum, es una especie de fusión entre ese desgarro que tiene la creadora de ‘Horses’, y el rock de los sesenta. A lo que hay que añadir una guitarra final que es puro indie-rock. Algo a lo que vuelven habitualmente y en temas como “Disappear”, en la magnifica “Letter”, donde Kempf cambia a Patti Smith por Ronnie Spector, o en la algo más punk “No Time”. Y claro, con una referencia tan clara de la música de los sesenta, es normal acordarse de The Jesus & Mary Chain en algún momento, como es el caso de “Drip Drop”, o el de “Month”, donde Jason Balla toma la voz cantante.

Dentro de su faceta más ensoñadora también hay varios temas destacables, pero ninguno como “Flood”. Estamos ante una canción de lo más delicada, en la que le dan un toque de lo más melancólico y triste a ese lado sixties que tiene su música. Pero ojo, que también saben lo que es acercarse a la new-wave y a un pop más animado. Es el caso de la deliciosa “Loner” y de la de eufórica “Nobody”, que son geniales. Aunque tengo que decir que la mayor sorpresa del álbum es “Apart”, un tema de puro indie-pop, en el que Balla imita descaradamente, y bastante bien, a Stephin Merritt. De hecho, podría pasar perfectamente por una canción de The Magnetic Fields.

Desde luego, con discos como este, o del de Porridge Radio, es bastante difícil decir eso de que el rock está muerto. Aunque siempre habrá alguien empeñado en matarlo.

8,4

Protomartyr – Ultimate Success Today

Protomartyr se han convertido en una de las grandes bandas del post-punk de la actualidad. Su crudeza, unida a las letras reivindicativas de Joe Casey, su cantante, y a un pequeño punto melódico que tienen, han hecho de ellos uno de los grupos de guitarras más importantes de la actualidad. Porque, además, no tienen ningún reparo en meter nuevos ingredientes en su música, como los teclados, que han sido una parte importante de alguno de sus trabajos. Algo que ahora cambian por algún saxo que otro-tocado por la leyenda del jazz Jameel Moondoc-, algún clarinete, una flauta, y un violonchelo. Pero ojo, que lo utilizan como completo a su crudeza, y no para darle un toque preciosista al asunto. Lo que sí le da es un sonido más expansivo a sus canciones.

Ultimate Succes Today’ es un trabajo que viene como anillo al dedo a la situación mundial en la que vivimos. De hecho, se podría decir que es la banda sonora perfecta para una pandemia. Aunque eso sí, está escrito mucho antes de que la puta COVID-19 llegara a nuestras vidas. Pero su sonido claustrofóbico, y su temática, que aborda la sociedad capitalista en la que vivimos, sirve como acompañamiento perfecto a estos tiempos que vivimos. Porque una cosa está clara: este tipo de catástrofes siempre sacan a relucir las desigualdades que hay en el mundo y la sociedad egoísta en la que estamos inmersos.

Day Without End”, el tema que abre el álbum, es una buena muestra de como esos instrumentos de viento le dan otro punto a sus canciones. Esta canción, que va subiendo de intensidad para terminar de estallar en su parte final, está acompañada de un saxo que le da el toque de free-jazz perfecto para que suene lo más intrigante posible. Y le viene de maravilla a la voz de Casey, que es de lo más amenazadora. Algo que también se puede apreciar en la potente “Tranquilizer”, donde se fusionan con unas guitarras más crudas y contundentes. Una crudeza que se aprecia en buena parte del álbum, y en temas tan notables como “Processed By The Boys” y “Michigan Hammers”.

Lo bueno que tienen Protomartyr, es que, de vez en cuando, sorprenden con algo diferente. Aquí lo hacen con “June 21”, una canción más acelerada de lo normal, en la que casi se acercan al krautrock, y donde aparece la voz de Nandi Rose (Half Waif). Todo un temazo, al que solo se le puede poner una pega: que no aprovechen más la voz de ella. Pero también resulta algo sorprendente “Modern Business Hymns”, en la que se ponen bastante más melódicos que en el resto del álbum. Y es que, su parte final es más contenida y relajada. Solo hay que escuchar esa preciosidad llamada “Worm In Heaven”, que es lo más parecido que tienen a una balada, y en la que casi se acercan a Nick Cave. Y es que, tras más de media hora de intensidad guitarrera, se agradece que al final bajen un poco el ritmo.

7,8

JARV IS… – Beyond The Pale

Creo que Jarvis Cocker es de los pocos músicos al que todo el mundo respeta. Y no es para menos, su discografía con Pulp habla por sí sola, y todo lo que ha sacado en solitario tiene su punto. Porque, además, y aunque esto tampoco no importe mucho, es un tío molón. Así que la noticia de encontrarse con un nuevo trabajo suyo siempre es bien recibida. Y mas sí viene acompañado de una banda, porque, aunque el proyecto lleve su nombre, JARV IS… es una banda como otra cualquiera. Un grupo en el que además de Cocker a la voz, tenemos Serafina Steer (arpa, teclados, coros), Emma Smith (violin, guitarra, coros), Andrew McKinney (bajo, coros), Jason Buckle (sintetizador y tratamiento electrónico) y Adam Betts (batería, percusión, coros).

Una de las curiosidades de este ‘Beyond The Pale’, es que tiene su base en el directo. A lo largo de los últimos años, han ido grabando sus conciertos y, a sugerencia de Geoff Barrow (Portishead), los han utilizado como punto de partida para crear estas canciones. Eso sí, dejan bien claro que no es un álbum en vivo, y añaden la coletilla de que es “un disco vivo”. Quizá, por eso, les ha quedado un trabajo en el que se explayan bien a gusto en sus siete canciones. Pero ojo, que les funciona bastante bien esta propuesta.

Musicalmente, estamos ante un álbum que de vez en cuando se acerca bastante al rollo Pulp. Aunque eso sí, los Pulp más esquivos y menos directos. Solo hay que escuchar “Save the Whale”, la canción que o abre. En ella, Cocker, se pone en plan crooner y se deja llevar por su lado más Leonard Cohen. De hecho, está inspirada en un documental que vio del músico canadiense. Pero es un tema que podría caber perfectamente en cualquier trabajo de la banda de Sheffield. Algo que también ocurre con esa misteriosa balada llamada “Swanky Modes”, y en la psicodélica “Children of the Echo”, en la que incluso se sacan de la manga un estribillo bastante pop.

Curiosamente, lo que más me ha gustado, son los temas que se alejan más de lo que ha hecho hasta ahora. Es el caso de ese arrebato acelerado de psicodélia llamado “Must I Evolve?”, que me parece todo un temazo. O de esa juguetona, sintética y casi ochentera “Am I Missing Something?”, que es toda una delicia, y que cuenta con una parte final de lo más épica. Pero es “House Music All Night Long” donde sacan sus mejores cartas. Estamos ante una canción que no para crecer durante sus casi seis minutos, y en la que, pese a su título, y su capa electrónica, no es una invitación al baile. Además, me encantan los guiños que van dejando a la música house a lo largo de todo el tema, como su teclado estridente, o ese “everybody in the place” que se repite varias veces.

Jarvis, te queremos.

7,8