Georgia – Euphoric
Hace ya más de tres años que se editó ‘Seeking Thrills’, el segundo trabajo de Georgia, y el disco que hizo que muchos nos fijáramos en esta joven artista londinense. Incluso el jurado del prestigioso premio Mercury, que lo incluyó entre sus finalistas de 2020. Desde entonces, Georgia Barnes -es hija de Neil Barnes, uno de los dos miembros de Letfield-, ha ido afianzando su carrera poco a poco con alguna colaboración, como las que ha hecho con Gorillaz y Mura Masa. Además, tuvo la suerte de editar una estupenda versión del “Running Up That Hill” antes de que Kate Bush lo petara gracias a Stranger Things. Pero ahora ha llegado el turno de dar continuación al disco que hizo de ella una de las artistas más interesantes de la electrónica actual.
Para grabar las canciones de este ‘Euphoric’, Georgia ha cruzado el charco, se ha ido hasta Los Ángeles, y ha hecho piña con Rostam. Sí, el que fuera miembro de Vampire Weekend, se ha convertido en uno de los productores más solicitados del pop actual. Y es que, se podría decir que Georgia está más pop que nunca en este trabajo. Además, suena más optimista y directa que de costumbre. Algo curioso, ya que parte de estas canciones llegan tras la muerte de un amigo muy querido. Pero la artista británica le ha dado la vuelta al dolor que produce una pérdida, y lo ha convertido en euforia y ganas de vivir.
El disco se abre con “It’s Euphoric”, una canción que, a pesar de su título, no tiene nada de eufórica. En ella, Georgia prefiere ir sobre seguro y dejar que sea un ritmo monótono y tranquilo el que lleve la voz cantante. Eso sí, hasta su tramo final, donde hay un pequeño subidón. Esta fórmula se le da bastante bien, porque le da un toque muy pop y cuenta con un ingrediente secreto que hace que la canción llegue muy arriba. Y no es otro que un piano que mete de lleno en el house. Un instrumento que, incluso, cobra más protagonismo en “Give It Up For Love”, el estupendo tema que viene a continuación. Y si nos vamos a “Some Things You’ll Never Know”, vemos que lo utiliza para hacer un hit de lo más veraniego y todo un rompepistas.
Lo más interesante de la propuesta de Georgia es que, a pesar de que ahora se decanta por el pop, no puede evitar que sus canciones se empapen de la electrónica que marcó el comienzo de su carrera. Todo un acierto, ya que aporta frescura a ese pop electrónico femenino al que últimamente se van tantas artistas. Y la prueba la tenemos en cortes como “Mountain Song” o “Live Like We’re Dancing (Part II)”, que no son muy eufóricas, pero que cuentan con un envoltorio instrumental más potente de lo habitual. Sobre todo, la primera y su base machacona. O en esa “All Night” tan efusiva que te lleva directo a la pista de baile. Además, también sabe cuándo hay que entregarse a sonidos menos electrónicos y entregar una “The Dream” en la que las guitarras tienen bastante presencia. La pena es que meta un par de baladas que bajan un poco el buen ritmo del disco.
7,7
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