Julien Baker – Little Oblivions

La música de Julien Baker te puede gustar más o menos, pero hay que reconocer que, a sus 25 años, lleva una carrera digna de elogio. La facilidad con la que se abre en sus letras, tan personales y tristes, ha hecho de ella una de las grandes compositoras de la actualidad. En parte porque, en muchas de ellas, refleja ese conflicto que tiene con su religión cristiana y su homosexualidad. Además de hablar de sus adicciones y de cómo lidiar con ellas. De ahí que su música siempre tenga un poso de tristeza, pero es que, claro, ha vivido demasiado en un plazo muy corto de tiempo.
‘Little Oblivions’ presenta un cambio importante respecto a sus dos trabajos anteriores. A pesar de que lo ha compuesto, tocado, y producido ella misma, está concebido para ser interpretado en directo por una banda al completo. La de Tennessee ha pasado de no meter ni una sola batería y hacer un folk muy poco efectista, a llenar sus canciones de capas de instrumentos. Por aquí hay guitarras que rugen un poco más que antes, un baño electrónico constante, y una sección rítmica más rica. Lo que hace que sus canciones sean mucho más fáciles y directas de escuchar.
Lo que no ha cambiado son sus conflictos con su religión, sexualidad y adicción. Es más, este trabajo está compuesto después de haber tenido una recaída. Pero tengo que decir que ahora, con toda esa riqueza instrumental que le ha dado, se lleva mucho mejor toda esa tristeza que desprenden. Y es que, nada más empezar, con “Hardline” y su estruendoso final, ya nos muestra lo bien que le sienta ese cambio. Le ha pillado el punto a este tipo de canción épica regada de electrónica, a las que es imposible ponerle ninguna pega. Temas como “Faith Healer”, “Relative Fiction” o “Favor”, suenan inmensos y hacen que su música esté más viva que nunca. Por cierto, que en la última se deja acompañar de Lucy Dacus y Phoebe Bridgers, sus dos compañeras en Boygenius. Pero es que, incluso cuando no mete tanta capa electrónica, también sale reforzada. “Heatwave”, con su guitarra acústica y su tono animado, no puede sonar mejor. Y la ascendente “Ringside” resulta de lo más emocionante.
No todo es perfecto en este trabajo, y al igual que en sus dos anteriores discos, peca algo de repetición. Es cierto que en un par de temas como “Bloodshot” y “Repeat” se sale un poco de la línea que lleva en todo el disco, pero no es suficiente para darle ese toque un poco más variado que necesita. Y es una pena, porque en la segunda se va a una electrónica un tanto minimalista que le sienta muy bien. Algo que demostró el otro día con su versión del “Everything in Its Right Place” de Radiohead. Y luego hay que decir que tampoco está especialmente acertada en las baladas, y cortes como “Crying Wolf” y “Song in E” se quedan un poco pequeños al lado de tanta épica.
7,9
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