Gold Cage – Social Crutch

Gold Cage

Que no estén saliendo muchos de los trabajos que tenían que editarse en estas semanas, me está llevando a descubrir bandas muy interesantes que, a lo mejor, en otras circunstancias, no hubiera conocido. Es el caso de Why Bonnie y Seazoo, dos grupos que han caído en el blog esta semana, y también los es Gold Cage, un trío de Los Angeles que acaba de debutar con un disco que es una maravilla.

Tras una primera escucha de “Social Crutch”, se podría decir que se acercan el dream-pop de grupos como Mazzy Star o Slowdive, pero sería una descripción un tanto vaga. Más que nada, porque, dentro de un estilo en concreto, que es el pop de guitarras, resultan de lo más polifacéticos. Es más, ellos se definen como una banda de post-rock y slowcore, pero van mucho más allá. Sobre todo en temas como ‘Introduce My Mind’ y ‘Spaghettify’, en las que se animan bastante y pasan de los ritmos más densos para acercarse a un indie-pop de lo más luminoso, el cual, está lleno de deliciosas escalas de guitarras cristalinas. Y hacen bien, porque les sienta de maravilla.

También están de lo más acertados cuando se meten en terrenos más post-rock. Es el caso de ‘Repeater Kember’, con la que abren el disco con densidad y esas atmosferas ensoñadoras tan habituales en el género. Eso sí, se lo rompen a mitad a canción, que es cuando entra una guitarra de lo más potente. De hecho, aquí, es donde aparece su faceta post-rock. Algo a lo que vuelven en la reposada ‘What Is Left’ y en esa preciosa ‘Creepfest’ final. No se les da nada mal, porque la voz de su cantante funciona de maravilla junto a esos paisajes reposados de guitarras. Eso sí, salen ganando cuando se acercan más al dream-pop. Temas como ‘Halcion’, ‘Shadows’ o ‘Ripples’, en los que se acercan a unas influencias (confesadas) tan dispares como Deerhunter, Slowdive o Yo La Tengo, son sobresalientes. Y si nos vamos a ‘Harshmellow’, a la que le meten un poco más de ritmo, nos encontramos con uno de los grandes momentos del álbum

Estamos ante un disco de lo más atractivo para todos aquellos que disfrutan de estos sonidos. Además, le dan un toque más melódico que los hace un poco diferentes. Y eso siempre está bien.

7,9

Seazoo – Joy

Seazoo

En la página web de Seazoo, pone que es una banda de galesa de noise-pop con influencias de Yo La Tengo, Courtney Barnett y Grandaddy. Algo que sí se podía apreciar en su álbum de debut, pero no tanto en su segundo trabajo. Porque la banda británica ha cambiado sustancialmente en estos dos años que separan sus discos. Ahora, se podría decir que son una especie de fusión entre el jangle-pop de los ochenta, y los Talking Heads. De hecho, esta última referencia, resulta evidente. Y todo gracias a la voz de su cantante, ya que hay momentos en los que casi parece que estamos escuchando a David Byrne. Pero ojo, que la mezcla funciona muy bien.

Joy” es uno de esos trabajos que hace honor a su título, porque la verdad es que es todo un disfrute de disco. Desde el principio, con esa deliciosa ‘The Pleasure’, que es puro The June Brides, hasta el final con ‘Impossible Sound’, donde sí que muestran unas influencias más americanas, nos encontramos con una colección de canciones que es una joya. Manejan de maravilla las guitarras distorsionadas, pero no se olvidan del pop, el cual invade todo el disco. Y lo hace de una forma gloriosa en ‘Passing Place’, que tiene un órgano que es una delicia. Además de un estribillo redondo. O en la estupenda en ‘Heading Out’, que sigue por el mismo camino. Incluso en los cortes más acelerados, como es el caso de ‘Throw It Up’ y ‘I See Beauty’, no dejan de tener esa alma pop.

Decía más arriba que la referencia a los Talking Heads es más que evidente en muchos momentos. Ahí está esa ‘Honey Bee’ tan contagiosa, en la que no solo se asemejan en la voz, también en la forma de acatar el tema, que tiene algo de ese deje afro que tan buenos resultados dio a la banda neoyorquina. O la preciosa ‘We Return’, en la que, muy acertadamente, vuelven a dar el protagonismo al órgano. Eso sí, como ya he dicho antes, en su recta final, tiran hacia sonidos más cercanos al indie-rock norteamericano. Algo que se aprecia en ‘Best Quest’, donde, eso sí, no pierden la influencia de los Talking Heads.

Me ha gustado mucho esta fusión de indie-pop british de los ochenta, indie-rock norteamericano y la banda de David Byrne que han creado. Y ojo, porque su álbum de debut tampoco tiene desperdicio. Habrá que seguirles la pista.

7,9

Why Bonnie – Voice Box Ep

Why Bonnie

Hay grupos que te sorprenden a la primera escucha, y que, con tan solo un par de canciones, ya te conquistan. Es el caso de Why Bonnie, una joven banda de Texas que se ha convertido en mi obsesión de los últimos días. Lo suyo es un indie-rock a medio camino entre Snail Mail y Beach Fossils De ahí que, aunque, de vez en cuando se pongan algo contundentes, nunca pierden la melodía. Y eso los mete de lleno entre los grupos más interesantes del momento.

Voice Box” es su tercer Ep, y el primero que sacan con el potente sello indie Fat Possum. Cinco canciones en las que nos encontramos con varias facetas diferentes. Tenemos el indie-rock melancólico de ‘Bury Me’ y ‘Voice Box’, donde incluso dejan asomar algún teclado que otro; el toque más crudo de ‘Athlete’, en la que las guitarras rugen que da gusto (está inspirada en las Breeders), o el mundo acústico y ensoñador que aparece en ‘Jetplane’. Además de esa ‘No Caves’ con la que cierran el Ep, la cual podría pasar por una canción del último álbum de Soccer Mommy.

Why Bonnie tienen todas las papeletas para despegar en este 2020 tan extraño que nos ha tocado vivir. Porque, además, si le dais un repaso a sus dos Eps anteriores, encontrareis temas tan deliciosos como ‘Gold Rush’ y ‘Practice’. Aquí hay talento.

8

Novedades 2020 (4ª Parte)

Novedades 2020 (4)

Hay mucha gente que me está comentando que, durante el confinamiento, le está costando leer, ver series o películas, y escuchar música. Al parecer, el estar encerrados en casa, hace que no nos concentremos mucho en este tipo de cosas. A mí, afortunadamente, no me está pasando: leo, veo la tele, como perfectamente, duermo bien, hago el ejercicio que puedo y, por supuesto, escucho mucha música. De hecho, no me ha costado nada encontrar 24 canciones para hacer la recopilación de este mes, la cual, llega una semana antes.

Son muchos los álbumes que se están retrasando por la pandemia, pero sí que se siguen publicando adelantos. Así que el problema lo tendremos dentro de unas semanas, cuando no haya discos nuevos que escuchar. Algo que también puede ser bueno, porque así escuchamos con más detenimiento los que ya están editados. El caso es que hay mucho nuevo single, y es fácil elegir unos cuantos. De todo lo que está saliendo últimamente, me ha gustado bastante la nueva de Gorillaz, una banda que no me suele decir mucho, pero esta canción tan New Order que han hecho (está Peter Hook al bajo) junto a Georgia, es genial. Como también lo es el popero nuevo tema de Austra, o la vuelta de Desire, la otra banda de Johnny Jewel de Chromatics. Yéndonos a las guitarras, nos encontramos con The National Honor Society, una banda de Seattle que hace un pop muy british de lo más delicioso. O Cosmen, el nuevo proyecto de Javi de Cosmen Adelaida, que ha sacado uno de los grandes temas del último mes. Y bueno, luego están los que nunca fallan, como Rolling Blackouts Coastal Fever, Orville Peck o The Psychedelic Furs. Incluso The 1975 han sacado una canción bien maja.

Espero que os guste.

  1. Escape / Desire 
  2. Aries / Gorillaz feat. Peter Hook & Georgia
  3. Anywayz / Austra 
  4. The Prophet / I Break Horses 
  5. Caution / The Killers 
  6. If You’re Too Shy (Let Me Know) (Edit) / The 1975 
  7. Too Late / Washed Out 
  8. Fontana / Cosmen 
  9. midnight love / girl in red 
  10. Glow / Suburban Living 
  11. Kyoto / Phoebe Bridgers 
  12. Excusas / Cariño 
  13. First Among the Last / The National Honor Society 
  14. She’s There / Rolling Blackouts Coastal Fever 
  15. La Canción Que Creo Que No Te Mereces / Carolina Durante feat. J
  16. Strange To Explain / Woods 
  17. Summertime / Orville Peck
  18. Red Western Sky / Muzz 
  19. Forced Convalescence / Bright Eyes
  20. No-One / The Psychedelic Furs
  21. Hollywood / Car Seat Headrest
  22. J Terrapin / Jade Hairpins 
  23. Call My Phone Thinking I’m Doing Nothing Better / The Streets feat. Tame Impala
  24. Idontknow / Jamie xx

Cowboy Junkies – Ghosts

Cowboy Junkies

Cuando era un enano, y me pasaba las horas muertas viendo la MTV, odiaba a Cowboy Junkies. A mis once o doce años, me daba mucha rabia encontrarme con el vídeo que sacaron para su versión del ‘Sweet Jane’, que me parecía música aburrida para viejos. Yo esperaba que pasaran los vídeos de Depeche Mode o Neneh Cherry, y cuando ponían esa cosa oscura en la que apenas se veían las sombras de los músicos, cambiaba automáticamente de canal. Pero claro, las cosas cambian, y con los años, te van gustando otro tipo de artistas. Con esto no quiero decir que me ha hecho seguidor de la banda canadiense, pero sí que me puedo topar con un disco suyo y apreciarlo. Porque, seamos sinceros, siguen siendo bastante “adult music”. 

Para seguir siendo sincero, pensaba que, a estas alturas, no estaban en activo. Al contrario que otras bandas de su época, no han hecho muchas giras por nuestro continente, y si las han hecho, yo no me he enterado. Y es raro, porque, en la última década, no han parado de sacar discos. De hecho, tienen una serie de cuatro trabajos auspiciados bajo el nombre de “Nomad Series”, que se publicaron en tan solo tres años. Eso sí, luego tuvieron un descanso de seis años, y hasta 2018 no publicaron un álbum con canciones nuevas. Ahora, en 2020, vuelven con un nuevo trabajo que han hecho por necesidad. Pero no una necesidad cualquiera. “Ghosts” es un disco en el en que nos encontramos ocho canciones dedicadas a la, recientemente fallecida, madre de los hermanos Timmins, que forman el 75% de la banda. Así que ya os podéis imaginar el tono triste y melancólico que tienen muchas de ellas. 

Estamos ante un trabajo al que la etiqueta de alt-country se le queda pequeña. Aquí hay bastantes guitarras áridas que rugen y ensucian sus composiciones. Además, yo diría que es algo mucho más rock. Solo hay que escuchar la potente intro de ‘Desire Lines’, el tema que lo abre, que empieza con una tormenta de guitarras, la cual, es protagonista en gran parte de la canción. Una faceta que también aparece en ‘(You Don’t Get To) Do It Again’, una pequeña joya en la que las seis cuerdas se fusionan con un piano y con la estupenda voz de Margo Timmins. Pero es en ‘This Dog Barks’, donde muestran algo más de esa rabia. Concretamente en ese arrebato guitarrero que entra en su estribillo, el cual, por cierto, se fusiona con unos violines algo folkies. 

Ghosts” también cuenta con momentos más tranquilos y menos densos. De hecho, se sacan de la manga todo un hit llamado ‘Misery’, en el que sale su lado más comercial. Y ojo que, tanto en ‘The Possessed’, que ya aparecía en su anterior trabajo, como en ‘Ornette Coleman’, utilizan el banjo para crear dos preciosas canciones. Y es que claro, si a ese frágil instrumento le unes la voz de Margo Timmins, el resultado es infalible. 

7,8

Pure X – Pure X

Pure X

Con un pequeño repaso a la carrera de Pure X, se puede ver fácilmente la evolución que han tomado. La banda de Texas empezó con un trabajo que era puro lo-fi, en el que las melodías sureñas se fusionaban con un muro de distorsión sucio y sin complejos. Poco a poco, fueron embelleciendo su sonido y las guitarras cambiaron suciedad por limpieza. De hecho, en su anterior trabajo, predominaban los sonidos más acústicos, e incluso se acercaban a terrenos más folk. Algo que ha cambiado un poco en su nuevo álbum, con el que rompen un silencio un silencio de seis años, y en el que vuelven a sacar el pedal de distorsión. 

Según ellos mismos, “Pure X” es la banda sonora perfecta para un tren nocturno por el desierto. Y puede que sea una descripción de lo más acertada. Sus canciones, reposadas y melancólicas, pero a la vez muy áridas, sirven de acompañamiento para esa viaje en tren, que no es más que una metáfora de la soledad. Porque, por ejemplo, a mí, me están sirviendo para llevar un poco mejor el confinamiento. Me dan bastante paz y se han convertido en mis favoritas a la hora de leer un libro, o de estar tirado sin más. 

No se sí mi mojarme demasiado y decir que estamos ante un trabajo que bebe un poco del shoegaze. Las guitarras densas y sucias, que casi suenan como si estuvieran rotas, son las protagonistas en varias canciones, pero su forma de acatarlas está más cerca de la música americana que del pop. Así, nada más empezar el disco, nos encontramos con ‘Middle America’ y ‘Here In Hollywood’, dos pequeñas joyas que nos invitan a dar un sucio paseo por el medio oeste americano. Unos sonidos que también aparecen en ‘Man With No Head’ y en ‘I Can Dream’, solo que aquí tiran de claridad y no se dejan llevar por la distorsión.

Una de las cosas buenas de este trabajo, es que también saben salirse de zona de confort y acercarse a sonidos más europeos. Porque, canciones como ‘Angels of Love’ y ‘Fantasy’, podrían venir de cualquier grupo escocés de noise-pop. Y si nos vamos a ‘Free My Heart’, vemos que se puede meter a Teenage Fanclub dentro de sus influencias. Aunque eso sí, luego son capaces de volver a esos sonidos más folk de su anterior trabajo, y dejarnos temas como ‘How Wood’ y ‘Stayed Too Long’, que no desentonarían dentro de un disco de Woods. 

7,9

Hazel English – Wake Up!

Hazel English

Estoy bastante convencido de que, en estos meses de cuarentena, el artista, o la artista, que haga un trabajo más o menos asequible, directo, y sin complicaciones, va a terminar triunfando. Porque, personalmente, ahora mismo, mi cabeza no está muy predispuesta a meterse de lleno en un disco que requiera mucho esfuerzo. De hecho, este fin de semana, lo he intentado con el alabado nuevo disco de Fiona Apple, y lo que único que me he llevado ha sido un buen dolor de cabeza. Sin embargo, el álbum de debut de Hazel English ha sido la compañía perfecta para leer, para cocinar o para, simplemente, estar tirado en el sofá sin hacer nada. 

Sería un error meter a Hazel English entre las nuevas cantautoras de rock que han salido en estos años. La australiana, afincada en California, cuenta con un alma pop que la saca de ese grupo y la mete en un mundo más amplio. Porque, en este “Wake Up!”, hay referencias al pop de los sesenta, al mundo ensoñador de los primeros Beach House, o a un indie-pop directo y pegadizo. Un conjunto de canciones realmente potente, al que es difícil encontrarle un pero. De hecho, creo que ha dado con el equilibrio perfecto entre todas esas referencias, lo que hace que su propuesta suene de lo más fresca.

Lo primero que podemos pensar al escuchar ‘Born Like’, el tema que abre este trabajo, es que estamos ante ese tipo de artista retro que bebe del pop orquestal de los sesenta. Y de eso ahí, porque otros temas del álbum, como ‘Like a Drug’, que cuenta con el inevitable rimo de batería del ‘Be My Baby’, o ‘Work It Out’ tiran por ese camino, el cual le sienta de maravilla a su voz clara y delicada. Si es innegable que, gran parte del disco, se deja llevar por un sonido añejo, pero le pone muchas ganas y no se hace repetitivo. Así, nos encontramos con canciones tan perfectas como ‘Off My Mind’, donde tira más hacia sonidos de los setenta, la hippie ‘Five and Dime’, o la exageración pop de ‘Waiting’, donde no se corta a la hora de ser excesiva. Pero ojo, que también saca las garras y, en alguna ocasión, las guitarras se llenan de distorsión. Es el caso de ‘Shaking’, en la que se pone un poco más dura sin dejar de lado su dulzura pop. O de la psicodelia sixties de ‘Milk and Honey’, el que probablemente sea el corte más sucio de todo el álbum. Pero lo mejor de toda esta faceta, y casi diría del todo el disco, es el tema que le da título. Aquí nos deja un corte que es puro new-wave, en el que se saca de la manga un estribillo y una melodía absolutamente irresistibles. Todo un hit en el que se va directa a finales de los setenta.  

Aunque, gracias a sus Eps y sus singles, ya sabíamos de su potencial, no deja de ser una sorpresa que se haya se sacado de la manga un álbum de debut tan solido y con tantos momentos memorables. Me da a mí que vamos a tener Hazel English para rato. 

8

The Weeknd – After Hours (Deluxe)

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Supongo que os sorprenderá ver un disco de The Weeknd por aquí. Aunque tengo que decir que ya puse algunos de sus primeros trabajos en la anterior etapa del blog. Pero bueno, el caso, es que me sorprende hasta a mí. Porque, para ser sincero, desde que se convirtió en una estrella, no he seguido mucho su carrera. Evidentemente, conozco temas como ‘Starboy’ o ‘Can’t Feel My Face’, que han sonado en todas partes, pero no he seguido muy de cerca sus discos. Pero, por alguna razón, no sé si por las buenas críticas, o el aburrimiento de la cuarentena, he escuchado bastante su nuevo trabajo en estas semanas. Y me ha gustado.

After Hours” es un trabajo curioso, porque creo, Abel Makkonen Tesfaye, se ha dejado llevar por una especie de sexto sentido que le ha hecho distanciarse un poco de su lado más comercial. De hecho, tiene cortes que me recuerdan a sus comienzos, cuando hacia un R&B más oscuro. Solo hay que escuchar esa ‘Alone Again’ que lo abre, en la que se mete en los sonidos urbanos, pero desde una perspectiva menos comercial de lo habitual. Algo que también se aprecia en la más potente ‘Heartless’, o la etérea ‘Faith’. Eso sí, tampoco es que se haya pegado un tiro en el pie, y haya decidido boicotear su lado más comercial. Ahí están ‘Too Late’ y ‘Hardest To Love’, que entran dentro de la típica canción The Weeknd de los últimos años. Además de ‘Scared To Live’, una balada que podría haber hecho cualquier banda de los ochenta.

Lo mejor del disco, y lo que me ha hecho escucharlo habitualmente, no llega hasta el noveno corte. Porque, el canadiense, ha cambiado de rollo a la hora de hacer las canciones más comerciales del álbum. Y viendo las cifras que manejan estos temas, parece que no se ha equivocado. El trío formado por ‘Blinding Lights’, ‘In Your Eyes’ y ‘Save Your Tears’, es de lo mejor que he escuchado este año. Tanto la efusividad synth-pop de la primera, como la delicadeza, también sintética, de la segunda, y el pop con sabor a los ochenta de la tercera, funcionan a la perfección. Además, un poco más tarde, aparece el tema que da título al álbum, en el que se ha hecho un Chromatics de manual. No obstante, la banda de Portland, ha hecho un remix de ‘Blinding Lights’, por lo que tiene pinta del que canadiense es bastante seguidor de ellos. Y ojo, porque en ‘Repeat After Me (Interlude)’ están acreditados Kevin Parker de Tame Impala, y Daniel Lopatin, el hombre que se esconde tras Oneohtrix Point Never. Lo que demuestra que Tesfaye está atento a otros tipos de música.

Hay que celebrar que uno de los artistas más comerciales de la actualidad tenga tanto talento, porque, independientemente de que nos guste su rollo, o no, es innegable que lo tiene.

7,6

Empress Of – I’m Your Empress Of

empress of

Creo que, aunque Dua Lipa, y alguna más, se hayan hecho con el mando del pop femenino comercial, hay una artista que les da mil vueltas a todas. Se trata de Lorely Rodriguez, más conocida como Empress Of. La de Los Angeles tiene talento de sobra para crear canciones lo suficientemente comerciales como para petarlo. Además, las compone ella, y no cuenta con siete productores para hacer una canción de tres minutos que suena igual que un millón de temas más. Quizá, por eso, tiene bastante más personalidad, y sus canciones no son un refrito de estrellas del pop de otra década.

I’m Your Empress Of” es un disco que llega tras una ruptura sentimental. Pero no estamos ante un trabajo deprimente con el cortamos las venas. Todo lo contrario, Lorely decidió llevar la ruptura de la mejor forma posible: bailando. Además, le salió casi solo. Se metió en su estudio casero, y en apenas dos meses, ya tenía el disco terminado. Estamos ante un trabajo en el que la pista de baile es la protagonista, y en el que no te da ni un respiro (prácticamente no hay cortes entre pista y pista). Todo regado de una multitud de influencias, donde entran el house más retro, el synth-pop, el r&b o los ritmos latinos.

El tercer trabajo de Rodriguez empieza con el tema que le da título, el cual, curiosamente, protagoniza su madre. Toda una declaración de intenciones (una más en su carrera), y otra reivindicación de sus orígenes hondureños. A partir de ahí, los ritmos sintéticos y bailables, no paran de sucederse. Ahí está esa gema pop llamada ‘Bit of Rain’, donde los sintetizadores tienen un puntito algo sucio. O ‘Love Is a Drug’, en la que juega a meterse en la cultura club norteamericana de los ochenta. Algo que perfecciona en ‘Give Me Another Chance’, todo un himno para entregarse de lleno a la pista de baile. Pero no todo es tan sintético y anglosajón. Tanto ‘Void’, como ‘Maybe This Time’, tiran de sus influencias latinas. Y ojo, que también se entrega a un baile más oscuro y denso, como es el caso de la genial ‘U Give It Up’.

A pesar de ser un disco centrando en la música dance, también tiene tiempo para dejarnos algunas canciones más lentas. Es el caso de ‘Should’ve’, en la que se va un poco por las ramas y se mete en sonidos un tanto menos amables. O de ‘What’s The Point’, donde sí acierta de pleno yéndose hacia un terreno algo más ensoñador. De hecho, acaba el disco con varios cortes de este palo, donde destacan un medio tiempo de corte ochentero como ‘Not The Same’, y los arrebatos que aparecen en ‘Awful’, el último corte del álbum.

7,8

Trace Mountains – Lost In The Country

Trace Mountains

Hay discos que tan solo una escucha ya te conquistan, y que, por una razón u otra, consiguen meterte en una zona de confort ya conocida. Pero eso sí, no menos interesante. Es el caso del debut tercer álbum de Trace Mountains, que no es otra cosa que el proyecto en solitario de Dave Benton, líder de LVL UP. El de Nueva York, se ha sacado de la manga un trabajo que es una preciosidad, y todo un homenaje a un indie-rock nada estridente y lleno de matices. Porque, por aquí, lo que predominan, son las guitarras limpias, las buenas melodías, y algún teclado que otro. Y claro, así, el resultado no puede ser mejor.

No me gusta dejarme llevar por otras críticas, pero hace un rato he leído la de Pitchfork, y en ella hacen una descripción que me parece bastante acertada. No solo dicen que su música es algo así como un pastiche de Bright Eyes y Sebadoh, también mencionan el sello Barsuk (casa de Nada Surf, los primeros Death Cab For Cutie, o mis adorados Mate Of State), y dejan caer que también hay influencias de Dinosaur Jr., Built to Spill y The War On Drugs. Y la verdad, es que no puede estar más de acuerdo.

Lost In The Country” se abre con ‘Rock & Roll’, un tema que representa el lado más efusivo del disco, que realmente no es mucho. Tan solo sube de intensidad en su parte final, y se atreve a pisar un poco más el pedal de distorsión para hacerse con un punteo de guitarra al más puro estilo J Mascis. Una fórmula que también sigue en la estupenda ‘Cooper’s Dream’ y la ultra pegadiza ‘Benji’.

Una de las cosas que más me ha gustado de este trabajo, es lo bien que fusiona sonidos más folk con toques algo ensoñadores. Es el caso de la preciosa ‘Dog Country’, de ‘Fallin’ Rain’, o del tema titular, que es una delicia en la que se acerca a este nuevo pop que practican bandas como Real Estate o Wild Nothing. Eso sí, lo mejor del disco aparece en ‘Me & Mary’, un corte que recuerda mucho a Fountains of Wayne (qué pena la muerte de Adam Schlesinger), y en ‘I am Leaving You’, una delicada canción en la que el órgano se convierte en el protagonista. Aunque la corta ‘Turn To Blue’, con la que cierra el disco, también me ha parecido una pequeña joya de pop ensoñador.

Sin duda alguna, este trabajo, es una de las grandes sorpresas que me he encontrado en lo que va de año. Y estoy convencido de que también lo va a ser de muchos de vosotros.

8,1