The Rosebuds – Sand + Silence

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The Rosebuds es una banda a la que perdí la pista hace muchos años, cuando sacaron aquel genial Night of the Futures, en el que tiraban del mejor pop. El resto de discos que han sacado posteriormente no pasaron de las primeras escuchas, y de buenas a primeras no me terminaron de convencer. Ni siquiera aquel Love Deluxe tan soft en el que versionaban canciones de Sade. Esto ha cambiado con su último trabajo, que me ha convencido a las primeras de cambio y me ha devuelto las ganas de escucharlos.

No sé si será por la producción de su amigo Justin Vernon, o porque es un disco mucho más coherente en el que no van dando palos de ciego, pero Sand + Silence me parece un trabajo muy interesante. Para empezar, le han dado a su música un toque setentero que le viene de maravilla. Hay armonías vocales que parecen sacadas de los primeros discos de Stely Dan, y unos punteos de guitarra dignos de aquella década. Un buen ejemplo de esto son los tres temas que abren el disco, donde encontramos un corte de rock clásico (In My Teeth), otro que tira más hacia el funky (Sand + Silence), y una delicada balada que es una delicia (Give Me A Reason). Los tres funcionan de maravilla y hacen que te metas en el disco nada más empezar.

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Justin Vernon no solo produce el disco, también colabora poniendo los coros en Blue Eyes, uno de los cortes más potentes del álbum, y uno de los que mejor suena. Y es que el líder de Bon Iver les ha pillado el punto, y ha conseguido sacar una producción detallista que le viene como anillo al dedo a dúo de Carolina del Norte. Tanto detalle hace que canciones que en principio parecen más flojas, terminen convenciendo. Ahí están Wait A Minute o esa balada de aires sixties llamada Looking For, que no llegan al nivel de los mejores cortes del álbum, pero que, gracias a esos detalles de producción consiguen seducir al oyente. El resto del disco está a un nivel alto, y canciones como Esse Quam Videri, donde vuelven a explotar los setenta, o Death Of And Old Bike y Walking, que son más desenfadas, suenan de maravilla. Lástima que para el final se dejen Tiny Bones, que acaba resultando un tanto pesada.

Con discos así sí que dan ganas de seguir la carrera de The Rosebuds. No es un álbum perfecto, tiene sus altibajos, pero es un trabajo muy agradable en el que nos dejan varios cortes notables.

7,8

Selección 2014 (7ª Parte)

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Antes de que os vayáis todos de vacaciones os dejo la recopilación de este mes, en la que hay un buen montón de adelantos. Ya sabéis, una gran cantidad de bandas editan sus trabajos en septiembre y nos dejan alguna que otra canción para ponernos los dientes largos. Entre ellos están Perfume Genius, que ha sacado mi canción favorita de este mes, Erlend Øye, The Drums, Baxter Dury, o Mark Lanegan, que viene con un cambio de sonido bajo el brazo. Todos ellos están en esta recopilación, pero también hay canciones de discos que están a la vuelta de la esquina, como los de Spoon y The Rosebuds, que salen la semana que viene. Además de alguna que otra canción incluida en los discos que han salido en este último mes. Espero que os guste.

  1. For One Night Only / King Creosote 4:10
  2. New York Kiss / Spoon 3:28
  3. Sad Lover / Mark Lanegan Band 3:41
  4. Edo Method / The Bilinda Butchers 3:55
  5. Summer Ends / The Raveonettes 4:07
  6. Calling Out to You / Inspiral Carpets 3:23
  7. The Next Jet to Leave Moscow / Manic Street Preachers 3:23
  8. Staircase at the University / Morrissey 5:28
  9. Enemy / Merchandise 4:31
  10. Blue Eyes / The Rosebuds 2:48
  11. Bud / Honeyblood 2:46
  12. Party Police / Alvvays 3:48
  13. Hong Kong Hotel / Beverly 2:55
  14. So Now What / The Shins 3:38
  15. Leave the Family / The Skygreen Leopards 2:29
  16. Garota / Erlend Øye 4:32
  17. Pleasure / Baxter Dury 2:20
  18. Magic Mountain / The Drums 4:05
  19. Uptight Downtown / La Roux 4:22
  20. Shadow / Bleachers 3:53
  21. Coming Up For Air / Philip Selway 3:39
  22. Queen / Perfume Genius 3:51

The Raveonettes – Pe’ ahi

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The Raveonettes sorprendieron hace una semana a sus seguidores editando un nuevo trabajo sin ningún tipo de promoción. Los daneses sacaron este Pe’ ahi de sopetón y sin previo aviso, y de la noche a la mañana ya se podía escuchar en todas las plataformas en streaming y comprar digitalmente (la edición física ha tardado un poco más). Algo realmente raro en esta época en la que los grupos te bombardean con varios adelantos antes de que el disco salga a la venta.

Pe’ ahí me ha sido mi banda sonora en estos días que he pasado de vacaciones en Berlín, y tengo que decir, que de buenas a primeras, no le terminé de pillar el punto. Es un disco un tanto más serio, con una producción muy tosca, y sin apenas hits, pero en el fondo tiene mucho donde rascar. Lo que más me ha sorprendido es que el propio Sune Rose Wagner no se encargara de la producción, ya que sus últimos trabajos con Crocodiles y Dum Dum Girls son geniales. Supongo lo que habrá hecho para quitarse de encima ese toque tan pop que tienen esas producciones. Y es que este nuevo álbum de los daneses esta influenciado por la reciente muerte del padre de Wagner, y eso se nota desde el primer corte.

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Endless Sleeper abre Pe’ ahi con un ligero toque bossa-nova, que termina siendo eclipsado por sus guitarras shoegaze y unas cajas de ritmos que están muy presentes en todo el álbum. En ella juegan a esconder el estribillo y su faceta más pop. Algo así como si se forzaran a hacer un corte triste en el que no puede haber un estribillo pegadizo. Esto es una constante en casi todo el trabajo, y en conjunto es algo que les funciona muy bien. Otra cosa es cuando hay que elegir un single que tire del resto del álbum (supongo que por eso lo han editado todo de golpe y porrazo). Sisters podría ser ese sencillo, pero más que nada porque la regalaron un par de días antes de sacar el disco. Es un corte muy ruidoso, donde la calma y la tempestad se disputan el protagonismo de la canción. Quizá hubiera sido mejor elegir como canción principal otros temas más cercanos a sus otros trabajos, que algo de eso hay. Tanto Killer in the Streets, con ese ritmo bailongo y el ruido delicado de A Hell Bellow, podrían entrar dentro de ese grupo. Pero si hay una canción puramente The Raveonettes, esa es Summer Ends, que es un corte perezoso y tristón marca de la casa.

Hay dos canciones que me han gustado especialmente. Bueno, se podría decir una canción y media, ya que lo que más me gusta de este trabajo, es la parte final de Z-Boys, donde encontramos unas preciosas guitarras que entran abruptamente. La otra canción que me ha fascinado es The Rains of May, en la que recuperan su amor por los grupos de chicas de los sesenta y nos dejan un precioso tema con otra parte final que es una maravilla.

Pe’ ahi es un disco extraño, en el que al principio cuesta entrar, pero donde seguimos encontrando a los Raveonettes de siempre. Eso sí, un poco más serios y tristes que de costumbre.

7,5

Los Pilotos – El Regreso de Logan

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Resulta curioso comprobar como los miembros de Los Planetas han sido capaces de despegarse del indie-pop de sus comienzos, y lograr triunfar con otras propuestas ajenas a ese movimiento. Lo hicieron en conjunto adaptando el flamenco a su propuesta de toda la vida, y lo han hecho Florent y Banin con su grupo de música electrónica. Lo que en un principio parecía un pasatiempo del guitarrista y el teclista de la banda granadina, se ha convertido en un proyecto solido con el que se mantienen ocupados mientras Los Planetas siguen en esa especie de calma relativa.

No hay que olvidar de que ya avisaron de esto con esa Cumplimentando Compromisos Contractuales que metieron de tapadillo en Contra la Ley de la Gravedad, el disco más ecléctico de Los Planetas. Ese tema parecía una mera anécdota dentro de un disco en el que los granadinos daban unos cuantos palos de ciego. Escuchada ahora, diez años después, y al lado de los discos de Los Pilotos, suena tosca y muy por debajo de las canciones que encontramos en estos dos trabajos. Y es que Banin y Florent han conseguido que sus discos tengan consistencia y sigan una línea fija. Algo que no es nada fácil cuando se trata de unos trabajos instrumentales y con muy pocas concesiones al pop.

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El Regreso de Logan es un disco mucho más coherente que su debut, y se podría decir que en sus siete canciones encontramos un nexo común. A lo largo de todo el álbum se mueven por una electrónica preciosista que logra que el oyente permanezca atento durante casi todos los 44 minutos que dura el disco. De hecho, lo primero que vino a la cabeza tras darle una primera escucha, fue The Suicide Of Western Culture, y más tarde me enteré de que aquí hay una canción a pachas con ellos. Y es que encontramos muchos parecidos con esa electrónica triste y fría que practica el dúo de Barcelona. No solo en Viento Divino, la canción que han hecho juntos. Esa frialdad tan europea está a lo largo de prácticamente todo el disco. Diría que la única que se sale del tiesto es Tarde de Verano de 1983, que es como una canción disco a mitad de revoluciones. Además, cuenta con una guitarra (tocada por Pedro de Dios de Guadalupe Plata), que le da un toque mucho más humano que al resto del álbum.

Lo que más me ha gustado del disco es el que hayan contando con la colaboración de Maite Rodríguez de Reina Republicana en Para su Tranquilidad y la de los Suyos. Son solo unas voces etéreas a lo largo de la canción, pero creo que el camino que deberían seguir es ese. Su música se presta a colaboraciones vocales, y este tema cercano al dream-pop electrónico es una buena prueba de ello. A ver si para el próximo disco se plantean algo así.

Quizá, en algunos momentos, se hace un poco pesado –Robotniks les ha quedado un poco larga-, pero es un trabajo que suena muy bien, y en él, encontramos un montón de matices interesantes.

7,5

Alvvays – Alvvays

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Es verano, hace un calor horrible, y hoy me voy de vacaciones un mes. Estas son razones suficientes para poner el debut Alvvays, una banda de Toronto que hace un dream-pop playero que es una delicia. Sí, es más de lo mismo, y recuerdan una barbaridad a Best Coast (Molly Rankin, su cantante, tiene el mismo tono de voz que Bethany Cosentino), pero lo hacen muy bien, y el disco entra de maravilla. Lo curioso es que ellos mismos dicen que su mayor influencia son las bandas más jangly del C-86, y grupos como Talulah Gosh y The Wedding Present. Yo esto no lo veo por ningún lado, aunque la verdad es que tampoco hace falta, el disco suena bien de todas formas.

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Tienen predilección por los temas más reposados, esos en los que dan buena cuenta de las guitarras ruidosas, y las buenas melodías de aires sixties. Esto se les da de maravilla, y canciones como Archie, Marry Me, Ones Who Love You, y Party Police, son una auténtica delicia. Supongo que a estos cortes los podemos meter en eso que llaman bedroom-pop, ya que tienen ese toque californiano y playero que tantos buenos discos nos ha dado en los últimos años. Por si esto fuera poco, también son capaces de sacarse de la manga un pedazo de baladón como Dives, una preciosidad que recuerda mucho a los grupos de chicas de los ochenta.

Si nos vamos a los temas más movidos, hay que destacar Adult Diversion, el corte con el que abren el disco de una forma contundente, y Next Of Skin, en la que parecen unos Camera Obscura ruidosos. Más que nada por la forma de cantar que tiene Molly Rankin en esta canción, que recuerda mucho a la de la cantante del grupo escoces. Pero lo mejor de este tipo de canciones lo encontramos en Atop A Cake, en la que sí parece que han logrado sacar ese sonido C-86 que comentaba al principio, y nos deja un hit que tiene un aire a los mejores The Primitives.

El hecho de que allá un millón de grupos que practican este tipo de música juega en su contra, pero estos canadienses tienen mucho más jugo que la gran mayoría de estas bandas. Un debut de lo más entretenido que tiene todas las papeletas para convertirse en el disco del verano.

7,6

Streaming

Bleachers – Strange Desire

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No sé muy bien cuáles son las razones que me han llevado a escuchar este disco, ya que solo encuentro pegas para no hacerlo. La primera es que es el proyecto en solitario de Jack Antonoff, el guitarrista de los horribles Fun, una de esas bandas insulsas que salieron del indie, y han acabado petando las listas de ventas y ganando algún Grammy. Otra razón para olvidarme de él, es que es el novio de la pesada de Lena Duham, a la cual cada día soporto menos. Pero bueno, eso ya es una fobia personal mía.

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Strange Days me sirve para comentar un poco esa obsesión con los ochenta que tienen la generación nacida a finales de esa década y a principio de los noventa. Estos chavales que ahora mismo están en la veintena, veneran todo lo que acontecido en aquella década, y no sé dan mucha cuenta de la cantidad de mierda que hubo en esos años. No es que yo tenga nada en contra de los ochenta, fue la década de mi infancia y adoro a bandas como Duran Duran, Erasure, Depeche Mode, Pet Shop Boys, The Human League…Lo malo es cuando mitificas una época que no has vivido plenamente. Y es que al final acabas en pleno 2014 haciendo un disco con canciones pensadas para una banda sonora de una película imaginaria de John Hughes. Pero eso no es lo peor, para estos chavales, todo lo acontecido entre 1980 y 1989 fue maravilloso, y no, las cosas no fueron así. Ya no solo en el plano musical, en el que había una gran cantidad de mierda de la que ahora nadie se acuerda. Fue una de las décadas más chungas, en la que hubo guerras crueles, enfermedades que se llevaron a miles de personas, y un capitalismo voraz que se comió todo. Y no, no todo en aquella época fue un drama de instituto con música de New Order de fondo.

Desde luego, si tienes veinte años, y estas muy pez en la música de los ochenta, este disco te puede gustar mucho. Es algo lógico, ya que ha cogido lo mejor de aquellos años, lo ha modernizado un poco, y le ha salido algún tema más que decente. No hace falta decir que todo lo que hay aquí es un pop de lo más comercial pensado para petarlo en las listas. Pero bueno, eso no quita que canciones como Rollercoaster (puro The Killers), Shadows (Simon Le Bon mataría por esta imitación de sus canciones de los ochenta), y Wake Me (aquí tira de Roxy Music que da gusto) sean disfrutables. Además, el chico está muy bien acompañado, y por aquí han pasado Grimes, que canta en la bonita Take Me Away, y Yoko Ono, que pone su voz de gata viejuna en la horrorosa I’m Ready to Move On/Wild Heart Reprise.

No es un disco que pegue mucho con la línea del blog, pero de vez en cuando hay que mirar por donde los tiros en la música comercial de nuestra época, y este trabajo es perfecto para eso.

5,9

The Bilinda Butchers – Heaven

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Hay grupos que con su nombre dejan bien claro hacia dónde va su música, y The Bilinda Butchers es uno de ellos. Esto trio de San Francisco, que toma su nombre de la guitarrista y cantante de My Bloody Valentine, se mueve entre el dream-pop y shoegaze, y la verdad es que no lo hacen mal. Son de lo más ecléctico, algo que juega a su favor, ya que si fueran una mera copia de la banda irlandesa, no tendrían mucho sentido. Han hecho muy bien en abrirse a más estilos, y no dejarse llevar por las pesadas guitarras shoegaze. Lo malo es que, aunque tienen algunos cortes muy interesantes, andan un poco perdidos, y el disco no llega a tener mucha coherencia. Eso es algo que se nota, sobre todo si se trata de un álbum conceptual, como es el caso.

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Heaven narra la historia de Nakajima Ume, una joven japonesa del siglo XIX que fue obligada a casarse con un noble cruel, y que descubrió el amor de la mano de un joven poeta. Una historia de amores imposibles, depresiones y un trágico final (el poeta muere y ella se suicida), a la que estos tres chavales ponen música. No han estado solos, y para muchas de las canciones del disco han contado con la ayuda de varias cantantes (sobre todo de Juri Nakashima, que canta en gran parte del álbum), que hacen que el disco tenga unos cuantos temas cercanos al pop ensoñador que practicaban gente como Slowdive. Ume, la canción que abre el disco, es uno de ellos, y la verdad es que no está nada mal. Por lo menos no se hace pesada y aburre, que es lo que me suele pasar a mí con este tipo de canciones. Aunque también tengo que decir que no es la mejor de este palo, ese honor se lo queda Golden House, donde Sarah Psalti canta por encima de un manto de preciosos teclados.

Entre paisajes sonoros que no van a ningún lado, y canciones que no tienen mucho que ver con el resto del álbum – Tanka no está mal, pero suena más a The Beloved que a My Bloody Valentine-, nos encontramos con algún que otro pepinazo en forma de himno pop. El primero es Less Than, donde consiguen dar con la melodía perfecta y el toque guitarrero justo. Se podría decir que han utilizado adecuadamente las influencias de los primeros Teenage Fanclub, algo que también demuestran en The Love’s Suicide y Edo Method, los otros dos himnos pop de este trabajo. Aunque sí es cierto que esta última también tiene mucho de los My Bloody Valentine más accesibles, los de When You Sleep o Soon. Lo que sí que no entiendo es Heaven Holds A Place, el penúltimo tema del disco. Es una canción muy blanda, excesivamente pop, en la que meten unos coros soul que no pintan nada. No sé, no es que sea un mal tema, pero creo que no pinta nada en este trabajo

7,4

Honeyblood – Honeyblood

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Sí, Honeyblood es otro grupo de chicas haciendo rock con dulces melodías pop. Lo que parecía una moda pasajera, se ha convertido en todo un estilo musical en el que hay que elegir las mejores bandas, y este dúo de Glasgow es una de ellas. No sé si será porque vienen de la fría y lluviosa Escocia, pero sus canciones suenan diferentes a las de las imitadoras de Best Coast y Vivian Girls. Tienen un punto un tanto más crudo que las emparenta con bandas de los noventa como Throwing Muses y The Breeders, y eso ya juega a su favor. Esto hace que sus canciones tengan muchos más matices, y no se queden en el pop soleado y repetitivo de otras bandas. Aunque también les gusta una buena canción pop, no os penséis que son unas macarras. Eso sí, es un pop mucho más escoces, que está más cerca de Camera Obscura que de los Beach Boys.

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Honeyblood han tenido una suerte con la que muy pocas bandas pudieron contar al principio de su carrera. Con tan solo un año y medio de vida, han conseguido crearse un nombre en la escena de Glasgow y que su música salga fuera de sus fronteras (la semana pasada Pitchfork estrenó el álbum en exclusiva). Todo gracias a una cinta grabada en la cocina de su casa que dio la vuelta a su ciudad y les consiguió un gran número de conciertos. La verdad es que es algo que no resulta extraño, ya que sus canciones son directas y de pegada fácil. Lo bueno es que no son de las que caducan a la cuarta escucha.

Fall Forever, el potente tema que abre el disco, lleva un poco al engaño y nos deja la sensación de que estamos ante otro disco más de pop guitarrero con influencias de “spectorianas” y “ramonianas”. Afortunadamente, en la segunda canción ya dejan ver que son mucho más que eso. Super Rat es una canción muy pop en la que no aceleran las guitarras, y nos dejan uno de esos estribillos para corear a grito pelado en un concierto. Mejor es Bud, en la que sacan la acústica y nos dejan un bonito corte (no me extraña que sea el primer single). Algo que también hace que acierten en Fortune Cookie, otra de las mejores canciones del disco.

Manejan muy bien los trallazos pop con ramalazos punk, ahí están Killer Bangs y All Dragged Up para demostrarlo, pero prefiero su faceta más densa. Canciones como Biro y Choker suenan a los noventa por todos los lados (de ahí la mención a Throwing Muses de antes), y están más cerca de un prado lluvioso que de una playa soleada. Y es que al fin y al cabo las chicas son de Escocia, y eso se nota a lo largo de todo el disco.

7,7

One Thousand Violins – Halcyon Days: The Complete Recordings 1985-1987

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Si indagamos en las Inglaterra de mediados de los ochenta, nos vamos a encontrar con una gran cantidad de bandas que sonaban de maravilla, y que prácticamente pasaron desapercibidas. Algunas tuvieron suerte y entraron un par de veces en los charts indies, pero no pasaron de ahí. One Thousand Violins es una de ellas y, gracias a la ayuda de John Peel, lograron meter un par de singles en las listas independientes y grabar otros tantos para el sello de Dan Treacy, el líder de Television Personalities.

Colin Gregory y Dave Walmsley formaron One Thousand Violins en 1985, tras pasar por otro grupo llamado The Page Boys. Por aquel entonces, estos dos chavales de Sheffield estaban totalmente influenciados por la música de los sesenta, y por Orange Juice (el nombre de su grupo viene de la letra de Consolation Prize), algo que se nota nada más escuchar sus canciones por primera vez. Tienen ese sonido clásico de las bandas de indie-pop británicas de los ochenta, y su cantante no puede negar que Morrissey fue una influencia para él. Además, cuentan con unas letras en las que el sentido del humor, y la mala leche, son protagonistas. Títulos como “Tú, bastardo desagradecido” o “Recuerdo cuando todo el mundo usaba bicis…ahora todos conducen coches”, así lo demuestran. Y es que, en sus cuatro años de carrera, llegaron a sacar un buen número de singles, y algún que otro álbum deliciosos. La lastima es que en 1989 tuvieron que dejarlo por problemas financieros y diferencias musicales.

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Halcyon Days – Complete Recordings 1985-1987 es una extensa recopilación que ha editado Cherry Red Records este mismo año. En ella encontramos todo su material desde 1985 a 1987, mucho del cual solo se editó en vinilo. Es una muy buena oportunidad para adentrarse en el mundo de este grupo, y escuchar pequeñas joyas pop como Halcyon Days, Like One Thousand Violins o Please Don’t Sandblast My House, donde se ponían un tanto más psicodélicos. Y es que, otra cosa no será, pero estos grupos grababan singles como churros, y en apenas tres años nos dejaron una buena colección de ellos.

Desde luego, si te gusta el pop británico de aquella época, es una recopilación que no te puedes perder. Los chicos tenían talento, y una buena prueba de ello es que Colin Gregory acabó formando The Dylans, una banda con la que tuvo un poco más de éxito.

8,2

Recomendaciones en Streaming: Cut Copy – Lights Shine On

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Ya sabéis que no soy nada fan de estas ediciones deluxe que salen de los discos, en las que normalmente solo meten demos o algún directo sin ningún tipo de interés. Cut Copy van a sacar una de su Free Your Mind, en la que nos ofrecerán cinco temas nuevos (contando los dos que sacaron para el Record Store Day) que fueron concebidos en las sesiones de grabación del disco. Vamos, lo que tiene que ser una edición deluxe de verdad. Y es que los de Melbourne han entendido a la perfección esta historia, y lo que nos dejan ahora son esos cortes que no pegaban demasiado con la línea general del álbum.

Lights Shine On es el tema que han adelantado (la edición sale el próximo día 22), y en él se puede ver perfectamente lo que comento más arriba. Es una canción mucho más rock, sin bases electrónicas y con unas guitarras potentes. Además, tiene una parte vocal en la que casi se podría decir que han querido homenajear a los Beach Boys. Vamos, un tema que no pintaba nada en ese Free Your Mind tan electrónico. A mi la canción me ha encantado, y me parece otra pequeña maravilla que podría haber sido single de cualquiera de sus otros trabajos. Espero que el resto vayan por el mismo camino.

https://soundcloud.com/modularpeople/cut-copy-lights-shine-on/s-ya3W7