Locate S,1 – Wicked Jaw

Hace tres años que Christina Schneider, más conocida como Locate S,1, me conquistó del todo con “Personalia”, ese single que daba nombre a su segundo trabajo. Un disco lleno de hits de pop que dio a conocer su proyecto a bastante gente. Aunque sí es cierto que todavía no es una artista muy conocida. Y lo malo es que no tiene pinta de su carrera vaya a despegar comercialmente con su nuevo álbum. Lo que es una pena, porque, aunque ha cambiado bastante el sonido de su propuesta es un trabajo notable. Además, sus canciones están compuestas mientras asistía a un tratamiento por abuso sexual infantil. Así que, aunque solo sea por ese esfuerzo, merece la pena darle unas escuchas.

Fuimos muchos los que resaltamos que su anterior disco estaba producido por Kevin Barnes, líder de Of Montreal, y su novio. Quizá, pasando por alto que la composición de las canciones pertenecía a Schneider. Así que, esta vez, ha cogido las riendas del asunto, y ha compuesto y producido ella misma todo este ‘Wicked Jaw’. Algo, por otra parte, lógico, ya que es un disco muy personal. Y hay que decir que sale más qua airosa del reto, porque consigue que sus canciones suenen bien en todos los estilos que aparecen en el álbum, que ya os digo yo que son unos cuantos. Quizá, también, porque, por primera vez, ha podido grabarlo en un estudio de verdad junto a su banda. Y eso siempre se nota.

La primera sorpresa llega nada más empezar. “You Were Right About One Thing” abre el álbum llevándonos a un pop-rock sofisticado y muy de los setenta. Un sonido que últimamente está muy de moda. Pero claro, hay que saber hacerlo bien, y a Schneider se le da maravilla. Como también se le da bien esa especie de bossa-nova pop que aparece en la estupenda “Go Back To Disnee”. O entregarse a los sonidos más cálidos en la introspectiva “Blue Meaniez”. Eso sí, no podemos decir lo mismo cuando se pone un poco más experimental, porque la extraña, y algo jazzy, “Daffodil”, no termina de funcionar.

Lo que está claro es que, cuando se va al pop, no hay quien la tosa. La propuesta de Locate S,1 gana puntos cuanto más melódica se pone. Así, nos deja cortes como “Pieta” o “Heart Attack”, en los que tira del lado más sintético del asunto. Sobre todo, en la segunda, que no puede sonar más radiante. Pero también sabe lo que es llevar su pop a sonidos más guitarreros. Ahí tenemos la estupenda “The Hard Way”, que se desenvuelve entre guitarrazos hard-rock. O esa “Danielle” deudora del rock de los setenta, y por extensión, de Blondie. Una influencia que, por cierto, ya aparecía en su anterior trabajo. Incluso se atreve a meterse en terrenos cercanos al twee-pop en “Have You Got It Yet?”. Y le sale de maravilla.

7,8

Bethany Cosentino – Natural Disaster

Tengo que reconocer que me daba mucha pereza enfrentarme al primer álbum en solitario de Bethany Cosentino. El giro country-pop que presentaba el primer single no me dijo mucho, y lo vi como un recurso para tratar de reflotar su carrera musical. Porque, seamos sinceros, por mucho que no gustaran los inicios de Best Coast, su fórmula estaba un tanto agotada. No obstante, están en un descanso indefinido. Así, en un giro inesperado de los acontecimientos, me puse con este trabajo hace unos días, y me he terminado llevando una sorpresa de lo más agradable. Aunque sigo pensando que está tratando de captar a ese público estadounidense que adora el lado más clásico de su pop y rock. Pero hay que reconocer que se le da bien este sonido.

La propia Cosentino reconoce que se ha fijado en la música escuchaba en su infancia para componer las canciones de este trabajo. Y ahí entran artistas como Bonnie Raitt, Linda Rondstadt, o Indigo Girls. Para acercarse a este sonido ha llamado al productor Butch Walker, todo un experto en llevar a grupos de rock a mundos más mainstream. Además, también ha trabajado con estrellas como Ed Sheeran o Taylor Swift. Y eso se nota en el resultado final del disco. ‘Natural Disaster’ suena brillante y esplendoroso como un disco de pop-rock mainstream de los ochenta y los noventa. Además, Cosentino canta como jamás lo ha hecho y sabe llevar cada canción al lugar correcto. Lo único malo es que las letras son un poco simplonas. Pero bueno, se lo podemos perdonar.

El disco se abre con el tema titular, el cual nos lleva al “verano más caluroso que ha conocido”. Es una canción que habla del cambio climático y de ese desastroso inicio de 2020 en el que California se vio arrasada por los incendios. Pero su tono tiene muy poco que ver con este tema tan serio, y casi parece una canción dedicada al mejor verano de su vida. Quizá, esa es la incongruencia del álbum, que explora temas como la ansiedad, el aislamiento, o la sobriedad, con una alegría que desborda. Ahí tenemos “Outta Time”, en la que cuenta lo cansada que está de este mundo de mierda de lo forma más efusiva posible. Y hay que decir que suena tremenda. Al igual que el pop-rock a lo Fleetwood Mac de “A Single Day”, o el rock potente de “My Own City”.

Esta producción limpia y llena de detalles hace que, incluso, las baladas y los medios-tiempos sean de lo más directos. Ahí tenemos esa “Easy” que va creciendo con la ayuda de un piano y una guitarra de lo más americana. O la vigorosa “For a Moment”, que empieza de forma acústica y poco a poco se va convirtiendo en una pequeña joya de pop-rock épico. De hecho, la parte final del disco está dedicada a este tipo de temas. Aunque de una forma muy ecléctica. Así, tenemos el country-pop de “Real Life”, que la verdad es que suena muy bien; una balada un tanto inofensiva como es “Hope You’re Happy Now”; el delicioso folk de “It’s Journey”, y la desnuda “I’ve Got News For You”, en la que solo necesita un piano y su voz para dar con una canción bien bonita.

7,7

Swiss Portrait – The Crippling Pain of Happiness

Swiss Portrait fue una de las sorpresas musicales más interesantes de 2022. ‘Safe House’, el que fue su EP del año pasado, me pareció una pasada y, hoy en día, sigo recurriendo bastante a él cuando quiero chutarme una buena dosis de indie-pop ensoñador. Porque hay que decir que, Michael Kay Terence, que es el hombre que se esconde detrás de este proyecto, es todo un experto en crear este tipo de canciones y logra dar con un sonido de lo más envolvente. Y eso que lo hace todo de la forma más casera posible en su estudio casero de Edimburgo.

The Crippling Pain of Happiness’ es su nuevo mini-LP, y en él nos deja ocho canciones en las que refleja sus problemas con la ansiedad y la lucha para superarlos. Pero no penséis que estamos ante un disco deprimente. Sus letras sí que puede que tiren hacia ese tema, pero lo cierto es que también reflejan un poco de esperanza. Y lo mejor que es que su música suena viva y esplendorosa. Aunque hay que reconocer que también es bastante melancólica.

El disco se abre con “Before”, uno de esos temas en los que Swiss Portrait saca a pasear su lado más pop. Aquí, la fusión de su guitarras, limpias y algo aceleradas, con una tímida caja de ritmos y un teclado discreto, funciona a la perfección. Es una fórmula que también aparece en “All I Want”, una canción en la que, incluso, se anima un poco más. De hecho, cuenta con el estribillo más potente del álbum. Y si nos vamos a “Leave It”, podemos comprobar que una guitarra más sucia y shoegaze le sienta muy bien a su faceta más pop.

Lo que si es cierto es que es un trabajo más oscuro que su predecesor. Sobre todo, en el sonido que tienen las guitarras en algunas canciones. Es el caso de “Paper Houses”, que empieza con una guitarra de lo más post-punk. Aunque luego el resto del tema es de lo más ensoñador. Y si nos vamos a “Too Bad”, nos encontramos con una canción sucia y más agresiva de lo habitual. Eso sí, este lado más oscuro lo contrarresta muy bien dejándonos unos cuantos temas de dream-pop estupendos. Es el caso de “Always” y “Lost”, donde muestra una influencia evidente de los grandes del género, como Cocteau Twins o Slowdive. O de la escueta “I Know”, que es bastante más ambiental y tranquila.

7,8

Dexys – The Feminine Divine

Dexys, o Dexys Midnight Runners, que no es que renieguen de su nombre de siempre, tuvieron un comeback estupendo en 2012, cuando publicaron esa joya llamada ‘One Day I’m Going To Soar’. Un disco que no es que tuviera mucha repercusión, pero era realmente maravilloso. De hecho, entró en lo mejor de ese año en el blog. Además, su presentación en directo en el Primavera Sound de 2013 fue impresionante. Lo malo es que no le dieron una continuación apropiada a ese regreso. Porque, aunque en 2016 editaron un trabajo con versiones de canciones tradicionales irlandesas (y alguna cosa más), se han tirado más de una década sin entregar temas nuevos. Algo que, por fin, han solucionado con ‘The Feminine Divine’, el que tan solo es el sexto trabajo de su carrera.

Al final, Dexys es una de esas bandas que no dejan de ser el proyecto de una persona. En este caso, de Kevin Rowland, que siempre ha estado al mando del grupo. Y lo más normal es que, cuando pasa tanto tiempo entre disco y disco, es que haya un baile de miembros en la formación. Así que, por aquí, sí que sigue Jim Paterson, que ha sido la mano derecha de Rowland desde finales de los setenta. Sin embargo, ya no están Mick Talbot o Pete Williams. Pero bueno, en parte, siguen manteniendo el sonido de siempre. Y digo en parte, por si hay que hay algunos cambios. De hecho, el propio Rowland asegura que «alterna sonidos de pop clásicos con algunos más experimentales e inspirados en el cabaret».

El disco empieza como uno se espera, con tres trallazos de pop-soul absolutamente brillantes. Y es que, si hay algo que saben hacer los Dexys, es seguir sonando frescos con los ingredientes de siempre. Así, de primeras, nos dejan una “The One That Loves You” llena de trompetas épicas y eufóricas. Además de uno de esos estribillos que se te meten en la cabeza a las primeras de cambio. Y así siguen en la juguetona “It’s Alright Kevin (Manhood 2023)”, donde aparecen esos coros femeninos tan característicos en su sonido, y donde nos trasportan directamente a los primeros ochenta. Aunque la mejor de las tres es “I’m Going To Got Free”. Aquí se van ese pop con tintes de Mowtown que tantos buenos resultados les ha dado en el pasado. Además, es una canción que da buen rollo, ya que trata de «una persona que se está liberando con optimismo del trauma, la depresión y la culpa interiorizados».

Los cambios empiezan a partir de “Coming Home”. En este tema siguen desplegando buena parte de ese buen rollo que suele tener su música, pero lo hacen desde una perspectiva más electrónica y con una base que los acerca a la pista de baile. Y hay que reconocer que les ha quedado bastante bien. Algo que también podríamos decir de la canción titular, donde bajan el ritmo y nos dejan un funk sintético de lo más curioso. Además, su letra, como buena parte del álbum, habla de la feminidad y representan una revisión de actitud de Rowland hacia las mujeres. Lo malo es que, a partir de aquí, el disco se vuelve más irregular. El groove que aparece en “My Goddess Is” resulta interesante, pero no creo que sea un tema que vaya a destacar en su discografía. Al igual que esa especie de dialogo que se monta con una de las voces femeninas de la banda en “Goddess Rules”. Afortunadamente, terminan el álbum con la sedosa y bonita “Dance With Me”.

7,5