Novedades 2021 (4ª Parte)

Apurando un poco, como siempre, pero ya está aquí la recopilación de novedades del mes. Y como viene siendo habitual últimamente, llega bastante cargada. 40 canciones donde hay un poco de todo. Tenemos el indie-rock femenino de Lucy Dacus, Bachelor o illuminati hotties; el shoegaze de A Place To Bury Strangers; el dream-pop de GRAZER; el pedazo de himno que se han marcado Mujeres y Cariño; el pop a lo Bowie de Betacam, o esa preciosa canción a dúo que se han marcado Bobby Gillespie y Jehnny Beth. Además de una parte final un tanto más electrónica, con los nuevos temas de Cold Cave y Chvrches. Aunque aquí el premio se lo llevan los Chemical Brothers y ese pedazo de canción que han sacado.

Espero que os guste:

  1. Hot & Heavy / Lucy Dacus
  2. You Stupid Bitch / Girl In Red
  3. Stay In The Car / Bachelor
  4. Cloud 9 / Beach Bunny Feat Tegan & Sara
  5. Mmmoooaaaaayaya / Illuminati Hotties
  6. Fault / Desperate Journalist
  7. X / Working Men’s Club
  8. End of the Night / A Place to Bury Strangers
  9. Teatro / Cosmen feat. Estrella Fugaz
  10. So Sure / Simone Istwa
  11. Hiddensee / Beachy Head
  12. Nostalgia Seed / GRAZER
  13. Al Final Abrazos / Mujeres y Cariño
  14. Regresando a la Ciudad / Kokoshca
  15. Group Disease / N0V3L
  16. Gold City / Iceage
  17. Sinking Feeling / Wavves
  18. Mirrorball / The Catenary Wires
  19. Norteamérica Triste / Betacam
  20. Vacancy / The Coral
  21. The Melting Of The Sun / St. Vincent
  22. Can’t Carry On / Gruff Rhys
  23. Changephobia / Rostam
  24. Send Me / Tirzah
  25. The Limit / Darkside
  26. Alemania / Twin Shadow
  27. Visions / José González
  28. Streets of Philadelphia / Waxahatchee
  29. Remember We Were Lovers / Bobby Gillespie & Jehnny Beth
  30. El antiplanetismo / Los Planetas
  31. Posing In Bondage / Japanese Breakfast
  32. Set the Fairlight / Islands
  33. Beautiful Beaches / James
  34. Rhetorical Figure / John Grant
  35. What’s Life / De Lux
  36. Assimilation / Róisín Murphy
  37. bullet train / Pizzagirl
  38. Night Light / Cold Cave
  39. He Said She Said / Chvrches
  40. The Darkness That You Fear / The Chemical Brothers

Tangled Shoelaces – Turn My Dial – M Squared Recordings and More, 1981-84

Hace poco más de un par de semanas, cuando recibí la nota de prensa del lanzamiento de una recopilación de unos tales Tangled Shoelaces, me llevé una sorpresa de lo más agradable. Y es que, está banda formada en Brisbane en 1980 por tres hermanos, y su vecino, cuando tenían entre 10 y 14 años, es algo inaudito en el mundo del pop. Porque, a pesar de su edad, grabaron un buen puñado de canciones que prácticamente se adelantaron a su tiempo. Lo malo es que, oficialmente, solo llegaron a sacar un single doble, y lo dejaron en 1984. Hasta ahora que han aparecido estas vejas grabaciones.

Turn Your Dial – M Squared Recordings and More 1981-84’ recoge ese single que editaron, y 20 canciones más que Chapter Records ha encontrado en los archivos del mítico sello australiano M Squared. Y la verdad es que resulta fascinante meterse en su mundo. Porque, más allá de que algunas de estas canciones casi sean bocetos y les falten un poco de producción, sorprende ver como manejaban sonidos que casi ni habían empezado cuando formaron la banda. Aquí hay bastante de Television Personalities, de Young Marble Giants, o de BMX Bandits. Además del sonido indie que azotaba Australia y Nueva Zelanda en aquellos años.

Tanto “The Biggest Movie Ever Made”, como “Oceans Away”, que son los dos singles que publicaron en su día, representan lo mejor del pop de aquella época, y hay que reconocer que son dos temazos como la copa de un pino. Y por eso mismo sorprende que no editaran muchas de las canciones que hay en esta recopilación. Porque cortes como “Indulgence”, “Edifus” o “Rejection” cuentan con un gran potencial. Y bueno, “Turn My Dial” y “I Need A Stamp”, que cuentan con un toque bastante infantil, son una delicia. Además, resulta curioso comprobar ahora, cuatro décadas después, lo importante que era tener un sello para enviar una carta.

Una de las cosas que más me ha gustado, es como manejan las cajas de ritmos, y como hacen con ellas verdaderas maravillas. Ahí está la acelerada “World”, que te deja del revés con su mezcla de electrónica y guitarras propias de los mismísimos The Clean. Pero también cuando se dejan llevar por un lado más experimental. Y ahí es donde entra ese sonido tan cercano a Young Marble Giants que comentaba más arriba. Porque “Political Jokes” o “Wental Trap” casi podrían pertenecer al trío británico. Y ojo con “Bordumb”, que acaba con todo un arrebato shoegaze. Y eso en una época en la que Kevin Shields casi estaba aprendiendo a tocar la guitarra.

Sí es cierto que la recopilación palidece un poco por los temas que apenas están producidos y cuentan con un sonido un tanto irregular. Pero bueno, no son muchos, y lo que realmente importa es que, aquí, había una banda con un potencial increíble.

7,8

Rata Negra – Una vida vulgar

Rata Negra se han convertido en una de nuestras bandas más internacionales. Y lo curioso es que lo han hecho con muy poca repercusión en nuestro propio país. El trío de Madrid, que cuenta con dos antiguos miembros de Juanita y los Feos, recibe elegios de la prensa extranjera con cada uno de sus lanzamientos – en Stereogum los adoran-, cuentan con una distribución internacional, y hasta el mismísimo Iggy Pop los ha pinchado en su programa de la BBC. Y todo esto cantando en castellano y con un sonido que recuerda a cosas muy de aquí – la influencia de los grupos punk madrileños de los primeros 80 es evidente-. Así que lo suyo tiene bastante mérito.

Una vida vulgar’ es su tercer trabajo, y según la propia nota de prensa de su sello internacional, también es su trabajo más pop. Y la verdad es que no puedo estar más de acuerdo, porque están sembrados en cuanto melodías y estribillos. Algo que, por otro lado, tampoco sorprende mucho, porque ya demostraron que pueden sonar mucho más pop en aquella estupenda versión del “Problemas no” de Diseño que hicieron en 2019. Y todo esto sin olvidar su energía punk, y con una sección rítmica vibrante que ya quisieran muchos.

Van a toda leche desde el minuto uno, y casi es imposible no sentirte atraído por esa energía que desprenden los primeros cortes del álbum. Además, como se les escapa algún teclado que otro de vez en cuando, sus composiciones ya se convierten en absolutamente irresistibles. Ahí está la más popera “El escarmiento”, que cuenta con uno de los estribillos más pegadizos del álbum. O la potente “Desconfía de ese chico”, la cual es mucho más punk, pero igual de irresistible. Además, sus letras, siempre tétricas y con referencias a la muerte, no pueden molar más -también he llegado a la conclusión de que no les gusta mucho trabajar-. Solo hay que escuchar “Maldición” para darse cuenta.

La mayor sorpresa de este trabajo llega con “Cuando me muera”, donde se relajan y se meten de lleno en sonido Phil Spector. Toda una deliciosa balada de aires sixties que, como no podía ser de otra manera, cuenta con el mítico ritmo del “Be My Baby”. Eso sí, es un pequeño descanso para seguir disfrutando de su punk acelerado en la segunda parte del disco. Y ojo, que no bajan la guardia, porque cortes como “En la playa”, con su toque surf, o el ultra pegadizo, y algo Pegamoide, “Radar de novedades”, son estupendos. Además de esa melódica fabula oscura llamada “Romance de lobos” con la que cierran este estupendo disco.

8

Fred Again.. – Actual Life (April 14 – December 17 2020)

Fred John Philip Gibson, más conocido como Fred again…, o FRED, tan solo tiene 26 años, pero ya cuenta con una carrera como productor que ya quisieran muchos. Ha estado a los mandos de los discos de buena parte de la música británica actual, como Stormzy, FKA Twigs o ese pedazo de single que sacó Romy de The xx el año pasado. Pero también sabe que lo que es trabajar con veteranos de la talla de Brian Eno (su mentor), Underworld o Roots Manuva. Además, puede presumir de ser el productor más joven con un Brit Award. Pero ahora, tras estar editando singles un par de años, ha llegado el turno de que sean sus propias canciones las que cobren protagonismo.

Con un título como ‘Actual Life (April 14 – December 17 2020)’ ya os podéis imaginar por donde van los tiros en este trabajo. Sí, esa mierda de año pasado que vivimos, y que seguimos viviendo, es el tema principal de este disco. Pero no penséis que es un álbum con un tono triste, el músico británico guarda en todo momento la esperanza de que esto se acabará pronto. De ahí ese “We Can Make It Through” que aparece a lo largo de casi todo el disco, y que viene de Carlos, un obrero de Atlanta. Porque, esa es otra, ha construido este disco en torno a los samplers de voces de gente de la calle, de amigos, o personas que se ha encontrado en las redes sociales. Y la verdad es que, como idea, es brillante.

Musicalmente, estamos ante un claro ejemplo de lo mucho que ha cambiado la música electrónica en Reino Unido. Por supuesto, hay muchos momentos centrados en el mundo del club. Pero siempre cuentan con un toque melancólico, como en el caso de “Kyle (I Found You)”, un tema que editó antes de la pandemia. O de las geniales “Dermot (See Yourself In My Eyes)” y “Julia (Deep Diving)”, donde los pianos juegan un papel importante y consiguen hacerte bailar de la forma más melancólica posible. Y es que, hay que reconocer que lo mejor de este trabajo llega cuando se pone más bailongo. Ahí está esa brutal “Marnie (Wish I Had U)”, donde se saca de la manga un contundente beat. O la más oscura “Sabrina (I Am A Party)”, la que, quizá, es la canción más triste del disco, ya que se mete de lleno en el mundo de la depresión.

Donde no me termina de convencer mucho es en los cortes más reposados que beben directamente de James Blake o Bon Iver -en el último interludio del disco canta unos segundos de -«22 (OVER S∞∞N)”. Pero bueno, son casi una anécdota dentro del disco. Además, prefiere acabar el álbum bailando, y con la ayuda de The Blessed Madonna en “Marea (We Lost Dancing)”.

7,8

Dinosaur Jr. – Sweep It Into Space

Hay que reconocer que, a esta segunda etapa que Dinosaur Jr. emprendieron en 2005, se le pueden poner muy pocas pegas. Evidentemente, han sacado unos discos mejores que otros, pero todos han sido, como mínimo, notables. Y nadie que los haya visto encima de un escenario en estos últimos quince años, puede decir que sus directos no sean buenos y contundentes. Y todo esto haciendo lo mismo de siempre, y cambiando muy poco su forma de ver el indie-rock. Eso sí, también es cierto que, entre disco y disco, nos suelen dejar unos cuantos años de sequía. Así que, cuando llega un nuevo trabajo suyo, siempre causan un poco de expectación.

Sweep It Into Space’ es otro de los discos que han sufrido retrasos por la pandemia. El confinamiento les pilló con el álbum casi terminado, pero no listo del todo. Así que, tras meses de interminables arreglos, en los que J Mascis quería llenar todo de solos a lo Thin Lizzy -afortunadamente, no le dejaron-, lograron terminarlo a finales de año. Y hay que decir que, no sé si será por ese tiempo extra que han tenido, pero les ha quedado muy bien. Aunque también tendrá algo que ver la coproducción de Kurt Vile, que les ha pulido bastante su sonido.

Es probable que estemos ante el disco más melódico y directo de Dinosaur Jr. en años. La conjunción de las guitarras acústicas con las eléctricas, que juega un papel importante en todo el álbum, funciona a la perfección. Y creo que ahí tiene un poco de culpa Vile. Solo hay que escuchar esa “I Ran Away” donde el de Filadelfia toca su guitarra de doce cuerdas. Es toda una delicia en la que han rebajado su nivel de distorsión, y han apostado por dar rienda suelta a su lado más armonioso. Algo que también se puede apreciar en “And Me”, donde se sacan de la manga una guitarra que es puro The Cure. Eso sí, los solos de Mascis siguen ahí. Y, por si esto fuera poco, también se atreven con un baladón como “Garden”. Una canción compuesta por Lou Barlow, que los de Pitchfork han calificado como “english-folk pastiche”, y que a mí me flipa. Pero, quizá, lo más sorprendente del disco, llegue con “Take It Back”, en la que se ponen juguetones y le dan protagonismo a un mellotrón.

Los Dinosaur Jr. de siempre también están muy presentes en el disco. Pero también creo que, esta vez, sus trallazos guitarreros de indie-rock, tienen un punto más melódico. Y la verdad es que les viene muy bien. Temas como “I Ain’t”, “Hide Another Round” o “I Expect It Always”, entran de maravilla. Y ojo, que cuando endurecen un poco sus guitarras, no pierden ese punto más asequible. Ahí está “I Met The Stones”, la cual, a pesar de contar con unos riffs casi metaleros, también tiene su lado más pop. O “Walking To You”, que es cruda, pero muy melancólica.

Dinosaur Jr. siguen teniendo mucho que decir, y su disco número doce es una buena prueba de ello.

7,9

Teenage Fanclub – Endless Arcade

Teenage Fanclub ha sido una de las bandas más afectadas por la pandemia. El grupo escocés tiene su último disco terminado desde hace un año, pero, “por circunstancias que escapan a su control”, lo han tenido que retrasar varias veces. De hecho, han sacado cinco adelantos y lleva rulando por la red desde febrero. Pero bueno, parece que el 30 de abril es la fecha definitiva para su publicación.

Endless Arcade’ es un disco importante en la carrera de Teenage Fanclub. Estamos ante su primer trabajo tras la partida de Gerard Love, que, a la hora de componer, era algo así como el 30% de la banda. Pero no pasa nada, porque Norman Blake y Raymond McGinley tienen recursos de sobra para seguir componiendo canciones sobresalientes. Además, se ha ido Love, pero ha entrado Euros Child -sí, el de Gorky’s Zygotic Mynci– para dar más protagonismo a los teclados. Y la verdad es que tengo que decir que este cambio de aires les ha sentado muy bien.

No os voy a engañar: siguen sonando a Teenage Fanclub. Eso sí, veo una pequeña diferencia con sus últimos trabajos. Creo que han logrado darle un toque de frescura a sus nuevas composiciones y que estás no caigan en los lugares comunes que se metían últimamente. Solo hay que escuchar “Home”, el corte que lo abre, y donde no se cortan un pelo y se van a los siete minutos. Esa forma de alargar la canción es algo que no hacían desde el principio de su carrera, y tengo que reconocer que les funciona. Pero lo bueno de este trabajo es que sus melodías y estribillos funcionan como en sus mejores tiempos. El tema titular es toda una delicia, que, además, está adornada con el teclado de Child. Y si nos vamos a “Warm Embrace”, nos encontramos con una vitalidad que hacia años que no sacaban a relucir. Algo que también podemos decir de la deliciosa “I’m More Inclined”, o de esa “In Our Dreams” en la que las guitarras rugen un poco más.

Las buenas noticias no se quedan en los cortes más animados. También están especialmente acertados en las baladas. Ahí está esa preciosidad llamada “The Sun Won’t Shine On Me”, en la que vuelven a profesar su amor por los Beach Boys. O esa melancólica, y algo más animada, “Living With You”, la cual nos entregan casi al final. Pero lo mejor de esta faceta llega con “Back in The Day”. Aquí aparecen los Teenage Fanclub capaces de tocarte la patata, y lo increíble es que lo hacen con los ingredientes de siempre. Y es que, a ver quién se resiste a ese estribillo a dos voces, a esa melodía, y a esos coros finales tan bonitos. Sin duda alguna, el combo perfecto.

Quizá sea por ese cambio forzado de formación, pero Teenage Fanclub han sacado un disco que rebosa frescura, y en el que nos dejan un buen puñado de canciones sobresalientes. Y eso me hace muy feliz.

7,9

Caroline Kingsbury – Heaven’s Just a Flight

Caroline Kingsbury no ha podido evitar que su vida privada se cuele en su álbum de debut. La artista de Los Ángeles ha escrito un disco en el que su salida del armario juega un papel importante. Pero también el hecho de ver morir a su hermano de cáncer. Así que ya os podéis imaginar la emoción que le ha puesto a estas canciones. Eso sí, no estamos ante un disco que desprenda tristeza, todo lo contrario, suena más esperanzador que otra cosa. Y es que, según comenta a ella misma, a su hermano le hubiera gustado que fuera así.

Heaven’s Just a Flight’ es la primera referencia de Fortune Tellers, el sello que ha creado Peter Matthew Bauer, el que fuera bajista de The Walkmen. Y sorprende un poco, la verdad, porque no tiene nada que ver con la música que suele hacer Bauer. De hecho, solo hay que ver su portada para hacerse una idea de por donde van los tiros. Sí, los ochenta vuelven a ser una referencia importante en una nueva artista de nuestros días. Pero ojo que, a pesar de irse descaradamente a esa década, estamos ante un trabajo un tanto ecléctico, donde juegan un papel importante, tanto las guitarras, como los teclados.

Se podría decir que estamos ante un disco conceptual que empieza con la liberación que siente la artista norteamericana al empezar una nueva vida, y que termina con la vuelta a su casa para cuidar de su hermano enfermo. Solo hay que ver la secuencia del álbum, que en su primera parte cuenta con temas tan efusivos como “Fall In Love” o “Breaking Apart”, que se meten en un rock y un pop que refleja esa parte más americana de la música popular norteamericana de los ochenta. Y muy bien, por cierto. Además de esa “Kissing Someone Else” tan pop, donde la propia artista ha reconocido que quería hacer una canción tipo Madonna. Eso sí, con una letra en la que habla de salir del armario. Sin embargo, en su segunda parte, empiezan los cortes que reflejan la enfermedad de su hermano. Ahí es donde entra el dream-pop de “Lose”, el pop sintético y potente de “In My Brain” -el hermano se murió por un tumor en el cerebro-, o esa “My Brother’s Voice” tan oscura. Además del tema titular, que deja atrás la tristeza y presenta un lado más efusivo, y de esa preciosa “Hero” con la que casi termina el álbum. Y digo casi, porque el último tema es una corta balada acústica llamada “Funeral”.

Caroline Kingsbury maneja muy bien esas influencias tan ochenteras que planean por todo el disco. Y lo hace, tanto cuando las guitarras rugen, como cuando son los teclados los que se quedan con el protagonismo. La única pega que se le puede poner es que se le ha ido un poco la mano con la duración. Pero bueno, supongo que es el tiempo que necesitaba para contar su historia.

7,8

Dima Pantyushin & Sasha Lipsky – Peshekhod

Además de ser un país donde se pasan por el forro buena parte de los derechos humanos, Rusia también es toda una fabrica de nuevas bandas más que interesantes. Generalmente, cercanas a los sonidos post-punk y algo oscuros. Pero ese no es el caso de Dima Pantyushin y Sasha Lipsky, una pareja de artistas de Moscú que este año publica su álbum de debut. Y es que, aquí, estamos ante un synth-pop puramente ochentero y arty -en realidad, Pantyushin es un artista visual-, que resulta bastante resultón. Y todo gracias a ese punto retro que tienen sus canciones.

Peshekhod’ (peatón en ruso) es una especie de paseo y reflexión sobre la vida en la capital rusa. Y es que, a lo largo del todo disco, acompañamos a un moscovita mientras piensa en su trabajo y su existencia. O al menos eso es lo que dice la nota de prensa, porque, como os podréis imaginar, no controlo el ruso. El caso es que, todos esos sintetizadores y sonidos retro, le vienen como anillo al dedo a sus divagaciones rusas. Y eso que, en algunos casos, como en “Pigeon” o “Inner Light”, se les va la mano poniéndose teatrales y haciéndose un Sparks.

Lo bueno de este álbum de debut llega en su faceta más pop. Son capaces de llevar su frialdad sintética a la pista de baile y dejarnos hits del tal calibre como “Book” o “House (with an attic)”, la que, sin duda, es la gran canción del disco. Pero también se les da muy bien acercarse a un pop muy convencional salido directamente de los ochenta. Es el caso de la estupenda “Enthusiast”, donde, entre un ritmo bailongo, y un teclado juguetón, aparece un saxo. Una faceta que también se deja ver en la bonita y melancólica “Changes”. Y todavía tienen más que ofrecer, porque en “Ray of Sunshine” y “Telephone” se relajan un poco, y entregan un synth-pop elegante y arty que es una delicia.

Puede que el debut de Dima Pantyushin y Sasha Lipsky suene demasiado a sus influencias, pero la verdad es que las maneja bien, y con ellas han conseguido un disco notable y lleno de temas que te conquistan. Y eso, cantando en ruso, no es nada fácil.

7,7

Beach Youth – Postcard

No sé si será por las hordas de franceses borrachos que me encuentro todos los fines de semana en mi ciudad -sí, en plena pandemia-, pero aquí estoy con otra banda del país vecino. Eso sí, estos cantan en inglés. Y es que, Beach Youth es un grupo formado por cuatro chavales normandos que están muy cómodos con unas influencias totalmente anglosajonas. Lo suyo es el indie-pop británico de los ochenta, en muchas de sus variantes, y el surf-pop de los sesenta. Porque, además, lo que tienen muy claro, es que su música siempre tiene que sonar a verano. Algo que consiguen sin muchas complicaciones en su álbum de debut.

La mayor parte del tiempo, ‘Postcard’, juega a dos bandas. Por un lado, tenemos una faceta más efusiva y acelerada, la cual les emparenta con buena parte de esos grupos que a principio de este siglo fusionaban el surf con el indie-rock. Ahí es donde entra un trallazo con alma pop como es “Love Yourself II”, que cuenta con uno de los grandes estribillos del disco. Además de nuna acelerada, y algo más punk, “In My Chest”. Pero luego tienen una faceta más british, que los lleva a componer delicias pop como “Two Bedrooms” y “Around Me”, o un corte como “Upside Down”, que no puede jugar más con la psicodelia británica de los sesenta.

Fuera de esas dos facetas, que están bastante bien, aparece un lado más melancólico, y más invernal, que les sienta estupendamente. De hecho, puede que las dos canciones que más me gustan del disco aparezcan aquí. Y es que, “Farawell”, con ese triste punteo de guitarra tan The Smiths, no puede ser más bonita. Pero es en “A Changed Man” donde juegan sus mejores cartas. Aquí se hacen con una de esas canciones de pegada inmediata que te tocan la patata a la primera escucha. Toda una delicia melancólica, en la que se dejan llevar por unas preciosas y limpias guitarras que estallan en un estribillo redondo. Eso sí, no cierran muy bien el disco. Y es que, la acústica “Say Something” termina haciéndose un tanta larga e insípida, y lo de hacerse un Orange Juice en “Back Home” no me termina de convencer mucho.

Ahora que se acerca el segundo verano pandémico de nuestras vidas, no está de más empezar a recopilar algunos discos para disfrutar de los días estivales -aunque sea con mascarilla-. Y el debut de Beach Youth es perfecto para eso.

7,5

Rat Columns – Pacific Kiss

Una vez más, hay que irse hasta Australia para encontrarse con un buen disco de pop. Concretamente, a Perth, esa ciudad alejada del resto de la civilización que tantos buenos grupos nos ha dado –Tame Impala entre ellos-. De allí es David West, el líder absoluto de Rat Columns. Aunque hay que decir que toda su aventura musical empezó en San Francisco hace ya unos cuantos años. Además, también tiene una fuerte conexión con Nueva York. Así que se podría decir que estamos ante un proyecto que se ha cocido por unas cuantas partes del mundo. No obstante, el disco que hoy nos ocupa, está grabado en Brooklyn.

Aunque David West empezó su carrera más centrado en el mundo del garage, poco a poco, se ha ido metiendo en mundos mucho más pop. Eso sí, el pop en todas sus variantes, porque en este ‘Pacific Kiss’ hay un poco de todo. Y la verdad es que esa variedad es lo que hace de este trabajo algo diferente. Además, prácticamente aciertan en todas sus facetas.

El disco empieza metiéndose de lleno en las enseñanzas de The Byrds, y por extensión, de Teenage Fanclub. Eso es lo que nos encontramos en los tres temas iniciales, donde destaca el lado más jangle de “Hey! I Wanna Give You the World”, y el punto más power-pop que tiene “I Can’t Live on Love”. Pero, en el cuarto tema, cambian de rumbo, y suavizan bastante su música. Y lo hacen para acercarse a Prefab Sprout y entregar una preciosa “No Stranger to Life”. Una faceta a la que vuelven en la reposada “She’s Coming Home”. Pero todavía hay otro giro de guion. Y es que, en cortes tan potentes como “Feeding the Fire” y “Soul Kiss I”, las guitarras rugen un poco más y se adentran en terrenos más propios del indie-rock. De hecho, la segunda, me ha recordado bastante a los primeros The Shins. Lo que siempre es una buena noticia. Y para terminar de rematar la jugada, entregan “Athens”, donde nos dejan siete estupendos minutos de indie-rock contenido y emocionante.

Pues tengo que reconocer que me he llevado una grata sorpresa con este trabajo de Rat Columns, una banda a la que no conocía -me la recomendó un seguidor de Twitter-, que maneja bastante bien todo lo que tenga que ver con el pop.

7,7