Boy Harsher – Careful

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Aunque los sonidos oscuros siempre han estado ahí, dentro de mi educación musical, creo que, está, es la época en la que más me estoy decantando por ellos. Supongo que será por la gran cantidad de grupos que tiran de estos sonidos en la actualidad. Aunque, realmente, creo que siempre ha habido bandas de este tipo, pero, gracias a internet y sus miles de posibilidades, es más fácil toparse con ellas en la actualidad. Uno de estos casos es el de Boy Harsher, un dúo de Massachusetts que ha conseguido cierta popularidad dentro de lo que llaman dark-pop o coldwave. Es decir, que lo suyo son las atmosferas oscuras empapadas de beats electrónicos. Y la verdad es que se les da muy bien.

Careful” es su segundo trabajo, el cual llega tras ‘Pain’, un tema que estaba incluido en su anterior EP, y que se ha convertido en un su gran éxito hasta la fecha. Así que deberíamos estar ante el disco que les termine de confirmar. De hecho, les trae a Europa en apenas unas semanas. Aunque, eso sí, no hay parada española. Y es una pena, porque, según he podido leer, sus directos son bastante intensos. No obstante, aunque ni siquiera utilizan una guitarra, y toda su música es electrónica, ellos dicen que conectan muy bien con el público más punk. Algo que se puede entender tras escuchar este trabajo.

Además de profesionalmente, Jae Matthews y Augustus Muller, también están unidos sentimentalmente. Es más, él comenta que se enamoró de ella viéndola bailar el ‘Bizarre Love Triangle’ de New Order en una discoteca. Pero no penséis que su música va por ahí, lo suyo es más frío y minimalista. El pop aparece muy pocas veces. Eso sí, cuando lo hace, convierte sus canciones en absolutamente irresistibles. Es el caso de ‘LA’, en la que se van hacia el dance más que nunca, y se convierten en unos alumnos aventajados de los Depeche Mode de mitad de los ochenta. O esa ‘Tears’ un tanto más luminosa, en la que se ponen un poco más juguetones y menos claustrofóbicos. Y bueno, luego está ese intento de hacer un corte de synth-pop que es ‘Lost’, en la que tímido teclado de lo más melódico, trata de imponerse a los sonidos más secos e industriales. Algo que al final consigue.

Su lado menos pop también resulta bastante interesante. Aunque, eso sí, se hace un poco más repetitivo. Porque temas como ‘Face the Fire’, ‘Fate’ o la espídico ‘Come Closer’, donde los susurros de Jae Matthews, y la electrónica minimalista están a la orden del día, son notables, pero sí es cierto que, al final, terminan pidiendo un toque más melódico. Algo que, afortunadamente, sí tiene ‘The Look You Gave (Jerry)’, donde se relajan un poco, y hacen algo así como una especie de balada sintética.

La verdad es que suenan de maravilla, y saben cómo manejar los sonidos más oscuros. Ahora solo les falta salir un poco de la cueva, y ver la luz, para que se conviertan en uno de mis grupos favoritos.

7,5

Pure Bathing Culture – Night Pass

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Quizá, la comparación que más sale cuando se habla de Pure Bathing Culture, es la de Beach House, pero el dúo de Portland bebe de muchas más cosas. En sus trabajos no solo podemos escuchar retazos de dream-pop, también hay soft-rock de corte setentero, y mucho del pop sofisticado de los ochenta. De hecho, no hace mucho, reinterpretaron al completo “Hats” de The Blue Nile, un disco que les viene como anillo al dedo. Algo que certifican en su tercer trabajo, donde hay una notable influencia de ese sonido elegante que puso en el mapa a la banda escocesa.

Night Pass” es un trabajo de lo más bonito, en el que las melodías ensoñadoras se fusionan con los sonidos sintéticos y con esa voz profunda que tiene Sarah Versprille. Además, no solo suenan bien, también saben cómo hacer un hit. De hecho, contiene varios. Ahí tenemos la luminosa ‘Devotion’, en la que dan protagonismo unas guitarras de lo más limpias; la emocionante ‘Black Starling’, donde se vienen arriba en un estribillo de lo más vibrante, o la directa y absolutamente esplendorosa ‘All Night’. Además de ‘Remember’, en la que se calman un poco más, pero donde también meten una pátina sintética que les viene de maravilla.

Su faceta más sosegada también nos deja momentos brillantes. Y es que, aunque no hacen nada nuevo, sí que consiguen que funcionen bastante bien. Sobre todo en esa ‘Ad Victorian’ que ya adelantaron hace unos meses, que es una delicia. Pero también en la inicial ‘Thin Growing Thing’, o en las ensoñadoras ‘Veil’ y ‘Joyous Lake’, donde sí que no pueden negar que, algo de Beach House, sí que tienen. Una influencia que se quitan de en medio en ‘Moonrise’, que es un poco más animada, y en ‘Violet a Voyager’, el corte estupendo, y abiertamente pop, con el que cierran el disco.

Sin duda alguna, “Night Pass” es su mejor trabajo. Pero, además, es el disco en el que empiezan a tener un sonido propio, y en el que se escabullen un poco más de sus influencias principales.

7,8

The Chemical Brothers – No Geography

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Supongo que, a casi todos los que estamos en los cuarenta, o un poco más allá, nos han gustado The Chemical Brothers en algún momento. Yo, personalmente, flipé con sus tres primeros discos, y disfruté al máximo de sus conciertos en la segunda mitad de los noventa. Luego ya los dejé un poco de lado, a pesar de que no han dejado de sacar discos y canciones notables en todos estos años. Eso sí, creo que nadie se imaginaba que en 2019 iban a sacar unos de los trabajos más importantes de su carrera.

No Geography” es auténtica bomba de relojería, en la que el dúo de Manchester va intercalando una multitud de estilos durante poco más de 45 minutos. Canciones que se van hacia el trance, el disco, el funk, el soul, el synth-pop o el acid. Todo fusionado con un talento impresionante y dejando su personalidad intacta. Además, es un trabajo de lo más entretenido, en el que Tom Rowlands y Ed Simons van soltando temas como si de un directo suyo se tratara. De hecho, se podría decir que es su álbum más personal en años, ya que aquí no hay grandes estrellas que les ayuden con las canciones, y tan solo encontramos la colaboración de la cantante noruega AURORA y la de Stephanie Dosen (Snowbird).

The Chemical Brothers van al grano nada más empezar, con ese dúo formado por ‘Eve Of Destruction’ y ‘Bango’, dos temas de lo más bailables, que prácticamente se convierten en un uno. Aquí ya podemos ver cómo van fusionando estilos con una habilidad pasmosa, tanto, que parece un collage perfectamente engrasado. Por cierto, que me encanta que se hayan decantado por esos teclados tan Inner City en la primera. Éstas no son las dos únicas canciones que están concebidas como si de un concierto se tratara. El combo ‘Free Yourself’ y ‘MAH’ también funciona así, aunque sí es cierto que están más definidas como canciones. De hecho, son dos los mejores singles que han sacado en los últimos años. Y eso que la segunda, con ese sampler de El Coco y su canción ‘I’m Mad as Hell’, es un tanto mal rollera.

El noveno trabajo de los de Manchester es de lo más ecléctico, y nos presenta a unos The Chemical Brothers más abiertos a otros sonidos. Ahí está el tema titular, donde no tienen ningún reparo en ponerse un tanto más melancólicos, y acercarse a sonidos más propios de los ochenta. Quizá, sea la mejor canción del disco, y una de las mejores de su carrera. Y es que, a ver quién se resiste a ese precioso teclado y al sampler del poeta Michael Browstein, que le viene como anillo al dedo. Pero, como son un culo inquieto, y a lo largo de todos estos años han demostrado que lo de quedarse estancados no es lo suyo, cambian totalmente de tercio inmediatamente después. ‘Go To Keep On’ es todo un himno disco, mucho menos evidente que lo que hicieron Daft Punk en su último trabajo, en el que están de lo más acertados metiendo unas campanas. Además de crear un estribillo redondo con el sampler del ‘Dance With Me’ de Peter Brown.

A pesar de ser una banda dance, The Chemical Brothers siempre han sabido como desacelerar su música, y hacer lo que podríamos llamar una balada (¿os acordáis de lo buena que era esa ‘Wide Open’ que cerraba su anterior trabajo?). Aquí se podría decir que hay dos. La primera es ‘The Universe Sent Me’, un corte en clave synth-pop que va subiendo de intensidad, y que tiene como protagonista a AURORA. La segunda es ‘Catch Me I’m Falling’, la emocionante canción que cierra el álbum. Esta vez es la cantante Stephanie Dosen la que pone la voz y la letra, la cual se fusiona de maravilla con un manifiesto en contra de la guerra de Vietnam. Y es que, ese tanque que aparece en la portada apuntando a nubes rosas, no es casual.

Creo que no sería descabellado decir que The Chemical Brothers han sacado su mejor trabajo desde aquél “Surrender” de 1999. Así que, veinte años después, aquí estamos, disfrutando de lo lindo de nuevo con los hermanos químicos.

8

Gus Dapperton – Where Polly People Go to Read

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Gus Dapperton es otra buena muestra de lo importantes que son las plataformas de streaming en la actualidad. Y es que, este chico neoyorquino, que acaba de entrar en la veintena, ya es toda una estrella dentro del mundo indie de su país. Como muestra la cantidad de millones de reproducciones que acumulan sus canciones en Spotify o YouTube, pero también sus giras por todo el mundo llenando salas de tamaña medio, o los artículos en revistas de moda como la Vogue. Y es que, Dapperton sabe que, además de sus canciones, cuenta con una imagen poderosa que le ha hecho conseguir una buena cantidad de fans.

Tras estar tres años publicando singles, ahora por fin edita su álbum de debut, y al igual que muchos artistas de su generación, el formato largo se le queda grande. Sus canciones funcionan mejor por separado, y su indie-pop lánguido palidece un poco en grandes dosis. En parte, porque, en lugar de tirar hacia su faceta más animada, se ha ido hacia su lado más reposado, que es donde más falla. Si el disco contuviera más canciones como ‘Verdigris’, ‘World Class Cinema’ y ‘Eyes for Ellis’, estaríamos hablando de algo mucho mejor. Y es que, estos tres temas, sí que nos muestran a un artista con talento e interesante. Sobre todo la segunda, que es todo un himno pop. Aunque la tercera, con ese ritmo dance tan contenido, también me parece sobresaliente.

No es que las canciones más lánguidas, o lo que yo llamo su faceta Mac DeMarco, sea mala, pero sí resulta algo repetitiva. Lo mejor de ella es cuando se va hacia otros caminos. Así, nos encontramos con un acercamiento al pop más luminoso en ‘Sockboy’, o canciones como ‘Roadhead’ y ‘My Favorite Fish’, que beben de sonidos más R&B y no están nada mal. Y bueno, también meteré ‘Fill Me Up Anthem’ entre los temas destacados. Más que nada, porque le pone un poco de ganas al final de la canción, y la arregla bastante.

De momento, Gus Dapperton se ha quedado un poco a medias con su álbum de debut, que ha sido una pequeña decepción. Solo espero que, en un futuro, se anime un poco, porque ya tenemos un Mac DeMarco, el cual, por cierto, está sacando unos singles que son soporíferos.

6,9

TR/ST – The Destroyer 1

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Últimamente está muy de moda lo de dividir los discos largos en dos partes. Principalmente, porque parece que ahora cuesta mucho lo de escuchar un disco completo, y es todo un riesgo irse más allá de los treinta o cuarenta minutos. Esa es una de las raciones por las que Robert Alfons ha decidido dividir el nuevo trabajo de TR/ST en dos. Pero también tiene otra razón de peso, y es que, según el mismo, cuando se encontró con todas las canciones grabadas, se dio cuenta de que había dos bloques muy diferenciados que casaban mejor así.

The Destroyer 1” es la parte más luminosa y asequible (al parecer la segunda parte va a ser más oscura). Aquí, el canadiense se desvive por llevar su dark-pop a su lado más comercial, acertando de pleno con ocho canciones que no tienen ningún desperdicio. Además, puede que sea su disco más reposado hasta la fecha. Solo hay que escuchar ‘Colossal’ y ‘Gone’, las dos canciones que abren el disco, a las que se les puede poner fácilmente el adjetivo de bonitas. Y es que, en ellas, está más cerca del synth-pop que nunca. Sobre todo en la segunda, que es una delicia. Pero ojo, que en ‘Control Me’ y ‘Wake With’ va más allá, y se saca de la manga dos irresistibles baladas sintéticas.

Escuchando el disco al completo, resulta evidente que se ha pensado mucho el orden del mismo. Más que nada, porque lo abre y lo cierra de la forma más relajada posible, pero entre medias aparece su lado más bailable; ese en el que rara vez falla. Aquí, salvo en la irregular ‘Poorly Coward’, en la que se le va la mano con los sonidos metálicos e industriales, se saca de la manga tres hits incontestables. ‘Unbleached’, ‘Bicep’, la cual, por cierto, ya conocíamos desde hace unos años, y ‘Grouch’, son perfectas para bailar en la discoteca más oscura de tu ciudad, y nos recuerdan lo bueno que era su álbum de debut.

Que el disco solo contenga ocho canciones, es todo un acierto, porque en él apenas encontramos relleno. Eso sí, no hay que quitarle merito, que hacer tantos temas notables no es fácil.

8

Sonny and the Sunsets – Hairdressers from Heaven

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El año pasado me reconcilié con Sonny Smith gracias a “Rod For Love”, el que, oficialmente, fue su primer trabajo en solitario. Aunque esto es un decir, porque, aunque sus trabajos vengan firmados con la coletilla de “The Sunsets”, él es que hace todo. El caso, es que, en ese trabajo, se fue directo y sin obstáculos hacia el pop. Allí no había producciones lo-fi, ni se iba a por las ramas, todo estaba en su sitio. Algo parecido a lo que pasa aquí.

Por un lado, parece que se ha olvidado del todo de la baja fidelidad, y estamos ante otro disco bien producido. No obstante, la producción ha corrido a cargo de James Mercer y Yuuki Matthews de The Shins. Así que, por esa parte, no tengo ninguna pega. Sí que me gusta menos que, en un trabajo que no llega a la media hora, y que tan solo contiene nueve temas, se vaya por las ramas en ‘The Man Without a Past’, un instrumental que tiene su punto, pero que corta toda la coherencia que tiene el resto del álbum.

Aunque se centra en el pop, “Hairdressers from Heaven” es un trabajo un tanto ecléctico. Por un lado, tenemos las canciones más directas, como las maravillosas ‘A Bigger Picture’ y ‘Searchin’’, que no desentonarían en ese trabajo en solitario que mencionaba más arriba. Pero también se decanta en algún momento por cortes más chamber-pop, como ‘Someday I’d Like to Be an Artist’ y el tema que le da título al disco, que son una delicia. Además, no se olvida de su lado más rock, y en canciones como ‘Ghost Days’ y ‘Another Life, Another Body’, saca sus guitarras más sucias a paseo. Por supuesto, no hace falta decir que es todo un acierto. Como también lo es el toque country de ‘Take a Hard Look Down the Long Corridor’, o el lado juguetón que aparece en la pegadiza ‘Drug Lake’.

Llevo años diciendo que Sonny Smith es uno de los mejores compositores de pop de nuestros días, y él lleva años corroborándolo con discos de notable alto. Así que ya va siendo hora de que se le reconozca de una puta vez.

7,9

Priests – The Seduction of Kansas

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Desde Washington D.C., Priests se han convertido en una de las grandes promesas del rock norteamericano. Su contundente álbum de debut, los puso en el mapa hace un par de años, y ahora tienen todas las papeletas para consolidarse como uno de los estandartes de la música de guitarras de su país. Aunque eso hay que cogerlo con pinzas, porque por aquí asoman bastantes más pinceladas electrónicas que en su primer trabajo. Además de toda una fusión de estilos en la que el rock acelerado y algo punk, ya no son los protagonistas.

The Seduction of Kansas” no es un trabajo fácil de escuchar. Tiene una producción sucia, y un tanto lo-fi, que hace que hace que buena parte de sus melodías más pop se queden un tanto escondidas. Pero ese es su rollo, y es lo que han buscado. Supongo que los podríamos meter en el carro del post-punk por sus guitarras y su tono oscuro, pero sería limitar un poco su música. Más que nada, porque en temas como ‘Jesus’ Son’, ‘Good Time Charlie’ o ‘Control Freak’, están bastante más abrasivos y directos. Además, en ’68 Screen’ juegan a irse al pop, y aciertan bastante.

Los seguidores de los sonidos más post-punk tienen algunas razones para darle alguna escucha a este trabajo. Es el caso de ‘Youtube Sartre’, en la que las guitarras se acercan una barbaridad a ese tipo de sonidos. Además, es la canción con la producción más limpia de todo el álbum. Algo que también se agradece. Lo bueno es que también saben utilizar la electrónica y las cajas de ritmos para irse a terrenos más oscuros. Un par de buenos ejemplos de esto son el tema titular y ‘I’m Clean’, donde fusionan las guitarras con una electrónica bastante primitiva y lo-fi. Pero si hablamos de lo-fi, hay que mencionar ‘Ice Cream’, en la que sí que se van hacia terrenos más escurridizos. Y, como son muy listos, se han dejado lo mejor para el final. ‘Texas Instruments’ es una gran canción de pop oscuro, en la que no tienen problema en resaltar la melodía y el estribillo.

Priests son una banda bastante interesante, que no se va a lo fácil, y que seduce con su rock contundente. Eso sí, yo limpiaría un poco su sonido y no sería tan escurridizo. Creo que podrían ganar puntos.

7,3

The Proper Ornaments – Six Lenins

Proper Ornaments

The Proper Ornaments es una de esas bandas que siempre me hacen preguntarme hasta cuándo se puede vivir de las mismas influencias. Más que nada porque vienen de grupos tan clásicos como The Velvet Underground, The Byrds o The Beatles. Así que, de buenas a primeras, no resulta extraño si da un poco de pereza enfrentarse a un nuevo trabajo del dúo londinense. Pero es una pereza que se va tras un par de escuchas, porque, aunque sigan haciendo lo mismo de siempre, lo hacen bastante bien, y sus trabajos siempre terminan siendo resultones.

En “Six Lenins” nos lo ponen más fácil que nunca, porque, si no contamos su primer EP, que casi era un álbum de debut, estamos ante su disco más corto. Eso sí, también estamos ante un disco bastante tranquilo, en el que solo se salen de la norma en un par de canciones. Una de ellas es ‘Crepuscular Child’, que es un tema marca de la casa, en el que la psicodelia se deja aconsejar por unas guitarras cristalinas que se terminan adueñando de la canción. La otra es ‘In The Garden’, donde se dejan llevar por su lado más ruidoso y por otra dosis de psicodelia. Por supuesto, las dos recuerdan una barbaridad a la Velvet.

James Hoare y Max Claps confían bastante en su faceta más reposada, y hacen bien, porque saben cómo hacer que funcione. Canciones como ‘Apologies’ o ‘Where Are You Now’, que entran dentro de ese mundo perezoso al que ya nos tienen acostumbrados, funcionan de verdad. Además, de la forma más sencilla posible, y con los mínimos ingredientes (una guitarra un poco más aguda en la primera y una buena melodía de teclado en la segunda). Algo que también consiguen en ‘Please Release Me’, donde se animan un poco más en el estribillo, o en el ensoñador tema que da título al disco. Pero es en ‘Song for John Lennon’, donde mejores resultados obtienen. Más que nada, porque se van hacia otro camino, y con todas las posibilidades que les da un órgano, se sacan de la manga un bonito tema de lo más minimalista.

Aunque hay algún tema como ‘Can’t Even Choose Your Name’ que no termina de cuajar, han conseguido sacar otro álbum bastante decente, con el que, al menos, seguirán estando en el candelero unos meses más.

7,2

Novedades 2019 (3ª Parte)

Novedades 2019 (3)

La primavera y el otoño son las dos temporadas donde más novedades musicales salen, y el aluvión de canciones que nos encontramos en estos meses, es bastante potente. Tanto, que la recopilación de hoy tiene 28 temas, y ninguno de ellos forma parte de los discos que han aparecido en el blog en las últimas semanas. A excepción del de Papercuts, que está en una reedición de su último trabajo, y del pepinazo de Modeselektor con Tommy Cash, todo son adelantos de discos que están por venir, o nuevos singles.

Por supuesto, aquí encontraréis nuevos temas de artistas consolidados como Vampire Weekend, The National, Hot Chip o The Divine Comedy, que sacarán disco en los próximos meses. Pero también hay adelantos de artistas más pequeños, como el de Hatchie, que es maravilloso, el indie-rock potente de Alex Lahey, o el pop ensoñador de Barrie. Además de otro hit de Carolina Durante, o la estupenda versión que hace Confeti de Odio de un tema de Teen Suicide, que ponen la cuota nacional. Y ojo con el dúo canadiense Partner, que se ha sacado de la manga un pedazo de baladón en francés.

Espero que os guste.

1. Who / Modeselektor
2. Hungry Child / Hot Chip
3. Escape From Los Angeles / Holy Ghost!
4. Lack Of Love / Friendly Fires
5. Unbleached / TR/ST
6. Stay With Me / Hatchie
7. Great Concerns / Lust for Youth
8. Ad Victoriam / Pure Bathing Culture
9. Hechizo / Confeti de Odio
10. Darjeeling / Barrie
11. Truly / Twin Shadow
12. Patience / Tame Impala
13. Face The Facts / Foxygen
14. This Life / Vampire Weekend
15. Queuejumper / The Divine Comedy
16. But I’m a Top / The Ballet
17. Blues Run the Game / Papercuts
18. On Your Own / Vacations
19. When Am I Gonna Lose You / Local Natives
20. You Had Your Soul With You / The National
21. The Weekend / Interpol
22. Am I Doing It Right? / Alex Lahey
23. I Wanna Keep Yr Dog / illuminati hotties
24. Poison the Well / Modest Mouse
25. Celebrate The Void / Sebadoh
26. Las Canciones de Juanita / Carolina Durante
27. Les aliles d’un ange / Partner
28. Song for Congress / Nada Surf

Weyes Blood – Titanic Rising

weyes blood

Tengo que reconocer que, a pesar de haber escuchado algunas de sus colaboraciones, y haber oído hablar de ella en multitud de ocasiones, nunca he seguido la carrera de Weyes Blood. Un error que subsano con “Titanic Rising”, el que es su cuarto trabajo. Y es que, el proyecto de la norteamericana Natalie Mering, es una auténtica delicia y resulta complicado dejarlo de lado una vez que entras en él. Por eso llevo unos cuantos días empapándome de su música, y viendo que me he perdido a una gran artista.

Mering es una de las muchas artistas jóvenes actuales que son verdaderos prodigios. Lleva haciendo canciones desde los quince años, toca una gran variedad de instrumentos, y no se va a lo fácil a la hora de componer. Porque, si lo analizamos bien, quizá, se la pueda meter dentro del mundo de las cantautoras, pero no es lo que imagináis. Su propuesta resulta más interesante que la de cualquier chica con la guitarra acústica. Mering se apoya mucho en el piano a la hora de componer, y eso hace que algunas de sus canciones tengan un cierto aire setentero que es una delicia. Es el caso de ‘A Lot’s Gonna Change’, la delicada balada llena de instrumentos de cuerda que abre el disco. O de ‘Something to Belive’, donde le da un poco más de importancia a las guitarras. Además de esa preciosidad llamada ‘Wild Time’.

Lo bueno de un disco como “Titanic Rising”, es que cuenta con varias facetas distintas. Además, algunas de ellas no son muy convencionales. Ahí tenemos esa ‘Movies’ que empieza de la forma más onírica posible, y acaba en una especie tormenta de teclados, instrumentos de cuerda y cajas de ritmos. O ese lado más ambiental que muestra en un corte como ‘Picture Me Better’, y en ‘Titanic Rising’ y ‘Nearer to Thee’, que son algo así como un par de interludios. Pero lo mejor viene en ‘Andromeda’ y ‘Everyday’. La primera es la balada sintética absolutamente maravillosa, y la segunda es una auténtica delicia pop en clave sixties, y la canción más animada del disco. Dejando claro que es capaz de hacer un hit sin fisuras.

Creo que no me equivoco si digo que estamos ante uno de esos trabajos que va a ocupar los primeros puestos en las listas de final del año. Algo a lo que, por otro lado, ya está acostumbrada.

8