Novedades musicales: mayo 2024

El mes de mayo ha sido un tanto raro en cuanto a adelantos musicales se refiere. Parece que nadie ha querido competir con los discos de las súper estrellas femeninas que han salido en estas últimas semanas y, al final, han sido los grupos pequeños y medianos los que nos han arreglado el mes. Y yo encantado, porque creo que ha quedado una buena recopilación en la que tenemos indie con buenas guitarras, como el de Motorists, Club 8, Laughing, o Quivers. Pero también viejos conocidos que vuelven con su power-pop de toda la vida. Ahí están Nada Surf y Kelley Stoltz. Tampoco faltan nuevas bandas que hacen propuestas muy interesantes. Es el caso del art-rock de Crack Cloud; la potencia punk de The Bug Club, o el pop delicado de Autocamper. Y sí, también hay cosas más conocidas, como Nilüfer Yanya, Cold Cave, TR/ST, The Decemberists, las Hinds junto a Beck, o esa pasada de canción tan pop que han sacado Drab Majesty.

Espero que os guste.

Perpetual Void – Winter in Orbit

Hay bandas que no sé cómo logran traspasar las fronteras de su país y llegar hasta otros territorios. Y no lo digo porque creo que haya falta de calidad en su propuesta, lo digo porque no ponen mucho de su parte a la hora de promocionarse. El último caso con el que me he encontrado es el de Perpetual Void, una banda que, en realidad, es el proyecto de Graeme Gray, un artista de Glasgow que lleva desde 2020 editando música bajo ese nombre. A partir de ahí, encontrar información suya es todo un reto. Sus redes sociales son un simple recordatorio de las canciones que va publicando, y a pesar de que lleva casi cuatro años con este proyecto, no he encontrado una sola entrevista en internet. Pero ahí está, con seguidores en ciudades de toda Europa -incluidas Madrid y Barcelona-. Aunque hay que decir que no son muchos.

La otra poca información que he podido encontrar de Perpetual Void son sus influencias. En su página de bandcamp nombra a Cocteau Twins, Slowdive, Lowtide, The Churchhill Garden, Auburn Lull, Hammock y Windy and Carl. Además, se define como una banda de Shoegaze, Dream-Pop y ambient que crea unos pasajes sonoros etéreos y emotivos. Una descripción que se adapta perfectamente a lo que nos encontramos en ‘Winter in Orbit’, el que es su segundo disco. Aunque sí tengo que decir que, por lo menos, aquí, se decanta más por el lado ensoñador y ambiental, que por la crudeza de las guitarras shoegaze. Y también que, quizá, se ha pasado un poco metiendo instrumentales de toque ambient.

Estamos ante un trabajo lleno de teclados que te arropan y guitarras que casi suenan cristalinas. Además de unas cajas de ritmos tímidas que se esconden detrás de la capa de teclados y guitarras. Y la verdad es que, con eso, y con su buena mano para dar con una buena melodía, consigue hacer cosas realmente interesantes. Ahí tenemos esa preciosidad dream-pop llamada “Alone”, que es una autentica delicia. Al igual que el etéreo tema principal o la melancólica “Brain Tremors”. Además de la delicadeza con la que ataca “Water”, uno de los muchos instrumentales que hay en el álbum. Y es que, hay que decir que tampoco hace falta que aparezca una voz para que sus canciones funcionen. Temas tan notables como “Chasm” o “Feelling Fragile” lo corroboran.

Como ya he dicho, no saca mucho la garra guitarrera, pero cuando lo hace, acierta de pleno. Porque, además, no se sale mucho del tono que tiene el resto del álbum. Simplemente pisa el pedal de distorsión para crear paisajes igual de emotivos. Ahí tenemos “Tree House”, en la que se mete de lleno en el sonido de los primeros Slowdive -podría ser su “Alison”-. O esa “Moonlit” donde las guitarras desprenden una electricidad de lo más melancólica y emotiva. Y si nos vamos a “Draining to Hollow”, nos encontramos con uno de esos temas en los que apenas se aprecia esa fina línea que separa el dream-pop y el shoegaze. Además, uno realmente estupendo.

7,6