Billie Eilish – HIT ME HARD AND SOFT

No es que sea yo muy seguidor de Billie Eilish, pero sí que me alegro de que una artista así se haya convertido en una estrella tan grande de la música. Porque, entre una chapa sobre el racismo que viene de una persona privilegiada y millonaria, y discos de pop insulso que duran más de dos horas, se agradece que alguien de esta categoría haya optado por hacer un disco de que huye totalmente de esa megalomanía que tienen este tipo de estrellas. Es algo que también ha hecho Dua Lipa en su nuevo álbum, solo que, aunque tenia buenas intenciones, le ha salido un poco regular. Todo lo contrario que Billie Eilish, que ha publicado su mejor disco hasta la fecha. Y todo esto desde el estudio que tiene en su casa y sin mil productores detrás. Tan solo su hermano FINNEAS y algunos pequeños colaboradores.

HIT ME HARD AND SOFT’ es un disco en el que la joven artista de Los Ángeles prácticamente se desnuda emocional y sexualmente. Porque, tras un primer álbum oscuro y extraño que la llevó a convertirse en la heroína de la juventud deprimida, y un segundo trabajo en el que, más o menos huyó de todo eso para entrar una madurez demasiado temprana, aquí se ha dejado llevar. Y eso ha hecho que muchas de las canciones de este álbum hablen de su sexualidad, ya que acaba de declarar que le gustan las chicas. Es más, en “LUNCH”, el que es el single del disco, dice directamente que quiere una vagina en su cara. Y ojo, porque es un temazo de pop electrónico y un hit en toda regla.

Musicalmente, estamos ante un álbum disperso en el que no hay un hilo conductor. Billie Eilish pasa de las baladas más minimalistas al pop electrónico casi sin que te des cuenta. Es más, hay veces que incluso lo hace en la misma canción. Es el caso de ‘L’AMOUR DE MA VIE’, que empieza como una balada coqueta y afrancesada, y termina con un desfase synth-pop que es una pasada. De hecho, creo que aquí FINNEAS está más acertado que nunca. El uso que hace de las bases y de los sonidos electrónicos en este trabajo es estupendo. Ahí tenemos “CHIHIRO”, que cuenta con una sección rítmica tímida y delicada. Sin embargo, aparece por ahí un sintetizador estridente que se lo come todo. O como se mete de lleno en el pop ochentero para que su hermana entregue “BIRDS OF A FEATHER”, la que es la canción más luminosa de su carrera.

Sí reconozco que las baladas de Billie Eilish me cuestan un poco más. Me parece bien que en “SKINNY” se ponga intimista y se haga un Lana Del Rey para contarnos como se sentía cuando la gente le decía lo guapa que estaba porque había adelgazado. O que hable de un triangulo amoroso en la más intensa “WILDFLOWER”. Pero lo cierto es que son dos canciones que no terminan de entrar. Sin embargo, cuando se va al AOR más épico y entrega un baladón como “THE GREATEST” sí que consigue tocarme la patata. O cuando se pone juguetona y entrega una canción reposada, pero llena de calidez, como es “BITTERSUITE”. Y luego tenemos esa “BLUE” final, que quizá le ha quedado un poco larga, pero las partes en las que aparece la caja de ritmos son geniales.

Un comentario

  1. yellowsnow77 · 24 Days Ago

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