Phantom Youth – Phantom Youth

Phantom Youth es uno de esos proyectos musicales que se han dejado caer por varias recopilaciones del blog a lo largo de los últimos dos años. La aventura en solitario de Will Evans, un artista de Tennessee que actualmente reside en Munich, y que también milita en la banda de indie-pop Stray Fossa, cuenta ya con unos cuantos singles bastante chulos. Y ahora, dos años después de publicar su primera canción, nos deja el que es su álbum de debut.

Me ha sido prácticamente imposible encontrar información de este álbum de debut de Phantom Youth. El artista norteamericano apenas publica nada en redes, y de este trabajo solo he encontrado una publicación en su Instagram en la que comenta que está dedicado a la chica que aparece en ese post. Tampoco es que Spirit Goth, su sello, sea muy activo. Aunque lo cierto es que tampoco les hace mucha falta darse bombo, porque, gracias a su catálogo, en el que encontramos nombres como Castlebeat, Darksoft, o Vulpix, se ha convertido en la discográfica por excelencia de eso que llaman dreamgaze.

Estamos ante un disco corto, que no llega ni a la media hora, y en el que nos encontramos con todos los ingredientes principales de esa nueva etiqueta que mencionaba más arriba. Es decir, por un lado, aparecen los teclados y texturas propias del dream-pop. Sin embargo, por el otro, se deja ver algo de la suciedad del shoegaze. Además, también cuenta con un punto electrónico que hace que se acerque un poco a la darkwave. Pero sí creo que, a pesar de todo esto, termina decantándose por el lado ensoñador. Solo hay que escuchar esa “2 to 3” en la que las cajas de ritmos se dejan envolver por unos paisajes de teclados de lo más oníricos y melódicos. O la melancolía que desprenden dos temas sintéticos como son “Cherish It” y “Dreams, etc”, que incluso tienen un pequeño aire a The Cure.

Supongo que la parte “gaze” del asunto viene por los temas más acelerados. Pero, aun así, sigue habiendo bastante limpieza en su sonido como para meterle en ese carro. Tomemos como ejemplo “AIIWO”, una canción en la que unas cajas de ritmos que van a toda leche se fusionan con lo que parece ser una batería real. Además de con una guitarra distorsionada de lo más tímida. Pero, al final, las que se llevan el protagonismo son las guitarras luminosas. Al igual que en “Afterworld”, una maravilla indie-pop en la que vuelve a tirar de The Cure. Incluso en “Stay And Run”, el que podríamos calificar como el corte más oscuro del disco, aparece un chorro de luminosidad. Y ojo, porque si nos vamos a “Ribs”, el tema que cierra el álbum, nos encontramos con que está muy cómodo dentro de esa darkwave que comentaba más arriba.

Un comentario

  1. yellowsnow77 · 3 Days Ago

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