Midi Memory – Far Gone And Out

No me sorprende mucho que en el H&M vendan camisetas de Joy Division. Sí es cierto que, buena parte de la gente joven que compra esas camisetas no sabe lo que está llevando, pero hay un tanto por ciento que sí sabe que es ese grupo que todas sus nuevas bandas favoritas copian. Desde hace unos años la nueva escena post-punk no para de crecer, y sí, puede que meterlo todo dentro de ese carro sea una descripción un poco vaga, pero al final es la oscuridad la que manda. Además, la mezcla tan grande, que uno ya no sabe que es la coldwave, la synthwave, o la darkwave. Al final, lo que veo, es que hace más de cuatro décadas Joy Division utilizaba cajas de ritmos y sintetizadores en temas como “She’s Lost Control” o “Atmosphere”. Y Midi Memory tiran hacia ese sonido. Aunque de una forma más pop.

Midi Memory es el proyecto más electrónico de Matt Messore, un chico de Florida que ha aparecido por aquí un par de veces con Cathedral Bells, su otra banda. Messore empezó esta nueva aventura con la idea de darle un toque más synth-pop a su música. De hecho, utiliza sintetizadores Roland de los ochenta para que el sonido se asemeje más al de aquella época. Pero no os penséis que esto es un desfile de hombreras y pelos cardados. Aquí también aparecen cajas de ritmos lo-fi, algunos bajos al más puro estilo Peter Hook, y esa voz oscura y etérea de Messore, la cual no se sale nunca del mismo tono.

Far Gone and Out’ es su segundo trabajo, y al igual que su debut, funciona mejor cuanto más sintético es. Cada vez que los sintetizadores brillan entre ese mar de oscuridad que es su música, sus canciones ganan puntos. Ahí tenemos la sombría “The Awakening”, en la que una caja de ritmos tímida se ve superada por unos sintetizadores de lo más luminosos. De hecho, esa misma caja de ritmos continua en “Hands Are Tied”, el segundo tema, pero ahí, los sintetizadores ya brillan tanto. Y sí, su propuesta resulta menos interesante. Afortunadamente, en “Infinite Desing”, deja que la electrónica se lleve prácticamente todo el protagonismo. Y el resultado es brillante. Como el de “Deep Breath”, en la que nos deja ver un synth-pop de lo más melódico y directo.

Estoy un poco harto de ese post-punk, o como lo queráis llamar, en el que las baterías van a toda leche y convierten la canción en algo de lo más lineal. Es un poco lo que hace Messore con su otra banda, y de lo que se contagia aquí en varias ocasiones. No le veo mucho sentido a meter una canción como “Angel of Death”, que suena más a The Drums que otra cosa. Un sonido que lastra también un tema como “Give Up The Ghost”, que funciona mejor cuando pisa el pedal del freno. Sí se puede decir que le sale bien en cortes como “Eternal Dream” y “All the Way Out”, donde termina ganando el lado más pop. Además, en la segunda, la caja de ritmos suena mucho más a los 80. Una década que también protagoniza “A Stitch In Time”, el entretenido tema final.

7,2