Vampire Weekend – Only God Was Above Us

No voy a negar que Vampire Weekend son una de mis bandas favoritas. Y es que, el grupo neoyorquino -aunque sus miembros estén repartidos por otras ciudades del mundo, siempre serán de allí-, me lo pone bastante fácil. Sus discos son más que notables, y alguno, como ese ‘Modern Vampires Of The City’ de 2013, son autenticas obras maestras. Es más, ese supuesto revés que supuso ‘Father of The Bride’, tiene una buena cantidad de canciones notables. El fallo es que era excesivamente largo. Pero también es cierto que sacan disco cada cinco o seis años, así no saturan mucho con su música y hacen que cada trabajo suyo sea un acontecimiento. Y más si es uno tan bueno como este ‘Only God Was Above Us’ que publican hoy.

El quinto trabajo representa una vuelta al sonido de sus tres primeros discos y a Nueva York. Aunque con muchos matices. El álbum está inspirado en la ciudad que los vio crecer, pero lo hace de una forma un tanto melancólica. No obstante, se han fijado en el Nueva York de los ochenta y los noventa. Solo hay que ver su portada, que está protagonizada por una vieja fotografía de Steven Siegel en la que se puede ver el titular del periódico que da nombre al disco. Además, la historia es bastante curiosa, ya que proviene de un artículo del New York Daily News de 1988 donde se habla de un sobreviviente de un accidente aéreo en Hawaii. Y de esas historias de la Gran Manzana está lleno el álbum. Como la del tema “Mary Boone”, que trata de una famosa marchante de arte de los ochenta que acabó en prisión.

Si nos vamos al plano musical, nos encontramos con sonidos que pueden recordar a tiempos pasados. Pero lo bueno es que evitan la copia. Ahí tenemos la extraña “Connect”, que cuenta con un ritmo de batería que remite a su primer álbum. Aunque luego la canción tira hacia una especie de free-jazz de lo más raro. O la ya mencionada “Mary Boone”, la cual se regodea en el sonido espiritual que tenia “Ya Hey”, pero van más allá y sorprenden con un ritmo dance sacado del “Back To Life” de Soul II Soul -el grupo británico aparece en los créditos-. Y la mezcla es alucinante. Además de encontrarnos en varias ocasiones con esas guitarras afiliadas y casi punk de sus comienzos, o con su pasión por la música clásica más barroca. Eso sí, todo esto, con una visión nueva.

El gran fallo que tenía el anterior trabajo de Vampire Weekend era su duración y dispersión. Ezra Koenig se volvió un poco loco con su rollo hippie de Los Ángeles y se le fue de las manos. Aquí, por el contrario, van directos al grano. Y lo que es mejor, por el camino, nos dejan una buena cantidad de hits. Ahí tenemos la vibrante “Ice Cream Piano”, que abre el disco recordando bastante a su primer trabajo. O esa “Gen-X Cops” y su guitarra potente, en la que se saltan su norma del “no a la distorsión”, y su ritmo trenecito. Además de la preciosa “Capricorn”, la cual ensucian cuando llega el turno de su estribillo redondo. Y si nos vamos a “Classical”, nos encontramos con una pequeña locura en la que los ritmos bailongos se fusionan con un saxo y un chorro de psicodelia.

Creo que también se podría decir que tiran hacia caminos que no han explorado antes. Es el caso de “Prep-School Gangsters” que, por un lado, sí puede recordar a su rollo más afro-pop, pero esas guitarras suenan del todo a los cincuenta. Y lo hacen estupendamente, porque es uno de los grandes momentos del disco. O de “Pravda”, donde dejan que su pop se vuelva mucho más minimalista que de costumbre. Aunque, sin duda, la gran sorpresa llega con “Hope”. Empezando porque se va a los ocho minutos, convirtiéndose así en el tema más largo de su discografía. Pero lo más importante es que estamos ante un tema de pop-rock bastante obvio -se basa en una sucesión de cambios simples y en un ritmo 4×4-. Y lo más increíble es que funciona a la perfección como cierre. Es más, se hace corta.

8,4