Bill Ryder-Jones – Iechyd Da

Bill Ryder-Jones dejó The Coral, banda que fundó a los 13 años, tras cinco discos y una multitud de conciertos. El motivo fue una depresión y una agorafobia que le impedían subirse a un escenario para tocar sus canciones. Fue en ese momento cuando se retiró a su granja en la península de Wirral, al noroeste de Inglaterra. Allí, se montó un estudio y, desde entonces, se ha hecho con una carrera en solitario de lo más ecléctica. Además, también se ha convertido en un productor de renombre. Ahí tenemos su buen hacer en los discos de By The Sea, o en esa joya que publicó Michael Head en 2022. Y ahora, tras cinco años sin editar disco, una pandemia que provocó una ruptura sentimental, y las batallas con su salud mental, vuelve con el que es el álbum más ambicioso de su carrera.

Iechyd Da’, que significa “buena salud” en galés, es un disco que suena bastante optimista. Sobre todo, teniendo en cuenta esas condiciones en las que fue escrito. Aquí, Bill Ryder-Jones hace todo lo posible porque las canciones estén vivas y suenen luminosas. Así, lo llena todo de cuerdas que, en algunos casos remiten a la música disco, como en “This Can’t Go On”, que empieza fusilando un hit de 1978. Todo un temazo lleno de épica que, sin embargo, habla de esa agorafobia que le acompaña desde su infancia. Pero lo hace de una forma casi liberadora -«I walked all night to The Killing Moon /Got to get it right, got to get it right and soon /I feel a little better but I’m off on one»-. O de repente sorprende con un coro infantil que lo llena todo de belleza -imposible no emocionarse cuando entra en “It’s Today Again”-.

Bill Ryder-Jones hace todo lo posible para que estas canciones suenen lo mejor posible. Y lo cierto es que lo consigue en prácticamente todos los temas. De hecho, nada más empezar, sorprende con “I Know That It’s Like This (Baby)”, donde mete un sampler de “Baby”, una canción compuesta por Caetano Veloso que en su día cantó la artista brasileña Gal Costa. O deja que las cuerdas cojan ritmo para dar con un directo y precioso tema de chamber-pop como es “If Tomorrow Starts Without Me”. Pero también acierta cuando está más contenido. Ahí tenemos “I Hold Something In My Hand”, que tiene una primera parte que funciona muy bien con apenas una guitarra y una tímida batería. Eso sí, en su tramo final, no puede evitar acordarse del ‘Pet Sounds’ y sacar las cuerdas a paseo.

No sé si era su intención, pero en algunas canciones del álbum se acerca bastante a las producciones que hacia Dave Fridmann para bandas como Mercury Rev o The Flaming Lips. La ya comentada “This Can’t Go On” es una de ellas, pero también se aprecia bastante en la preciosa “We Don’t Need Them”, una canción que no desentonaría en el ‘Hatede The Delgados. Algo que también se podría decir de “Nothing To Be Done”, un tema más oscuro y sucio que, sin embargo, suaviza con esos coros infantiles que aparecen de nuevo. Y si nos vamos a “Thankfully For Anthony”, nos encontramos con una hermosa balada que también reincide en ese sonido arropado por unas cuerdas épicas. Eso sí, no quiero olvidarme de “Christinha”, un tema en el que se olvida de la grandilocuencia y se deja llevar por un pop más convencional. Y es fantástico.

8,1