Dehd – Poetry
Lo confieso: Dehd son una de mis bandas favoritas de la actualidad. El trío de Chicago me vuelve loco desde que cayó en mis manos ese ‘Flower of Devotion’ que publicaron en 2020. Su indie-rock, sencillo, pero lleno de frescura, es de lo más irresistible. Además, me gusta que no sean nada efectistas. Con una guitarra, que suele sonar limpia, y casi surf, una batería de la que sacan unos ritmos de lo más chulos, un bajo que se compagina a la perfección, y esas armonías vocales obra de Emily Kempf y Jason Balla, tienen suficiente. Aunque se supone que en este trabajo han querido experimentar un poco más. Pero no os preocupéis, que esa experimentación apenas se nota y siguen siendo esa banda que muchos adoramos.
Las canciones de ‘Poetry’ nacen de un viaje por carretera que hicieron por Estados Unidos. Paradas en sitios remotos, como Taos (Nuevo México), o Puget Sound (Washington), se convirtieron en sesiones de escritura para componer las canciones de este álbum. Aunque sí es cierto que luego se terminaron grabando en un estudio de Chicago durante una tormenta de nieve. Lo que resulta de lo más curioso, porque muchas de ellas siguen mostrando esa calidez que caracteriza al grupo. Aunque también es cierto que hay algún tema más oscuro. Como esa “Forget” que cierra el álbum entre guitarras shoegaze y nostalgia pop. O esa energía más punk y sucia que muestran en “Shake”. Y hay que reconocer que no les sienta nada mal endurecer un poco más su sonido.
Dehd se han dejado ayudar por primera vez en carrera por un productor externo. El elegido ha sido Ziyad Asrar de Whitney, que ha producido el álbum junto a Balla. Y supongo que él es el que ha guiado a la banda para meter algunos nuevos elementos sonoros. Es el caso de una caja de ritmos que se asoma de vez en cuando. Como en “Hard To Love”, donde se fusiona con la batería de Eric McGrady y crea una atmosfera alucinante. O en “Necklace”, que es una extraña mezcla de sonidos americanos, guitarras grunge, y electrónica contenida. Aunque donde mejor funciona esa caja de ritmos es en “Dist B” y “Knife”. En la primera, porque los lleva hacia un pop de lo más delicioso y pegadizo. Y en la segunda porque los mete de lleno en un sonido algo extraño, pero muy atrayente.
Parece que el relativo éxito que tuvo “Bad Love”, uno de los mejores temas de su anterior trabajo, ha servido de inspiración de alguno de los cortes de este álbum. Es el caso de “Dog Days”, que abre el disco con un chute de energía casi punk. O de esa “Light On” tan luminosa en la que se sacan de la manga una de las mejores melodías del disco. Además de uno de sus estribillos irresistibles. Aunque para irresistible esa “Mood Ring” que, por sus guitarras del principio, parece que va a ser una canción más dura. Pero no, al final es una de esas gemas de pop retro en las que la voz de Kempf se convierte en protagonista. Y si hablamos de pop retro, hay que mencionar esa preciosa balada llamada “Alien”, que nos muestra una especie de duelo vocal entre unas guitarras nítidas y preciosas.
8.1
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